martes, 16 de abril de 2024

Un Himno para la Virgen del Rocío

 Artículo publicado en el periódico La Higuerita 15-4-2024




Dice un  cierto e incuestionable refrán: “que quién guarda, halla”. 

Hace años que guardo en una carpeta, algunas publicaciones, recortes de prensa que me parecían interesantes, recordatorios y un largo etc., y que en alguna que otra ocasión,  cada vez que se hacía una limpieza en casa,  he tenido que oír la frase de: “A ver si despejas esto de una vez, que ya no sabes dónde meter tantos papeles que no sirven para nada y solo hacen coger sitio” y que estuvieron a punto de ir a parar al contenedor de la basura, lo que hubiera sido un pecado imperdonable por mi parte. 

Entre esas cosas que he guardado,  está el texto del himno a la Virgen del Rocío con letra de Doña Antonia Martín Tortosa y que la Hermandad del Rocío, publicó en 1977, impreso en la imprenta de Miguel Vázquez y con la música del sacerdote Don Manuel Martín Gil.

Inmersos en la celebración del Cincuentenario de la Fundación de la Real e Ilustre Hermandad de Ntra. Sra. del Rocío de Isla Cristina, creo que estos documentos merecen ser conocidos por todos y por qué no, volver a ser oído públicamente en alguna de las misas que se celebran a lo largo de todo el año, recuperándose como un pequeño patrimonio inmaterial, al margen de su calidad.  

Esta pieza musical compuesta por Don Manuel Martin Gil, se estrenó en la primavera de 1976, hace ahora 48 años, durante los cultos preparatorios para la Romería de Pentecostés de aquel mismo año, y fue interpretada por el Coro de las “Hijas de María” de la parroquia,  que dirigía por entonces por Antoñita Martín Tortosa, gran poetisa mística y profesora de música, que cambió el rol en esta ocasión y escribió una preciosa letra,  para que don Manuel, el cura párroco de la Iglesia de Ntra. Sra. de los Dolores, que era un gran organista,  compusiera la música.

Esta pieza, que fue recuperada y que pudimos oír a propuesta de este que suscribe, en el 25 Aniversario Fundacional y durante los cultos preparatorios de 1999, fue interpretada nuevamente por aquel mismo grupo,  aunque ya muy mayores,   las “Hijas de María” que la interpretaron por primera vez, dirigidas por Antoñita Martin.  Desde entonces, guardo una fotocopia de la partitura, y de la que no he querido desprenderme.



Esta pieza musical, no es una composición a la usanza rociera, sino un canto a la Virgen lleno de espiritualidad, música litúrgica concebida para ser tocada en interpretada en el contexto litúrgico y religioso, que bien se podría intentar recuperar, interpretándose y fuera  grabada para que  no se perdiera, ahí nos queda el reto…….

A lo largo de los años, y es una realidad que se repite más de lo que debiera,  muchas corporaciones, entidades, asociaciones y hermandades, se han desprendido de gran parte de su historia que ha acabando en la basura, borrándose y desapareciendo parte de la vida de las mismas. Enseres, ajuar, programas de cultos, actas y documentos que debieron estar bien custodiados y archivados, se han perdido para siempre por problemas de espacio, desconocimiento de su valor, traslados, cambios de sedes, limpiezas o por cualquier otra razón, o porque se depositaron en casas privadas de dirigentes pensando que era el mejor lugar para ello y nunca se devolvieron, y en otras circunstancias, no dieron importancia y no supieron custodiar ese legado, o “lo hicieron suyo”, sin entender, que toda esa documentación es patrimonio de todos y que no se puede guardar en casas privadas, salvo copias o las excepcionalidades y siempre bajo un documento firmado, porque son la única fuente fidedigna para la memoria y poder perpetuar la historia de las mismas, el estudio y la  investigación. El único lugar donde debe estar toda documentación son las sedes, bien archivada y custodiada, además,  con un inventario y que las juntas y directivas salientes, deben dar cuentas de ello en régimen interno a las entrantes en un traspaso de poderes.

En mis publicaciones, nunca opino, ya que la historia no tiene opinión, sino que se cuenta y escribe según los hechos, nos gusten más o menos, siempre desde la objetividad, las pruebas,  y los datos recabados y contrastados. 

Ya lo escribió Antonio Machado: “La verdad es lo que es, y sigue siendo verdad aunque se piense al revés”.  Ahí queda,  mi aviso para navegantes….


miércoles, 3 de abril de 2024

LOS NEGOCIOS CENTENARIOS DE ISLA CRISTINA

 Artículo publicado en el Periódico La Higuerita 1-4-2024


Para que un negocio haya podido alcanzar la friolera cantidad de 100 años, seguro que habrá tenido que sortear muchas vicisitudes, y muchos serán los sacrificios de varias generaciones para mantener una actividad comercial que haya sido rentable.

No es fácil, por las dificultades que conllevan, mantenerse un siglo abierto al público ofreciendo unos servicios a la comunidad y superar a lo largo del tiempo, los diferentes contratiempos y las crisis económicas. Estos “negocios centenarios” han conocido a lo largo de su historia, los diferentes sistemas políticos que han regido España: monarquía absolutista, dos dictaduras, una república y actualmente una monarquía parlamentaria, además de sobrevivir la pandemia de “Gripe Española” de 1918, una Guerra Civil, diferentes crisis económicas y por último, la pandemia sanitaria provocada por el covid-19.

En este ámbito de cosas, tenemos que diferenciar bien lo que es una actividad de lo que es un negocio, y destacar al mismo tiempo, qué aunque sus propietarios evidentemente han ido cambiando por ley de la vida y del tiempo, los  enclaves, los edificios o las marcas, continúan siendo la misma.

Cabecera de la primera publicación del  Periódico La Higuerita 13-2-1915


He querido dejar a un lado a nuestro querido y Decano de la Prensa de Huelva, el periódico La Higuerita, ya que habiendo superado el centenario con creces, no lo interpretamos actualmente como un negocio familiar en sí, aunque sí lo fue en su momento, creado por Juan Bautista Rubio Zamorano como un instrumento de comunicación y opinión en 1915 y después, continuado por su hijo Juan Bautista Rubio Milá, y por Rafael López Ortega hasta nuestros días, convirtiéndose en un gran legado cultural auspiciado actualmente por la Asociación Amigos del Periódico La Higuerita, dirigida por Esteban Magaz.     

"Salinas La Primera" 


El negocio actualmente más antiguo que hemos podido localizar en Isla Cristina en activo, y que continúa con su explotación de sal,  es “Salinas La Primera”, que inició su actividad según escritura1, en 1884/85 como “Marismas de la Tuta” por aquel tiempo en terrenos del término de Ayamonte y regentada por Francisco de Paula Fernández de los Senderos y Pérez Arescurenaga, quién fue Gobernador Militar y Político de la Real Isla de La Higuerita con el tratamiento de Capitán de Navío y Comandante Militar de Marina de la Provincia de Huelva, (personaje éste, que es destacado por el Padre J. Mirabent en sus Memorias en el suceso con un barco pirata con bandera inglesa,  y que dio origen a la construcción del baluarte o Castillo de Santa Catalina). Posteriormente pasó a propiedad de la familia Mirabent, denominándola como “Salinas La Primera”, ya que su hijo Francisco Fernández de los Senderos Rubalcaba, casó2 con Pastora Mirabent Bogarin,  hermana de Antonio Mirabent Bogarin,  quién continuó dicha explotación.  El 18 de julio de 1922, todos esos terrenos anexos a la Barriada de Román Pérez3, pasaron a pertenecer al término municipal de Isla Cristina. Actualmente estas salinas son explotadas industrialmente en régimen de alquiler por una empresa que también explota otra en la Isla de Bacuta en  Huelva.

Dos son las farmacias históricas y centenarias que existen en Isla Cristina.

Antigua botella de la Farmacia de Ruperto García de Vinuesa


La primera botica4 que encontramos en la localidad, fue regentada por Bartolomé Rodríguez Pérez,  natural de Villanueva de los Castillejos en el siglo XIX. Es el 3 de octubre de 1877 cuando Ruperto García de Vinuesa Garganta, natural de Vildé, Soria, y farmacéutico, se instala en Isla Cristina contrayendo matrimonio con Antonia Pastora, convirtiéndose en yerno de Bartolomé Rodríguez en 1880. Tanto Ruperto como su hermano Emilio, médico, fueron distinguidos por su acción humanitaria al enterrar ellos mismos con sus manos a las víctimas fallecidas por el cólera morbo de 1885. Continuador de la farmacia, tras su fallecimiento en 1917, encontramos expedientes5 para autorizar el traspaso de la farmacia de D. Manuel Martín Noriega en 1930 a favor de Ruperto García de Vinuesa Rodríguez, su hijo, lo que presuponemos, que fue una regencia temporal, así como otra de su hermana, la farmacéutica María del Carmen García de Vinuesa Rodríguez6, en 1931 a favor de Francisco Quintero Breva, lo que intuimos que fue por la misma razón, como también lo hizo Antonia Pastora García de Vinuesa González  por el fallecimiento de su padre. En 1978, tras finalizar sus estudios de farmacia se hace cargo de la misma, María del Carmen García de Vinuesa González hasta nuestros días, que continúa  ofreciendo sus servicios en la calle del Carmen, dirigida por su hija la Lda. Rocío Piñero García de Vinuesa, biznieta del boticario Bartolomé Rodríguez y conformando una saga de cinco generaciones de farmacéuticos en Isla Cristina.

En la foto D. Juan Roselló Ferrera, D. José Roselló Ferrera, médico
y su hijo D. Juan Roselló Zarandieta, farmaceutico. 


El licenciado  Juan Roselló Ferrera, colegiado nº 2, abrió su farmacia en 1892 en la Calle del Carmen, en pleno corazón de Isla Cristina, según expediente7 municipal de apertura.  En 1919 ya era miembro8 de la primera Junta de Gobierno del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Huelva y alcalde de Isla Cristina en 1929. En 1931, es traspasada9 en favor de su hijo José Roselló Mora. En 1939, regenta la farmacia la viuda de José Roselló Mora,  quien  traspasa10 en  favor de su sobrino José Roselló Zarandieta, llegando a  ocupar el cargo de decano11 de los colegiados y nombrado en 1969 “Colegiado de Honor”. Actualmente, esta farmacia se enclava en la Gran Vía de Román Pérez a escasos metros de donde siempre estuvo la primitiva farmacia, regentada por el Ldo. Juan José Roselló Cardoso, biznieto su iniciador Juan Roselló Ferrera.   

Gregorio Salcedo Martín y José Manuel Salcedo Soler, padre e hijo.
Foto: Huelva Buenas Noticias


El fotógrafo Domingo Salcedo Ruiz, durante algunos años trabajó como fotógrafo ambulante por casi toda la geografía provincial, y aunque ya había visitado la localidad anteriormente, se establece definitivamente en Isla Cristina en 191312.  Natural del Puerto de la Cruz en Tenerife,  instaló su negocio en el Paseo de los Reyes donde actualmente continúa, en ese mismo estudio, podemos apreciar la cámara de madera sobre bastidor, con  fuelle negro que utilizaba a finales del siglo XIX y principio del XX.

Fallecido en 1925, es su hijo Manuel Salcedo Vergara, quién hereda su profesión y continúa con el negocio de la fotografía, convirtiéndose en el fotógrafo que captó e inmortalizó la imagen de una gran mayoría de isleños a lo largo de su vida. Es su hijo Gregorio Salcedo Martín,  quién continuó ejerciendo la profesión y adaptó el local a los nuevos tiempos con un nuevo estudio. Actualmente, es el biznieto de Domingo Salcedo, José Manuel Salcedo Soler, quién regenta “Foto Salcedo” y mantiene este artístico negocio con más de un siglo de historia.   

Papel de envolver los pasteles,  utilizado por Pastelería Pavón. 


La Pastelería Pavón, en el Paseo de Los Reyes,  es uno de los emblemas más señeros de Isla Cristina. Abrió sus puertas en 1919, por el empeño de un gran aficionado a la repostería  Manuel Pavón Mesa, que junto a su esposa, sin pretenderlo, endulzaron a lo largo de la historia los hogares de muchos isleños y el de gran parte de la provincia con miles y miles de pasteles: milhojas, borrachos, bizcotelas, petisúes, piononos, almendrados, cuernos de hojaldre, cocas y tartas que han presidido infinidad de cumpleaños y bodas.

José Biedma Viso, sobrino político de Pavón, a  los doce años, entra como aprendiz en el obrador, compaginando los merengues y azucares con las clases particulares que recibía en el colegio. Pepe Biedma, se perfeccionó durante algunos meses, con la ayuda del dueño de la confitería sevillana “La Campana”, refinando sus conocimientos,  y es en 1948 cuando su tío se retira, cediéndole el famoso negocio,  que además de la fama por sus dulces, la tenía por abrir todos los días del año sin excepción y no cerrar nunca.  En 1980, Biedma Viso, traspasa el negocio al empresario Joaquín Martín Columé, quien renueva por entero el negocio con nuevas e industriales máquinas y adaptadas a los tiempos, ampliando las ventas a otras y provincias con una nueva visión de negocio al que le aporta una cafetería, así como abriendo otras sucursales. Actualmente, es su hijo Alberto Martín Sendón, quién sigue  al frente de la pastelería, manteniendo la tradición con más de un siglo endulzando el paladar de Isla Cristina.

Antiguo "Bar Lulú"


Es en abril de 1921, cuando coincidiendo con un Viernes Santo, abría sus puertas el café “Bar Lulú”, en un precioso edificio propiedad de Francisco Mirabent Soler de estilo modernista y bajo la dirección del empresario Ramón Noya Frigolet. Una revolución en una época de gran desarrollo económico en todo el centro de la localidad que rompía con los zampuzos y tascas existentes, siendo posteriormente traspasado a Juan Martín.

En plena Guerra Civil 1937 Ramón Pérez Rodríguez13 se establece en el Lulú Chico, una pequeña tasca que colindaba a este edifico,  y es en  la posguerra, 1940,  cuando unifica ambos locales con el nombre de “Bar Nacional” convirtiéndose en uno de los locales más concurridos de la época, donde se realizaron grandes bailes. Trascurridos algunos años, en los años 71 y 72, vuelve a recuperar el nombre de “Bar Lulú” ya como restaurante por el cocinero isleño Rufino Zaiño y bajo la dirección de los hermanos Pérez Conde, hijos de Ramón Pérez Rodríguez: Roque, Pepe y Ramón hasta su cierre. Tras algunos años de inactividad, el matrimonio compuesto por José María López Franco y Josefa del Carmen Fornieles Toro,  compran el local en 2005 a José Hernández Samper, abriéndolo como café, bar de copas y restaurante para que en agosto de 2022 fuera vendido a Pedro Sanabria Espinosa. Actualmente, el “Lulú”, continúa siendo un lugar de encuentro y ocio en un enclave céntrico y privilegiado de Isla Cristina. 

Propietario y empleados de El Barato 1951

 

Y, aunque aún no ha cumplido el siglo, hemos querido incluir en este apartado a un negocio también señero en la localidad y casi centenario, y que fundado en 1929, muy pronto cumplirá cien los años, nos referimos a “El Barato”, fundado por Ángel Rubio Marín y que a lo largo de sus 95 años de historia,  ha sido un referente en la venta de telas, zapatos, confección, mercería, perfumería y artículos de regalo, ubicándose primitivamente en el Paseo de Chocolate, donde actualmente se sitúa el Restaurante “Casa Alberto”, en una sociedad llamada “Almacenes El Barato”14. Es en 1935 cuando se traslada al lugar actual y como lo conocemos. En 1941, se funda la Sociedad  Rodríguez, Rubio y Cía en la que Ángel Rubio participa como accionista también de “Almacenes El Barato de Huelva” así como en “Sederías Gran Vía” de la Capital. Actualmente, continúa con el negocio local su hijo José Luis Rubio Carballo, siendo un referente para la localidad y los pueblos de los alrededores por su especialidad en telas para carnaval  y todo tipo de tejidos para la confección. 

Estos comercios y negocios centenarios que han visto pasar la vida de Isla Cristina, son una parte importante de nuestra historia y de nuestros antepasados,  que han sabido adaptarse a los tiempos, heredados de padres a hijos o de empresario a empresario, y que tuvieron la valentía, la formación y el emprendimiento, para sortear todos los obstáculos y superar con creces,  el siglo de vida.

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1.- Escritura de propiedad. Nicolás Mirabent Noya
2.- Bogarin Díaz, Jesús. 390 Linajes Isleños.  Fernández de los Senderos
3.- González Salgado, Francisco. De Puente Carreras a Barriada de Román Pérez 18 de julio de 1922. Periódico La Higuerita 1-6-2020
4.-  Dato aportado por María del Carmen García de Vinuesa González
5, 6, 7, 9, 10. - Archivo Municipal de Isla Cristina Leg. 554 -555
8, 11.- Cien años de historia Colegio Oficial de Farmacéuticos de la Provincia Huelva (Capitulo XV)
12.- López Márquez, Vicente. Isla Cristina. Por los Caminos de la Historia. Cap. 52
13,14.- Biedma Viso, José. LA HIGUERITA 14-9-1991 / 1-9-1990
 

viernes, 22 de marzo de 2024

UN SIGLO DE COFRADÍAS ISLEÑAS EN LA PASIÓN, MUERTE Y RESURRECCIÓN

 Artículo publicado en la Revista Oficial de la Semana Santa de Isla Cristina 2024


La celebración de la Semana Santa en Isla Cristina, a pesar de no contar con unos hondos orígenes históricos, con el paso de los años se ha convertido en un  evento profundamente arraigado en la tradición religiosa y cultural de los isleños.

Su imaginería religiosa es de una calidad excepcional, evidenciando la destreza y el talento de los artistas que han contribuido a lo largo de un siglo a la creación de estas obras de arte sacro, con pasos, cuidadosamente elaborados, la mayoría de ellos actualmente en un proceso de restauración o transformación y que transmiten la intensidad de la Pasión de Cristo a través de detalles minuciosos y expresiones que conmueven a los fieles y visitantes por igual.

Conocemos por las memorias del primer sacerdote el Padre José Mirabent, que el primer “templo” para el culto a Dios que se levantó en la Real Isla de La Higuerita fue en 1757. Desde aquella choza en la antigua colonia de pescadores, se ha manifestado siempre una gran devoción mariana hacía la Stma. Virgen María en sus diferentes advocaciones, primero en la Virgen de los Dolores, y muy poco después en las veneradas  imágenes de la Stma. Virgen del Rosario y  del Carmen.

En 1799, el propio sacerdote nos indica que se realizó el altar del sagrario y se colocó la imagen de un crucificado del que desconocemos su título o advocación y que fue en 1850 cuando se bendice la Capilla del primer Cementerio isleño con el nombre de “Santísimo Cristo de la Resurrección y la Vida”.   

Durante más de un siglo y medio, concretamente 164 años, aquella pequeña choza, después parroquia, celebró para los fieles la Cuaresma y la Semana Santa con sus Cultos y Oficios como debieron ser correspondientes: Triduo Pascual y la conmemoración litúrgica de la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor.

No es hasta adentrado en el siglo XX, cuando tras la donación por la familia Pérez Romeu en 1921 del Grupo Escolar Ntra. Sra. de los Ángeles con capilla propia  dedicada a Jesús Nazareno, y la donación de una imagen de tamaño natural  con la advocación de Jesús del Gran Poder, obra del escultor D. José Alsina Subirá, se propicia en la Archidiócesis de Sevilla la fundación y erección canónica de la primera cofradía de nazarenos de Isla Cristina, no obstante, existen datos de que en esa misma  década, los años 20, y bajo palio, la primitiva imagen de la Virgen de los Dolores de Juan de Astorga, salía en procesión y se encontraba con Padre Jesús, para continuar su  recorrido hasta la parroquia. Esto se produjo hasta la llegada en 1929 de la primitiva imagen de la Virgen de las Mercedes de D. Antonio Castillo Lastrucci, cotitular de Padre Jesús.  Se desconoce,  desde cuándo procesionaba la Virgen de los Dolores,  ya que anteriormente lo hacía el Viernes Santo acompañando a la imagen de Cristo Crucificado de la parroquia,  y que organizaba Don Ventura Mirabent Milá.

A lo largo del pasado siglo XX, se fueron creando y fundando la mayoría de las  diferentes Hermandades y Cofradías isleñas que han ido ocupando un gran espacio en nuestra Semana Mayor, consiguiendo altas cotas de calidad artística y devocional hasta nuestros días. 

En 1922 se funda la primitiva y centenaria Hermandad del Santo Entierro de Ntro. Señor Jesucristo y  que se reorganizó tras la Guerra Civil en 1942.

En los años difíciles de posguerra se fundan tres nuevas corporaciones. En 1943 un grupo de excombatientes en el frente de guerra, en acción de gracia, deciden crear la Cofradía de Ntro. Padre Jesús Cautivo y la Virgen de la Paz, y es en 1946 cuando el gran cofrade D. Manuel Carrasco Fragoso (Manolito el de los Santos) hace realidad que desde la Capilla del Grupo Escolar Ntra. Sra. de los Ángeles,  procesione por primera vez el  Señor Atado a la Columna para visitar la zona de “Allá Arriba o el Mundo Nuevo”.  

El 7 de abril de 1949 un grupo de amigos y devotos crean la Hermandad de Jesús en su  Entrada Triunfal, conocida popularmente como del “Señor de La Mulita” y en 1956, los jóvenes de Acción Católica fundan la Hermandad del Santísimo Cristo de la Buena Muerte.

El 15 de abril de 1960 por una acción de gracia motivada por la recuperación de un ciudadano en un accidente, un grupo de 33 amigos deciden fundar la Hermandad del Santísimo Cristo de la Vida, (titulo de la imagen y que esta pudo recibir recogiendo la devoción quizás, de aquel primitivo Señor crucificado que había dado nombre al primitivo cementerio) que ya procesionaba,  y a quien el escultor José Sanjuán Navarro en 1940 había adaptado la cabeza primitiva a un nuevo cuerpo, para posteriormente, designar como cotitular a la Virgen de los Dolores que también procesionaba y que había sido rehecha también por el escultor Sebastián Santos Rojas en 1937,  tras los sucesos de julio de 1936.

Es el 28 de marzo de 1975, cuando a instancias del párroco de la Parroquia de los Dolores,  Don Manuel Martin Gil, Don Manuel Carrasco, “Manolito el de los Santos”  funda la Hermandad de la Virgen de la Soledad, adaptando un hermoso busto de una virgen anónima del siglo XVIII de la escuela granadina, que había donado el Doctor Don Carlos Granado León,  y que durante años estuvo en una hornacina en  la sacristía.

Fueron muchos los años huérfanos de un Lunes Santo sin procesiones, que dejaban un gran vacío. No fue hasta este siglo XXI, y en la Semana Santa de 2017, cuando por primera vez la Pro-Hermandad del Stmo. Cristo de la Humildad,  presidida por D. Javier Castro Medero, sale a la calle con una magnifica imagen del escultor isleño D. Francisco José Zamudio Barroso, complementándose años después con  la dulce belleza de una imagen cotitular de la Virgen con el titulo de Esperanza,  también del mismo autor.

Hace muy pocos meses, el 26 de noviembre de 2023, a instancias del párroco Don Héctor Hugo  Vásquez Márquez y una comisión parroquial al efecto, fue bendecido en la Parroquia de Ntro. Padre Jesús del Gran Poder la imagen de un hermoso Cristo Resucitado de tamaño natural,  y que Dios mediante, recorrerá las calles de Isla Cristina en procesión en la Semana Santa de 2024.

En rincones concretos de Isla Cristina, se puede apreciar el legado de un siglo de procesiones que han dejado una huella imborrable en la comunidad, donde las calles se convierten en un escenario donde la fe, el recogimiento, la tradición y el arte se entrelazan de manera sublime. La Semana Santa de Isla Cristina no solo es una manifestación religiosa, va más allá, también es una expresión artística que ha perdurado a lo largo del tiempo. Las procesiones, los pasos y la imaginería religiosa son testimonios vivos de la devoción de la comunidad, creando una experiencia única que trasciende lo terrenal para conectar con lo divino.

La Resurrección, celebrada por los cristianos con gran júbilo el Domingo de Resurrección, cerrará una semana con la esperanza y la alegría de la victoria sobre la muerte, marcando el renacimiento espiritual y simbolizando la promesa de vida eterna  y  que en La Redondela, desde tiempos inmemoriales ya se venía celebrando con la “Procesión del Huerto” o “Del Niño Perdido”.

Con esta nueva imagen de la Resurrección,  obra del imaginero sevillano Jesús Cepeda se cierra y da sentido a esta catequesis plástica que se produce en nuestras calles y que viene a completar la iconografía que nos faltaba de la Pasión, Muerte y Resurrección de Ntro. Señor Jesucristo en Isla Cristina, casi un siglo después de la fundación de la primera Cofradía isleña, y dando más sentido que nunca a aquel titulo que el Ilustre Padre José Mirabent,  puso a la Capilla del primer Cementerio y que en mi opinión,  podría  ser reutilizado como  título oficial para denominar a nuestro Señor Resucitado: “Santísimo Cristo de la  Resurrección y la Vida” 

viernes, 15 de marzo de 2024

La obra cumbre de la Semana Santa de Isla Cristina, tiene un nombre propio, don José Oliva Castilla.

 Artículo publicado en el Periódico La Higuerita 15-3-2024

José Oliva Castilla 

No son muchos los artículos especializados en arte cofrade, los que se han escrito y dedicado a poner en valor la figura de este gran artista, escultor, tallista, dorador, pintor, imaginero, retablista, artesano de muebles y restaurador en su última etapa, tan cercano y vinculado a Isla Cristina.

José Oliva Castilla, según dicen, nació de forma circunstancial en Sevilla el 10 de julio de 1918.  Oriundo de Villablanca, de donde eran sus padres,  su infancia la vivió en Isla Cristina, localidad en la que su padre, José Oliva Gómez, era el administrador de la fábrica de la luz eléctrica “La Isleña”, y además,  fue el primer Hermano Mayor efectivo de la Hermandad de Ntro. Padre Jesús del Gran Poder desde su fundación en 1921 hasta 1928.

Oliva, desde muy niño sintió la llamada del arte, trasladado a Huelva, comenzó su vida artística en el Ateneo de Huelva, teniendo como compañeros, entre otros, a los pintores Mateo Orduña y Antonio Brunt  en la Academia San Cristóbal, centro cultural y artístico de la ciudad en aquella época. En la década de los cuarenta realizó conjuntamente algunos trabajos con su gran amigo el escultor ayamontino Antonio León Ortega.

En Huelva conoce a la que luego sería su esposa, Ángeles Sánchez Conejo, madre de sus dos hijas, Rosario y María de la Cinta, dedicándose por entero a la creación artística, destacando por su gran calidad y la recreación de los volúmenes en sus tallas que la hacen tan características, así como el dulce tratamiento que imprimía a las caras de los ángeles y querubines de sus tallas.

En la ciudad de Huelva, destacan también dos grandes tesoros que actualmente se conservan como son el imponente paso de la Oración en el Huerto, el cual, talló de noche y de día para que saliera en la Semana Santa de 1943;  en 1944 talló el antiguo paso de las Cadenas de la Hermandad de Los Judíos, que desgraciadamente desapareció en 1961 ante su mal estado de conservación, entre los años de 1947 a 1954; realiza  el paso de la recién fundada Hdad. de Jesús de las Penas en sus Tres Caídas,  magnifico y esplendoroso.

Paso del Santo Entierro de Isla Cristina 


Fue en 1957, cuando en su taller instalado en Isla Cristina, tras muchos meses de trabajo, realiza y se estrena aún sin dorar la obra cumbre de la Semana Santa Isleña, contratado1 por la Junta de Gobierno presidida por su Hermano Mayor Jesús Díaz Sousa,  y la que quizás, más alegrías y reconocimientos le dio a lo largo de toda su vida, al ser valorado y reconocido tanto por la hermandad, como por las autoridades locales,  así como por la toda la población isleña,  el paso del Santo Entierro, en la que dejó su impronta y un estilo neobarroco con un gusto exquisito e inusual, ya que la preciosa  urna ovalada del Señor, es portada por cuatro ángeles que rompen la ortodoxia y la sobriedad de un paso fúnebre, rematada por una pequeña imagen que representa la Fe,  con cuatro faroles de cuatro brazos, donde destacan las cartelas con motivos de la Pasión,  flores talladas y cabezas de angelitos celestiales que sobresalen y destacan en el esplendoroso dorado.  Pepe Oliva, a lo largo de toda la realización, contó con un buen equipo de colaboradores en su taller, entre los que se encontraban entre otros, el tallista Manuel Domínguez3,  quién  había realizado en 1941 el nuevo paso para Jesús del Gran Poder de Isla Cristina. 

Urna para el Señor del paso del Santo Entierro  Foto: Joaquin Cristóbal


La realización del paso del Santo Entierro tuvo varias ubicaciones a lo largo de todo el proceso: los bocetos2 se dibujaron en la pared de una pequeña charanga en la Calle San Francisco, pasando por la fábrica de Cabot4, y la mayor parte de su realización se llevó a cabo en la C/ Catalanes, lugar donde estuvo ubicada la iglesia provisional de Ntra. Sra. de los Dolores y que quedó vacía a partir de diciembre de 1954 por la bendición del actual templo.

Paso del Santo Entierro expuesto en su Casa de Hermandad. 

Otras obras que quedaron para la posteridad son el antiguo mobiliario de la alcaldía de la ciudad, que hoy se encuentra en la sala noble de la biblioteca “Casa de Román Pérez”, el retablo del “Señor de La Mulita”, el retablo de la  Capilla de la Stma. Virgen del Carmen realizado en Valverde del Camino pero que finalmente fue enriquecido por él, los confesionarios de la Iglesia parroquial de Ntra. Sra. de los Dolores y algún que otro objeto que realizó para familias isleñas, y así como la imagen de la Stma. Virgen del Carmen de la Parroquia de Ntro. Padre Jesús del Gran Poder. También, se le atribuye, aunque no existe constancia escrita, las cajoneras talladas de la sacristía de la Parroquia de los Dolores.

De sus gubias salieron muchas obras de arte para numerosas localidades,  pasos, esculturas, imágenes, retablos, altares y mobiliario. Su estilo es inconfundible y de una calidad absoluta,  de la que nadie puede dudar.

José Oliva, realizando uno de sus trabajos

Para Sevilla también realizó el retablo del Señor de la Salud “Los Gitanos” en la Iglesia de San Román, y en Tarifa (Cádiz) realizó bastantes trabajos a hermandades vinculadas a la almadraba; los pasos de la Cofradía del Stmo. Cristo del Consuelo y de la Hdad. del Nazareno,  una réplica de la Virgen de La Luz, patrona de Tarifa,  para la familia Labao y una puerta con un guerrero para la familia Catalá, también realizó otra  imagen de la Virgen de La Luz, para ser venerada en el Santuario de la Virgen de África por los miembros de la Colonia Tarifeña, así como un paso para el Santo Entierro de Ceuta. También en madera de cedro, realizó una pequeña replica de la Virgen Santa María de África, Patrona de Ceuta, que fue regalada al General Francisco Franco, quedando instalada en el Palacio del Pardo.  

José Oliva, fue un hombre de una fuerte personalidad, autodidacta, un estudioso de la materia, un artista y un bohemio culto y enamorado de su trabajo al que según cuentan, era capaz de renunciar al dinero, por ser fiel al diseño de su obra, que para él, siempre era imperfecta y con un estilo según él decía, que seguía una línea clásica pero con una tendencia naturalmente personal.

Acabada su etapa en Tarifa y decaer el trabajo, las circunstancias económicas por la que atravesó España durante los años sesenta y setenta, lo obligaron a emigrar a Bruselas junto a su familia, donde durante 22 años trabajó como carpintero tallista y restaurador de muebles, relacionándose con coleccionistas y anticuarios donde también expuso sus obras con un gran éxito de crítica y venta, pero a pesar de ese reconocimiento por sus obras, la nostalgia y el amor a su tierra, además de la enfermedad que padecía, le hizo volver a Huelva, donde vivió los últimos años de su vida, falleciendo el 27 de agosto de 1991 a la edad de 73 años.

Don José Oliva Castilla, el artista de la talla y los volúmenes, quién  no solía firmar sus trabajos, quien destacaba por su modestia, su llaneza y su don de gentes y que era capaz de convertir una simple pieza de madera en una obra de arte con unos hábiles golpes de mazo,  gubias y formones, quien dio sus primeros pasos y correteó en su infancia aquella Isla Cristina de principios del siglo XX, “pueblo5 que se honra con contarlo entre sus naturales, porque… es casi de aquí…….. Presto estuvo el genial artista a hacerlo, desatendiendo otros trabajos de Huelva y Sevilla. Porque era Isla Cristina, la cuidad de sus amores quién de él necesitaba y había que darle preferencia. Sin pérdida de tiempo se trasladó  aquí para hacer la obra y aquí está y aquí reside y aquí permanecerá hasta dar fin de cuanto se refiera a su compromiso”.

 Pepe Oliva, como era conocido por todos, nos dejó para la posteridad su gran obra grabada en el corazón, con el trazo de una gubia barroquizante ondulando la madera como lo hacen las olas en la mar,  y con el amor, el lirismo,  y el profundo sentimiento que brota de un verdadero artista.  

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1, 2, 3.- Dato aportado por Enrique Bogarin Díaz

4.- Dato aportado por Manuel Hernández Cabot

5.- El artista José Oliva.  LA HIGUERITA 1-4-1957

Bibliografía:

  • Archivo Cofradía Stmo. Cristo del Consuelo, Ntra. Sra. de las Lágrimas y San Juan Evangelista  de Tarifa.
  • Familia de José Oliva Castilla. Reportaje del programa “La Rebujina” de Teleonuba, emitido el 14-01-16. 

sábado, 2 de marzo de 2024

PEPITA LLUYOT ARBUCIAS, LA ISLEÑA QUE EMIGRÓ DE NIÑA A LA ALMADRABA DE ROTA Y SE CONVIRTIÓ EN PINTORA.

 Artículo publicado en el Periódico La Higuerita 1-3-2024


Josefa Lluyot Arbucias  (Pepita)

La publicación de un libro  "Mis recuerdos heredados1", de José Ramón Pagés Lluyot, natural de Rota, y sobrino de Pepita, con un trabajo minucioso de archivo y recomposición, fruto de años de investigación y amor a su familia,  nos puso en el camino para dar con este curioso personaje, que siendo muy niña, emigró con sus padres y hermanos a la localidad gaditana de Rota para trabajar en la almadraba. 

La Almadraba de “Arroyo Hondo” en Rota (Cádiz), estaba regentada en su explotación  por entonces, por el isleño Juan Zamorano Columé, hermano este, de Rosa Zamorano Columé, abuela de Pepita Lluyot Arbucias, y madre de Rosa Arbucias Zamorano. 

Esta familia de Isla Cristina, conformada por el matrimonio Antonio Lluyot Gómez y Rosa Arbucias Zamorano, como muchas otras familias, emigró a principio del siglo XX entre los años de 1914-1918, instalándose con sus cinco hijos en las chozas y viviendas para los almadraberos que se integraban alrededor de la fábrica, con todos los adelantos de la época y  generando con el paso de los años, un gran arraigo en la localidad de Rota, repercutiendo en la vida social, cultural y comercial de aquel municipio. 

Por aquellos años, era muy común que los temporeros isleños, en los primeros días de mayo, se desplazaran por toda la costa andaluza y africana, para realizar las operaciones de la pesca y salazón del atún en las almadrabas. 

Pepita, llegó a Rota siendo muy niña, con 2 o tres añitos. Fue el propio Juan Zamorano, tío de la madre de Pepita, quién propone a su sobrino político  Antonio Lluyot, que era carpintero, que se hiciera cargo del economato y la ferretería, la cantina y el estanco,  y demás servicios que existían en el poblado en el entorno de la chanca  durante la temporada de pesca y que después, fijarían su residencia definitiva en la calle Gómez Ulla. 

Josefa Lluyot Arbucias, que había nacido2 en Isla Cristina el 14 de diciembre de 1914  realizó  sus estudios primarios en Rota, compaginándolos con un profesor particular de pintura. En la década de los años 30, la familia Lluyot Arbucias ya contaba con una buena situación económica, pudiendo dedicar su infancia y adolescencia al estudio y la formación, licenciándose en la carrera de Bellas Artes en Sevilla en 1940,  contrayendo  matrimonio3 con Miguel Soldán Pérez el 19 de septiembre de 1945, natural de Carrión de los Céspedes (Sevilla) a quién había  conocido  en la Facultad.

Sus hermanos  también fueron personas emprendedoras. Rosa, casada con Manuel Carlos Pagés detective privado, y que se convirtió en la primera mujer detective privado de España; su hermano Enrique se dedicó a la fotografía y regentó en el Rota dos cines; y su hermano Antonio Lluyot Arbucias, casado con Rosa Izquierdo Rizo regentó  el  mítico negocio “Ferretería Lluyot” en la Plaza España de la localidad roteña al menos,  desde 1935.

 


Pepita, ya casada, dedicó su vida a la docencia, primero en Jerez de la Frontera y después en Madrid, donde alquilaron una casa y montó su estudio de pintura. Es también en Madrid donde se desarrolla una extensa actividad profesional hasta la jubilación, continuando trabajando hasta bien entrado los 90 años, dejando firmados un número importante de obras. Se caracterizó desde su infancia por el gusto por la pintura realista, destacando en su primera época por estampas de Rota, donde había crecido y se había criado para evolucionar y especializarse en retratos, marinas, cacerías y bodegones, entre otros.

Conocedor del parentesco de Pepita,  con su primo hermano Jaime Casanova Lluyot, ya que su padre Antonio LLuyot Gómez era hermano de Bella Lluyot Gómez, madre de Jaime, recurrí a la hija de este, Cloti Casanova Abreu, para recabar alguna información sobre varios temas y pude contrastar los datos que estaba barajando. Cloti,  me mostró algunos cuadros que embellecen el salón de su casa,  pintados y firmados por la tía Pepita Lluyot.



En 2019 y a la edad de 105 años, Pepita falleció en Zaragoza, ciudad a la que decidió mudarse con su hijo4 Miguel Soldan Lluyot en la última etapa de su vida, manteniendo contacto con su familia isleña y de vez en cuando,  frecuentando Cádiz y Rota, junto a su hermana Rosi.

El Ayuntamiento de Rota, en el Castillo de Luna, en octubre de 2022, organizó una exposición con óleos pintados por Pepita Lluyot Arbucias y otros objetos personales, libros, muebles y retratos que forman parte de la historia de la familia Lluyot y de una mujer, que rompió moldes y que fue un ejemplo en una época muy difícil  de posguerra,  donde la figura la mujer,  quedaba circunscrita en los roles de esposa y madre, y que marchó a Sevilla para estudiar la Carrera de Bellas Artes.

 

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1.-  Pages Lluyot, José Ramón. “Mis recuerdos heredados”. Ediciones Punto Rojo, Sevilla 2002

2, 3, 4.- Bogarin Díaz, Jesús. Lluyot,  390 Linajes Isleños

jueves, 15 de febrero de 2024

Carta de Ventura Mirabent al escritor Émile Zola, por el caso Dreyfus.

Artículo publicado en el Periódico La Higuerita 13-2-2024

 

A finales de 1894, el capitán del Ejército francés Alfred Dreyfus, un ingeniero politécnico de origen judío-alsaciano, fue acusado de haber entregado a los alemanes documentos secretos. Enjuiciado por un tribunal militar, fue condenado a prisión perpetua y desterrado en la colonia penal de la Isla del Diablo, situada a 11 km de la costa de la Guayana Francesa (América del Sur), por el delito de alta traición. En ese momento tanto la opinión pública como la clase política francesa adoptaron una posición abiertamente en contra de Dreyfus.

“El caso Dreyfus”,  fue el proceso de acusación y condena con pruebas falsificadas del capitán del ejército francés Alfred Dreyfus por espiar para Alemania. Una vez se fueron conociendo los entresijos de la conspiración, que implicaba a altos mandos del ejército y los contraespionajes franceses, la justicia militar se negó a rectificar y a declarar la inocencia del acusado. La sociedad y la política se polarizaron en un debate entre defensores y acusadores del capitán con tintes antisemitas y anti alemanes, que equiparaban la exoneración de Dreyfus a una humillación para Francia.

La única prueba en  contra de Alfred Dreyfus, era la vaga similitud de su letra con la de una breve anotación en una hoja, recuperada de una papelera de la embajada de Alemania en París. El autor del documento se ofrecía a enviar informes sobre la artillería francesa a la embajada germana, lo que confirmó al servicio de contraespionaje francés sus viejas sospechas de la existencia de un traidor dentro de su ejército.

Dreyfus encajaba como un guante en el perfil que se elaboró: un oficial de artillería de origen alsaciano, provincia francesa de habla alemana, que los dos países se disputaban durante siglos. El origen judío del capitán fue también un factor determinante, puesto que el antisemitismo estaba muy arraigado en el país.

El capitán, seguro de su inocencia, se negó a confesar. Su condición de judío hizo que Dreyfus fuera acusado sin pruebas. Degradado en una ceremonia pública y humillante: tras arrebatarle sus insignias militares y quebrar su sable, fue conducido a la cárcel en medio de los insultos de miles de asistentes. Después partió a su destierro perpetuo en la isla del Diablo, un islote de la Guyana francesa. En ese momento todo el país estaba en su contra. Sólo la familia de Dreyfus mantenía la inocencia del condenado.

Un año más tarde, la Sección de Estadística interceptó un manuscrito del embajador alemán dirigido al comandante de infantería francés Ferdinand Esterházy. El jefe del contraespionaje francés, Georges Picquart, lo puso bajo vigilancia y descubrió que mantenía frecuentes contactos con la embajada alemana en París. Picquart pensó en un principio que había localizado a un segundo espía, pero cuando cotejó varias notas del comandante con el bordereau que había condenado a Dreyfus se dio cuenta de que el autor de todos los documentos era el mismo, Esterházy.

El ejército francés no quería reconocer su error y no podía permitir que  la verdad saliera a la luz, publicándose una carta falsificada del agregado militar italiano a la embajada francesa que incriminaba a Dreyfus y se destinó a Picquart jefe de los servicios secretos a Túnez para detener la investigación.

 El hermano de Alfred Dreyfus, Mathieu, halló nuevas pruebas de la culpabilidad de Esterházy. En diciembre de 1897, Scheurer-Kestner pidió la revisión del caso. Las pruebas contra Esterházy eran cada vez más evidentes pero el Ejército continuó su huida hacia delante. Esterházy fue absuelto en el consejo de guerra contra él, que se celebró al mes siguiente

El 13 de enero de 1898 apareció en la primera página del periódico L’Aurore el célebre artículo "Yo acuso". Estaba firmado por el escritor Émile Zola, entonces en la cumbre de su carrera, y en el que, en forma de una carta abierta al presidente de la República exponía todas las irregularidades del caso. Francia se dividió entre los partidarios de Deyfus, convencidos de la necesidad de reabrir el caso, y antidreyfusards, determinados a defender la honorabilidad del Ejército por encima de los derechos individuales.

En los meses siguientes se produjeron decenas de disturbios antisemitas, Zola fue condenado a un año de cárcel por difamación, pena que evitó huyendo a Gran Bretaña, y Picquart fue expulsado del ejército.

Las mentiras y falsificaciones acumuladas sobre el caso Dreyfus eran insostenibles. El ministro de la Guerra, Cavaignac, un convencido de su culpabilidad, descubrió que la carta al agregado italiano era una falsificación y se llegó a la conclusión que tanto ésta como otros documentos falsificados eran obra de un alto mando del contraespionaje francés, Hubert-Joseph Henry, que fue detenido y se suicidó al cabo de una semana. Un intento de golpe de Estado por parte del derechista Paul Deroulède y una agresión al nuevo presidente de la República, Émile Loubet, convencieron al gobierno de la necesidad de acabar con el caso para cerrar la brecha que éste había generado.  En junio de 1899, la Cámara de Casación anuló el veredicto de 1894 y decidió que Dreyfus compareciese ante un nuevo Consejo de Guerra. En 1906 su  inocencia fue reconocida oficialmente a través de una sentencia que anulaba el juicio de 1899 imposibilitando un nuevo juicio y decidió la rehabilitación en el ejército, reintegrándose con el rango de comandante,  participando en la 1ª Guerra Mundial y falleciendo en 1935. 

El caso Dreyfus, definió e impulsó las ideas del padre del Sionismo,  Theodor Herzlen.

Resumida la historia. Un mes justo después de la publicación del artículo “Yo acuso” firmado por el escritor Émile Zola, el 13 de febrero 1898, el isleño Ventura Mirabent, Buenaventura Mirabent Milá, remitió desde Isla Cristina,  una carta al Sr. Émile Zola para transmitirle su admiración por el tratamiento sobre el asunto Dreyfus. 

Esta carta, escrita en un perfecto francés, muestra el gran nivel cultural que atesoraba Ventura Mirabent. Hemos podido localizar la copia del manuscrito original en el Centro de Estudios de Zola y el Naturalismo e Instituto de Textos y Manuscritos Modernos, lo que nos ha producido una gran satisfacción.

Indagando un poco en el tema, también hemos localizado una publicación de Encarnación Medina Arjona “ZOLA y el caso Deyfus CARTAS DESDE ESPAÑA (1898-1899)” Servicio de Publicaciones Universidad de Cádiz 1999, donde se incluye un estudio las cartas dirigidas desde España a Émile Zola durante 1898 y 1899.

Traducción del texto remitido por Ventura Mirabent al castellano:

Isla Cristina (España), 13 de febrero de 1898 Sr. Émile Zola Sr. Permítame enviarle un sincero saludo de admiración por su noble conducta en el asunto Dreyfus. Todo el amor que siento por Francia se concentra en tu envidiable personalidad, personalidad que se vuelve más grandiosa a medida que aumenta la oposición que haces. Estoy seguro de que tiene pruebas suficientes para demostrar la inocencia del mártir de la Isla del Diablo. Todos aquellos que ahora os calumnian creyendo que vendisteis, reaccionarán, y entonces, desde lo más profundo de sus almas surgirá un grito de admiración por aquel que  sacrificó su paz y su fortuna para regresar a la sociedad como un ser inocente. Siga, señor, siga este camino hasta el final, seguro de encontrar al final la justa recompensa que merece su noble causa. Tengo el honor de ofrecerle la más sincera expresión de mi más distinguida consideración y respeto. Tu admirador.

Ventura Mirabent, nació en Isla Cristina1 en 1867 y falleció en Pozo del Camino2 el 7 de marzo de 1939, fue promotor y fomentador de la Hdad. Sacramental y del culto al Stmo. Cristo de la Vida, hijo de José Mirabent Pascual “El Cónsul de Isla Cristina” a quién dedicamos un artículo en LA HIGUERITA de 15-1-2021 y de Josefa Milá Botello.

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 1, 2.-  Bogarin Díaz, Jesús.  Mirabent. 390 Linajes Isleños.

Fuente del manuscrito: Ventura Mirabent, Carta de Ventura Mirabent a Émile Zola del 13 de febrero de 1898, 13 de febrero de 1898. Edición de cartas internacionales dirigidas a Émile Zola. Centro de Estudios de Zola y Naturalismo e Instituto de Textos y Manuscritos Modernos, CNRS-ENS; Proyecto EMAN (CNRS-ENS-Sorbonne Nouvelle)

domingo, 4 de febrero de 2024

MUELLE MARTÍNEZ CATENA, EN SU TRAMO DEL CASCO ANTIGUO.

Este muelle está situado en la parte Oeste del Casco Antiguo, antiguamente denominado como   Muelle de la Ribera,  orilla donde se asentaron los primeros pescadores que se implantaron en La Higuerita.   

Zona industrial y pesquera por excelencia,  pues es la zona portuaria de Isla Cristina, donde se ubica la Lonja del Pescado y atracan todos los barcos de las diferentes modalidades que existen en la localidad y los foráneos para  realizar la subasta, que la convierten en el Puerto Pesquero más importante  de Andalucía y el segundo de España en capturas en fresco.

En su franja y alrededores se ubicaron importantes fábricas de conservas y salazón, almacenes  y charangas para elaborar el pescado, la mayoría en desuso, aunque continúa con una gran actividad dirigida a la pesca y exportación en almacenes, bares, ferreterías, tiendas de elaborados de la pesca y zona residencial que poco a poco van cambiando su fisonomía de antaño con la construcción de una gran manzana de viviendas. También,  existe un gran aparcamiento en la zona donde antiguamente existían fábricas, almacenes y bares,  y que fueron expropiados en 1988, que facilitan el estacionamiento tanto del sector pesquero y visitantes, como de los vecinos y residentes de la zona.  

Este tramo se comprendía desde la confluencia con el Muelle de La Marina en el norte y finalizaba en la antigua Calle de San Juan, hoy Serafín Romeu Portas, a partir de ahí, cruzaba el estero de Santa Catalina o Caño del Cuquimán y finalizaba el casco antiguo con el baluarte o fortaleza militar “Castillo  de Santa Catalina”.

Esta importante y gran arteria, confluye con las Calles Cañavate (antigua Muela), Diego Pérez Milá, Angosta, San Francisco, Mácula, Diego  Pérez Pascual, Catalanes, Sierpes (antigua Culebra) y Serafín Romeu Portas (antigua San Juan)

A lo largo de los años se ha ido ampliando esta vía así como toda la zona portuaria según las necesidades del puerto haciendo límite con la Ría del Carreras en su parte izquierda al Oeste de la localidad.

El 18 de octubre de 1978,  en sesión plenaria, se aprobó el cambió de nombre de Muelle de la Ribera por el de Muelle Martínez Catena,  en reconocimiento al Director General de Puertos de España del último gobierno del General Franco, que llegó a visitar Isla Cristina. Los contactos casi diarios que mantenía don Marciano Martínez Catena con el alcalde de Isla Cristina don Emiliano Cabot del Castillo, propiciaron una configuración renovadora y más amplia desde la zona de la antigua “Lonja de Agadir” hasta donde actualmente se encuentran las oficinas de Puerto de Andalucía y estuvo la antigua “Lota para la venta del pescado desde los años 30 del siglo XX” siendo adaptada a los tiempos que corrían y tan necesitados por el puerto de Isla Cristina a los que se les sumaron las obras del dragado de la barra que por aquella fecha no existía y se hacía muy peligrosa la entrada de los buques y la construcción de dos espigones,  el de poniente y el de levante en Punta del Moral, colaborando estrechamente también con el Ministro de Obras Públicas don Federico Silva Muñoz.

Actualmente esta vía llega hasta la antigua Fábrica de Demófilo Vitorique, (Martin Dorado etc.) pasando por lo que fue el Consorcio Nacional Almadrabero,  actualmente una gran manzana de viviendas.