viernes, 22 de marzo de 2024

UN SIGLO DE COFRADÍAS ISLEÑAS EN LA PASIÓN, MUERTE Y RESURRECCIÓN

 Artículo publicado en la Revista Oficial de la Semana Santa de Isla Cristina 2024


La celebración de la Semana Santa en Isla Cristina, a pesar de no contar con unos hondos orígenes históricos, con el paso de los años se ha convertido en un  evento profundamente arraigado en la tradición religiosa y cultural de los isleños.

Su imaginería religiosa es de una calidad excepcional, evidenciando la destreza y el talento de los artistas que han contribuido a lo largo de un siglo a la creación de estas obras de arte sacro, con pasos, cuidadosamente elaborados, la mayoría de ellos actualmente en un proceso de restauración o transformación y que transmiten la intensidad de la Pasión de Cristo a través de detalles minuciosos y expresiones que conmueven a los fieles y visitantes por igual.

Conocemos por las memorias del primer sacerdote el Padre José Mirabent, que el primer “templo” para el culto a Dios que se levantó en la Real Isla de La Higuerita fue en 1757. Desde aquella choza en la antigua colonia de pescadores, se ha manifestado siempre una gran devoción mariana hacía la Stma. Virgen María en sus diferentes advocaciones, primero en la Virgen de los Dolores, y muy poco después en las veneradas  imágenes de la Stma. Virgen del Rosario y  del Carmen.

En 1799, el propio sacerdote nos indica que se realizó el altar del sagrario y se colocó la imagen de un crucificado del que desconocemos su título o advocación y que fue en 1850 cuando se bendice la Capilla del primer Cementerio isleño con el nombre de “Santísimo Cristo de la Resurrección y la Vida”.   

Durante más de un siglo y medio, concretamente 164 años, aquella pequeña choza, después parroquia, celebró para los fieles la Cuaresma y la Semana Santa con sus Cultos y Oficios como debieron ser correspondientes: Triduo Pascual y la conmemoración litúrgica de la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor.

No es hasta adentrado en el siglo XX, cuando tras la donación por la familia Pérez Romeu en 1921 del Grupo Escolar Ntra. Sra. de los Ángeles con capilla propia  dedicada a Jesús Nazareno, y la donación de una imagen de tamaño natural  con la advocación de Jesús del Gran Poder, obra del escultor D. José Alsina Subirá, se propicia en la Archidiócesis de Sevilla la fundación y erección canónica de la primera cofradía de nazarenos de Isla Cristina, no obstante, existen datos de que en esa misma  década, los años 20, y bajo palio, la primitiva imagen de la Virgen de los Dolores de Juan de Astorga, salía en procesión y se encontraba con Padre Jesús, para continuar su  recorrido hasta la parroquia. Esto se produjo hasta la llegada en 1929 de la primitiva imagen de la Virgen de las Mercedes de D. Antonio Castillo Lastrucci, cotitular de Padre Jesús.  Se desconoce,  desde cuándo procesionaba la Virgen de los Dolores,  ya que anteriormente lo hacía el Viernes Santo acompañando a la imagen de Cristo Crucificado de la parroquia,  y que organizaba Don Ventura Mirabent Milá.

A lo largo del pasado siglo XX, se fueron creando y fundando la mayoría de las  diferentes Hermandades y Cofradías isleñas que han ido ocupando un gran espacio en nuestra Semana Mayor, consiguiendo altas cotas de calidad artística y devocional hasta nuestros días. 

En 1922 se funda la primitiva y centenaria Hermandad del Santo Entierro de Ntro. Señor Jesucristo y  que se reorganizó tras la Guerra Civil en 1942.

En los años difíciles de posguerra se fundan tres nuevas corporaciones. En 1943 un grupo de excombatientes en el frente de guerra, en acción de gracia, deciden crear la Cofradía de Ntro. Padre Jesús Cautivo y la Virgen de la Paz, y es en 1946 cuando el gran cofrade D. Manuel Carrasco Fragoso (Manolito el de los Santos) hace realidad que desde la Capilla del Grupo Escolar Ntra. Sra. de los Ángeles,  procesione por primera vez el  Señor Atado a la Columna para visitar la zona de “Allá Arriba o el Mundo Nuevo”.  

El 7 de abril de 1949 un grupo de amigos y devotos crean la Hermandad de Jesús en su  Entrada Triunfal, conocida popularmente como del “Señor de La Mulita” y en 1956, los jóvenes de Acción Católica fundan la Hermandad del Santísimo Cristo de la Buena Muerte.

El 15 de abril de 1960 por una acción de gracia motivada por la recuperación de un ciudadano en un accidente, un grupo de 33 amigos deciden fundar la Hermandad del Santísimo Cristo de la Vida, (titulo de la imagen y que esta pudo recibir recogiendo la devoción quizás, de aquel primitivo Señor crucificado que había dado nombre al primitivo cementerio) que ya procesionaba,  y a quien el escultor José Sanjuán Navarro en 1940 había adaptado la cabeza primitiva a un nuevo cuerpo, para posteriormente, designar como cotitular a la Virgen de los Dolores que también procesionaba y que había sido rehecha también por el escultor Sebastián Santos Rojas en 1937,  tras los sucesos de julio de 1936.

Es el 28 de marzo de 1975, cuando a instancias del párroco de la Parroquia de los Dolores,  Don Manuel Martin Gil, Don Manuel Carrasco, “Manolito el de los Santos”  funda la Hermandad de la Virgen de la Soledad, adaptando un hermoso busto de una virgen anónima del siglo XVIII de la escuela granadina, que había donado el Doctor Don Carlos Granado León,  y que durante años estuvo en una hornacina en  la sacristía.

Fueron muchos los años huérfanos de un Lunes Santo sin procesiones, que dejaban un gran vacío. No fue hasta este siglo XXI, y en la Semana Santa de 2017, cuando por primera vez la Pro-Hermandad del Stmo. Cristo de la Humildad,  presidida por D. Javier Castro Medero, sale a la calle con una magnifica imagen del escultor isleño D. Francisco José Zamudio Barroso, complementándose años después con  la dulce belleza de una imagen cotitular de la Virgen con el titulo de Esperanza,  también del mismo autor.

Hace muy pocos meses, el 26 de noviembre de 2023, a instancias del párroco Don Héctor Hugo  Vásquez Márquez y una comisión parroquial al efecto, fue bendecido en la Parroquia de Ntro. Padre Jesús del Gran Poder la imagen de un hermoso Cristo Resucitado de tamaño natural,  y que Dios mediante, recorrerá las calles de Isla Cristina en procesión en la Semana Santa de 2024.

En rincones concretos de Isla Cristina, se puede apreciar el legado de un siglo de procesiones que han dejado una huella imborrable en la comunidad, donde las calles se convierten en un escenario donde la fe, el recogimiento, la tradición y el arte se entrelazan de manera sublime. La Semana Santa de Isla Cristina no solo es una manifestación religiosa, va más allá, también es una expresión artística que ha perdurado a lo largo del tiempo. Las procesiones, los pasos y la imaginería religiosa son testimonios vivos de la devoción de la comunidad, creando una experiencia única que trasciende lo terrenal para conectar con lo divino.

La Resurrección, celebrada por los cristianos con gran júbilo el Domingo de Resurrección, cerrará una semana con la esperanza y la alegría de la victoria sobre la muerte, marcando el renacimiento espiritual y simbolizando la promesa de vida eterna  y  que en La Redondela, desde tiempos inmemoriales ya se venía celebrando con la “Procesión del Huerto” o “Del Niño Perdido”.

Con esta nueva imagen de la Resurrección,  obra del imaginero sevillano Jesús Cepeda se cierra y da sentido a esta catequesis plástica que se produce en nuestras calles y que viene a completar la iconografía que nos faltaba de la Pasión, Muerte y Resurrección de Ntro. Señor Jesucristo en Isla Cristina, casi un siglo después de la fundación de la primera Cofradía isleña, y dando más sentido que nunca a aquel titulo que el Ilustre Padre José Mirabent,  puso a la Capilla del primer Cementerio y que en mi opinión,  podría  ser reutilizado como  título oficial para denominar a nuestro Señor Resucitado: “Santísimo Cristo de la  Resurrección y la Vida” 

viernes, 15 de marzo de 2024

La obra cumbre de la Semana Santa de Isla Cristina, tiene un nombre propio, don José Oliva Castilla.

 Artículo publicado en el Periódico La Higuerita 15-3-2024

José Oliva Castilla 

No son muchos los artículos especializados en arte cofrade, los que se han escrito y dedicado a poner en valor la figura de este gran artista, escultor, tallista, dorador, pintor, imaginero, retablista, artesano de muebles y restaurador en su última etapa, tan cercano y vinculado a Isla Cristina.

José Oliva Castilla, según dicen, nació de forma circunstancial en Sevilla el 10 de julio de 1918.  Oriundo de Villablanca, de donde eran sus padres,  su infancia la vivió en Isla Cristina, localidad en la que su padre, José Oliva Gómez, era el administrador de la fábrica de la luz eléctrica “La Isleña”, y además,  fue el primer Hermano Mayor efectivo de la Hermandad de Ntro. Padre Jesús del Gran Poder desde su fundación en 1921 hasta 1928.

Oliva, desde muy niño sintió la llamada del arte, trasladado a Huelva, comenzó su vida artística en el Ateneo de Huelva, teniendo como compañeros, entre otros, a los pintores Mateo Orduña y Antonio Brunt  en la Academia San Cristóbal, centro cultural y artístico de la ciudad en aquella época. En la década de los cuarenta realizó conjuntamente algunos trabajos con su gran amigo el escultor ayamontino Antonio León Ortega.

En Huelva conoce a la que luego sería su esposa, Ángeles Sánchez Conejo, madre de sus dos hijas, Rosario y María de la Cinta, dedicándose por entero a la creación artística, destacando por su gran calidad y la recreación de los volúmenes en sus tallas que la hacen tan características, así como el dulce tratamiento que imprimía a las caras de los ángeles y querubines de sus tallas.

En la ciudad de Huelva, destacan también dos grandes tesoros que actualmente se conservan como son el imponente paso de la Oración en el Huerto, el cual, talló de noche y de día para que saliera en la Semana Santa de 1943;  en 1944 talló el antiguo paso de las Cadenas de la Hermandad de Los Judíos, que desgraciadamente desapareció en 1961 ante su mal estado de conservación, entre los años de 1947 a 1954; realiza  el paso de la recién fundada Hdad. de Jesús de las Penas en sus Tres Caídas,  magnifico y esplendoroso.

Paso del Santo Entierro de Isla Cristina 


Fue en 1957, cuando en su taller instalado en Isla Cristina, tras muchos meses de trabajo, realiza y se estrena aún sin dorar la obra cumbre de la Semana Santa Isleña, contratado1 por la Junta de Gobierno presidida por su Hermano Mayor Jesús Díaz Sousa,  y la que quizás, más alegrías y reconocimientos le dio a lo largo de toda su vida, al ser valorado y reconocido tanto por la hermandad, como por las autoridades locales,  así como por la toda la población isleña,  el paso del Santo Entierro, en la que dejó su impronta y un estilo neobarroco con un gusto exquisito e inusual, ya que la preciosa  urna ovalada del Señor, es portada por cuatro ángeles que rompen la ortodoxia y la sobriedad de un paso fúnebre, rematada por una pequeña imagen que representa la Fe,  con cuatro faroles de cuatro brazos, donde destacan las cartelas con motivos de la Pasión,  flores talladas y cabezas de angelitos celestiales que sobresalen y destacan en el esplendoroso dorado.  Pepe Oliva, a lo largo de toda la realización, contó con un buen equipo de colaboradores en su taller, entre los que se encontraban entre otros, el tallista Manuel Domínguez3,  quién  había realizado en 1941 el nuevo paso para Jesús del Gran Poder de Isla Cristina. 

Urna para el Señor del paso del Santo Entierro  Foto: Joaquin Cristóbal


La realización del paso del Santo Entierro tuvo varias ubicaciones a lo largo de todo el proceso: los bocetos2 se dibujaron en la pared de una pequeña charanga en la Calle San Francisco, pasando por la fábrica de Cabot4, y la mayor parte de su realización se llevó a cabo en la C/ Catalanes, lugar donde estuvo ubicada la iglesia provisional de Ntra. Sra. de los Dolores y que quedó vacía a partir de diciembre de 1954 por la bendición del actual templo.

Paso del Santo Entierro expuesto en su Casa de Hermandad. 

Otras obras que quedaron para la posteridad son el antiguo mobiliario de la alcaldía de la ciudad, que hoy se encuentra en la sala noble de la biblioteca “Casa de Román Pérez”, el retablo del “Señor de La Mulita”, el retablo de la  Capilla de la Stma. Virgen del Carmen realizado en Valverde del Camino pero que finalmente fue enriquecido por él, los confesionarios de la Iglesia parroquial de Ntra. Sra. de los Dolores y algún que otro objeto que realizó para familias isleñas, y así como la imagen de la Stma. Virgen del Carmen de la Parroquia de Ntro. Padre Jesús del Gran Poder. También, se le atribuye, aunque no existe constancia escrita, las cajoneras talladas de la sacristía de la Parroquia de los Dolores.

De sus gubias salieron muchas obras de arte para numerosas localidades,  pasos, esculturas, imágenes, retablos, altares y mobiliario. Su estilo es inconfundible y de una calidad absoluta,  de la que nadie puede dudar.

José Oliva, realizando uno de sus trabajos

Para Sevilla también realizó el retablo del Señor de la Salud “Los Gitanos” en la Iglesia de San Román, y en Tarifa (Cádiz) realizó bastantes trabajos a hermandades vinculadas a la almadraba; los pasos de la Cofradía del Stmo. Cristo del Consuelo y de la Hdad. del Nazareno,  una réplica de la Virgen de La Luz, patrona de Tarifa,  para la familia Labao y una puerta con un guerrero para la familia Catalá, también realizó otra  imagen de la Virgen de La Luz, para ser venerada en el Santuario de la Virgen de África por los miembros de la Colonia Tarifeña, así como un paso para el Santo Entierro de Ceuta. También en madera de cedro, realizó una pequeña replica de la Virgen Santa María de África, Patrona de Ceuta, que fue regalada al General Francisco Franco, quedando instalada en el Palacio del Pardo.  

José Oliva, fue un hombre de una fuerte personalidad, autodidacta, un estudioso de la materia, un artista y un bohemio culto y enamorado de su trabajo al que según cuentan, era capaz de renunciar al dinero, por ser fiel al diseño de su obra, que para él, siempre era imperfecta y con un estilo según él decía, que seguía una línea clásica pero con una tendencia naturalmente personal.

Acabada su etapa en Tarifa y decaer el trabajo, las circunstancias económicas por la que atravesó España durante los años sesenta y setenta, lo obligaron a emigrar a Bruselas junto a su familia, donde durante 22 años trabajó como carpintero tallista y restaurador de muebles, relacionándose con coleccionistas y anticuarios donde también expuso sus obras con un gran éxito de crítica y venta, pero a pesar de ese reconocimiento por sus obras, la nostalgia y el amor a su tierra, además de la enfermedad que padecía, le hizo volver a Huelva, donde vivió los últimos años de su vida, falleciendo el 27 de agosto de 1991 a la edad de 73 años.

Don José Oliva Castilla, el artista de la talla y los volúmenes, quién  no solía firmar sus trabajos, quien destacaba por su modestia, su llaneza y su don de gentes y que era capaz de convertir una simple pieza de madera en una obra de arte con unos hábiles golpes de mazo,  gubias y formones, quien dio sus primeros pasos y correteó en su infancia aquella Isla Cristina de principios del siglo XX, “pueblo5 que se honra con contarlo entre sus naturales, porque… es casi de aquí…….. Presto estuvo el genial artista a hacerlo, desatendiendo otros trabajos de Huelva y Sevilla. Porque era Isla Cristina, la cuidad de sus amores quién de él necesitaba y había que darle preferencia. Sin pérdida de tiempo se trasladó  aquí para hacer la obra y aquí está y aquí reside y aquí permanecerá hasta dar fin de cuanto se refiera a su compromiso”.

 Pepe Oliva, como era conocido por todos, nos dejó para la posteridad su gran obra grabada en el corazón, con el trazo de una gubia barroquizante ondulando la madera como lo hacen las olas en la mar,  y con el amor, el lirismo,  y el profundo sentimiento que brota de un verdadero artista.  

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1, 2, 3.- Dato aportado por Enrique Bogarin Díaz

4.- Dato aportado por Manuel Hernández Cabot

5.- El artista José Oliva.  LA HIGUERITA 1-4-1957

Bibliografía:

  • Archivo Cofradía Stmo. Cristo del Consuelo, Ntra. Sra. de las Lágrimas y San Juan Evangelista  de Tarifa.
  • Familia de José Oliva Castilla. Reportaje del programa “La Rebujina” de Teleonuba, emitido el 14-01-16. 

sábado, 2 de marzo de 2024

PEPITA LLUYOT ARBUCIAS, LA ISLEÑA QUE EMIGRÓ DE NIÑA A LA ALMADRABA DE ROTA Y SE CONVIRTIÓ EN PINTORA.

 Artículo publicado en el Periódico La Higuerita 1-3-2024


Josefa Lluyot Arbucias  (Pepita)

La publicación de un libro  "Mis recuerdos heredados1", de José Ramón Pagés Lluyot, natural de Rota, y sobrino de Pepita, con un trabajo minucioso de archivo y recomposición, fruto de años de investigación y amor a su familia,  nos puso en el camino para dar con este curioso personaje, que siendo muy niña, emigró con sus padres y hermanos a la localidad gaditana de Rota para trabajar en la almadraba. 

La Almadraba de “Arroyo Hondo” en Rota (Cádiz), estaba regentada en su explotación  por entonces, por el isleño Juan Zamorano Columé, hermano este, de Rosa Zamorano Columé, abuela de Pepita Lluyot Arbucias, y madre de Rosa Arbucias Zamorano. 

Esta familia de Isla Cristina, conformada por el matrimonio Antonio Lluyot Gómez y Rosa Arbucias Zamorano, como muchas otras familias, emigró a principio del siglo XX entre los años de 1914-1918, instalándose con sus cinco hijos en las chozas y viviendas para los almadraberos que se integraban alrededor de la fábrica, con todos los adelantos de la época y  generando con el paso de los años, un gran arraigo en la localidad de Rota, repercutiendo en la vida social, cultural y comercial de aquel municipio. 

Por aquellos años, era muy común que los temporeros isleños, en los primeros días de mayo, se desplazaran por toda la costa andaluza y africana, para realizar las operaciones de la pesca y salazón del atún en las almadrabas. 

Pepita, llegó a Rota siendo muy niña, con 2 o tres añitos. Fue el propio Juan Zamorano, tío de la madre de Pepita, quién propone a su sobrino político  Antonio Lluyot, que era carpintero, que se hiciera cargo del economato y la ferretería, la cantina y el estanco,  y demás servicios que existían en el poblado en el entorno de la chanca  durante la temporada de pesca y que después, fijarían su residencia definitiva en la calle Gómez Ulla. 

Josefa Lluyot Arbucias, que había nacido2 en Isla Cristina el 14 de diciembre de 1914  realizó  sus estudios primarios en Rota, compaginándolos con un profesor particular de pintura. En la década de los años 30, la familia Lluyot Arbucias ya contaba con una buena situación económica, pudiendo dedicar su infancia y adolescencia al estudio y la formación, licenciándose en la carrera de Bellas Artes en Sevilla en 1940,  contrayendo  matrimonio3 con Miguel Soldán Pérez el 19 de septiembre de 1945, natural de Carrión de los Céspedes (Sevilla) a quién había  conocido  en la Facultad.

Sus hermanos  también fueron personas emprendedoras. Rosa, casada con Manuel Carlos Pagés detective privado, y que se convirtió en la primera mujer detective privado de España; su hermano Enrique se dedicó a la fotografía y regentó en el Rota dos cines; y su hermano Antonio Lluyot Arbucias, casado con Rosa Izquierdo Rizo regentó  el  mítico negocio “Ferretería Lluyot” en la Plaza España de la localidad roteña al menos,  desde 1935.

 


Pepita, ya casada, dedicó su vida a la docencia, primero en Jerez de la Frontera y después en Madrid, donde alquilaron una casa y montó su estudio de pintura. Es también en Madrid donde se desarrolla una extensa actividad profesional hasta la jubilación, continuando trabajando hasta bien entrado los 90 años, dejando firmados un número importante de obras. Se caracterizó desde su infancia por el gusto por la pintura realista, destacando en su primera época por estampas de Rota, donde había crecido y se había criado para evolucionar y especializarse en retratos, marinas, cacerías y bodegones, entre otros.

Conocedor del parentesco de Pepita,  con su primo hermano Jaime Casanova Lluyot, ya que su padre Antonio LLuyot Gómez era hermano de Bella Lluyot Gómez, madre de Jaime, recurrí a la hija de este, Cloti Casanova Abreu, para recabar alguna información sobre varios temas y pude contrastar los datos que estaba barajando. Cloti,  me mostró algunos cuadros que embellecen el salón de su casa,  pintados y firmados por la tía Pepita Lluyot.



En 2019 y a la edad de 105 años, Pepita falleció en Zaragoza, ciudad a la que decidió mudarse con su hijo4 Miguel Soldan Lluyot en la última etapa de su vida, manteniendo contacto con su familia isleña y de vez en cuando,  frecuentando Cádiz y Rota, junto a su hermana Rosi.

El Ayuntamiento de Rota, en el Castillo de Luna, en octubre de 2022, organizó una exposición con óleos pintados por Pepita Lluyot Arbucias y otros objetos personales, libros, muebles y retratos que forman parte de la historia de la familia Lluyot y de una mujer, que rompió moldes y que fue un ejemplo en una época muy difícil  de posguerra,  donde la figura la mujer,  quedaba circunscrita en los roles de esposa y madre, y que marchó a Sevilla para estudiar la Carrera de Bellas Artes.

 

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1.-  Pages Lluyot, José Ramón. “Mis recuerdos heredados”. Ediciones Punto Rojo, Sevilla 2002

2, 3, 4.- Bogarin Díaz, Jesús. Lluyot,  390 Linajes Isleños