martes, 16 de mayo de 2023

EL FALUCHO “SAN MANUEL” ATRACADO EN EL MUELLE DEL MIRAMAR.

Artículo publicado en el periódico La Higuerita  15-5-2023

Falucho "San Manuel", atracado en el muelle del Miramar en 1947.
Foto cedida por Paco Delmo.

 Fue en 1928, cuando la barriada de Punta del  Caimán se unió al núcleo urbano de Isla Cristina a través de un pequeño puente de madera que posibilitaba el paso a pie de una a otra orilla, este hecho, propició una mejor comunicación entre ambos lados, y el movimiento de personas, sin tener que utilizar barquillas para cruzar de un lado al otro el Caño del Cepo.

Este Caño de ría, tenía su entrada hacia tierra justamente donde hoy se encuentra el Puerto Deportivo y moría en los Huertos, casi a la altura donde hoy se encuentran los edificios de las torres de la playa. El puente, cruzaba suspendido sobre el agua con una forma curva de norte a sur y estaba enclavado más o menos, donde hoy se encuentra el Monumento al Marinero, de ahí ese dicho popular de los viandantes, sobre todo los residentes en la barriada puntera, que aún hoy,  siguen diciendo cuando  vienen al centro: “vamos pal pueblo” o “vamos pa La Punta”, un símil a lo que ocurre hoy día con Sevilla y Triana.

La única edificación que existía en la parte en la orilla norte que daba a la población, era el Miramar,  y justo delante de su puerta principal, hacia levante, de norte a sur, existía un pequeño muelle de hormigón donde los barcos atracaban para cargar y descargar justo antes de la bocana que daba a la ría Carreras y a unos 30 metros aproximadamente, más hacia levante, se ubicaba el inicio del puente.   

Hoy publicamos esta interesante fotografía que hemos recuperado y que nos muestra con gran claridad el muelle del Miramar con un sombrajo delante del edificio y donde se encuentra atracado un hermoso falucho de “Vela Latina”, llamado “San Manuel” popularmente conocido como “El Falucho”, propiedad de Francisco Delmo Mena, natural de Estepona.

La imagen corresponde a finales de 1947. Curiosamente el barco está pintado de negro por el fallecimiento de su propietaria Gertrudis Escobar Sosa.  El personaje que aparece también vestido de luto por su madre difunta es Manuel Delmo Escobar, hijo de los propietarios.  

La principal actividad de este falucho, era la pesca de sardinas, caballas, la modalidad de arrastre y los mechillones (chirlas). En ciertas épocas, Francisco Delmo, el armador, se dedicaba a la compra de grandes cantidades de  mechillones y los vendía en Sanlúcar de Barrameda, Cádiz y Tánger.

Me cuenta Francisco Delmo González-Barrero, (Paco Delmo), nieto del propietario, que a su abuelo, le había tocado la lotería en Tánger y con ese dinero pudo realizarle una obra a su barco,  montándole un motor de 18 CV de la marca SKANDIA, con lo que dejó de depender de la vela,  aunque la siguió utilizando.

Tanto el puentecito de madera, como el muelle del Miramar, dejaron de ser funcionales a finales de los años 50, tras la construcción de dos muros de contención que se utilizaron para cegar las aguas del Caño del Cepo con una draga que rellenó su cauce.  Dichos muros, el de poniente, limitaba con la ría,  y partía desde el astillero de Demófilo Vitorique, hasta la orilla del Cantil, y el de levante, desde el mismo Miramar hasta la Punta del Caimán, lo que es hoy la valla del colegio Reina María Cristina.  

Hasta la década de los años 90 en Caño del Cepo retuvo agua estancada quedando como una marisma o “zapal”,  que se fue rellenando poco a poco con los escombros y residuos de los derribos y las construcciones  así como todo tipo de basura que convirtieron la zona en un autentico vertedero y que con el paso de los años, dio lugar a toda la zona hoy edificada y que comprende el Monumento al Marinero, la Avenida del Carnaval, el Conservatorio, Parque Central, el Supermercado Mercadona y todas las edificaciones posteriores en aquel entorno.


martes, 2 de mayo de 2023

La familia Monclova y el origen del “Quiosco de Las Castañas”

Articulo publicado en el periódico La Higuerita 1-5-2023

José Monclova y Sierra Lopera, propietarios del Quiosco de Las Castañas junto a su nieto Jesús 

A largo de los tiempos y desde el nacimiento de la antigua Higuerita, el número de  habitantes de Isla Cristina siempre fue aumentando paulatinamente, gracias al trabajo que nunca faltaba, en la extracción, elaboración  y la transformación del pescado.  

Las características históricas y geográficas de Isla Cristina, poco a poco  convirtieron aquel pequeño núcleo de colonos que vivían exclusivamente de la pesca y su trasformación, en una urbe que necesitaba mano de obra y que llegaban de los pueblos de los alrededores y la vecina Portugal,  así como también de profesionales en otras materias desde otros muchos lugares de la geografía española. 

Adentrados ya en la mitad del siglo XX, una de esas familias que llegaron a Isla Cristina, fueron el matrimonio de feriantes formado por José Monclova Gallardo, natural de Algeciras (Cádiz), él montador del “Circo de La Alegría”,  y Sierra Lopera Cubero, turronera, natural de Cabra (Córdoba) que buscando un mejor porvenir para sus hijos, (Rosario, María, José y Paqui) y atraídos por la gran actividad comercial que en aquellos años había en la localidad, decidieron asentarse definitivamente en Isla Cristina.

Este matrimonio se conoció mientras trabajaban en las ferias de los pueblos de Andalucía, y estando Sierra en estado de buena esperanza de su primera hija Rosario, reclutaron a su marido José para ir a la guerra. Al finalizar la contienda,  ya tendían dos hijas, en ese periodo había nacido María.

El General de la 2ª Región Militar, José Martin Prat, que conocía bien a José Monclova lo contrató para trabajar en un cortijo de su propiedad, llamado Platero,  como encargado de un molino de aceite y a su esposa Sierra Lopera,  como cocinera.

En la aldea “El Garabato”, en término de La Carlota (Córdoba) nacieron dos hijos más, José y Paqui. Con la llegada de estos dos hijos, Sierra no podía atender la cocina del cortijo y decidieron volver a trabajar en la feria, pero había un problema, a José Monclova, trabajando en el molino de aceite, hacía tiempo que se le había caído la cartera en el  alpechín (liquido oscuro de color negro y olor desagradable. Mezcla del agua usada para lavar las aceitunas) y había perdido toda la documentación. Al estar indocumentado, el general Martín Prat le facilitó un documento como salvoconducto para que no tuviera ningún tipo de problemas al desplazarse con toda tranquilidad entre los pueblos.

Documento facilitado por intercesión del General José Martín Prat, firmado por el Gobernador
 y que utilizó la familia Monclova Lopera como salvoconducto para poder visitar las ferias. 


Al principio, recorriendo las ferias de los pueblos con una noria y una caseta de tira pichón, pasando los inviernos entre Villalba del Alcor (Huelva) y Valverde del Camino (Huelva).  En Villalba  se casa su primera hija Rosario y María lo hace en Valverde donde se quedan a vivir.  José y Paqui continuaron de feria en feria con sus padres, que ya se habían percatado de la capacidad económica de los isleños, donde corría la “monea”,  ya que por una peseta, ofrecían cuatro viajes en la noria que poseían en Villablanca, y sin embargo, al llegar a Isla Cristina con una peseta solo daban dos viajes.  

José Monclova Gallardo junto a su hijo José,  entre la chiquillería  junto a su noria instalada en
el antiguo terraplén de la Cofradía de Pescadores situado en la Gran Vía de Román Pérez
entre las casas de los alcaldes Juan Mirabent y Emiliano Cabot.
Al fondo se observa la caseta de tiro junto a las casas de la C/ Doctor Fleming.   


En todo ese periodo iban y venían en cada fiesta, y es en 1961, cuando deciden quedarse definitivamente a vivir en Isla Cristina, donde instalaron un pequeño puestecito de castañas junto al “Quiosco de Faustina” y frente al “Bar Rocío” (en la Gran Vía de Román Pérez).   

Posteriormente, al ver que su negocio comenzaba a funcionar, José Monclova,  solicitó al ayuntamiento un solar al final de la calle 29 de julio y principio de “El Mundo Nuevo” o “Barrio Nuevo” siéndole concedida una pequeña parcelita donde al principio ubicó una caseta de feria. Aquel lugar se convertiría en la vivienda de los Monclova Lopera y en el popular y conocido “Quiosco de las Castañas”, donde Sierra, la madre asaba castañas y las vendía por una ventana de aquel quiosco de madera pintado de azul, habilitando el resto como  vivienda.

Con el paso de los años, aquel lugar donde vivieron y se ganaron la vida,  “El Quiosco de Las Castañas” pasó a ser conocido como un punto de referencia para los isleños, casi como lo son hoy “El Miramar”, “El Matadero” o “El Molino”, enclaves que sin existir actualmente, son emblemáticos y significativos dentro de la geografía local.

Tanto José como Paqui Monclova Lopera, encontraron también el amor en Isla Cristina. Pepe como popularmente es conocido casó con la isleña María Rodríguez González,  hija de “Antonio el de Justa” y Paqui, con Francisco Núñez Mirabent “El Garapao”.

Documento Militar, acreditativo en favor de D. José Monclova Lopera, y que lo acreditaba como
Mecánico Montador Elemental para vehículos de Ruedas


Fue realizando el Servicio Militar en 1965 donde Pepe Monclova, el hijo varón de los feriantes  José y Sierra, realiza un curso de Mecánico Montador Elemental para vehículos de ruedas en la Escuela Regional de Automovilismo en Sevilla y adquiere los conocimientos necesarios que le valieron en la vida para convertirse en un buen mecánico y encauzar su vida civil posteriormente como mecánico de frigoríficos y lavadoras, profesión que realizó hasta su jubilación.

Una anécdota que nos parece graciosa y curiosa,  es la que coincidiendo Pepe Monclova en el Servicio Militar con el isleño Manuel Hernández Cabot, la madre del primero,  le entregó al segundo una bolsa con chacinas para que se la hiciera llegar a su hijo. Ya montado en el tren coincidió con un grupo de amigos estudiantes isleños, entre los que se encontraban Francisco Elías Rodríguez y  dos nietas de Román Pérez, que en un descuido le abrieron la bolsa que llevaba Manolo Hernández y se comieron toda la chacina. Para Hernández fue un gran disgusto  que nunca olvidó y pasado los años, nada menos que diez, un día que Pepe Monclova fue a realizar un trabajo en su casa, a cambio de aquella bolsa que no pudo entregar, le hizo llegar una lata grande de primera calidad de anchoas del Cantábrico que Pepe, recogió con agrado.

Los Monclova, han dejado impregnado su apellido en el origen del Quiosco de Las Castañas de Isla Cristina, pero también por su forma bondadosa de ser, buenos isleños, comprometidos con nuestras fiestas más tradicionales como son el Carnaval y El Rocío,  y que se han ganado el respeto y cariño de sus conciudadanos.  

sábado, 15 de abril de 2023

“EL DESARROLLO DE LA PESCA EN ISLA CRISTINA”

 Articulo publicado en el periódico La Higuerita 15-4-2023

Postal del Puerto de Isla Cristina (Muelle Parodi) 

Isla Cristina tiene historia, y argumentos de sobra para llenar de contenido diez museos. Por ello, quisiera desgranar y transcribir algunos datos que he recuperado y que  fueron publicados en 1921 en la prensa1 local, hace ciento dos años, en un certamen literario, y que aunque pudiera contener en su inicio algún tinte novelesco o de fábula, no descarto la veracidad de la trasmisión oral del barco “Zingara” y su patrón “El Calamés”, a la que habría que sumar también,  los pescadores  que asentados en la playa de Montegordo  (Portugal) arribaron también a esta orilla, y  la autenticidad de los hechos posteriores, que son de vital importancia para el conocimiento y la divulgación de nuestra historia industrial y pesquera.

A los pocos años del primer asentamiento en 1756, en La Real Isla de La Higuerita, ya se había reunido un número importante de personas que dieron lugar a una población regular en chozas y barracas donde se salaba el pescado para su comercio.

El articulo nos narra, que entre los años de 1789 al 1790 desembarcaron en el islote (La Higuerita) un corto número de catalanes, marinos todos de un tosco y mal fraguado barco pintarrajeado en los colores blanco y negro,  y que lucía en la banda de estribor el nombre de “Zíngara”,  su patrón era conocido con el sobre nombre de “El Calamés”, hombre rudo que se dedicaba en ir buscando sitios de abundante pesca para cargar su barco y volver con su carga para hacer la venta del fruto de su pesca salada en los puertos de Levante. En sus primeras correrías, aquellos pescadores utilizaron el cordel, o sea, el anzuelo encebado por la tripulación y que solamente pescaron melvas, bonitos y caballas, prometiendo volver a la siguiente temporada con redes para la pesca de la sardina y pescado corto. Llegado éste, no ya solo volvieron ellos, sino que unidos a estos llegaron un centenar de valientes marinos poblando la parte más resguardada del asentamiento.

Boliche (arte de pesca) Fuente: Centro de ediciones de la Diputación de Málaga. 

En el año 1793 había tres boliches; artes compuestos por una banda de red de unos 30 metros de largo por tres de alto que apregilaba a estilo de la “lavada”, estos constituían los artes pesqueros de la época, siendo  embarcados en pequeños botes de ocho remeros y otra tanta tripulación que tiraba de las cuerdas que estos llevaban a la arena. La pesca de estos artecitos, por la abundancia que había, siempre fue pródiga. Uno de los problemas con los que los catalanes tuvieron que luchar fue conseguir mercado para sus pesquerías en fresco en los pueblos de Ayamonte, La Redondela y Lepe, sitios donde podían llevar su mercancía, por carecer de sitio para su conservación.  Este tipo de artes se utilizaron entre 1793 a 1814 donde fueron proliferando el número de ellos, llegando en el último año reseñado  a 16 artes, todos con perfeccionamiento y correcciones que se les iban realizando y que servían de estimulo a aquellos pescadores y a las nuevas empresas. En el año 1820, ampliaron con unos 25 metros de red por banda, aumentando también el largo del “calamento” a unas cuerdas más, denominándoseles “barcas”. Las embarcaciones fueron mayores y por lo tanto, mayor el número de personal. Poco a poco fueron desapareando los “boliches” y trocándose por barcas de mayor envergadura.

Pescadores embarcan la red de boliche o jabega en una barca.


En 1827 fue transportado, de procedencia valenciana un arte de red finísima que bautizaron con el nombre de “sedal” o “trasmallo”; arte que consistía en una red sumamente fina de unos 40 milímetros de mallaje y que conseguía coger las sardinas amalladas por la agalla, el peralto de estos era de cinco brazas por 15 de largo en su generalidad. Posteriormente, fueron extendiéndose estos pescadores por toda la costa, formándose con todo el personal disperso desde la Isla de La Higuerita hasta Huelva, por la parte de Levante e igualmente por el lado de Poniente hasta Portugal, grupos de familias, dejando en los meses de enero a marzo abandonada La Higuerita hasta que nuevamente la primavera les hacían regresar para continuar las faenas en las “barcas”.

1832 fue un año de mucha abundancia de sardinas, y vista la imposibilidad de transporte de este pescado en salazón, fueron muchos los pescadores que a la temporada siguiente se dedicaron exclusivamente al ramo salazonero obteniendo un lúcido lucro, cundiendo la voz,  y muchos comerciantes valencianos y catalanes establecieron dependencias para dedicarse a tal fin. 

Levantá de  Almadraba. Foto de Archivo

Desde 1835 a 1839 hubo escasez  de sardinas y fueron muchos de los antes mencionados que abandonaron el islote dejando sus almacenes cerrados para volver a abrirlos en cuanto hubiera otra oportunidad, de pesca y regresar de nuevo. Muchos de los pescadores de las “barcas” aprovechando esa situación de falta de sardinas abandonaron también sus cabañas y chozas para incorporarse a las dotaciones de las almadrabas por todo el litoral hasta Cádiz, la de Zahara, la de Conil y el Puerco, así como en la costa lusitana.  Las almadrabas consistían en un arte tipo “boliche” de unas 500 brazas, con un mallaje de 12 pulgadas, fabricadas con esparto y un seguido arte llamado cintillo, para la copeada de poco menos tamaño y algo más tupido en su mallaje. Estos artes pescaban con señales que se hacían desde las torres que había en la costa. La llegada de los atunes, era algo difícil de ver y que solo los expertos detectaban por los colores de las aguas al paso de estos en cantidades. Así pasaron los años desde 1840 a 1851, años en los que poco evolucionó este rincón por la falta de pesca y personal, ya que el trabajo estaba fuera de estos alrededores.

En el año 1852, formaron sociedad varios de los pescadores más pudientes y algunos de Huelva para calar una almadraba por acciones, a la que contribuyeron un número de 200 hombres,  echando al agua la “Almadraba de La Tuta” que enfrontaron con el pueblo a una altura de dos brazas de agua, optando para ello el estilo valenciano o sea, “de puertas” cuya pesca consistía en la operación diurna, echando la  “puerta” (trozo de red que servía para tal fin) una vez puesto el sol. Capitaneó esta almadraba don Francisco Farelo de Huelva y como segundo don Emilio Columé, siendo bueno el resultado de la prueba de aquel año, llegando a la cifra de 7000 los atunes pescados que obtuvieron un valor aproximado de 3.75 pesetas cada uno. Esta almadraba solo pescaba el paso de los atunes a su retorno, es decir, de revés. Este arte también era de esparto, fabricado por mujeres que se dedicaban todo el año a estas constantes operaciones. Sus largos de “raberas” eran de 2500 metros, siendo el mallaje de 27 pulgadas, de 18 la “legitima”, 9 el “buche” y 3 la “muerte” o “copo”. Este auge hizo que el ya crecido pueblecito con este nuevo medio de vida fuera resurgiendo del estancamiento ante la falta de sardinas.

Pasaron algunos años hasta que fueron introduciendo mejoras en los artes siendo una de las principales la sustitución de la “puerta” por “endiches”, otro trozo de red en forma ratonera, que tenía la propiedad de pescar continuamente sin necesidad del cierre. Esta mejora fue copiada de las almadrabas portuguesas.

Almadraba de Las Cabezas 1920


En el año 1865, siendo capitán don Emilio Columé fueron caladas dos almadrabas más que denominaron “Las Cabezas” y “El Terrón”, que capitanearon don Francisco Nené (portugués) la primera,  y don José Sampayo de Isla Cristina, la segunda, bajo la inspección de don Emilio Columé que capitaneaba “La Tuta”.  El resultado positivo de estas dos últimas fue desastroso, suprimiéndose la salazón de ambas en el año 1867.

Galeón  a remos traído desde Galicia  por el armador isleño Salvador Romeu1867


Ese mismo año don Antonio Mirabent, Don Sebastián Casañas y don Hipólito, formando sociedad, calaron un arte de procedencia gallega que llamaron “galeón” arte que fue confeccionado en Isla Cristina por un armador gallego llamado Nicolau y otro de nombre Juan Caraballo, quien una vez terminado lo patroneó. Formaba el arte 9 paños de redes por banda, de un  mallaje de 7 y medio por cuarta, haciendo un total de 36 paños entrando la “copiada” de red algo más tupida. Este arte fue afortunadísimo para la pesca y no pasaron más de tres años cuando ya había un número de 6 o 7 en construcción, los que patronearon don Francisco Arbucias, don José María “El Puíta”, don Tiburcio Maneli y don Rodrigo, siendo la pesca pródiga en los autos que anteceden al 1880 y poco a poco se iban perfeccionado estos artes. La red era fabricada por las mujeres en su mayoría, lo que suponía mucho el tiempo que había de invertirse en la confección de un arte.

Galeón Betis, atracado en el Puerto de Isla Cristina
en las labores de subir a bordo el arte de pesca por la tripulación

Creció el fomento y la industria considerablemente siendo muy solicitada la conserva del prensado y mojama, alcanzando la casi formada Isla Cristina, preferencia ante otros mercados. En el mismo año de 1880, por los patrones de los “galeones”, se confeccionó un arte para la pesca de “arrastre” por medio de embarcaciones que denominaron “parejas” y que fueron muy útiles para la obtención del pescado blanco. El estilo de arte de “pareja” era de fácil construcción; consistiendo este en una bolsa parecida a un “jalabar” de cuyos lados se desprenden dos bandas de 20 metros de red clara a la que prenden los “calamentos”, cabos, que sujetos a los barcos que la conducen, tiran de la red.  Estas artes facilitaron bastantes beneficios al pueblo en los tiempos de poca pesca de sardinas y en los meses de enero a marzo,  y en ellos,  se invertían un considerable número de personas.

Pasados unos años, en 1899, por iniciativa de los más inteligentes en la armaduría de las artes, se puso en proyecto el “arte de tarrafa” que consistía en la ampliación del “arte galeón” con unas ocho cuarteladas de red de 27 brazas a 100 mallas en cuarta, terminando con una “copeada” de 30 paños de mallaje de 18 y 30 brazas de peralto. La construcción de este nuevo arte fue un éxito y lo primeros en adoptarlos fueron los Sres. don Juan Zarandieta, don Juan Zamorano y don José Borrelle. La pesca siguió su auge y se constituyeron fábricas de conservas siendo la primera la de don Juan Martin Cabet, segundándole los señores sobrinos de T. López y don Serafín Romeu. 

Galeón a Vapor Segundo Román década de 1910 

Siguiendo el curso, pasado los años,  en 1905, se trajo por el industrial Juan Martín Cabet un vapor construido en Vigo de tipo especial para “tarrafa” al que secundaron otros industriales contando por aquellos años Isla Cristina, sobre unos 28 de estas artes. Las almadrabas siguieron su constante mejoramiento, sustituyéndose en la red todo el esparto de que antes eran dotadas por abacá y cáñamo,  y variando todas las medidas y que eran “legitima” 23 pulgadas, “buche” 4, “copo” 4 y “rabera” de mallaje de un metro. El largo de la mayoría de las raberas era de 5000 metros aproximadamente.

Estos datos centenarios, nos exponen con claridad la gran trasformación y evolución pesquera de la antigua Higuerita, un progreso que convirtió a aquella colonia de pescadores en un referente industrial y pesquero con una situación envidiable.  A lo largo todo el siglo XX, la pesca y la industria en Isla Cristina siguió con un rumbo ascendente, a pesar de las crisis y los cambios obligados por las circunstancias, adaptándose a los tiempos que fueron marcando y diversificando su actividad.

Mujeres estibadoras de la fábrica de Cordero y Mantell, años 20 del siglo XX


Un siglo después, la economía isleña sigue sostenida por los pilares de la Pesca y  su Industria, que la convierten en el primer Puerto en capturas en fresco de Andalucía y el segundo de España, además del Turismo y  la Agricultura. 

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­1.- Semanario La Higuerita 9-1-1921.

 

domingo, 2 de abril de 2023

José Alsina Subirá y Guillermo Nieto Guerrero, autores de la primitiva imagen y del paso que portó a Padre Jesús del Gran Poder de Isla Cristina.

Articulo publicado en el periódico La Higuerita  1-4-2023 

Jesús del Gran Poder en su paso con las andas en el suelo dentro de la capilla
del Grupo Escolar Ntra. Sra. de los Ángeles. 

En un anterior artículo publicado en LA HIGUERITA,  1 de marzo de 2021, coincidiendo con el centenario de la bendición de la primitiva imagen de Ntro. Padre Jesús del Gran Poder, desaparecida en 1936,  y que presidía la Capilla del Grupo Escolar “La Ermita”, hacíamos referencia, al descubrimiento de la autoría hasta aquel momento desconocida,  del autor de dicha imagen, el escultor con taller en Madrid José Alsina Subirá, según la pista que nos aportaba  un artículo publicado en el Heraldo de Madrid. 

Tras hacer diferentes averiguaciones, conseguimos ubicar su taller en varias direcciones de la capital de España,  y en diferentes años, así como la autoría de un número importante de obras repartidas por la geografía nacional así como en la iglesia Jesuita de la ciudad de Lima (Perú), donde a finales del siglo XIX ya había realizado un San Ignacio de Loyola de magnifica ejecución. Me lamentaba en aquella ocasión, de que no hubiera nada escrito sobre este artista español de la imaginería y la escultura, y solo había podido acceder a pequeñas referencias y varias fotografías de algunas de sus obras.  

Imagen de San Ignacio de Loyola, obra realizada por José Alsina Subirá que se encuentra
en la iglesia de San Pedro en la ciudad de Lima (Perú) Foto: Revista IHS 

En esa búsqueda infructuosa, donde aún desconocemos su lugar de nacimiento y fallecimiento, hemos podido toparnos con un dato importante y que nos facilitará poder seguir investigando sobre el imaginero Alsina Subirá, ya que todo apunta a que tras la realización de la imagen del Nazareno de Isla Cristina, desconocemos la fecha exacta, marchó a América. Nos da fe de ello,  el Anuario Nacional Peruano1,  donde nos afirma que el 3 de enero de 1930, don José Alsina Subirá, fue nombrado Jefe de la Sección de Escultura y Madera de la Escuela de Artes y Oficios de Lima, capital del Perú. 

La primera salida2 procesional del Señor de Isla Cristina, tuvo lugar el 25 de marzo de 1921, intuimos que sobre unas andas desde la que desconocemos su autoría, y no es hasta 1924 cuando según la prensa local se estrena un nuevo paso tallado.  Este paso, fue obra del tallista dorador Guillermo Nieto, un dato que ya conocíamos y que fue publicado en la prensa local,  y que también recoge Juan Antonio Columé Breval en su libro “El Señor de Isla Cristina, vida de una cofradía”  el nuevo3 “paso” es una cosa artística en grado sumo y de un valor absoluto; por su trabajo admirable, por su excelente dorado y en suma por estilo “barroco” de gran mérito, destacándose las cuatro cartelas de las esquinas en las que se observan, tallados con acierto, efectos de Martirologio". 

La prensa4 sevillana de la época, nos aporta el segundo apellido del Sr. Guillermo Nieto Guerrero.  “En los talleres de dorado que el señor Nieto Guerrero posee en la calle Pi y Margall 19, (hoy Cerrajería, una calle corta y peatonal no excesivamente ancha, y que comunica a la calle Cuna con la de Sierpes) acaba de construirse un magnifico paso, estilo barroco para la imagen de N.P. Jesús del Gran Poder de Isla Cristina (Huelva). La obra, que es un modelo de perfección, lleva en las esquinas cuatro artísticas cartelas del mismo estilo. En los mismos talleres del señor Nieto, que tiene adquirida ya fama general, se han labrado reciente cuatro altares para la capital; dos de estilo gótico y dos de estilo barroco, que son otras tantas obras de justa nombradía. Felicitamos al Señor Nieto que ha alcanzado indiscutiblemente uno de los primeros nombres en esta clase de trabajos y que acredita diariamente sus talleres con obras dignas de ser admiradas”. 


Ntro. Padre Jesús en su paso, descansado por zancos en la puerta de su capilla.

El paso del Señor del Gran Poder de Isla Cristina,  era de dimensiones pequeñas, dotado de un cajón y canastilla dorado, con un armazón de madera cerrada y respiraderos tallados, y en su parte superior, una canastilla también tallada para que la imagen pudiera destacar en altura. Disponía de cuatro trabajaderas para los cargadores que sobresalían en la parte delantera y trasera y que se comunicaban  por dentro, lo que nos hace pensar que debajo del Señor también se cargaba al hombro, al estilo y  la antigua usanza de los cargadores gaditanos a paso de horquilla. Sus dimensiones eran las que se estilaban por aquellos años en la capital hispalense, pasos mucho más sencillos que los de hoy y donde se conjugaba el estilo barroco de la talla con el decimonónico del siglo XIX,  rematado con candelabros en las esquinas de cuatro luces, así como dos luces más de tulipas en los costeros.  Estas dimensiones eran perfectas para que la procesión pudiera discurrir por las calles estrechas del caso antiguo de la localidad y la zona del antiguo mercado de abastos. 

Este artesano sevillano, entre otros trabajos, también realizó el paso del Cristo de la Expiración de Córdoba5,  que fue estrenado durante la estación de penitencia del año 1929. 

Curiosamente, el Hermano Mayor que adquirió aquel paso tallado así como las insignias representativas de gran calidad que aún posee la Hermandad, (juego de varas, bocinas con sus paños bordados, etc.) fue don José Oliva Gómez, administrador de la fábrica de luz eléctrica “La isleña” y padre del insigne escultor, pintor, tallista, imaginero y montador de altares don José Oliva Castilla, autor del magistral paso del Santo Entierro de Isla Cristina. 

Desconozco que fue de este paso, y si también pudo acabar destrozado por las turbas que asaltaron todas las imágenes que recibían culto en  la capilla del Colegio, si fue a parar a alguna que otra localidad o acabó en el olvido como leña. 

Tras la Guerra Civil y la reorganización de la Cofradía en 1940, siendo Hermano Mayor don Juan Mirabent Gutiérrez, con la llegada de la actual imagen de Ntro. Padre Jesús, obra del insigne imaginero don Antonio Illanes, por la donación que doña Francisca Feria había realizado tras el fallecimiento de su esposo en el naufragio del Purita Pérez en 1939, en 1941 estrena un nuevo paso6 realizado por el carpintero Manuel Domínguez, que fue ampliado con un calvario al año siguiente, siendo exornado por don Manuel Carrasco Fragoso “Manolito el de los Santos”     

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1.-  Anuario Nacional Peruano Gran Revista Administrativa, Legislativa, Judicial, Comercial, Industrial, Artística y Deportiva de 1930.

2.-  Semanario La Higuerita 27-3-1921

3.-  Semanario La Higuerita 21-4-1924

4.-  El Correo de Andalucía  12-4-1924

5.-  Hermandad de la Expiración de Córdoba

6.-  Columé Breval, Juan Antonio. El Señor de Isla Cristina. Vida de una Cofradía.

jueves, 16 de marzo de 2023

Parodi, Fábrica de Conservas y Salazones de Isla Cristina.

 Articulo publicado en el periódico La Higuerita  15-3-2023

Vista de Muelle Ribera actual Muelle Martínez Catena, donde se observa el embarcadero conocido como "Muelle Parodi". Foto de Francisco González Salgado, coloreada por José. M.  Figuereo

Siempre tuve la curiosidad del conocimiento, recopilar papeles familiares, documentos antiguos, fotografías en blanco y negro, y alguna que otra cosilla  que iba cayendo en mis manos. 

Lata sardinas de la marca Santamaría de Parodi (Isla Cristina)
encontrada en las obras de remodelación de la antigua fábrica.

Por ello, me alegré enormemente, cuando José Antonio Nieves Camacho, tuvo la sensibilidad de contactar conmigo, para hacerme entrega de una antigua lata de conservas de la marca Santamaría que había encontrado en la reforma de un inmueble antiguo que había adquirido en el puerto de Isla Cristina, una antigua fábrica de conservas y salazones. Entre sus muros, comenzaron a aparecer algunos pequeños vestigios que daban fe de su pasado, y entre ellos, además de esa lata de sardinas,  que me hizo investigar al respecto sobre la Fábrica Parodi,  posteriormente,  apareció una caja de madera con tres latas de 5 kg.

Caja de la firma Juan Bautista Parodi  (Isla Cristina)
encontrada en las obras de remodelación de la antigua fábrica con tres latas de 5 Kg..



La firma de Juan Bautista Parodi, se implantó1 en Isla Cristina en 1926, con un capital social de 213.000 ptas., y con domicilio social en la propia fábrica en el Muelle de Ribera (Muelle Martínez Catena) y que se comunicaba con forma de “L” con la Avda. Padre José Mirabent, esta fábrica fue adquirida en arrendamiento a Juan Zamorano Columé,  esposo de Hermenegilda Soler Barcia.


Calderas para la cocción del pescado. 
Fábrica Parodi de Isla Cristina

Mucho antes, en 1901 encontramos a la casa PARODI2 ,  del genovés  Ángelo Parodi fu Bartolomeu, en Bouza (Vigo) dedicada a la sardina y anchoadas. En 1904, la encontramos establecida como fábrica de conservas de pescados en Vila Real de Santo Antonio3 (Portugal). También, en 1908, Ángelo Parodi estaba establecido con fábrica  de salazón de pescado en Santoña4 (Santander).  En 1911 la encontramos también como fábrica de salazones en Bermeo5 (Vizcaya). En 1924, la Agencia Consular de Italia en San Feliú de Guixols6 (Gerona)  informa que en esta localidad se dedican a la preparación y exportación de pescado salado, principalmente anchoas, que se exportan en cantidades bastante importantes, y que se trabajaban activamente en la época de pesca, o sea, los meses de abril a junio, y entre las que se encuentra también la Sociedad Anónima Ángelo Parodi fu Bartolomeu.


Fábrica Parodi de Vila Real de Santo Antonio (Portugal)


Interior de la Fábrica de Parodi en Vila Real de Santo Antonio (Portugal)


En el año 18907, llegaron al litoral cantábrico las casas italianas dedicadas a la industria del salazón de la anchoa, sardinas y papardón, y entre ellas,  la Societa Conmerciale de Alejandría de Ángelo Parodi, de Génova.

La industria de la salazón de pescados tenía muy poca importancia en aquel momento, es por lo que los italianos crearon un monopolio, hasta que a los pocos años los españoles comenzaron a dedicarse a la misma industria. Terminada la temporada de producción, cerraban las fábricas y con todo el personal (dirigentes y técnicos) regresaban a Italia.

Almacén de productos acabados.
Fábrica de Parodi en Isla Cristina


En esa expansión de emprendimiento comercial y en la búsqueda de nuevos mercados, como antes apunté, una de aquellas empresas italianas,  Parodi, se instaló también en Isla Cristina en 1926, ya que la antigua Higuerita, por aquellos años se había convertido en uno de los lugares de producción industrial pesquera más importante de Europa.


Anverso y reverso de una ficha de 50 cm. de régimen interno.  Fábrica Parodi

En una de las fichas que hemos podido localizar y que se utilizaban como medio interno de control productivo, acuñada con las siglas AP (Ángelo Parodi),  con un valor canjeable de 50 Cts., nos muestra, que fue Ángelo Parodi quién inició su andadura empresarial en esta localidad, así lo muestra también la caja de madera encontrada que lleva las mismas siglas AP, aunque su certificado8 como Productor Nacional  Nº 1514  fue concedido en 1934 a Don Juan Bautista Parodi, para las Conservas de pescados y sus derivados, es decir, ocho años después de su creación, por lo que podríamos interpretar, que su fundador pudo haber sido Ángelo Parodi, quién a su vez,  pudo ser familiar o padre de Juan Bautista Parodi, propietario y continuador de la firma PARODI en Isla Cristina.  El administrador de esta empresa fue José Rodríguez, conocido popularmente como “Pepito Cocina”.

Autoclaves para la cocción del pescado. Fábrica de Parodi en Isla Cristina


La Fábrica de Juan Bautista Parodi, se dedicó por completo a la elaboración de los productos que a continuación se detallan9, empleando en su fabricación sólo materias de primera calidad.

Atún en aceite: Latas desde 200 gramos hasta de 10 Kg. Su capacidad de producción anual era de 150.000 kg.

Filetes de caballas, besugos, jureles y lachas en aceite: Latas desde 200 gramos hasta 5 Kg. Su capacidad de producción anual era de 50.000 Kg.

Sardinas en aceite: Latas de 200 gramos hasta 5 Kg. Su capacidad de producción anual era de 500.000 Kg.

Bonito en aceite: Latas de 200 gramos hasta 5 Kg. Su capacidad de producción anual era de 50.000 Kg.

Sardinas y boquerones en salmuera: Latas de 5 Kg. y 10Kg. Su capacidad de producción anual era de 250.000 Kg.

Subproductos. Aceite de pescado: Tipos claro y oscuro, en barriles y bidones de 200/215 Kg. Su capacidad de producción anual era de 25.000 Kg.

Guano de pescados: Para abonos. Su producción anual era de 90.000 Kg.

Preparados en Escabeche: Aún cuando esta casa  no se dedicaba con especialidad a la producción de dicho artículo, podía no obstante elaborarse sobre pedidos, en las condiciones de absoluta garantía que se ofrecían en los demás productos de su fabricación. 

La capacidad de producción en los anteriores grupos de productos no es posible darla en un sentido exacto anual, tratándose de que era una industria sujeta a las oscilaciones de la pesca, pues fácilmente podía  producirse una cifra mucho mayor, o menor, en cualquiera de los artículos indicados.

Cuando Parodi cesa su actividad en Isla Cristina, se reabrió la fábrica, bajo la firma de Conservas y Salazones de Ramón Cabot S.A.

La empresa Ángelo Parodi fue fundada en Génova en 1888, actualmente y desde el siglo XIX está radicada en Génova (Italia) y se dedica a la fabricación y comercialización de alimentos y bebidas.

Lata de conservas de caballas elaborada y transformada en la fábrica de USISA,
en Isla Cristina (Huelva) para la marca ANGELO PARODI.  

La Unión Salazonera Isleña S.A. (USISA), desde hace más de 30 años, (finales de la década de los años 80) elabora en su fábrica de Isla Cristina, conservas para la marca PARODI, para un mercado exclusivamente italiano, convirtiéndose esta empresa, en uno de los mejores clientes de la empresa isleña. 

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1, 9.- Catalogo Oficial de la Producción Industrial de España 1938

2.- El Mundo Naval Ilustrado. Revista de Navegación y Comercio 20-10-1901

3.- Anuario del Comercio de la Industria de la Magistratura y de la Administración de España y sus Colonias 1904

4.- Anuario del Comercio de la Industria de la Magistratura y de la Administración de España y sus Colonias 1908

5.- Anuario del Comercio de la Industria de la Magistratura y de la Administración de España y sus Colonias 1911

6.- El Financiero. Extraordinario de Italia. Junio de 1924

7.- El Financiero  Junio de 1924

8.- Revista Ilustrada de Banca, Ferrocarriles, Industria y Seguros 10-8-1934


jueves, 2 de marzo de 2023

“Isla Cristina”, la yegua de competición, subcampeona de España.

Articulo publicado en el periódico La Higuerita 1-3-2023

La yegua Isla Cristina, en un momento previo a una carrera.  Foto: masdehipodromos


En LA HIGUERITA de 1 de junio de 2021, publicábamos un artículo titulado “El drama de amor de un empleado de Almacenes Isla Cristina”. En aquella ocasión, nos  llamó la atención que hubiera existido un importante almacén dedicado al comercio textil en pleno centro de Madrid que se llamó “Isla Cristina” y que con  aquella macabra historia real, que bien podría servir de argumento para una novela de finales del siglo XIX, nos dejaba la intriga y la puerta abierta para conocer ¿Desde cuándo, y hasta cuándo estuvieron abiertos los Almacenes Isla Cristina en Madrid?, ¿A quién o a quiénes pertenecieron los Almacenes Isla Cristina?, ¿Qué vínculos con la localidad de Isla Cristina tenían sus propietarios?, ¿La central en Barcelona, también se llamaba Isla Cristina?, o ¿Quiénes fueron los señores o el señor Formosa y Hernández?

Dicho esto, en esta ocasión, nos topamos con otra interesante noticia que hemos ido recopilando y desgranando poco apoco,  hasta poder hilvanar y dar un  sentido a nuestra publicación, que también nos dejará alguna que otra  pregunta, ya que no he podido encontrar ningún vinculo de la ciudad de Isla Cristina con el hecho en cuestión que narramos,  y que por su llamativa curiosidad, me he permitido investigar y redactarlo.

A finales de los años 80, principios de los 90 del siglo pasado, “Isla Cristina”, una preciosa yegua de competición, ya estaba consagrada como uno de los mejores caballos de carreras de España. “Isla Cristina”1 se adjudicó el premio Guipuzkoako Kutxa, con una supremacía que nadie discutía consagrándose en aquel momento con aquella exhibición como subcampeona de España.

Al parecer, en las carreras de Madrid ya había mostrado su fortaleza. “Isla Cristina” era hija del caballo Lorgot y según los críticos y eruditos en la materia, se transformaba cada  vez que llegaba a San Sebastián,  su valor que ya era alto, subía algunos enteros cuando respiraba los aires del valle de Zubieta.

Durante la primavera, tuvo una racha de victorias que no habían pasado desapercibida por los  hándicapers, que habían penalizado sus triunfos con algunos kilos de más, sin embarco su preparador Gerardo Villarta no perdió los papeles y esperaba con impaciencia la llegada del verano, estación donde resurgiría su pupila. Así fue, y después de decidir no participar en su presentación en tierras guipuzcoana,  ya que fue imposible que tomara salida y en contra de la opinión general de la cátedra lució sus mejores galas en el premio Peña Hípica Donostiarra. La hija de Barraca, volvió a demostrar que en San Sebastián era imbatible y en aquella carrera, en los últimos 100 metros, en una clara demostración de clase realizó un cambio de ritmo que dejaría sentenciada aquella carrera.

La yegua “Isla Cristina”,  corrió entre el 15 de agosto de 1989 y el 16 de febrero de 1992 un total de 26 carreras: 14 en el Hipódromo de la Zarzuela (Madrid) y 12 en de Lasarte (Guipúzcoa) de las cuales, ganó 7, cuatro en La Zarzuela  y 3 en Lasarte.

Participó representando a la cuadra Olympo y  también lo hizo con la cuadra Velázquez con quién corrió en 1991 un total de 5 carreras, 3 en la Zarzuela (Madrid) y 2 en Lasarte, no consiguiendo ninguna victoria.

En todas estas carreras  “Isla Cristina”,  fue montada por diferentes jockeys2: J.M. Reyes, C. Carrasco R., I. Pancho, B. Gelabert B., M. Esteban,  P. García, J.C. Fernández R, F. Jiménez M., M. Moreno, M. Martín V., O. Mongelluzzo. Siendo  siempre su preparador Gerardo Villarta.

La yegua Isla Cristina3, Pura Sangre Inglés,  nació el 9 de mayo de  1986, de capa castaña, su propietario fue Faro Galea y procedía de la Yeguada Trafalgar, era hija de Lorgot (1974) y de Barraca (1979) una saga de grandes corredores con pedigrí, sus abuelos por línea paterna fueron Lord Gayle (1965) y Ticaloo (1967). Sus bisabuelos  Sir Gaylor (1959) - Stiky Case (1958) y Celtic Ash (1957) - Pamaloo (1964). Sus tatarabuelos Turn To (1951) Somethingroyal (1952) Court Martial (1942) Run Honey (1946) Sicambre(1948) Ash Plant (1948) Pall Mall (1955) The Old Look (1946).  Los tastatarabuelos fueron: Royar Sharger (1942) Source Sucree (1940) Princequillo (1940) Imperatrice (1938) Fair Trial (1932) Instantaneous (1931) Hyperion (1930) Honey Buzzard (1931) Prince Bio (1941)  Sif (1936) Nepenthe (1938) Amboyna (1943) Palestine (1944) Malapert (1946) Pappageno (1935) Hillamont (1942)

Por la línea materna fue su abuela Try for ten (1967), desconocemos el nombre de su abuelo y su línea ancestral. Su bisabuela  No Charge (1958) desconocemos el bisabuelo. Sus tatarabuelos fueron The Bug (1943) y Happy Meeting (1945) y sus tastatarabuelos: Signal Light (1936) Flying Meteor (1930) Challenge (1935) Emblem Star (1933).

Al parecer, “Isla Cristina” dejó descendencia, que también se dedicaron a las carreras de caballos y que hayamos podido documentar,  una yegua llamada Shiva y un caballo por nombre Envido.  Según pronósticos publicados en 20014, la línea sucesora funcionaba muy bien en el trazado donostiarra y no estaba exenta de calidad,  augurándoles un buen futuro competitivo, aunque afirmaban,  que el cajón de salida no les era propicio.  

Foto finish  durante el premio barilone 1991



Hemos descubierto que en 1991, “Faro Galea” era el nombre de un caballo de competición que además,  podría haber dado nombre a una empresa que gestionaba la propiedad de otros caballos de carreras ya que representando a la cuadra Velázquez, su preparador seguía siendo Gerardo Villarta. Intuimos, que esta empresa podría ser vasca, ya que el faro de Punta Galea se encuentra entre Guecho y Sopela, en la provincia de Vizcaya, en el País Vasco. 

La duda que nos queda es ¿Quién y por qué bautizaron a la yegua con el nombre de Isla Cristina?, ¿Podría existir algún tipo de  vínculos con la localidad de Isla Cristina que desconocemos o fue un mero antojo o coincidencia? 

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1.- El Correo Español- El pueblo Vasco 13-8-1990

2. 3.- www.masdehipodromos.com Genealogías, hipódromos nacionales, carreras internacionales, programas turf, subastas.

4.- www.masdehipordromos.com   Pronósticos Lasarte - 12/07/01