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Palmera de Punta del Moral |
Al igual que la música o las letras de las canciones populares, las personas mayores con memorias privilegiadas han
servido para dar fe y reconstruir las historias que no quedaron escritas, estos
transmitían hechos verídicos, relatos,
cánticos y sucesos de hijos a nietos. Así es la transmisión oral que se realiza
de generación en generación.
Con el paso del tiempo, y de lo
no escrito, mucho queda en el olvido, en
cambio, en ocasiones pueden mantenerse
intacta o enriquecerse de la fábula y las variaciones según quién las cuente
experimentando sensibles o numerosas variaciones.
La trasmisión oral, principalmente se basa en las personas mayores
con una memoria privilegiada, que transmiten estos relatos, cantos, etc., de hijos y nietos alrededor del hogar. La
transmisión habitualmente se realiza de generación en generación. Con el paso
del tiempo, el receptor del texto puede realizar algunos cambios; enriquecerlo
o limitarlo suprimiendo alguna parte. También pueden darse variaciones en base
al carácter, la sensibilidad o la memoria del narrador. Por todo ello, un texto
puede experimentar numerosas modificaciones. A fin de cuentas, el narrador
considera que sus testimonios orales pertenecen al pueblo, ya que los autores
reales de la literatura oral suelen, por lo general, permanecer en el
anonimato.
En este caso, fui testigo en primera
persona de esta versión que mantengo intacta y que me contó Angustias, hija de quién llevó a cabo la
siembra de la palmera que da nombre a la Avenida de la Palmera de la Punta del
Moral.
Angustias Cárdenas Frigolet, natural
de Isla Cristina, nació el 5 de enero de
1930. En una conversación de tantas que
mantuve con ella, me apuntaba que dicha palmera “fue sembrada por mi madre cuando vivía en la Punta del Moral, mi padre
era patrón de los galeones y yo aún no
había nacido, y ella me lo contaba, y me
decía que la sembró junto a la puerta de su casa”. Esta señora
no era otra que Carmen Frigolet Soldevila, natural de Isla Cristina, que nació el
13 de septiembre de 1900, esposa de José Cárdenas Carrasco, conocido por “Pepe El Chico” patrón de los galeones que nació en Isla Cristina el 21 de octubre de 1897 y que después se hizo armador del pesquero “Chico Grande”.
Dicho matrimonio tuvo cuatro hijos,
un varón y tres hembras, José Cárdenas
Frigolet natural de Isla Cristina, nacido el 28 de junio de 1924. Carmen, Isla
Cristina 15 de diciembre de 1925. Ana, Isla Cristina, 19 de noviembre de 1926, y Angustias, Isla Cristina, el 18 de enero de 1930.
Por lo tanto, al nacimiento de su primer hijo ya residían en
la Calle Mercado de Isla Cristina, es de deducir, que dicha palmera tuvo que ser sembrada
antes de 1925.
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Vista de la ría Carreras donde se aprecia la Palmera |