Mostrando entradas con la etiqueta AQUELLOS PESCAEROS AMBULANTES. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta AQUELLOS PESCAEROS AMBULANTES. Mostrar todas las entradas

lunes, 2 de diciembre de 2019

AQUELLOS "PESCAEROS AMBULANTES"

Articulo publicado en el periódico La Higuerita 1-12-2019

Arriba de izquierda a derecha: los hermanos Manolo, Diego y José Maria.
Abajo: Cristóbal y José Pérez Pereira

El ser humano siempre ha buscado las mil y una maneras para subsistir y así, poder mantenerse en la vida según sus necesidades, dependiendo de sus recursos y dentro del contexto de su comportamiento social, creando para ello, patrones de subsistencia.

Hoy, quiero dedicar este artículo para rendir un reconocimiento a esas personas anónimas que sin ningún tipo de relevancia por sus hazañas o estatus social, realizaron un trabajo ya perdido, y digno de ser recordado por su peculiaridad. Me refiero a  los “pescaeros ambulantes” que a lo largo de la década de los  años 50 y 60 existieron en Isla Cristina y que con un esfuerzo sobrehumano se las imaginaban para ganar unas pesetas que llevar a casa y de esa manera mantener a sus familias.

Me comentaba el amigo Manuel Hernández Cabot, que nadie había escrito aún sobre este tema concreto, y que estos hombres, eran dignos de mención, ya que se buscaron la vida de una forma honesta y honrada en una Isla Cristina que quedó anclada en el tiempo,  muy diferente a la actual y con muchas carencias. Él mismo, me puso en contacto con Cristóbal Pérez Pereira, ya que dos de sus hermanos,  entre otros isleños, se ganaron la vida durante un largo tiempo de esta forma tan peculiar.

En nuestra localidad, había unas siete u ocho personas que de forma regular,  trasportaban el pescado en bicicletas para venderlos fuera de nuestra localidad. Desconozco la totalidad de sus nombres completos pero no por ello, dejaré de nombrar a algunos  por sus nombres y apellidos, apodos o sobrenombres,  siempre consciente de que otros puedan quedar en el olvido al ser obviados.  Los hermanos José y Joaquín Periáñez López, (este último gran corredor ciclista, por ello, estaba tan bien entrenado), los apedillados Canela y Toscano,  otro apodado el “Parte Piedras”, además de un tal “Pedrillo” que vivía en la Barriada de Román Pérez, en el otro lado del Puente y que solía salir a vender con Manuel Pérez Pereira.

Esta imagen es representativa y no corresponde
a Isla Cristina. Fuente: La Opinión.  A Coruña
Hoy, ante la imposibilidad de dejar constancia fotográfica de ellos con sus peculiares bicicletas, he querido traer una fotografía familiar de los hermanos Pérez Pereira, ya que tres de ellos  Manolo, José María y José,  también se dedicaron a ello, unos más que otros,  durante largas temporadas.

Los “pescaeros” ambulantes, compraban el pescado en la “Lota” y a veces de estraperlo en el muelle. Utilizaban unas bicicletas de alquiler que les facilitaba el bueno de Pepe Cañavate. Estas bicicletas eran normales pero tenían dobles radios ya  que estaban diseñadas para aguantar mucho más peso. Usaban unas canastas de cañas con un tamaño y un fondo especial, confeccionadas exclusivamente para ellos y para sostenerlas, utilizaban un palo cruzado  colocado a modo de serones, como si fueran mulos o burros,  amarradas al portamantas. 

Mayormente vendían sardinas, bien de los sardinales o de los galeones, pero también jureles, y de las parejas, pescadillas, sargos etc., todo lo que hubiera en ese momento que fuera vendible.

Solían salir de Isla Cristina al amanecer cuando el trayecto era corto, pero también se  levantaban de madrugada,  dependiendo de la distancia y a la localidad a la que fueran pedaleando para llegar de día a la venta.

En una ocasión, “Pedrillo” y Manuel Pérez, cargados de pescado, pusieron sus bicicletas en una báscula al llegar a Moguer,  arrojando el primero un peso de 150Kg. y la segunda de 120Kg., una auténtica barbaridad.

En La Redondela, Lepe, Villablanca, San Silvestre, Cartaya, San Juan del Puerto, Moguer  y de vez en cuando en el Andévalo y la Sierra de Huelva se acostumbraron a oír aquellos pregones de los “pescaeros” que anunciaban las “sardinas vivas y el “pescao” fresco de Isla Cristina”.

Con el paso del tiempo,  algunos de ellos pudieron aspirar a comprarse una bicicleta propia, que solo la usaban para el paseo y desplazarse para visitar a sus novias, ya que continuaban alquilando la de dobles radios que les preparaba el taller de Cañavate.

Aunque hoy he querido reseñar concretamente a los vendedores ambulantes en bicicletas, no quisiera dejar en el olvido,  la figura de dos hombres,  entre otros,  y que de diferente forma, hacían también un gran esfuerzo para buscarse el pan diario,  me refiero al portugués  Basilio Pereira Ferreira, residente en la Punta del  Caimán,  un hombre con una fuerza descomunal, con unos pies enormes y quién descalzo,  y andando,  recorría de ida y vuelta el trayecto hasta Lepe con un palo cruzado en la cerviz de su espalda sosteniendo dos canastas colgadas cargadas de pescado. También, a Horacio Piris Mascareña, que andando y empujando su carro,  cargaba las  cajas de madera y las canastas de caña, desplazándose hasta los pueblos más cercanos como La Redondela, Lepe y los campos del Terrón. Con el paso de los años pasó a venderlos en la propia localidad como también lo hizo el popular Antonio De los Santos “El Candé”

Sirvan estas líneas hoy como recuerdo y reconocimiento para todos ellos.