Esta calle comunica la parte noreste del casco antiguo con el centro neurálgico de la localidad, el Paseo de los Reyes, en su unión con la Calle del Carmen al sur y la Calle del Prado y la Avda. de Huelva al Norte, la Plaza del Molino, así como por el este, la Calle Lirios.
Está dedicada a Don Manuel Siurot Rodríguez, natural de La Palma del Condado,
nacido el 12 diciembre 1872 y que
falleció en Sevilla, el 27 de febrero de 1940.
Abogado, juez
municipal y magistrado suplente, ocupa un lugar en la historia de España como
pedagogo, y es considerado «apóstol de la infancia», a la que dedicó su vida
hasta el punto de rechazar cargos nacionales en el Ministerio de Instrucción
Pública y en la Asamblea Nacional e incluso el de inspector general de Enseñanza
Primaria de la República Argentina, para atender a los niños pobres de
Andalucía.
En 1901 contrajo
matrimonio con Manuela de Mora Claros, con quien tuvo a su única hija Antonia.
Ejerció durante más de 10 años como abogado en Huelva hasta que, a principios
de 1908, decidió cambiar su profesión por la de maestro de niños pobres,
colaborando plenamente en las recién inauguradas Escuelas del Sagrado Corazón de Jesús (que siguen vigentes hoy en día en Huelva incluso con un
monumento), fundadas por San Manuel González García.
A partir de 1916, tras la marcha
del fundador González García a Málaga,
Manuel Siurot asumió la plena responsabilidad de las Escuelas del Sagrado Corazón, manteniéndolas en funcionamiento hasta su
fallecimiento.
En 1919 funda el
Internado Gratuito de Maestros, en el que hasta 1934 se impartió la enseñanza
de magisterio a jóvenes sin recursos, dándoles una formación completa que
propiciara la renovación de las enseñanzas escolares.
Manuel Siurot, dedicó su obra a rescatar del analfabetismo a
los niños. En los primeros lustros del siglo XX, Manuel Siurot participó en una
asamblea de enseñanza católica celebrada en Granada, y allí pronosticó que el
estallido social sería inevitable por culpa de la extrema pobreza que afectaba
a las familias trabajadoras, y la falta de sensibilidad social de la clase
acomodada.
Publicó numerosos libros, dictó centenares de
conferencias entre ellas en Isla Cristina, participó en asambleas y congresos
sobre la enseñanza y explicó y practicó los postulados docentes de grandes
figuras del catolicismo, como San Agustín, San Isidoro, San Ignacio, San Juan
Bosco, San José de Calazáns, Luis Vive y Andrés Manjón.
Don Manuel Siurot Rodríguez, que era compadre de Don
Román Pérez Romeu, ya que padrino de su hija María Antonia, abandonó la carrera jurídica y política, para dedicarse por
completo a la obra social de la educación de los niños pobres.
Actualmente,
se ha impulsado el proceso para la beatificación y canonización de Manuel
Siurot, por una asociación de fieles, que promueven la causa y la difusión del
legado del «maestro de los niños pobres»