A
finales de 1894, el capitán del Ejército francés Alfred Dreyfus, un ingeniero
politécnico de origen judío-alsaciano, fue acusado de haber entregado a los
alemanes documentos secretos. Enjuiciado por un tribunal militar, fue condenado
a prisión perpetua y desterrado en la colonia penal de la Isla del Diablo,
situada a 11 km de la costa de la Guayana Francesa (América del Sur), por el
delito de alta traición. En ese momento tanto la opinión pública como la clase
política francesa adoptaron una posición abiertamente en contra de Dreyfus.
“El caso Dreyfus”, fue
el proceso de acusación y condena con pruebas
falsificadas del capitán del ejército francés Alfred
Dreyfus por espiar para Alemania. Una vez se fueron conociendo los entresijos
de la conspiración, que implicaba a altos mandos del ejército y los
contraespionajes franceses, la justicia militar se negó a
rectificar y a declarar la inocencia del acusado. La
sociedad y la política se polarizaron en un debate entre defensores y
acusadores del capitán con tintes antisemitas y anti alemanes, que equiparaban
la exoneración de Dreyfus a una humillación para Francia.
La única prueba en
contra de Alfred Dreyfus, era la vaga similitud de su letra con la de
una breve anotación en una hoja, recuperada de una papelera de la embajada de
Alemania en París. El autor del documento se ofrecía
a enviar informes sobre la artillería francesa a la embajada germana, lo
que confirmó al servicio de contraespionaje francés sus viejas sospechas de la
existencia de un traidor dentro de su ejército.
Dreyfus encajaba como un guante en el perfil que se elaboró:
un oficial de artillería de origen alsaciano, provincia francesa de habla
alemana, que los dos países se disputaban durante siglos. El origen judío del
capitán fue también un factor determinante, puesto que el antisemitismo estaba muy arraigado en el país.
El capitán, seguro de su inocencia, se negó a confesar. Su
condición de judío hizo que Dreyfus fuera acusado sin pruebas. Degradado
en una ceremonia pública y humillante: tras arrebatarle sus insignias
militares y quebrar su sable, fue conducido a la cárcel en medio de los
insultos de miles de asistentes. Después partió a su destierro perpetuo en la isla del Diablo, un islote de la
Guyana francesa. En ese momento todo el país estaba en su contra. Sólo la
familia de Dreyfus mantenía la inocencia del condenado.
Un año
más tarde, la Sección de Estadística
interceptó un manuscrito del embajador alemán dirigido al comandante de
infantería francés Ferdinand Esterházy. El jefe del
contraespionaje francés, Georges Picquart, lo puso bajo vigilancia y descubrió
que mantenía frecuentes contactos con la embajada alemana en París. Picquart
pensó en un principio que había localizado a un segundo espía, pero cuando
cotejó varias notas del comandante con el bordereau que había condenado a Dreyfus
se dio cuenta de que el autor de todos los documentos era el mismo, Esterházy.
El
ejército francés no quería reconocer su error y no podía permitir que la verdad saliera a la luz, publicándose una
carta falsificada del agregado militar italiano
a la embajada francesa que incriminaba a Dreyfus y se destinó a Picquart jefe de los servicios secretos a Túnez para detener
la investigación.
El hermano de Alfred Dreyfus,
Mathieu, halló nuevas pruebas de la culpabilidad de Esterházy.
En diciembre de 1897, Scheurer-Kestner pidió la revisión del caso. Las pruebas
contra Esterházy eran cada vez más evidentes pero el Ejército continuó su huida
hacia delante. Esterházy fue absuelto en el
consejo de guerra contra él, que se celebró al mes siguiente,
El 13 de enero
de 1898 apareció en la primera página del periódico L’Aurore el célebre
artículo "Yo acuso". Estaba firmado por el
escritor Émile Zola, entonces en la cumbre de su carrera, y en el que, en forma
de una carta abierta al presidente de la República exponía todas las
irregularidades del caso. Francia se dividió entre los partidarios de
Deyfus, convencidos de la necesidad de reabrir el caso, y antidreyfusards,
determinados a defender la honorabilidad del Ejército por encima de los
derechos individuales.
En
los meses siguientes se produjeron decenas de disturbios antisemitas, Zola fue condenado a un año de cárcel por difamación,
pena que evitó huyendo a Gran Bretaña, y Picquart fue expulsado del ejército.
Las
mentiras y falsificaciones acumuladas sobre el caso Dreyfus eran insostenibles.
El ministro de la Guerra, Cavaignac, un convencido de su culpabilidad,
descubrió que la carta al agregado italiano era una falsificación y se llegó a
la conclusión que tanto ésta como otros documentos falsificados eran obra de un
alto mando del contraespionaje francés, Hubert-Joseph Henry, que fue detenido y
se suicidó al cabo de una semana. Un intento de
golpe de Estado por parte del derechista Paul Deroulède y
una agresión al nuevo presidente de la República,
Émile Loubet, convencieron al gobierno de la necesidad de acabar con el caso
para cerrar la brecha que éste había generado. En junio de 1899, la Cámara de Casación anuló el veredicto de 1894 y decidió que Dreyfus
compareciese ante un nuevo Consejo de Guerra. En 1906 su inocencia fue reconocida oficialmente a
través de una sentencia que anulaba el juicio de 1899 imposibilitando un nuevo
juicio y decidió la rehabilitación en el ejército, reintegrándose con el rango
de comandante, participando en la 1ª
Guerra Mundial y falleciendo en 1935.
El
caso Dreyfus, definió e impulsó las ideas del padre del Sionismo, Theodor Herzlen.
Resumida la historia. Un mes justo después de la publicación del artículo “Yo acuso” firmado por el escritor Émile Zola, el 13 de febrero 1898, el isleño Ventura Mirabent, Buenaventura Mirabent Milá, remitió desde Isla Cristina, una carta al Sr. Émile Zola para transmitirle su admiración por el tratamiento sobre el asunto Dreyfus.
Esta
carta, escrita en un perfecto francés, muestra el gran nivel cultural que
atesoraba Ventura Mirabent. Hemos podido localizar la copia del manuscrito
original en el Centro de Estudios de Zola y el Naturalismo e Instituto de Textos y Manuscritos
Modernos, lo que nos ha producido una gran satisfacción.
Indagando
un poco en el tema, también hemos localizado una publicación de Encarnación
Medina Arjona “ZOLA y el caso Deyfus CARTAS DESDE ESPAÑA (1898-1899)” Servicio
de Publicaciones Universidad de Cádiz 1999, donde se incluye un estudio las cartas dirigidas desde
España a Émile Zola durante 1898 y 1899.
Traducción
del texto remitido por Ventura Mirabent al castellano:
Isla Cristina (España), 13 de febrero de 1898
Sr. Émile Zola Sr. Permítame enviarle un sincero saludo de admiración por su
noble conducta en el asunto Dreyfus. Todo el amor que siento por Francia se
concentra en tu envidiable personalidad, personalidad que se vuelve más
grandiosa a medida que aumenta la oposición que haces. Estoy seguro de que
tiene pruebas suficientes para demostrar la inocencia del mártir de la Isla del
Diablo. Todos aquellos que ahora os calumnian creyendo que vendisteis,
reaccionarán, y entonces, desde lo más profundo de sus almas surgirá un grito
de admiración por aquel que sacrificó su
paz y su fortuna para regresar a la sociedad como un ser inocente. Siga, señor,
siga este camino hasta el final, seguro de encontrar al final la justa
recompensa que merece su noble causa. Tengo el honor de ofrecerle la más
sincera expresión de mi más distinguida consideración y respeto. Tu admirador.
Ventura
Mirabent, nació en Isla Cristina1 en 1867 y falleció en Pozo del
Camino2 el 7 de marzo de 1939, fue promotor y fomentador de la Hdad.
Sacramental y del culto al Stmo. Cristo de la Vida, hijo de José Mirabent
Pascual “El Cónsul de Isla Cristina” a quién dedicamos un artículo en LA
HIGUERITA de 15-1-2021 y de Josefa Milá Botello.
Fuente del manuscrito: Ventura Mirabent, Carta de Ventura Mirabent a Émile Zola del 13 de febrero de 1898, 13 de febrero de 1898. Edición de cartas internacionales dirigidas a Émile Zola. Centro de Estudios de Zola y Naturalismo e Instituto de Textos y Manuscritos Modernos, CNRS-ENS; Proyecto EMAN (CNRS-ENS-Sorbonne Nouvelle)