martes, 15 de febrero de 2022

LOS AGUADORES EN ISLA CRISTINA

 Artículo publicado en el periódico La Higuerita 13-2-2022

El aguador Luciano Rodríguez. Foto coloreada, década de los años 60

En tiempos pretéritos, el emprendimiento, casi siempre vino de la necesidad, las circunstancias y el ingenio. A lo largo de los siglos, finales del XIX y XX, pero sobre todo tras la Guerra Civil española, muchos ciudadanos tuvieron que ingeniárselas para poder sobrevivir, convirtiéndose muchos de ellos en verdaderos profesionales en muchas materias imprescindibles y que hoy, han pasado a ser historia.

Con el paso de los tiempos muchas de aquellas profesiones fueron desapareciendo de nuestro entorno social, la evolución y los adelantos técnicos así como las normas sanitarias,  hicieron que muchos de aquellos empleos artesanos, vinculados al sector industrial o pesquero,  y otros, dedicados al servicio de la sociedad, hoy no existan,  y sean un vago recuerdo que añoramos con cariño como fueron los llamadores, los tenderos de carburo, zapateros, lancheros, lateros, caleros, carboneros, diteros, y un largo etc.

Una de las profesiones que han desaparecido entre otras, es la figura del aguador, cuya misión era la de distribuir el tan preciado líquido,  por falta de una red que llevara el agua a las viviendas. Podríamos aseverar, a modo jocoso, que el primer aguador de La Higuerita,  fue José Faneca Zaragoza,  quién por la necesidad, al quedarse de guardián, solo en su choza, encontró un pozo junto a una pequeña higuera de la cual se benefició tanto él como la colonia durante algunos años,  hasta que la salinidad de la tierra  corrompió el manantial y se abrieron nuevos pozos.

El aguador, podríamos aseverar que es una de las  profesiones más antiguas de la humanidad, aún en los territorios del tercer mundo, observamos como las mujeres acarrean el agua haciendo kilómetros diarios con cantaros sobre sus cabezas y cinturas, como en antaño lo hicieron también las mujeres isleñas que llenaban sus vasijas en los grifos habilitados por el ayuntamiento para tal menester en la Plaza de Abastos, el colegio de La Ermita, la calle Sevilla, calle Extremadura, calle General Mola (Del Prado), el Hospital, etc.,  todo mucho antes de que el agua corriente llegara por las tuberías a nuestras casas.

En Isla Cristina, fueron  varios los emprendedores que ofrecieron ese servicio a la población para aquellas personas que no podían o no querían desplazarse hasta aquellos grifos, así como a las pilas y fuentes que se fueron instalando en la localidad. La gran mayoría de las viviendas carecían de agua corriente y eran muy pocas, las que contemplaban aljibes subterráneos que recogían y almacenaban el agua de la lluvia para el propio suministro, por ello, la figura del aguador, fue además de necesaria, imprescindible, y  se convirtió en una forma interesante de ganarse vida y generar puestos de trabajo.

Entre otros aguadores, podríamos destacar a varios empresarios que durante el siglo XX  prestaron estos servicios, y que se servían para ello de un grupo de trabajadores qué, con carros de tracción animal  trasportaban la cuba o los cantaros de barro y hacían el reparto casa por casa.

Dos de aquellos emprendedores fueron Rafael Munell Fragoso y Francisco Ramos Bueno.

Rafael Munell Fragoso, tenía su base en Pozo del Camino, donde posteriormente, también instaló una fábrica de gaseosas junto al “paso nivel” que denominó,  de marca “Miloja”.  Allí encontró un manantial de agua potable de donde se surtía y que según cuentan, a su descubrimiento al golpear la tierra, brotó el agua con una gran presión hacia arriba, dando las analíticas que se hicieron en Madrid,  una calidad exquisita, superando a otras aguas minerales.  También regentó un taxi, así como uno de los puestos más grandes del antiguo mercado de abastos.

El aguador Luis "Bienvenida", en la década de los años 60 


Para este empresario trabajaron entre otros: Bonifacio Carrasco, un señor que era de la Punta del Caimán, y antes de él un tal Juan. También Luis Contioso Lanza “Luis Bienvenida” quién apodó el nombre de su esposa  Bienvenida Elías Jabares1 a quién les sucedieron sus hijos Luis y Paco.

Francisco Ramos Bueno, tuvo su negocio y las cuadras para el ganado donde guardaba los barriles en un huerto que existió con entrada por la C/  Cervantes, lugar que ocupó posteriormente el Cine Victoria y que abarcaba también hasta el Paseo de las Palmeras y  la C/ Norte (Jesús del Gran Poder).

Este emprendedor, que posteriormente fue encargado de los camiones del servicio de limpieza en el Ayuntamiento de Isla Cristina,  llegó a tener más de un carro en los que  trabajaron entre otros Manuel Martín Guerrilla, que vivía pasando la Bardilla junto a la bodega de Realito y Nena.  Antonio Anastasio Mora, hermano del Guardia Municipal José Anastasio Mora, más conocido como “El Cabo Mora”,  ambos de Pozo del Camino. También Luciano Rodríguez Torres, que vivía en la Barriada de Román Pérez, hermano de Trinidad, conocido por “Trini el albañil”.

Así mismo, tenemos conocimiento de dos hermanos,  llegados de algún que otro pueblo del interior de la provincia que se llamaban Manuel y Francisco,  y que durante algún tiempo, también se dedicaron a esta noble labor.

En la fotografía restaurada a color, observamos a Luciano Rodríguez conduciendo uno de esos carros tirado por un mulo en la calle Serafín Romeu Portas. El niño que aparece detrás, subido en el carro es Domingo Acosta Beltrán. Curiosamente, justo detrás, observamos también un vehículo estacionado de la marca NASH, cuyo propietario era el sargento de las Fuerzas Áreas de los Estados Unidos Víctor Ivan Clement,  quien falleció en Isla Cristina en 19702, esposo de Purificación Sánchez Rodríguez, y hermana de Jaime y José,  “El Sánchez”, quien fuera cantinero de la Sociedad “La Unión”.

En la fotografía en blanco y negro de los años 60, realizada en la Barriada de Román Pérez en el otro lado del puente, podemos observar al aguador Luis “Bienvenida”, a su derecha a Josefa de los Santos Rodríguez, esposa de José Vélez Mascareña “El Merengue” y a su izquierda,  su hermana Manuela de los Santos Rodríguez esposa de Cristóbal Pérez Pereira.

A principio de los años 2000,  en la zona nueva de Ronda Norte,  a instancias de la empresa Islanorte, el Ayuntamiento de Isla Cristina, reconoció la importancia que tuvieron los aguadores, otorgando y rotulando una de sus calles con este nombre en reconocimiento a una gran labor, concretamente, en una zona muy cercana a donde estuvo uno de los grifos que mejor agua proveían, y que se ubicaba cerca del matadero y junto al  hospital y la fábrica de luz (Ntra. Sra. de las Mercedes)

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1.- Bogarín Díaz, Jesús. 180 linajes isleños

2.- La Higuerita 21-9-1970

 

martes, 1 de febrero de 2022

CIEN AÑOS DEL EDIFICIO DEL CASINO “LA UNIÓN”, Y OTROS.

 Artículo publicado en el periódico La Higuerita, 1-2-2022

 
Casino "La Unión" en la actualidad. 

Los Casinos Culturales, surgieron en el siglo XIX, como una muestra de que el mundo cambiaba conformando espacios decisivos para el avance de la sociedad y la cultura de los pueblos.  Aunque el primer pensamiento nos pudiera llevar hacia un lugar con imágenes de juego y apuestas, lo más habitual es que se tratara de un lugar donde además de jugarse al mus o al billar, se convirtieron en epicentros de la cultura y de debates, tertulias, asociaciones y ateneos.

Isla Cristina,  a lo largo de su historia contó con varios centros de recreo y sociedades culturales1, como el llamado Casino de Isla Cristina, que fue inaugurado el 16 de mayo de 1879, y que se ubicaba en la Plaza de la Iglesia ( Paseo de las Flores) y que más tarde se denominó de la Juventud,  o posteriormente, el Casino Isleño, del que fue presidente y fundador don Román Pérez Romeu, para terminar de rebautizarse como Círculo Industrial y Mercantil en el señorial edificio propiedad de doña Hermenegilda Zamorano que se ubicaba en la Plaza del Caudillo (de Las Flores), y  tras haber ocupado otro soberbio edificio anteriormente, propiedad de los Sobrinos de Tomás López (Pérez Romeu) en la calle Real (Diego Pérez Pascual) y donde posteriormente se ubicó la Cofradía de Pescadores y Pósito Marítimo.  Esta sociedad industrial, fue punto de reunión de los fomentadores isleños que impusieron sus prejuicios clasistas a la propia asociación, llegándose a conocer con el sobrenombre de <Casino de los ricos> y que con el paso del tiempo dejó de ser una exigencia la posición social para ingresar en el mismo.

También, reseñamos el Casino de Artesanos y Marineros que estuvo situado en la Calle del Carmen, nº 35 y que fue inaugurado el 22 de mayo de 1897,  siendo su presidente Don Juan José Flores Amo2, constructor del antiguo Ayuntamiento y del Patio de la Calle San Francisco del que era propietario, así como de las mayoría de los patios y casas de la Calle Flores, que por él lleva su nombre.

Desaparecido este,  dejó paso a una nueva sociedad a la que se le puso el nombre de Círculo <La Unión>, que aglutinaba a hombres de todas las clases sociales con un mayor porcentaje de pescadores, empleados y pequeños comerciantes, su sede se ubicó en la Plaza de la Constitución (Paseo de Las Flores) dando también a la calleja Hernández (Recuerdo) este edificio, se enclavó en el mismo lugar del anterior, por ello, mientras se construía el edificio actual, se reunían en la calle Catalanes, siendo su primer presidente el industrial tarrafero de la época Don Eduardo Mantell, y de donde pasó a la Plaza de la Iglesia (Paseo de Las Flores) a la casa de Rafael Flores,  hasta su definitiva ubicación.

El edifico del Casino <La Unión> de arquitectura regionalista, atribuida al arquitecto sevillano José Espiau y Muñoz, fue inagurado3 la tarde del 13 agosto de 1922 con una nómina de 500 asociados, en su mayoría artesanos y marineros.

Casino "La Unión" en los años 30

Propiedad de los sobrinos de Tomás López, fue cedido en arrendamiento al círculo recreativo, ocupando el sitio más céntrico de la población y asistiendo el alcalde Don Román Pérez como padrino y copropietario, siendo bendecidas las  instalaciones por un sacerdote.  Presidía en aquel momento la entidad, Don Francisco Barbosa Vázquez y durante el acto religioso, el maestro Francisco Cervantes de la Vega, quien interpretó a piano la Marcha Triunfal de Tannhäuser para posteriormente servirse un ligero aperitivo: pastas, dulces y fiambres selectos, donde se descorcharon infinidad de botellas del dorado néctar.

El conserje se llamaba  Ramón,  y el camarero arrendatario del ambigú,  Don Rodrigo Cárdenas.

La construcción4 de dicho edificio estuvo dirigida por el maestro de obras Don José Flores González. El salón bajo del Casino La Unión, tiene aproximadamente doce metros por diez y ocho, con tres columnas equidistantes que sostienen el piso alto de iguales dimensiones, con otras tres columnas y azotea con terraza a la calle, desde donde se observaba el mar y las dos Puntas (del Caimán y del Moral), fue en su momento uno de los lugares más altos de la localidad. A los altos del edificio, da acceso una escalera con un largo tramo en que está montada. Sus anchas puertas y profusas ventanas a ambos lados entre huecos artísticamente construidas permiten una ventilación abundante por la que penetra mucha luz aún en las últimas horas del atardecer. Ya en su inauguración, estuvo provisto de instalaciones de agua corriente a las dependencias e inodoros modernos.

Sus paredes, aún conservan sus alicatados originales a más de un metro de altura con azulejos de la prestigiosa fábrica de mosaicos de Carlos González Álvarez-Ossorio y Hermano, hermanos del reputado arquitecto Aníbal González, y  que forman dibujos artísticos de un gusto y ejecución impecable. Un balcón con forma interior de medio punto en la fachada posibilita la visión en toda la plaza y sus calles adyacentes, el zócalo exterior es de piedra artificial labrada con gran calidad en su ejecución.

Aunque no fue un casino a la usanza, también tenemos que destacar, que en la década de los años 305, la situación política propició la creación de dos bandos ideológicamente definidos, mientras que la derecha <La Comparsa> se reunía en el Círculo Industrial de la Calle Diego Pérez Pascual, la izquierda, representada por  <El Bloque> tomó como sociedad en traspaso un  local que regentaba Don Pedro Cano, como  establecimiento de bebidas en la calle Emiliano Cabot Alfonso, después Pablo Iglesias y José Antonio Primo de Rivera (Paseo de los Reyes) para montar su sede política. Durante los años que duró la II República, se convirtió en un círculo de reunión dónde se realizaron  famosos bailes de carnaval. En 1935, el calañés Bartolo Pérez Alfonso tomó el traspaso de esta sociedad para convertirlo en un moderno Bar-Café, al que puso el nombre de Bar Europa. 

En 2022, se cumplirá el centenario del Casino La Unión, este magnífico edificio construido en el primer tercio del siglo XX, en años de prosperidad industrial, que embellece nuestro pueblo, y que aglutinó parte de la vida y de los mejores momentos del crecimiento económico de Isla Cristina.

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1.- Sosa Rodríguez, José.  Historia de Isla Cristina, Biografía sentimental. Capitulo XXXIII.

2.- Bogarin Díaz, Jesús. 180 Linajes Isleños

3.- La Higuerita. 13-8-1922

4.- La Higuerita. 7-5-1922

5.- La Higuerita. 1-4-1990  Biedma Viso, José