martes, 15 de diciembre de 2020

EL ATENEO DE ISLA CRISTINA EXALTÓ A LA MUJER ANDALUZA. 1927

Articulo publicado en el periódico La Higuerita  15-12-2020

Exaltación de la Mujer Andaluza, Teatro Victoria, 1927
 

Al igual que las modas y las costumbres, el canon de belleza impuesto por el mundo de la moda, ha tenido una marcada evolución a través de los siglos, sí en el siglo XVII, las mujeres rollizas eran de lo más apetitosas y anheladas, hoy en el siglo XXI, hemos pasado de venerar los cuerpos regordetes y pieles de porcelana a querer tener la más oscura de las teces cubriendo nada más que un montón de huesos. 

La vuelta al Carnaval libre en 1968, fue una oportunidad para que en 1969, recogiéndose la iniciativa de Paco López Chaves,  Isla Cristina, instaurara la tradición de organizar un efímero reinado con sus respectivas cortes de honor para rendir pleitesía a la belleza, al trabajo y al conjunto de valores y condiciones que atesoran las féminas.  

Don Manuel Blasco Garzón.
Presidente del Ateneo de Sevilla


Mucho antes, en agosto 1927,  el “Ateneo de Isla Cristina”, presidido por Jaime Casanova Mirabent, organizó la Exaltación de la Mujer Andaluza, un acto que tuvo lugar en el Teatro Victoria y en el que intervino como mantenedor el presidente del “Ateneo de Sevilla”, Manuel Blasco Garzón. Un acto literario, dónde se exaltó la belleza y se recitaron hermosas poesías de autores de renombres. Las once señoritas elegidas fueron1: Pilar y Conchita Mirabent, Mercedes Feu, Luisita Cabot, Maruja Rodríguez, Pilar Lázaro, Pepita M. LLobell,  Bella A. Vázquez, Pepita Mirabent, Amalia G. Bastero y Pepita Zamudio. 

Desconozco por qué razón eligieron 11, ya que Andalucía solo tiene 8 provincias. Con un decorado para la ocasión con los pendones de cada provincia, presidian en el centro las colgaduras del emblema nacional, a la derecha el de Andalucía y a la izquierda el de Isla Cristina mientras las chicas iban ataviadas con sus trajes típicos.  El acto fue publicado en una revista editada aquel mismo año con un amplio reportaje fotográfico,  acompañado de los poemas que fueron leídos y de la que solo hemos podido recuperar algunos recortes que guardaban familiares2, ya que el Semanario La Higuerita es muy escueto en la información, y su director, Juan Bautista Rubio Zamorano, en una nota titulada “Sobre el Ateneo”3 explica las razones y las desavenencias con la creación del nuevo “Ateneo de Isla Cristina” tras la desaparición del anterior “Ateneo Popular”.

 

Luisita Cabot Botello, representando 
a la mujer de la provincia de Jaén. 


Ha podido llegar hasta nosotros, la repercusión en forma de escrito4 que tuvo dicho acto, ya que la Comisión Provincial de Jaén en sesión celebrada el 3 de marzo de 1928,  responde el 5 de marzo a una carta remitida por Jaime Casanova Mirabent,  manifestando,  el encargo que se le había hecho de remitir una fotografía de la señorita que en el certamen literario del 10 de agosto del año último,  había representado a la Provincia de Jaén, en el homenaje en honor a la Mujer Andaluza, la señorita Luisita Cabot Botello, expresando la Excma. Diputación su gratitud al señor Casanova, como así a la distinguida señorita Cabot,  a la cual se testimonió el sumo agrado y extrema complacencia, rindiéndole al mismo tiempo el testimonio de admiración a su relevante belleza y gentilísima apostura, que de modo tan admirable encarnó la representación de la hermosura de la mujer jiennense,  recuerdo, que afirmaba, sería conservado con dilecta predilección en un lugar preminente del Palacio Provincial. 

Imaginamos, que de igual manera se remitieron fotografías del resto de las señoritas  a cada provincia, de ser así, desconocemos sí se respondieron las misivas como hizo la Diputación de Jaén o no. 

De dicha revista, rescatamos el soneto escrito por el poeta Francisco Serrano Anguita5 y que fue recitado por Manuel García Deleyto6, dedicado a la Señorita Luisita Cabot Botello encarnada en la mujer de la provincia de Jaén.

 

miércoles, 2 de diciembre de 2020

INTERIOR FOTOGRAFICO DE LA COFRADIA DE PESCADORES, “VIRGEN DEL CARMEN”, 1947.

Fachada principal de la antigua Cofradía de Pescadores




Fachada trasera de la Cofradía de Pescadores. 



Tras la publicación en el anterior número de La Higuerita de un artículo dedicado a la importancia que tuvo la Cofradía Sindical de Pescadores “Virgen del Carmen” en la vida económica y social de Isla Cristina,  donde fue publicada la fachada principal y trasera, hoy traemos algunas imágenes del interior y las instalaciones de aquel señorial, y magnífico edificio de la antigua Calle Real (hoy Diego Pérez Pascual), propiedad de la familia Pérez Romeu.

Se estima, que su fundación fue en 1944, una sucesión del Gremio de Mareantes, Gremio de Tarraferos, Pósito Marítimo y Pesquero, y la Asociación de Armadores de Buques de Pesca.

En los pisos superiores se encontraba la Escuela Elemental de Pesca, creada por el Instituto Social de la Marina y que soportaba económicamente la Cofradía, siendo dirigida en sus principios por el maestro de escuela Andrés Figuereo, el Comandante de Marina y el doctor Gómez-Bastero Polera1.

Los servicios que ofrecía iban todos encaminados a lograr la seguridad en el trabajo y la defensa de los intereses de los hombres de la mar; la construcción de viviendas, escuelas profesionales, prestaciones económicas a los pescadores de bajura, conciliación entre trabajadores y empresas, control de la flota pesquera, mutualidades, socorro a los marineros y a sus familias necesitadas, radio costera, ventas en el puerto, etc... En 1964, se trasladó junto con sus servicios al nuevo edificio de la calle Conde de Vallellano con mejores instalaciones y un ambulatorio dotando con el más moderno material quirúrgico sanitario de la época.

Foto 1.- Detalle del patio interior y escalera de mármol.

Foto 2.- Entrega del subsidio social a las viudas durante las fiestas del Carmen, presidida por el Patrón Mayor Emilio Martín López.

Foto 3.- Despacho del Patrón Mayor.

Foto 4.- Aula de la Escuela Elemental de Pesca.

Foto 5.- Secretaría.

Foto 6.- Hogar del Pescador.

Foto 7.- Oficinas.

Foto 8.- Consultorio Médico.

Foto 9.- Acto Hispano-Portugués en el salón de actos.



Foto 1.- Detalle del patio interior y escalera de mármol


Foto 2.- Entrega del subsidio social a las viudas durante 
las fiestas del Carmen, presidida por el Patrón Mayor Emilio Martín López.


Foto 3.- Despacho del Patrón Mayor.

Foto 4.- Aula de la Escuela Elemental de Pesca.

Foto 5.- Secretaría.

Foto 6.- Hogar del Pescador.

Foto 7.- Oficinas.

Foto 8.- Consultorio Médico.

Foto 9.- Acto Hispano-Portugués en el salón de actos.

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Fotos Salcedo. Memoria, Balance e Inventario. Cofradía de Pescadores “Virgen del Carmen” de Isla Cristina. 1947

1.- Historia de Isla Cristina (Biografía sentimental) Sosa Rodríguez, José. 1970

 



lunes, 16 de noviembre de 2020

LA COFRADÍA DE PESCADORES, PULMÓN EMPRENDEDOR DE ISLA CRISTINA.

 Artículo publicado en el periódico La Higuerita de 15-11-2010


Fachada principal de la antigua Cofradía de Pescadores
en la calle Diego Pérez Pascual


Sobre un terreno de marismas formado por una de las bocas del río Guadiana, la mar ha influido esencialmente en el carácter de los isleños, y durante mucho tiempo los convirtió en marineros, y especialmente en pescadores; pudiéndose decir que la pesca y sus derivados era el único medio de subsistencia.

Con el devenir de tiempo, a veces nos preguntamos como un  pueblo nacido de la nada, y casi sin término municipal, pudo llegar a ser un gran núcleo industrial y pesquero, de los más importantes de España. La tarea no fue fácil, y las vicisitudes por las que tuvieron que pasar nuestros antepasados, no nos son ajenas ya que la historia nos retrata las calamidades, los sinsabores y el duro esfuerzo que tuvieron que hacer para conseguir colocar en el mapa de la pesca y la industria a la antigua Higuerita, hoy Isla Cristina. Solo el trabajo, el duro esfuerzo y una buena gestión empresarial hicieron posible este sueño.

A finales de los años 40,  la Ciudad de Isla Cristina,  ya contaba con más de 12.000 habitantes, y su flota1 estaba formada por 7 vapores, 72 motores y 237 embarcaciones de vela, además de las embarcaciones del Consorcio Nacional Almadrabero que sumaban más de 15. Todas estas modalidades de pesca, capturaron en 1947 más de 32 millones de pesetas, a los que habría que sumarles los más de 10 millones de pesetas de atún, capturados por el Consorcio Nacional, con lo que la recaudación por el concepto de Obras de Puerto fue de 500.000 ptas., consiguiendo en 1946,  convertirse en el primer puerto de España en capturas de sardinas.

Para la  transformación de esta primera materia, pesca capturada, contaba el pueblo afectos a la Cofradía de Pescadores “Ntra. Sra. del Carmen”, con una gran industria formada por 49 empresas distribuidas en fábricas de conservas y salazones;  pesca fresca;  harinas de pescado;  hidrogenación de aceites, barnices y pinturas;  cordelería, efectos navales y carpintería de ribera que actuaban casi como cooperativas o gremios. Por aquellos años era desalentador para el sector, pensar, lo fácil que sería rebasar esas cifras, sí Isla Cristina hubiera contado con un puerto en condiciones, que hubiera facilitado todas las operaciones y sobre todo, sí se hubiese contado con una entrada al puerto segura, fácil y cómoda, sin los inconvenientes y peligros que la acechaban;  una reclamación esta histórica,  que con el tiempo se solucionó en gran medida, convirtiendo al puerto de Isla Cristina, en un Puerto de Refugio. 

Las demandas del sector eran muchas; las malísimas condiciones y el casi nulo calado de la barra, donde embarrancaban muchos de los buques que ponían las vidas de los pescadores en peligro, además de la mala señalización de las luces de enfilación, que por ser fijas y la barra movible, se prestaban a errores de consideración; también las cabeceras que se  formaban en la ría y el poco calado de los muelles que pedían una urgente reparación. Ya en 1947, en algo se había avanzado por la Jefatura Regional de Obras de Puerto, ya que la parte norte, era amplia, cómoda y con calado suficiente para el atraque de los barcos,  donde existía el proyecto de continuarlo por trozos a lo largo de todo el muelle, saliendo hacia la ría unos 12 metros en todo su recorrido


Fachada trasera de la Cofradía de Pescadores  vista desde la calle Carreras

La Cofradía “Virgen del Carmen”, en tiempos era un ente que aglutinaba toda la actividad pesquera de la localidad, dividiendo su gestión en tres secciones. La Social: con una oficina de colocación, asesoría jurídica, tribunal de conciliación, coordinación y reclamaciones. La Económica: cooperativa del mar, préstamos, riesgo marítimo, lonja de pescados, distribución de la pesca y La Asistencial: seguros sociales, socorros mutuos, hogar del pescador, escuelas de pesca,  viviendas protegidas y el Pósito Marítimo. .  Este pulmón emprendedor que velaba tanto por los empresarios como por los marineros venia solicitando la ampliación del muelle comercial a toda la parte norte de la población, la reparación de los muelles restantes con pavimentación y dragado de un metro en bajamar, la continuación del muelle hasta la Punta de Levante (Punta del Caimán), luces de situación sobre la barra y escolleras de piedras, luces de enfilación movibles o sea montadas sobre carriles para que corrieran los faroles, marcando la verdadera enfilación de la barra y un buen dragado tanto de la barra como de la ría, abriendo y limpiando la entrada. Con estas demandas del sector, se conseguiría que el Puerto de Isla Cristina fuera un Puerto de Refugio, ya que se les permitiría a las embarcaciones la entrada en cualquier momento; facilitando las faenas de pesca que estaban dificultadas, se mejoraría la flota con un mayor calado y se conseguiría rebasar cifras halagüeñas en capturas y en productividad.

No es hasta el 23 de agosto de 19662 cuando el BOE publica la adjudicación de (La barra) “obras de acceso y mejoras del Puerto de Isla Cristina” por un importe de 39.649.000 ptas., quedando firmada la escritura que formalizaba el contrato de adjudicación de las obras el 29 de septiembre del mismo año y con un plazo previsto de realización de tres años, esto supuso un gran logro para Isla Cristina, por fin una barra que diera seguridad y evitara tantas desgracias y contratiempos al hombre de la mar.   

El puerto más importante de Andalucía en capturas, durante muchos años no se vio correspondido por las administraciones, hasta el último cuarto del siglo XX, que se consiguió la barra,  las ampliaciones y el ensanche del muelle de poniente que hoy conocemos,  así como las lonjas de pescado, haciéndose a día de hoy, necesaria una ampliación que llegue hasta el puerto deportivo para facilitar el atraque a la numerosa flota isleña así como el adecentamiento,  la ampliación y creación de otro muelle en la Barriada de Román Pérez en el otro lado del puente.  

 Según los datos publicados por la Junta de Andalucía, entre los años 2015 y 2019, la empresa “Lonja de Isla” encargada actualmente de la gestión de la venta de pescado, facturó 137.904.647,00 € recaudando la Junta en impuestos la cantidad de 2.068.569,71€, seguido por las Lonjas de Bonanza con 89.313.963,00 € y Barbate con 77.847.202,00 €, convirtiéndose una vez más  Isla Cristina en el puerto más importante de Andalucía,

Desde los orígenes fundacionales por aquellos valientes hombres llegados en jábegas, la pesca,  ha sido y continúa siendo, además de una seña de identidad, el motor económico de la localidad, al que en las últimas décadas se le ha unido la agricultura y el turismo.

Los grandes hombres que gestionaron y emprendieron, a lo largo de su vida se ganaron el respeto y escribieron con letras de oro, sangre y sudor la historia de Isla Cristina.  Hagamos,  que las generaciones venideras se sientan también orgullosos de los de hoy.

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1.-Balance Cofradía de Pescadores “Virgen del Carmen” 1947
2.- Historia de Isla Cristina 1970.  Sosa Rodríguez. José

 

domingo, 1 de noviembre de 2020

BAÇIA TALEGAS, LA TORRE QUE NUNCA EXISTIÓ.

 Articulo publicado en el periódico La Higuerita de 1-11-2020

Torre Canela (Ayamonte)

Las torres almenaras levantadas en tiempos de Felipe II, al inicio del último cuarto del siglo XVI en el litoral andaluz, por el Consejo de Guerra para la defensa de la Costa Occidental Andaluza,  supusieron la oposición de los Cabildos y Señoríos que se enzarzaron en un pleito con la Corona y propició la demora en muchas de aquellas construcciones.

Las razones de aquella discrepancia,  era sobre quién debía asumir la construcción y el posterior mantenimiento de aquel costoso sistema defensivo, ya que sí lo que se pretendía era la defensa general del reino, el gasto debía recaer en el rey, por todo ello, tanto los duques de Medina Sidonia y de Béjar, como el marqués de Ayamonte y el conde de Miranda mostraron una fuerte oposición a este proyecto que fue resuelto en 1584 con un auto que establecía que tocaba al rey “la costa de las torres que hacían su tierra y al dicho conde y duques la costa de las que hacían sus lugares”1 más o menos venía a decir,  que cada cual asumiera el coste en los territorios allí donde fueran a construirse, desde Gibraltar hasta Ayamonte se ordenaron hacer veinticinco torres: cinco en tierras de su majestad y las veinte restantes en tierras de señoríos.

Muchas villas costeras tuvieron que recurrir a los impuestos y arrendamientos de terrenos para sufragar los gastos, pero hubo otras que no disponían de bienes suficientes para responder a las cantidades necesarias para hacer frente a las construcciones, era el caso de Ayamonte cuyo cabildo manifestaba que no podía cumplir el mandato del juez “pues es notorio no tiene propios, rentas, baldíos, dehesas ni otros provechamientos que poder vender, enajenar, atributar”2. Ante la obligación ineludible de pago, tuvieron que recurrir a un préstamo proporcionado por particulares adinerados que fue  avalado por todos los vecinos de Ayamonte, ya que el cabildo ayamontino tuvo que decidir que la presión directa por la construcción de las torres recayera indirectamente en la economía de los vecinos con sus impuestos. En 1586, solo una atalaya se había iniciado en el Señorío de Ayamonte, la de Sierra Bermeja, torre conocida hoy como del Catalán, en la costa de Lepe. El 6 de mayo de 1586 el cabildo ayamontino es requerido únicamente para la contribución de las torres de Sierra Bemeja (del Catalán) y Vaziatalegas (hoy ría del Carreras en Isla Cristina), sin embargo, tres meses más tarde, es el propio cabildo quién propone que se cambie de ubicación  una de las torres (seguramente la prevista en Vaciatalegas) hasta el lugar de los dos pinos (que parece ser Canela). Es curioso, que nueve años después, no se hubiera iniciado siquiera la construcción del acceso por el estero de la barra de Vaciatalegas (actual Isla Cristina) proyectada como las demás en 1577, aunque seguía figurando entre las previstas. Ante esa ausencia notable e inexplicable, permanecía sin control la barra de Vaciatalegas y todos los esteros convertidos en un canal paralelo a la costa que franqueaban no solo el curso hasta Ayamonte, sino hasta otras villas y puertos como los de La Redondela, El Terrón o San Miguel (termino de Cartaya), constituyendo además un excelente refugio para las embarcaciones enemigas. El licenciado Jilbert de Vedoya, enviado por la justicia para el cumplimiento de dichas construcciones, dejó en un documento constancia de su visita y la situación actual de las obras que se estaban realizando,  destacando,  que tanto la torre de “Baçia Terrón y Baçia Talegas” no se habían comenzado por ser las postreras.  Quedando la torre del Pino de Canela, que mantenía una lejana correspondencia con la del Catalán, distantes una legua y media.

Estas defensas que se presentaban a principios del siglo XVI como absolutamente imprescindible para la defensa de los moros y corsarios, y  que eran urgentes,  tardaron décadas en estar operativas, incorporando muy tardíamente el personal de vigilancia y una escasa dotación de artillerías.

El 25 de mayo de 1618 el capitán Cristóbal Messía Bocanegra redactó un documento oficial en el que reflejó, que en cumplimiento de la comisión ordenada por el rey, llegó a Andalucía a visitar las torres de esta costa, plasmando el estado que tenían una por una, y lo que a su parecer debían tener para ser dotadas como defensas y que posteriormente se pudiera tomar la resolución que más conviniera, pues bien, en ese documento no aparecía la torre de Baciatalegas (Isla Cristina) porque aún no se había construido.

En el Archivo General de Simancas se encuentra un documento gráfico que fue hecho público en las Jornadas de Historia de Ayamonte por Enrique Arroyo Berrones,  con el título de “Plano de la costa del reino del Algarbe en Portugal con Ayamonte que representa varios lugares y villas San Lucar de Alcotín, Ayamonte, lugar en donde se han de construir barcas para la invasión, La Redondela….” fechado en 1642. En este plano, dibujado con precisión, aparece la torre de Baçia Talegas, algo que nos llevaría a afirmar que ahí estuvo enclavada y que existía por esa fecha, pero también,  aparecen dibujadas las hipotéticas barcas para un futuro ataque por mar, así como  la anotación en el  estero de Canela, como el lugar señalado para la construcción de las mismas.  Quizás el autor del plano, se pudo basar en algún documento inicial del proyecto y en el que podría aparecer la torre, ya que cien años

Mapa oficial del "Reynado de Sevilla" fechado en 1748

después, en un mapa oficial3 del “Reynado de Sevilla”  fechado en 1748,  y realizado por el ingeniero Francisco Llobet por encargo del Marqués de Pozoblanco,  ingeniero General de España,  y que se conserva en la Real Academia de la Historia,  no aparece la Torre de Baçia Talegas. Tampoco aparece en el plano geográfico y mapa general de los pueblos que comprendía la provincia de Ayamonte4,  una de las que componía la  Capitanía General de Cádiz y que realizó José Quintana de Cevallos entre el 1 de enero de 1748 y el 18 de diciembre de 1752.

Mapa Capitanía General de Cádiz, provincia de Ayamonte 1748-1752

Lo cual nos lleva a pensar, que la Torre de Baçia Talegas quedó en un proyecto, y nunca llegó a construirse, ya que antes del Terremoto Maremoto de Lisboa no existía, y no se contempla ningún documento que así lo puedan atestiguar  los historiadores,  mientras que sí aparecen documentos y mapas gráficos donde constan las Torres de Canela y del  Catalán, las dos más cercanas a lo que  posteriormente pasó a llamarse Real Isla de la Higuerita.  

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Bibliografía: Nuevas aportaciones para la historia de las torres de almenaras onubenses. 2004. Villegas Martín. Juan; Mira Toscano, Antonio; Carriazo Rubio, Juan Luis. 1.- Archivo Histórico Nacional, Sección Nobleza, leg.382, nº41.  2.- Archivo Municipal de Ayamonte, leg 2, Acta Capitular de 6-5-1586. 3.- Foto Plano 1.  4.- Foto Plano 2.

lunes, 26 de octubre de 2020

"COPLILLAS DE TRES POR CUATRO" DEDICADO AL CARNAVAL DE ANTAÑO DE ISLA CRISTINA 1922-1936

Programa de Carnaval emitido en Tele Onuba y dirigido por Roque Rodríguez Contreras, dedicado al trabajo de investigación y a la puesta en valor del Carnaval antiguo de Isla Cristina, que fue presentado en el teatro Gran Vía en octubre de 2000 por el Coro "Carnaval de Antaño 1922-1936", y que fue dirigido por Francisco González Salgado.

jueves, 1 de octubre de 2020

LA GRIPE DE 1918 EN ISLA CRISTINA Y SUS TERRIBLES CONSECUENCIAS.

 Artículo publicado en el Periódico La Higuerita 1-10-2020.  (I)

Artículo publicado en el Periódico La Higuerita 15-10-2020.   (II) 

Ángel Pérez Romeu, en fotografía publicada en La Higuerita 10-11-1918

El 7 de octubre de 1918, coincidiendo con  la festividad de la Virgen del Rosario, se producía en Isla Cristina el primer fallecimiento causado por la aterradora epidemia, de la mal llamada “Gripe Española”,  y que dejó un balance de fallecidos en todo el mundo de entre 50 y 100 millones de personas.

El periódico La Higuerita1, se hizo eco en su momento y publicó los nombres y las edades de todos los fallecidos en Isla Cristina, pero de una manera general, y en el periodo comprendido desde el primero de octubre hasta el 24 de noviembre del mismo año, sin hacer referencia a las causas de los fallecimientos,  por lo tanto,  no se desglosaron los fallecidos por la enfermedad, ya que muchos fallecieron por otras circunstancias ajenas a la gripe. El editor,  se jactaba, de qué afortunadamente, terminada la pandemia, y “faltando a nuestro deber periodístico, hemos guardado silencio absoluto silencio en el transcurso de la enfermedad que, al igual que en toda España,  ha azotado este pueblo” y lo hacían con intención de no sembrar pánico y desconcierto en la organización cuando las autoridades ordenaban para la extinción del mal, resumiendo con esta frase que después de todo, no había sido para tanto; “«el lector podrá ver que ha habido más ruido que nueces», tratándose de una población de 12.000 habitantes azotada por la epidemia gripal que tantas vidas ha costado en Europa entera”.

El balance de fallecidos en el término municipal, según José Rodríguez López2  fue de 182 en Isla Cristina, 35 en La Redondela, 2 en Pozo del Camino y 29 entre las Puntas del Caimán y del Moral, ya que esta última, aunque pertenecía territorialmente a Ayamonte sus vecinos hacían la vida y se enterraban en Isla Cristina, un total de 248.

Por los datos recabados, podríamos decir con toda seguridad que el “Paciente Cero” en Isla Cristina y primer fallecido, fue el malogrado Ángel Pérez Romeu, quién fallecía a la edad de 31 años el 7 de Octubre. Según las crónicas de la época, en un viaje de trabajo a Asturias donde fue a gestionar la compra de carbón para la industria local,  representando al Gremio de Tarraferos,  comenzó a sentirse indispuesto teniendo que guardar cama, la que abandonó, no sin antes hacer parada en Madrid al verse empeorado y posteriormente volver a su pueblo.

El cariño generalizado de la población hacia este personaje por su bondad, y dada la situación de gravedad que iba adquiriendo, hizo que un numeroso grupo de amigos solicitaran por escrito la suspensión de las fiestas del Rosario, algo que tanto él como su hermano, el alcalde Román Pérez, desestimaron ya que “no se podía dejar al pueblo sin sus anunciados festejos”, sin embargo,  era de ver,  la frialdad con la que Isla Cristina vivió  aquellas fiestas en honor de la Patrona, pendiente de la salud de Angelito Pérez como era popularmente conocido. La noche del Rosario, al darse la alarma de su empeoramiento y ante el anuncio de: «Angelito está grave» la plaza quedó desierta no observándose a nadie por las calles produciéndose el triste desenlace a las 7 de la mañana sin que la ciencia médica y los afamados doctores pudieran hacer nada por su vida.  (Sic)… “Todos3 los establecimientos de la población, Círculos de recreo y espectáculos públicos cerraron sus puertas, paróse el tráfico de la localidad, en los edificios públicos ondeaban a media asta la enseña nacional  y los barcos surtos en el puerto aparecían con banderas y gallardetes en situación de duelo por la pérdida del hombre más querido de Isla Cristina”. Curiosamente, la Banda de Música Soria 9 contratada para las fiestas del Rosario por el mismo infortunado para actuar en la velada abrió paso a la comitiva de su entierro y así le seguía  la banda de música local  que interpretaron marchas fúnebres durante el cortejo. Los mayores del lugar, siempre nos contaron que jamás se vivió un acontecimiento igual en nuestro pueblo con tantas muestras de dolor ante la muerte de un hombre bueno que supo conquistar amistades y afectos, y que ya nunca más las Fiestas en honor de la Patrona, la Virgen del Rosario fueron iguales. En el momento de la sepultura, el Sr. Tejero4 del Gremio de Tarraferos, dijo: “¡Alma grande, corazón generoso, entendimiento preeminente, junto a tu cuerpo muerto, llora conmigo todo Isla Cristina!”...

Tres días después, concretamente el 10 de octubre, se producía el segundo y el tercero de los fallecimientos en las personas de Tomás Cardoso del Carmen de 55 años, reputado maestro de la Fábrica de Conservas de Tomás Cardoso, y que desde hacía muchos años venia estando al frente de la Fábrica de “Los Sobrinos de Tomás López”  (los Pérez Romeu) y la niña de 3 meses Francisca Álvarez Sánchez. La epidemia, irremediablemente se había extendido y adueñado de la localidad,  y en muy poco tiempo se llevaría por delante a gran parte de la juventud, muchísimas vidas; padres, hijos y hermanos de un mismo núcleo familiar. 

Autoridades y personal sanitario, publicado en La Higuerita 8-12-1918

                       

La afinidad, los vínculos profesionales y laborales  con Ángel Pérez, fueron determinantes para la propagación de la mortal pandemia, desconocida hasta la fecha y que se propagó con facilitad por la falta de higiene, aunque desde el consistorio se ordenaba la desinfección e higienización diaria así como en los establecimientos. Todas las acciones fueron dirigidas por el alcalde en funciones D. Toríbio Lázaro Tuset y la encomiable labor sanitaria de los doctores D. Juan Linares, D. Manuel Rodríguez, D. Joaquín Gómez- Bastero, Don Antonio de Sardi y Don Joaquín Zapata y los habilitados, alumnos de 6º de Medicina, Don Antonio Zamorano, Don Francisco Pérez Gómez, Sres. Llopis, Gómez Alonso y el practicante Don Juan Acosta,  llegándose incluso a clausurar el cementerio durante la festividad de “Todos los Santos y Fieles difuntos”.

A las órdenes del alcalde de Isla Cristina, se habilitaron casas hospital en la Punta del Caimán, y otra en el Barrio Nuevo, sitio “La Barqueta”, los cuales se dotaron de camas y utensilios para los enfermos además del conocido hospital bajo la dirección de José Castro y su mujer, quienes cuidaban a los enfermos y atendían las necesidades de estos lugares, así como se envió a La Redondela un médico permanente para la atención de los enfermos que trabajó activamente con el pedáneo de esta D. Francisco Zamora.   

Autoridades y personal sanitario. La Higuerita 08/12/1918
                   

Tras la investigación realizada en el Archivo Municipal, después de comprobar que el periódico La Higuerita, hizo público los nombres de todos los fallecidos en general  entre el 1 de octubre y el 24 de noviembre, fecha en la que se daba oficialmente por finalizada la pandemia,  he extraído  y seleccionado las edades y las fechas de las defunciones de todos los fallecidos por la Gripe de 1918 en Isla Cristina, así como los que pudieron fallecer por problemas vinculados a enfermedades respiratorias y que les causaron el fallecimiento, ampliándolos hasta el mes de febrero de 1919, cuando ya,  dejan de aparecer en el registro las muertes por la cruel enfermedad.

Relación de los  fallecidos5 por la Epidemia de Gripe desde 1 de octubre al 24 de noviembre (158) y los (15) posteriores entre el 26 de noviembre y el 24 de febrero de 1919, un total de 173 víctimas mortales.

7 de octubre: Ángel Pérez Romeu, 31 años.

10 de octubre: Tomás Cardoso del Carmen, 55 años y  Francisca Álvarez Sánchez, 3 meses.

14 de Octubre: Ignacio Romero Medina, 45 años.

16 de octubre: Ignacio Martín Contreras, 33 años y Gabriela Romero García, 12 años.

18 octubre: Dolores Yáñez Felipa. 23 años.

20 de octubre: Antonio Cerrón Maceras, 31 años y Eduarda Peña Gutiérrez, 27 años.

21 de octubre: Juana Gil Serrano, 28 años.

22 de octubre: Mariana Yáñez Felipa, 37 años.

23 de octubre: Buenaventura Núñez, 23 años.

24 de octubre: Antonia Pérez Ortega, 45 años y Cayetana González Tinoco, 3 años.

25 de octubre: Félix Jesús Viegas, 26 años; Pura Canela Aponte, 6 años; Francisco García Frigolet, 19 años; José Simón Madera, 32 años y Teresa González Pereira, 32 años.

26 de octubre: Josefa Martín Aguilera, 4 años, Diego Carmona González, 16 años, Juan Yáñez Felipa, 26 años y Manuel Blaya Carrillo, 35 años; Bella Valí Cabet, 64 años y Antonio Alonso Castro, 63 años.

27 de octubre: María Domínguez Mora Sandez, 6 años. Francisco Calviño Viegas, 23 años; Francisco Hernández Aguado, 11 años y Carmen Roxo López, 21 años.

28 de octubre: Virginia Alarcón Jesús, 38 años.

29 de octubre: María Dolores Martín Salomón, 6 años; Francisca Cárdenas Rodríguez, 24 años, Miguel Gutiérrez Cabezas, 19 años; Herminia Pérez Botello, 36 años, Joaquín Salvador ¿Canto?, 5 años;  Carmen Carro Brito, 24 años y Manuel Abreu Rodríguez, 25 años.

30 de octubre: Emilio Canela Núñez, 30 años; Francisco Garrido Noriega, 37 años, José Frigolet Ortiz, 35 años; Manuel Concepción García, 19 años.

31 de octubre: Juan José Pérez Gómez, 23 años; Manuel Segura Ríos, 65 años. Juan Teodoro Cárdenas Rodríguez, 21 años. Rita Cardoso Perera, 26 años. Josefa María Maceras Mascareña, 15 años. Miguel López Fragoso, 39 años, Concepción Barroso Méndez, 25 años, José González González. 23 años; Encarnación Lima Valencia, 23 años; Pedro Cayuela Hernández, 17 años; Martina Segura González, 32 años y María Rodríguez Rico 7 años.

1 de noviembre: José González Gómez, 18 años; Adela Cabeza García, 42 años; Cristóbal Germán Ronchera, 25 años; Angustias Frigolet Gómez, 8 años; Juan Ruiz Rodríguez, 60 años; “Matilde”  Salvador Concepción, 18 años; María Dolores Nacimiento Rodríguez, 23 años; Francisco Camacho Munell, 38 años; Sebastián Rojas Zarandieta, 35 años; Arturo Bilbao Forqué, 35 años y Josefa García Asencio.

2 de noviembre: Emilio Merino Santana, 22 años; Ana Feria Camacho, 42 años; Bella Bueno Rodríguez, 22 años; Ana Valdés Fragoso, 40 años; Josefa Aponte Gómez, 28 años y Aurora Jorge Rosa, 21 años.

3 de noviembre: María del  Carmen Ramoso de los Santos, 20 años; Florián Carro Villegas, 40 años; Adolfo Rodríguez Martin, 33 años; José Canela Gómez, 37 años; Josefa Gey Nieves, 23 años; Rafael Garrido Gómez, 52 años; Lucas Agudo Asencio, 40 años; Dolores Pérez Molins, 25 años y José Bilbao Delgado, 3 años.

4 de noviembre: Leonor González López, 30 años con el feto del género masculino; Ana Abreu Sosa, 32 años; Manuel Aponte Peña, 22 años y Blas Ángel García de Vinuesa Rodríguez, 24 años.

5 de noviembre: Francisco Tortosa Escobar, 13 meses; Joaquina Sánchez Escudero, 42 años; Ana Alarcón Hernández, 20 años; Isabel Martín Casado, 18 años; Hermenegilda Columé Rodríguez, 22 años; Carmen Méndez Redondo, 55 años, Ana Hernández Delgado 37 años, Ángel Escudero Pérez, 29 años, Manuela López Murillo, 30 años y Jesús Marta Sosa Cabrita, 20 años.

6 de noviembre: Hermenegilda Columé Rodríguez, 22 años; Rosario Almeida Concepción, 21 años; Bella Ortiz Domínguez, 22 años; Antonia Fernández Álvarez, 26 años y Rafael Agudo Asencio, 28 años.

7 de noviembre: Francisco Mascareña García, 34 años; Carmen Lociga Rodríguez, 30 meses; María Domínguez Fernández, 27 años, Francisco López Fernández, 26 años; Eusebio Reyes Martin, 23 años; Teresa Sánchez Rodríguez, 33 años. María Magdalena Díaz Elías, 2 años, Joaquín Gago González, 28 años y Juan Antonio Gómez López 22 años.

8 de noviembre: Bella Rodríguez Santos, 22 años; Tomás Fuentes Linares, 23 años; Manuel Ríos Milá, 23 años; Juan Antonio Gómez López, 30 años; Juan Manuel Sosa Escobar, 25 años; José Costa Neto, 37 años; Catalina Macías Salgado, 47 años y Juan Romero Faneca, 32 años.

9 de noviembre: Carmen Cárdenas, 30 años; Antonia Elías Rodríguez, 30 años; Francisco Arbucias Zamorano, 48 años; José Ignacio Jiménez Rodríguez, 29 años y Miguel Domínguez Virella, 3 años.

10 de noviembre: José Antonio Martin Victoria, 35 años; Gregoria Mora Ruiz, 25 años, María de los Dolores Martín Faneca, 24 años y Manuel González Forqué, 5 años.

11 de noviembre: Josefa López Manzanares, 18 años; María Antonia Rodríguez Abreu, 18 años; Carmen Sosa Mascareña, 7 años; Carmen Cárdenas Landero, 8 años; José María Prieto Ramos, 36 años; Aurora Romero Macías, 16 años; Rosario Canela Núñez, 7 años y Diego Hernández Díaz, 8 años.

12 de noviembre: Antonia Ruiz Casado, 7 años.

13 de noviembre: Antonio Medero Molina, 20 años; Luisa Emilia García de Vinuesa Rodríguez, 31 años; Josefa Sandez Álvarez, 38 años; Carlota Garrido Rodríguez, 28 años,  José Toscano Escudero, 45 años y José Vélez Tirado, 18 años.

14 de noviembre: Luis Polo Martin, 24 años; Pedro Mata Morán, 38 años; Dolores Vallejo Picazo, 28 años y Rosario Fernández Pereira, 15 años.

15 de noviembre: José Miguel Botello Fernández, 45 años y Josefa Pérez Landero, 55 años.

16 de noviembre: Diego Rodríguez Rodríguez, 7 años; Emilia Columé Pérez, 26 años; Francisco Díaz Elías, 5 años.

17 de noviembre: Ana Travé Pérez, 47 años; Manuel Martin Montes, 22 años y Manuel Luis Farcho, 13 meses.

19 de noviembre: Juan Martín Coto, 34 años; Antonio Gómez Pereira, 3 años y Blas Lozano Ortiz, 15 años.

21 de noviembre: Joaquín Florencio, 30 años. 24 de noviembre: Severina Pérez Muñoz, 42 años; Rosa Daza Pérez, 27 años y  Claudio Rodríguez García, 4 años.

26 noviembre: Ana Hernández Pedraza.

1 de diciembre: Salvador Mateos Nieves, 60 años.

5 de diciembre: Enrique López Gutiérrez, 42 años.

8 de diciembre: Manuel Fragoso Real, 5 años.

24 de diciembre: Rafael Rodríguez Rodríguez, 49 años.

30 de diciembre: Braulio Cabalga Escobar, 38 años.

31 de diciembre: Placido Cabot Rodríguez, 51 años.

3 de enero: Joaquín Calé Orta, 26 años.

 21 de enero: María Romero Faneca, 29 años y Juan Galdames López, 4 meses.

22 de enero: Antonio Galisteo de la Torre Luque, 48 años.

2 de febrero: Josefa Fragoso Flores, 38 años.

 5 de febrero: Antonio Joaquín Manciño de la Gracia, 56 años. 18 de febrero: Juan Álvarez Gómez, 49 años.

24 de febrero: Casimiro Pérez Monis, 19 años.                       

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1.- Periódico La Higuerita, 24 noviembre de 1918. 

2.- Isla Cristina en La Higuerita. Rodríguez López, José.. 

3.- Periódico La Higuerita, 13 octubre de 1918. 

 4.- Tejero González de Vizcaíno,  José. Conservero y Diputado en Cortes por la jurisdicción de Huelva.

 5.- Registro de enterramientos, Archivo Municipal.

martes, 15 de septiembre de 2020

Isla Cristina en la literatura de un Premio Nobel

Artículo publicado en el periódico La Higuerita 15-9-2020

Portada de la edición de 1951 


El escritor Camilo José Cela, miembro de la Real Academia de la Lengua Española, considerado uno de los mayores escritores del siglo XX, se convirtió en un vagabundo, ansioso de experiencias literarias para narrar en sus notas su “Primer Viaje Andaluz”,  un recorrido literario en el que quedó admirado por la luz extravagante de Andalucía, los mares de olivos, las aguas enturbiadas del Guadalquivir, y una arquitectura de siglos y antigüedades ilustres. 

Cela, en su libro, plasma lo que ve y piensa, y vagabundea por las calles, sus llanuras y cañadas recreando un paisaje narrativo donde prefiere la charla tranquila en los caminos con labriegos, arrieros y buhoneros antes que el recorrido por museos y catedrales.

Camilo José Cela en su Viaje
a la Alcarria en 1946

En esas notas recopiladas y  publicada en 1959, no recorre toda Andalucía, solo camina por Jaén, Córdoba, Sevilla y Huelva, deteniéndose en aldeas y pueblos, intentando guardar en su mochila el aroma que va percibiendo a su paso. Al llegar a Huelva afirma qué: «Por Huelva cuentan más los hombres y las mujeres -y el niño mariscador y el viejo que vive del recuerdo de los tiempos idos- que las frías piedras de los palacios y las catedrales.

Cruza la provincia de oriente a occidente, describiendo a los pueblos por donde pasa y recreando momentos y vivencias. En su caminar narra e imagina historias, dialoga con personajes, come y bebe, y hasta pernocta en casa de algún que otro amigo para resaltar una de las excelencias de la provincia; los chocos con habas, a los que el vagabundo «guardará con eterna memoria, junto a su gratitud eterna» afirmando que el choco es un calamar berrendo en marisco y un bocado de finísimos gustos, mientras nos explica detalladamente cómo se cocinan.

En su escritura descriptiva por algunos pueblos de Huelva, nos apunta qué llegado al cruce de Isla Cristina, no se adentra en ella, y la describe así: «Isla Cristina es un pueblo joven y próspero, pueblo de pesca de altura y de chalets para los veraneantes. Isla Cristina no viene de los fenicios, ni de los romanos, ni de los moros. Isla Cristina fue fundada hace dos siglos por los catalanes; los primeros que llegaron fueron los Arnau y los Faneca; hoy hablan castellano con acento andaluz los Rosselló y los Cabet, los Cabot y los Milá, los Casanova y los Llullot, los Mirabent y los Pinell, los Feu y los Murlans y los Mantell, apellidos todos de buen arraigo en Isla Cristina. Esto de las migraciones españolas es algo curioso, algo que nadie ha estudiado en serio todavía. El vagabundo no se mete por el camino de Isla Cristina sino que sigue todo derecho por el de Ayamonte».

Una lástima que en su vagabundaje, quién años después sería galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 1987, Nobel de Literatura en 1989 y Premio Cervantes en 1995, no se adentrara en la localidad para describir detalladamente y con una visión más amplia y literaria a la Isla Cristina del momento, eso sí, es de agradecer que dejara escrito en una de sus obras el origen fundacional y su incipiente prosperidad pesquera y turística.

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Primer viaje Andaluz. Notas de un Vagabundaje. 1961. Ed. Noguer. Cela y Trulock , Camilo José

martes, 8 de septiembre de 2020

Poema. Inmaculada Concepción en el 75 Aniversario de su Bendición Litúrgica. Isla Cristina





Reina Celestial,
pureza y eternidad,
simplemente Paz,
Virgen profetizada
vestida de sol naciente;
Madre nuestra,
sin pecado original.

Madre tierna,
Arca de la Alianza,
Verbo de la carne
que alimentas,
Sagrario donde Dios
habita en la tierra,
de virginidad eterna.

María, Concepción,
Pura y Bella,
Puerta del Cielo,
que ahuyentas el mal
de la serpiente,
con la luna bajo tus pies,
coronada por doce estrellas.

         Y del fruto de tu vientre              
     y del Espíritu Santo,
sublime y perfecto:  
Jesús,
lleno de gracia colmada;
Dios Padre hecho Cautivo
quiso hacerte Inmaculada.

                                                                  Francisco González Salgado. 
                                                                          Septiembre 2020

martes, 1 de septiembre de 2020

APUNTES DE ROQUE BARCIA CONTRA LAS TORNA-GUIAS Y EN DEFENSA DE ISLA CRISTINA.

Artículo publicado en el periódico La Higuerita de 1-9-2020

Roque Barcia Martí. Filósofo, político y lexicógrafo.

Así describe Roque Barcia a Isla Cristina en su misiva pública, dirigida al director de rentas estancadas del estado el 10 de mayo de 1863,  para solicitar su intervención ante las injustas tornaguías,  y los grandes impuestos al consumo que se pagaban por el estanco de la sal y otros tributos. 

El escrito editado y publicado en Madrid, consta de 60 páginas y tras una introducción descriptiva, su narrativa, la divide en cinco capítulos así como en una conclusión en la que expone sus razonamientos: I y II,  Como ha sido tratada la Isla, III Tara, IV Pagarés, V Inversión y exportación de la sal. Concluyendo: que en la Isla Cristina, “….(sic) oprimiéndose el pecho para no pronunciar una queja, tapándose la boca para no articular un gemido, llega á V. S. Ilustrísima, Señor Director, y tiene que decirle que no está conforme con aquella práctica trastornadora. No se queja, Ilustrísimo Señor; pero no está conforme. La Isla Cristina, representando hoy el interés de todos sus hermanos de industria y de comercio, tiene que decir á V. S. Ilustrísima que aquella práctica es absolutamente inadmisible, inadmisible de todo rigor, por cuatro motivos capitales. Primero; por innecesaria. Segundo; por embarazosa. Tercero; por inmoral.  Cuarto; por ilógica. Quinto: Por ruidosa de todo punto”, que desglosa pormenorizadamente.  

Su exposición impresa, es una defensa absoluta a la Isla (a la que llama Colonia) a la forma de vida y a sus gentes. He destacado partes concretas del texto por su hermosura descriptiva, en la que el autor afirma;  que le va a contar una historia que no se ha contado, para que el director de rentas, oiga un lamento que no se ha oído, para que sepa lo que debe saber, para remediar lo que debe remediar, porque, aseveraba,  lo remediará cuando lo sepa,  y se jactaba “yo protesto a V.S. por lo que más amo y venero en el mundo….”

Nunca antes había leído nada de Roque Barcia donde se hiciera referencia o mención tan directa hacia Isla Cristina, en esta ocasión, es todo un argumento lleno de párrafos y alusiones a la belleza del lugar, a su configuración, a la dureza de la vida y a la injusticia que tanto los hombres de la mar como los salazoneros y almadraberos tenían que soportar ante tantos impuestos que el  estado no revertía en mejoras para la localidad ni sus gentes.  

"En la parte más meridional de nuestro país, rayando con los Algarbes de Portugal, enfrente de la Isla de San Bruno, casi rodeada por un brazo del Océano Atlántico, como una roca que se deja ver en medio del mar, existe hoy una Colonia que fundaron en el siglo pasado varios comerciantes catalanes. Por un milagro de la industria, de la diligencia y del deseo del hombre, al lodo sucede la tierra, la marisma se torna en piso firme, y sobre aquellos incultos terraplenes, casi al nivel del mar, se levantan algunas casas de negociantes y varias chozas de pescadores. Arriba, cielo; abajo, agua salada; agua salada alrededor; agua salada por todas partes. El agua salada es su campo; las playas son sus bosques; los arenales, sus praderas; las redes, sus arados; la pesca, su mies. Ese mar inmenso y solitario; ese mar grandioso y solemne, ese Océano prodigioso, esa sublime y asombrosa creación de Dios, es toda la herencia de los hombres que habitan esas casas y esas chozas. Al pie de las borrascas nacen; al pie de las borrascas mueren; el huracán que mueve la cuna del niño, azota el sepulcro del anciano, y el querer borrar esto, sería como querer borrar la Colonia".

“A fuerza, Ilustrísimo Señor, de un trabajo que aturde, de una perseverancia que asombra, de un esfuerzo que apenas se concibe, con el sudor de un día y otro día, con el deseo de un año y de otro año, como el pájaro que trae el pico una y otra paja hasta formar su nido, la humilde Colonia de la que hablo consiguió convertir un islote en un pueblo precioso, tan precioso como desventurado. Si las vigilias, las angustias y los afanes que representa ese pequeño grupo de casas y chozas, pudiera convertirse en mármoles labrados, aquel pequeño y escondido grupo fuera una magnifica ciudad. ¡Cuántas fatigas y cuantos desvelos, Señor Director, no han sido necesarios para hacer que haya un pueblo, en donde no debía de haber más que marisco! ¡Cuántos desvelos y cuantas fatigas no han debido costar esos cuantos palmos de arena, usurpado a la pujanza de aquel océano formidable porque la colonia en cuestión no toca la tierra pertenece al mar! ¡Cuánto no han tenido que trabajar esas criaturitas, para disputar sus viviendas al furor de los mares! Si,  Ilustrísimo Señor,  no se trata de un pueblo que nace de la tierra, como nace una planta en un prado no se trata de un pueblo, ayudado por su territorio, por sus campiñas, por sus árboles, por sus fuentes, por sus brisas, por sus flores; se trata de una población especialísima, única en España, única tal vez en el globo. Esas fábricas, esas plataformas, esos terraplenes, esos muelles, esos cerrados, no son una ciudad, una villa, una aldea; son la tarea casi sobre-humana de unos cuantos hombres, en el transcurso de tres generaciones; son una especie de pequeño reinado establecido sobre el señorío de las olas,  de los huracanes y de las borrascas; son un prodigio…….(sic) La Colonia de que me ocupo consiguió llegar hasta muy entrado el presente siglo,  en que una reina la dio su nombre;  no su protección, ni su amparo. Ni aquella reina se lo dio entonces,  ni ningún gobierno se lo dio después. 
La Colonia de qué se trata Ilustrísimo Señor es la Isla Cristina”.

En su justificación, Barcia Martí, narra con hechos el evidente descuido del que casi siempre fue víctima su precioso y desdichado rincón de España, y se lamenta de que a pesar de las turbulentas transiciones políticas que había atravesado el país,  en Isla Cristina nunca se había presenciado una asonada,  (protesta violenta) a pesar de la guerra fanática de los bandos locales y apenas nunca se había enviado a las Cortes un Diputado de oposición. Que el erario público siempre se llenó las arcas de este pueblo naciente y lo calificaba como las Américas de aquella provincia, el Méjico de la raya de Portugal que había tenido siempre las venas abiertas para que todo el mundo le viniera a chupar la sangre. Se jactaba de que no había en todo el mundo guardando la conveniente proporción, un pueblo que más pagara al Estado, ni tampoco había  en la tierra pueblo alguno, que su vecindario, tanto trabajara, que tanto creara, que tanto produjera y  que tan útil sea, en la esfera en que gira.  Sin embargo, esa Colonia tan creadora tan espléndida, tan obediente, tan sufrida; esos palmos de arena que, sujetando a su dominio los oleajes de un mar proceloso, saben arrancar de sus entrañas lo necesario para abastecer nuestros mercados de Levante; ese pequeño grupo de casas y de chozas que debía ser considerado y protegido como una gloria de nuestra industria, como una perla de nuestros mares, ese pueblo y que había sido tratada casi siempre como se trataría a un enemigo de la nación, como a un pirata, como se trataría a un pordiosero que viviera a expensas del Estado……….

Roque Barcia, concluye informando que el comercio de la Colonia había desembolsado, desde 1856 a 1862, más otros aspectos, más de cuatro millones y  medio de reales y solicita la  benévola consideración, preguntándose qué cuanto durarían esas prácticas recaudatorias que arruinaban al comercio, haciéndole saber que sí conociera la realidad de los padres de los comerciantes que trabajaron mucho, que sus hijos trabajaban más, y que esos hijos tenían mucho menos que sus padres. Que todo cuanto se conseguía, todo cuanto se afanaba, cuanto se lograba  arrancar al poder de los mares y de la mala estrella, todo, toda esa gran suma de desvelos y de fatigas, iban a parar a las arcas del tesoro público, si lo conociera,  “sabría que allí no se trabaja, no se produce, no se agencia, no se lucha, sino para el Estado y sabría que el verdadero y único comerciante, el verdadero y único rico, el verdadero y único pudiente, es la Hacienda pública: sabría que en la Colonia, en esa preciosísima Colonia que debía ser un motivo de orgullo para España, existen muchos trabajadores y un solo banquero; muchos esclavos y un solo Señor: los trabajadores, los esclavos, son los comerciantes de la Isla; el banquero, el Señor, es el tesoro público. Y ¡si al menos, Señor Ilustrísimo, se les tuviera algún miramiento! ¡Si al menos merecieran alguna consideración”

Finaliza con un hermoso alegato de amor y desesperación por su Isla: "No debo proseguir. En aquellas arenas me he criado, Señor Director. Cuando era niño, oí llorar. Cuando fui hombre, oí llorar. Ahora que soy ya casi viejo1,  oigo llorar también. V. S., Ilustrísimo Señor, verá que es lo que debe hacer de esas lágrimas. La Isla Cristina espera; espera todo el litoral de nuestro país; esperan todas esas almas que pueblan nuestras costas, y que reciben su vida del mar".
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Breve reseña de las Torna-guías,  dirigida al Ilustrísimo Señor de Rentas Estancadas por el escritor público Don Roque Barcia.  Imprenta y Librería de M. Palacios y J. Viñas. 1863,  Madrid.
1.- Roque Barcia,  contaba con 42 años cuando realizó este escrito.