jueves, 15 de septiembre de 2022

LA CARTA CRUZADA DE MANUEL CASANOVA Y EL PADRE ANTONIO FIGUEREO POR UNA HERENCIA.

 Artículo publicado en el periódico La Higuerita 15-9-2022
Encabezamiento de la copia del texto remitida
 por Manuel Casanova al sacerdote Antonio Figuereo 

Es común y sabido que en algunas ocasiones, el reparto de las herencias, pueden llegar a crear conflictos entre familiares, y que son complejas de discernir, llegando incluso y en ocasiones,  a requerirse la intervención de la justicia para imponer la ley, más cuando no existe acuerdo,  o no se respetan las últimas voluntades.   

También, en ocasiones suelen aparecer algunos parientes con poca relación o descendientes indirectos, (sobrinos, primos, amigos etc.) que pueden reclamar “su parte de la herencia”. La complicación aumenta, cuando no existe testamento o el difunto no deja descendencia.

El hecho en cuestión que nos trata, es el intercambio de cartas entre  dos isleños, Manuel Reinero Casanova Zarandieta, quién fuera secretario del Juzgado de Isla Cristina y el Presbítero Antonio Figuereo Yaque, con motivo de una “herencia” que al parecer, el primero reclamó en 1906, tras el fallecimiento en 1895 de su tío, el también sacerdote Práxedes Zarandieta Pérez.

Dichas misivas a las que hemos accedido no tienen desperdicio por su calidad literaria y su contenido cargado de recelo e ironía.

La primera de ellas está fechada en Isla Cristina, el 7 de enero de 1906 y firmada por Manuel Casanova, quién afirmaba qué, dada la insignificancia de la herencia 16,25 Ptas., en un principio quiso renunciar a ella, pero vista la actitud, las reclamó por el interés en el bien entendido de su procedencia que era legítima y no admitir bajo concepto alguno que su digno tío, fuera deudor suyo  (el sacerdote Práxedes Zarandieta),  ya fallecido,  “que en Santa Gloría se haya, mientras no lo demuestre en su competente forma”.

Al parecer, el Sr. Casanova, justificaba que al enterarse de que obraba en poder del Padre Figuereo “alhajas y otros objetos de aquella pertenencia”, se dispuso como uno de tantos herederos del finado a gestionar el derecho que según él, le correspondía.

Por el contenido del texto, se denota las diferencias personales que arrastraban y que dieron a este escrito: “La hidrofobia que en todos tus actos relacionados con mi persona te devora, ¿es por ventura causa de creerme con autoridad suficiente para haberte traído de Cura a esta Parroquia, y llevado después a la de Santa Olaya? No, y mil veces no, pues todo es obra de la Providencia. Valgo yo muy poco para hacer lo que la mayoría de esta población considera de gran importancia pues de este modo se ven libres de que dirija la Educación Cristiana, quién no se puede reprimir los ímpetus contrarios a la bondad mansedumbre de un Ministro del Señor”. Continuaba diciendo: “Nada no creas que yo tuviera la menor participación en ello, como ya te dije en cierta ocasión que tu violento carácter me llamó Caín y de ello te vanagloriaste cuando yo te perdonaba confesándolo al hoy Eminentísimo Sr. Cardenal”.

Al mismo tiempo dejaba a entrever que esta actitud podía haber sido alentada por persona de su familia a la que según él, el cura le había proporcionado un rato de solaz con los chistes que le atribuían,  y afirmaba: que llegaría el día que lo reconociera, que no lo debían haber permitido,  y que todo fuera por amor a Dios.

La respuesta del Padre Antonio a Casanova no se hizo esperar, y al día siguiente el 8 de enero de 1906,  remite su escrito desde San Juan del Puerto cargado de ironía  “Queridísimo Manolo: He recibido tu grata carta al estilo del Kempes y que como todas tus cosas me edifican por tu piedad y caridad cristiana”, aceptando la decisión de reclamar las  16 Ptas. que le había tocado en la herencia de su tío Don Práxedes “al fin tendrás un recuerdo del que tanto te quiso y de mí que tanto te quiero” .

Por su respuesta, intuimos, que (las alhajas y otros objetos de aquella pertenencia)  a las que Casanova se refería, no eran otras que la píxide o ciborio que Don Práxedes usaba en sus misas. “El Cáliz que por iniciativa de tu prima Pilar me regalaron para que aplicara misa por el alma del difunto cura,  las misas de San Gregorio, las misas cantadas de todos los meses, ese Cáliz te repito lo pongo ahora a tu disposición por si alguno de tus hijos quiere seguir la carrera de la iglesia (Dios lo permita) porque si salen al padre serían Apóstoles que es lo que se necesita en estos calamitosos tiempos, sacerdotes santos hijos de padre santo de carácter dócil, de índole humilde, benéfico, caritativo que todo lo da a los pobres”.

Al mismo tiempo, respecto a su salida de la Parroquia, afirmaba que  decía muy bien que su salida fue providencial, porque hasta entonces no se vieron libres los pobres de Isla Cristina de tener que pagar hasta doscientos reales por mi consejo paterno,  y que tú,  en tus entrañas de padre de los pobres y buen cristiano lamentabas en lo más hondo de tu pecho”, y  le informaba,  que con esta fecha le escribía también a su primo Diego para que le entregara esas pesetas que habían querido dejarle y las repartiera entre los pobres de su antigua Parroquia de La Redondela, “donde tú tanto bien haces, dónde tanto te quieren, donde tienes un altar en cada corazón y un tabernáculo en cada pecho,  donde tu memoria será eterna debido a tu caridad inagotable como el océano”.

Concluye con un deseo: “Adiós Manuel, consérvate bueno, mis cariñosos recuerdos a todos los tuyos y encomendándome a tus oraciones más poderosas, que los brazos de Moisés manda a tu Afmo. SS y humilde capellán”.   

Algunos detalles nos llaman la atención en  este conflicto personal  y que ha quedado plasmado en las comunicaciones que se intercambiaron, así como la rapidez del sacerdote a responder en menos de 24 horas dado los tiempos que corrían, posiblemente,  se le hubiera entregado en mano en Isla Cristina y la respondiera,  ya desde San Juan del Puerto, al día siguiente,  donde ejercía como párroco.

No deja de ser una anécdota y que según las anotaciones que hemos podido recabar por una tercera persona1,  el conflicto pudo surgir,  cuando el mismo año del fallecimiento del Padre Práxedes Zarandieta en 1895, el Rvdo. Padre Antonio Figuereo, predicó la misa en la función en honor de los Dolores de Isla Cristina y el Sr. Manuel Casanova, lo acusó de quedarse con los derechos del sermón que él los consideraba suyos así como el importe económico.

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1.- Copia de las cartas, así como la anotación, que guarda uno de los  descendientes de la tercera persona que las custodió. 

jueves, 1 de septiembre de 2022

JUAN BAUTISTA RUBIO SANTAMARÍA, PADRE DEL FUNDADOR DE LA HIGUERITA.

Artículo publicado en el periódico La Higuerita 1-9-2022

Portada de la escritura a favor de don Juan Bautista Rubio Santamaría

El 13 de febrero de 1915, veía la luz la primera edición del periódico LA HIGUERITA, fundado por el isleño Juan Bautista Rubio Zamorano, hijo de Juan Bautista Rubio Santamaría y de Antonia Zamorano Columé.

Con el afán de averiguar las raíces de Bautista y cuadrar algunas piezas y detalles, emprendimos la búsqueda de los ancestros de este personaje tan curioso y peculiar, que si así lo fue, “de casta le vino al galgo”, ya que el Sr. Rubio Santamaría, su padre, merecía también un estudio a su figura.

Juan Bautista Rubio Santamaría, nació en Relleu, (Alicante) en la comarca de la Marina Baja, en 18571 de profesión comerciante, y falleció en Isla Cristina el 2 de mayo de 19082 a la edad de 51 años.

Se desconoce concretamente cuando pudo llegar a Isla Cristina, pero sí sabemos que lo hizo a caballo, ya que se dedicaba a la venta de especias, hospedándose en la posada de Isabel Yáñez Rodríguez, que anteriormente había sido de su cuñada, la viuda de Miguel Yáñez Rodríguez y desde allí, recorría los pueblos vecinos vendiendo dichas especias3.

En esos menesteres del comercio, es donde conoce a su futura esposa Antonia Zamorano Columé, natural de Isla Cristina que nació el 29 de junio de 18494 y que falleció a los 72 años el 25 de septiembre de 19215.

Antonia quedó viuda en primeras nupcias de Juan Virella López en 1876,  cuando contaba 27 años de edad, dejándola con una hija de pocos meses. Vivía en una casa de su propiedad en la calle Gómez Jaldón, nº 23 (hoy Del Prado) que heredó de sus padres José Francisco Zamorano Rodríguez y Antonia Columé Arbucias.

Al enviudar, se encontró casi sin recursos económicos y su hermano, el empresario y pudiente Juan Zamorano Columé, casado en segundas nupcias con Hermenegilda Soler Barcia (sobrina de Roque Barcia Martí y padres de Gildita) le instaló en su domicilio una tienda de comestibles con la que poder subsistir que hacía esquina con la calle Astilleros. Las coincidencias del destino hicieron que Juan Bautista visitara la tienda de Antonia para venderle sus especias y se continuaran viendo, también lo hacían a través del patio de la casa de ella y el corral de la Posada de los Yáñez con la que lindaba en la misma calle Gómez Jaldón nº 21 (donde actualmente está ASIDEM).

Anuncio insertado en la Guía General de Huelva y su Provincia de 1917

Desconocemos la fecha del enlace matrimonial, pero sí sabemos que el Bazar Bautista se fundó en 18826 en la propiedad de Antonia, por tanto, si se pudieron casar en 1881, él tendría 24 años y ella 32, enclavando su residencia en la casa anexa al Bazar7. De este matrimonio nacieron cuatro hijos: en 1883 Josefa Ramona y Antonia (mellizas), en 1887 Juan Bautista (fundador del periódico La Higuerita) y en 1889 Enriqueta.

Se le conocen algunas anécdotas8 que mostraban su gran personalidad. El primer encuentro con Antonia, cuando fue a venderle sus especias,  resultó  bastante desafortunado, él pidió un vaso de agua para beber que accidentalmente cayó al suelo rompiéndose, la reacción de ella fue reñirle severamente, no queriendo escuchar sus disculpas ante lo cual, le pidió otro vaso de agua que en esta ocasión,  arrojó de forma intencionada al suelo partiéndose en mil pedazos. Otra de las anécdotas cuenta que tras muchos años fuera de su tierra de origen, decidió ir a visitar a una hermana que allí había dejado. Cuando llegó a la puerta de la casa encontró a una muchacha joven que barría y que él supuso que era su sobrina ya crecida, le pidió un vaso de agua, preguntó por la familia y cuando se informó bien, se marchó sin identificarse. Después les escribió contándoles lo sucedido.  Otra curiosa anécdota, es que cuando viajaba para vender sus especias, y se hospedaba en las posadas, en habitaciones compartidas con desconocidos, portaba en su equipaje un tricornio que colocaba de modo que se viera para hacer creer que era Guardia Civil, a fin de evitar ser robado.

Juan Bautista Rubio Santamaría, fue un hombre bondadoso, que llegó a ostentar cargo público de concejal en el Ayuntamiento de Isla Cristina y además,  trató a su entenada María del Pilar Virella Zamorano 9-2-1876/23-10-19359, como a una hija propia, y cuando hizo testamento, le legó los mismos bienes que a sus propios hijos de sangre.


Postal del Bazar Bautista 1912

También, destacar la curiosidad sobre un dato erróneo bastante difundido,  sobre una postal del Bazar Bautista que hemos visto publicada en alguna que otra ocasión y  que nada tiene que ver con la Imprenta Bautista, y  que corresponde al año 1912, ya fallecido Juan Bautista Rubio Santamaría y no a 1885 como se ha llegado a  publicar, ya que el personaje más alto que se aprecia en la puerta es su hijo Juan Bautista Rubio Zamorano que ya regentaba el negocio desde la muerte de su padre en 1908, y el niño del triciclo es Juan Bautista Hernández Rubio (nieto, quien posteriormente se convirtiera en empresario y alcalde de Isla Cristina), e hijo de Josefa Ramona Rubio Zamorano.

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1, 4, 5, 6, 9.- Bogarin Díaz, Jesús. 180 Linajes Isleños.

2.-Según Escritura de aceptación de herencia, aprobación y protocolización de operaciones particionales por fallecimiento de D. Juan Bautista Rubio Santamaría y Doña Antonia Zamorano Columé por el notario de Ayamonte Enrique Blázquez Sánchez 26-5-1923.  

3, 8.- Datos facilitados por su hija Enriqueta Rubio Zamorano a miembros de su familia.

6.- Según anuncio insertado en la Guía General de Huelva y su Provincia de 1917.

7.- Según Biedma Viso,  José. Periódico La Higuerita, 15-7-2009. Fotos del ayer,  Imágenes para el recuerdo 167,