jueves, 30 de enero de 2025
PASION Y GLORIA. Wihu por Jesús Nogales, invitados Javier Castro Medero y Francisco González Salgado

viernes, 13 de diciembre de 2024
PASION Y GLORIA. WiHu por Jesús Nogales, invitado Francisco González Salgado 11-12-2024

PASIÓN Y GLORIA. WiHu por Jesús Nogales. Invitado Francisco González Salgado. Octubre 2024

viernes, 4 de octubre de 2024
BAJO EL ANTIFAZ
Acabábamos de rezar la tradicional oración de hermandad, cuando la puerta se abrió de par en par y el murmullo expectante de la muchedumbre se hizo silencio.
Una nube de incienso, formaba una cortina translúcida de humo que se esparcía por todo el templo y que huía hacia fuera, inundando el cielo de Isla Cristina e impregnándolo todo de su aromático perfume. La Cruz de guía presidía y se adueñaba del dintel de la puerta principal de la parroquia, inicio de aquel cortejo, que pronto volvería a pisar suelo isleño, después de todo un año de espera. Y, entre tanto recogimiento, un estruendo ensordecedor, frío y seco, me hizo estremecer, al mismo tiempo que el paso, donde el Dios Hombre se hallaba, se elevaba impulsado por el esfuerzo cervical y unánime de los costaleros, atendiendo a la voz firme e imperiosa de su capataz, mientras, se desplazaban lentamente enfilando la salida.
Comenzaron a andar los nazarenos con
sus largos cirios encendidos y tras el Señor,
un mar de velas se agolpaban alumbrando los desvelos, las oraciones, los
ruegos y peticiones de un pueblo que esa noche, no quiso dejar solo a Cristo en
su agónico peregrinar hacia el Gólgota. El olor a clavel se hizo patente más aún, cuando los zancos del paso
volvieron a tierra y la suave brisa
marinera, desplegaba su cálido aroma casi, como acariciándonos.
Milimétricamente y después de una ardua maniobra, abandonábamos
la iglesia ante la atenta mirada de todo el público expectante. Algunos,
curiosos y observantes, otros, con la oración en los labios y
extasiados ante la belleza plástica de quién quiso sufrir como un hombre
siendo encarnizado para la redención del mundo. Y de pronto, el aire se llenó
de un lamento desgarrado que penetraba en mis sentidos como una flecha, saeta que cruzaba la noche, la oración del pueblo andaluz sonaba a gloria desde un rincón cualquiera y sin poder contener la emoción, el gentío allí reunido, aplaudía
fervorosamente lleno de entusiasmo,
incluso antes de que acabaran los últimos compases, rompiéndose ese mágico momento al que fui transportado.
Pasaron los penitentes entre el estremecedor ruido de las cadenas y el penitencial peso de las cruces. Los niños a los que observé desde mi privilegiada posición en el cortejo, miraban asustados a sus padres y abuelos mientras, señalaban con sus manitas, a los pies descalzos de los que se martirizaban, aún más, en su anónima estación de penitencia, con un pesado madero. Y a lo lejos, escoltada por las luces esplendorosas y destellantes de las velas de la candelería, asomaba la belleza inconfundible y majestuosa de la Virgen en su hermoso paso de palio, rompiéndose de nuevo, ese silencio en el que la Virgen llora, al compás de las bambalinas, tan armónico, como si fuera el acorde musical de una marcha procesional.
Junto a mi lado, una anciana se santiguaba y rezaba entre dientes, sin perderle la mirada al Señor y en su rostro, denoté un agónico lamento peticional, que solo Dios, entendería en aquellos momentos.
La noche fue avanzando y la procesión llegó a su fin. De vuelta a casa, cansado pero con un universo de sensaciones vividas bajo mi túnica y antifaz de nazareno, continué observando a la gente, pocos se percataron de ello y en sus rostros, denoté, que un soplo de esperanza, iluminaban a esos ojos que antes acompañaron, imploraron, rezaron y agradecieron, al ver pasar al Señor y a su Santísima Madre, tras abandonar su Templo Sagrado, para acercarse más nosotros en una catequesis que se renueva cada primavera..

miércoles, 2 de octubre de 2024
EL AYER Y EL HOY EN LAS CUADRILLAS.
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Cuadrilla de costaleros de Ntro. Padre Jesús del Gran Poder 1983 |
Al estruendo seco del llamador, el paso se eleva y avanza lentamente de costero a costero, impulsado por el esfuerzo cerviz y acompasado de los hombres que calzan bajo él.
Este hermoso espectáculo que revivimos constantemente durante todo el recorrido y que marca el devenir de la procesión, ha sido quizás, uno de los revulsivos que nuestra Semana Santa ha experimentado en los últimos años, pero no siempre fue así.
Desde la década de los años 20 del siglo pasado, los pasos de las Hermandades históricas de Isla Cristina, tanto las constituidas canónicamente como las que no; los de Ntra. Sra. de los Dolores, Gran Poder, Santo Entierro o Cristo de la Vida, fueron portados a la tradicional y antigua usanza gaditana, es decir: sobre el hombro, en andas o parihuelas, de manera improvisada, sin ensayos previos y utilizando para su descanso y sostenimiento en el suelo, cuatro horquetas que apoyaban los cargadores en las cuatro esquinas de las andas.
Tras el paréntesis producido por la contienda bélica española (1936-1939) donde los dos templos locales fueron profanados y saqueados, las hermandades isleñas que fueron refundadas, así como las de nueva creación (Flagelación, Cautivo, Mulita y Buena Muerte), continuaron siendo portados en sus salidas -algunos desde fuera y otros desde dentro-, al estilo de los cargadores gaditanos, influencia esta, dada la cercanía por mar y los vínculos marineros y pesqueros de nuestra ciudad con la provincia de la "Tacita de Plata". Para tal menester se reclutaban a los hombres de "la coya" (descargadores de los muelles), que cumplían su cometido, previo el pago estipulado por el mecenazgo de algún que otro Hermano Mayor o miembro pudiente de las diferentes Juntas de Gobierno y quienes, para guardar sitio, anudaban un pañuelo en el costero donde más tarde habrían de cargar. En este periodo, los pasos tuvieron que ser agrandados.
Es en 1957, y tras el estreno del paso del Stmo. Cristo Yacente, cuando aparece la primera cuadrilla de costaleros (profesionales venidos de Huelva capital), que duró aproximadamente casi una década con grandes altibajos hasta su desaparición. Y es a partir de 1981, cuando la primera cuadrilla de Hermanos costaleros isleños, es introducida en nuestra Semana Santa al mando de Francisco Eugenio como capataz y portando la imagen de Ntro. Padre Jesús del Gran Poder, después de un largo periodo de decaimiento económico de los mecenas, de abandono y desidia que llevó a las mismas a adaptar los tronos con las antiestéticas ruedas para su desplazamiento salvándose así, las salidas procesionales y, aunque no nos guste a los cofrades este sistema de las ruedas, casi con total seguridad tenemos que reconocer que fue la supervivencia y evitó la desaparición de nuestras cofradías, al facilitar el cumplimiento con uno de los puntos más importantes de las reglas como es la salida y la protestación pública de fe en la calle. Por desgracia, solo una cofradía isleña continúa procesionando por este feo pero necesario sistema ante la dejadez y falta de interés de unos o la soberbia y tozudez de otros ¡no lo sabemos!. Es en 1991 cuando la mujer reivindica un lugar también como costalera, formándose una cuadrilla para portar a la preciosa imagen de la Stma. Virgen de la Soledad, que desde su fundación en 1975, lo venía haciendo a ruedas y que nos llega hasta hoy, aunque, al mando de un hombre como capataz.
Actualmente y en nuestros días, solo el paso de Stmo. Cristo de la Vida conserva aquel estilo primitivo y original de llevar los pasos en nuestra Semana Santa, habiendo introducido los hermanos cargadores, con la diferencia de antaño, en un refinamiento y la sobriedad que caracteriza a esta corporación. Huyendo si cabe, del "asevillanamiento" que todas nuestras cofradías han ido y están tomando desde hace años, estilo que en definitiva nos ha servido de motor para el engrandecimiento, auge y lucimiento de nuestra Semana Mayor.

viernes, 22 de marzo de 2024
UN SIGLO DE COFRADÍAS ISLEÑAS EN LA PASIÓN, MUERTE Y RESURRECCIÓN
La celebración de la Semana Santa en Isla Cristina, a pesar
de no contar con unos hondos orígenes históricos, con el paso de los años se ha
convertido en un evento profundamente
arraigado en la tradición religiosa y cultural de los isleños.
Su imaginería religiosa es de una calidad excepcional,
evidenciando la destreza y el talento de los artistas que han contribuido a lo
largo de un siglo a la creación de estas obras de arte sacro, con pasos,
cuidadosamente elaborados, la mayoría de ellos actualmente en un proceso de
restauración o transformación y que transmiten la intensidad de la Pasión de
Cristo a través de detalles minuciosos y expresiones que conmueven a los fieles
y visitantes por igual.
Conocemos por las memorias del primer sacerdote el Padre José
Mirabent, que el primer “templo” para el culto a Dios que se levantó en la Real
Isla de La Higuerita fue en 1757. Desde aquella choza en la antigua colonia de
pescadores, se ha manifestado siempre una gran devoción mariana hacía la Stma.
Virgen María en sus diferentes advocaciones, primero en la Virgen de los
Dolores, y muy poco después en las veneradas
imágenes de la Stma. Virgen del Rosario y del Carmen.
En 1799, el propio sacerdote nos indica que se realizó el
altar del sagrario y se colocó la imagen de un crucificado del que desconocemos
su título o advocación y que fue en 1850 cuando se bendice la Capilla del
primer Cementerio isleño con el nombre de “Santísimo
Cristo de la Resurrección y la Vida”.
Durante más de un siglo y medio, concretamente 164 años,
aquella pequeña choza, después parroquia, celebró para los fieles la Cuaresma y
la Semana Santa con sus Cultos y Oficios como debieron ser correspondientes:
Triduo Pascual y la conmemoración litúrgica de la Pasión, Muerte y Resurrección
del Señor.
No es hasta adentrado en el siglo XX, cuando tras la donación
por la familia Pérez Romeu en 1921 del Grupo Escolar Ntra. Sra. de los Ángeles con
capilla propia dedicada a Jesús Nazareno,
y la donación de una imagen de tamaño natural con la advocación de Jesús del Gran Poder,
obra del escultor D. José Alsina Subirá, se propicia en la Archidiócesis de
Sevilla la fundación y erección canónica de la primera cofradía de nazarenos de
Isla Cristina, no obstante, existen datos de que en esa misma década, los años 20, y bajo palio, la
primitiva imagen de la Virgen de los Dolores de Juan de Astorga, salía en
procesión y se encontraba con Padre Jesús, para continuar su recorrido hasta la parroquia. Esto se produjo
hasta la llegada en 1929 de la primitiva imagen de la Virgen de las Mercedes de
D. Antonio Castillo Lastrucci, cotitular de Padre Jesús. Se desconoce, desde cuándo procesionaba la Virgen de los
Dolores, ya que anteriormente lo hacía
el Viernes Santo acompañando a la imagen de Cristo Crucificado de la parroquia,
y que organizaba Don Ventura Mirabent
Milá.
A lo largo del pasado siglo XX, se fueron creando y fundando
la mayoría de las diferentes Hermandades
y Cofradías isleñas que han ido ocupando un gran espacio en nuestra Semana
Mayor, consiguiendo altas cotas de calidad artística y devocional hasta nuestros
días.
En 1922 se funda la primitiva y centenaria Hermandad del
Santo Entierro de Ntro. Señor Jesucristo y
que se reorganizó tras la Guerra Civil en 1942.
En los años difíciles de posguerra se fundan tres nuevas
corporaciones. En 1943 un grupo de excombatientes en el frente de guerra, en
acción de gracia, deciden crear la Cofradía de Ntro. Padre Jesús Cautivo y la
Virgen de la Paz, y es en 1946 cuando el gran cofrade D. Manuel Carrasco
Fragoso (Manolito el de los Santos) hace realidad que desde la Capilla del
Grupo Escolar Ntra. Sra. de los Ángeles,
procesione por primera vez el Señor
Atado a la Columna para visitar la zona de “Allá Arriba o el Mundo Nuevo”.
El 7 de abril de 1949 un grupo de amigos y devotos crean la
Hermandad de Jesús en su Entrada
Triunfal, conocida popularmente como del “Señor de La Mulita” y en 1956, los
jóvenes de Acción Católica fundan la Hermandad del Santísimo Cristo de la Buena
Muerte.
El 15 de abril de 1960 por una acción de gracia motivada por la
recuperación de un ciudadano en un accidente, un grupo de 33 amigos deciden
fundar la Hermandad del Santísimo Cristo de la Vida, (titulo de la imagen y que
esta pudo recibir recogiendo la devoción quizás, de aquel primitivo Señor
crucificado que había dado nombre al primitivo cementerio) que ya procesionaba,
y a quien el escultor José Sanjuán
Navarro en 1940 había adaptado la cabeza primitiva a un nuevo cuerpo, para
posteriormente, designar como cotitular a la Virgen de los Dolores que también
procesionaba y que había sido rehecha también por el escultor Sebastián Santos
Rojas en 1937, tras los sucesos de julio
de 1936.
Es el 28 de marzo de 1975, cuando a instancias del párroco de
la Parroquia de los Dolores, Don Manuel
Martin Gil, Don Manuel Carrasco, “Manolito el de los Santos” funda la Hermandad de la Virgen de la
Soledad, adaptando un hermoso busto de una virgen anónima del siglo XVIII de la
escuela granadina, que había donado el Doctor Don Carlos Granado León, y que durante años estuvo en una hornacina en
la sacristía.
Fueron muchos los años huérfanos de un Lunes Santo sin
procesiones, que dejaban un gran vacío. No fue hasta este siglo XXI, y en la
Semana Santa de 2017, cuando por primera vez la Pro-Hermandad del Stmo. Cristo
de la Humildad, presidida por D. Javier
Castro Medero, sale a la calle con una magnifica imagen del escultor isleño D. Francisco
José Zamudio Barroso, complementándose años después con la dulce belleza de una imagen cotitular de la
Virgen con el titulo de Esperanza, también
del mismo autor.
Hace muy pocos meses, el 26 de noviembre de 2023, a
instancias del párroco Don Héctor Hugo
Vásquez Márquez y una comisión parroquial al efecto, fue bendecido en la
Parroquia de Ntro. Padre Jesús del Gran Poder la imagen de un hermoso Cristo
Resucitado de tamaño natural, y que Dios
mediante, recorrerá las calles de Isla Cristina en procesión en la Semana Santa
de 2024.
En rincones concretos de Isla Cristina, se puede apreciar el
legado de un siglo de procesiones que han dejado una huella imborrable en la
comunidad, donde las calles se convierten en un escenario donde la fe, el
recogimiento, la tradición y el arte se entrelazan de manera sublime. La Semana
Santa de Isla Cristina no solo es una manifestación religiosa, va más allá, también
es una expresión artística que ha perdurado a lo largo del tiempo. Las
procesiones, los pasos y la imaginería religiosa son testimonios vivos de la
devoción de la comunidad, creando una experiencia única que trasciende lo
terrenal para conectar con lo divino.
La Resurrección, celebrada por los cristianos con gran júbilo
el Domingo de Resurrección, cerrará una semana con la esperanza y la alegría de
la victoria sobre la muerte, marcando el renacimiento espiritual y simbolizando
la promesa de vida eterna y que en La Redondela, desde tiempos
inmemoriales ya se venía celebrando con la “Procesión del Huerto” o “Del Niño
Perdido”.
Con esta nueva imagen de la Resurrección, obra del imaginero sevillano Jesús Cepeda se cierra
y da sentido a esta catequesis plástica que se produce en nuestras calles y que
viene a completar la iconografía que nos faltaba de la Pasión, Muerte y
Resurrección de Ntro. Señor Jesucristo en Isla Cristina, casi un siglo después
de la fundación de la primera Cofradía isleña, y dando más sentido que nunca a
aquel titulo que el Ilustre Padre José Mirabent, puso a la Capilla del primer Cementerio y que
en mi opinión, podría ser reutilizado como título oficial para denominar a nuestro Señor
Resucitado: “Santísimo Cristo de la Resurrección y la Vida”

viernes, 15 de marzo de 2024
La obra cumbre de la Semana Santa de Isla Cristina, tiene un nombre propio, don José Oliva Castilla.
Artículo publicado en el Periódico La Higuerita 15-3-2024
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José Oliva Castilla |
No son muchos los artículos especializados en arte cofrade, los
que se han escrito y dedicado a poner en valor la figura de este gran artista,
escultor, tallista, dorador, pintor, imaginero, retablista, artesano
de muebles y restaurador en su última etapa, tan cercano y vinculado a Isla
Cristina.
José Oliva Castilla, según dicen, nació de forma
circunstancial en Sevilla el 10 de julio de 1918. Oriundo de Villablanca, de donde eran sus
padres, su infancia la vivió en Isla
Cristina, localidad en la que su padre, José Oliva Gómez, era el administrador
de la fábrica de la luz eléctrica “La Isleña”, y además, fue el primer Hermano Mayor efectivo de la
Hermandad de Ntro. Padre Jesús del Gran Poder desde su fundación en 1921 hasta
1928.
Oliva, desde muy niño sintió la llamada del arte, trasladado a Huelva, comenzó su vida artística en el Ateneo de Huelva, teniendo como compañeros, entre otros, a los pintores Mateo Orduña y Antonio Brunt en la Academia San Cristóbal, centro cultural y artístico de la ciudad en aquella época. En la década de los cuarenta realizó conjuntamente algunos trabajos con su gran amigo el escultor ayamontino Antonio León Ortega.
En Huelva conoce a la que luego sería su esposa, Ángeles
Sánchez Conejo, madre de sus dos hijas, Rosario y María de la Cinta,
dedicándose por entero a la creación artística, destacando por su gran calidad
y la recreación de los volúmenes en sus tallas que la hacen tan
características, así como el dulce tratamiento que imprimía a las caras de los ángeles
y querubines de sus tallas.
En la ciudad de Huelva, destacan también dos grandes tesoros que actualmente se conservan como son el imponente paso de la Oración en el Huerto, el cual, talló de noche y de día para que saliera en la Semana Santa de 1943; en 1944 talló el antiguo paso de las Cadenas de la Hermandad de Los Judíos, que desgraciadamente desapareció en 1961 ante su mal estado de conservación, entre los años de 1947 a 1954; realiza el paso de la recién fundada Hdad. de Jesús de las Penas en sus Tres Caídas, magnifico y esplendoroso.
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Paso del Santo Entierro de Isla Cristina |
Fue en 1957, cuando en su taller instalado en Isla Cristina, tras
muchos meses de trabajo, realiza y se estrena aún sin dorar la obra cumbre de
la Semana Santa Isleña, contratado1 por la Junta de Gobierno presidida
por su Hermano Mayor Jesús Díaz Sousa, y
la que quizás, más alegrías y reconocimientos le dio a lo largo de toda su
vida, al ser valorado y reconocido tanto por la hermandad, como por las
autoridades locales, así como por la
toda la población isleña, el paso del
Santo Entierro, en la que dejó su impronta y un estilo neobarroco con un gusto
exquisito e inusual, ya que la preciosa urna ovalada del Señor, es portada por cuatro
ángeles que rompen la ortodoxia y la sobriedad de un paso fúnebre, rematada por
una pequeña imagen que representa la Fe, con cuatro faroles de cuatro brazos, donde
destacan las cartelas con motivos de la Pasión,
flores talladas y cabezas de angelitos celestiales que sobresalen y
destacan en el esplendoroso dorado. Pepe
Oliva, a lo largo de toda la realización, contó con un buen equipo de
colaboradores en su taller, entre los que se encontraban entre otros, el
tallista Manuel Domínguez3,
quién había realizado en 1941 el
nuevo paso para Jesús del Gran Poder de Isla Cristina.
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Urna para el Señor del paso del Santo Entierro Foto: Joaquin Cristóbal |
La realización del paso del Santo Entierro tuvo varias
ubicaciones a lo largo de todo el proceso: los bocetos2 se dibujaron
en la pared de una pequeña charanga en la Calle San Francisco, pasando por la
fábrica de Cabot4, y la mayor parte de su realización se llevó a
cabo en la C/ Catalanes, lugar donde estuvo ubicada la iglesia provisional de
Ntra. Sra. de los Dolores y que quedó vacía a partir de diciembre de 1954 por
la bendición del actual templo.
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Paso del Santo Entierro expuesto en su Casa de Hermandad. |
Otras obras que quedaron para la posteridad son el antiguo mobiliario de la alcaldía de la ciudad,
que hoy se encuentra en la sala noble de la biblioteca “Casa de Román Pérez”,
el retablo del “Señor de La Mulita”, el retablo de la Capilla de la Stma. Virgen del Carmen
realizado en Valverde del Camino pero que finalmente fue enriquecido por él, los
confesionarios de la Iglesia parroquial de Ntra. Sra. de los Dolores y algún
que otro objeto que realizó para familias isleñas, y así como la imagen de la
Stma. Virgen del Carmen de la Parroquia de Ntro. Padre Jesús del Gran Poder. También,
se le atribuye, aunque no existe constancia escrita, las cajoneras talladas
de la sacristía de la Parroquia de los Dolores.
De sus gubias salieron muchas obras de arte para numerosas localidades,
pasos, esculturas, imágenes, retablos,
altares y mobiliario. Su estilo es inconfundible y de una calidad absoluta, de la que nadie puede dudar.
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José Oliva, realizando uno de sus trabajos |
Para Sevilla también realizó el retablo del Señor de la Salud “Los Gitanos” en la Iglesia de San Román, y en Tarifa
(Cádiz) realizó bastantes trabajos a hermandades vinculadas a la almadraba; los
pasos de la Cofradía del Stmo. Cristo del Consuelo y de la Hdad. del Nazareno, una réplica de la Virgen de La Luz, patrona de
Tarifa, para la familia Labao y una
puerta con un guerrero para la familia Catalá, también realizó otra imagen
de la Virgen de La Luz, para ser venerada en el Santuario de la Virgen de
África por los miembros de la Colonia Tarifeña, así como un paso para el Santo
Entierro de Ceuta. También en madera de cedro, realizó una pequeña replica de la Virgen Santa María de
África, Patrona de Ceuta, que fue regalada al General Francisco Franco,
quedando instalada en el Palacio del Pardo.
José Oliva, fue un hombre de una fuerte personalidad, autodidacta,
un estudioso de la materia, un artista y un bohemio culto y enamorado de su
trabajo al que según cuentan, era capaz de renunciar al dinero, por ser fiel al
diseño de su obra, que para él, siempre era imperfecta y con un estilo según él
decía, que seguía una línea clásica pero con una tendencia naturalmente
personal.
Acabada su etapa en Tarifa y decaer el trabajo, las
circunstancias económicas por la que atravesó España durante los años sesenta y
setenta, lo obligaron a emigrar a Bruselas junto a su familia, donde durante 22
años trabajó como carpintero tallista y restaurador de muebles, relacionándose
con coleccionistas y anticuarios donde también expuso sus obras con un gran
éxito de crítica y venta, pero a pesar de ese reconocimiento por sus obras, la
nostalgia y el amor a su tierra, además de la enfermedad que padecía, le hizo
volver a Huelva, donde vivió los últimos años de su vida, falleciendo el 27 de
agosto de 1991 a la edad de 73 años.
Don José Oliva Castilla, el artista de la talla y los
volúmenes, quién no solía firmar sus
trabajos, quien destacaba por su modestia, su llaneza y su don de gentes y que
era capaz de convertir una simple pieza de madera en una obra de arte con unos
hábiles golpes de mazo, gubias y formones, quien
dio sus primeros pasos y correteó en su infancia aquella Isla Cristina de
principios del siglo XX, “pueblo5
que se honra con contarlo entre sus naturales, porque… es casi de aquí……..
Presto estuvo el genial artista a hacerlo, desatendiendo otros trabajos de
Huelva y Sevilla. Porque era Isla Cristina, la cuidad de sus amores quién de él
necesitaba y había que darle preferencia. Sin pérdida de tiempo se
trasladó aquí para hacer la obra y aquí
está y aquí reside y aquí permanecerá hasta dar fin de cuanto se refiera a su
compromiso”.
1, 2, 3.- Dato
aportado por Enrique Bogarin Díaz
4.- Dato aportado
por Manuel Hernández Cabot
5.- El artista José
Oliva. LA HIGUERITA 1-4-1957
Bibliografía:
- Archivo Cofradía Stmo. Cristo del Consuelo, Ntra. Sra. de las Lágrimas y San Juan Evangelista de Tarifa.
- Familia de José Oliva Castilla. Reportaje del programa “La Rebujina” de Teleonuba, emitido el 14-01-16.
