martes, 15 de junio de 2021

TRES ACCIDENTES AÉREOS EN ISLA CRISTINA

Articulo publicado en el periódico La Higuerita 15-6-2021

 
Aeroplano portugués accidentado en 1954.
Foto Publicada en Facebook por Fernando Do Carmo

La prensa antigua, a la que recurrimos a veces para documentarnos,  esconde una gran información en sus páginas.

Hechos y sucesos que han pasado a la historia,  y que al repasarlos nos hacen descubrir y ampliar el conocimiento, revivir gestas, vicisitudes,  circunstancias, acontecimientos y situaciones desconocidas para las generaciones postreras,  en la que intentamos recuperar del olvido algunas de ellas para rememorar  el conocimiento de la historia. 

Tenemos conocimiento de tres accidentes aéreos sin víctimas en el término municipal de Isla Cristina.

El primero de ellos, fue el aterrizaje de un avión militar publicado el 10 de mayo de 19341, en la dehesa del Taray, donde aterrizó un aparato militar pilotado por el capitán Luis Roa Miranda, que iba de Madrid a Tetuán. El aterrizaje se debió a la falta de combustible, sufriendo el aparato averías y resultando ileso el piloto.

La prensa local2 es mucho más amplia en la información, dando algunos detalles importantes del suceso y de las características del avión “En un trigal de la Dehesa del Taray próximo a La Redondela hizo un aterrizaje forzoso la avioneta C.A.S.A 12.87 que quedó con la ruedas hacia arriba y el cuerpo del aparato hacia abajo y rota la hélice”.

Según nos narra,  a su rescate acudieron  los Tenientes de la Guardia Civil y del Cuerpo de Carabineros respectivamente, Antonio Guerrero y José Riera, siendo atendido por el médico local  José Baza Fuentes.

La avioneta procedía de Cuatro Vientos en viaje de inspección a África,  viéndose obligado a tomar tierra antes de cruzar la mar,  al percatarse de la  escasez de gasolina, aterrizando en un trigal tan alto y frondoso, que al rodar las ruedas de aterrizaje,  se empotraron de vegetación dando el aparato la forzosa vuelta de campana debido a la velocidad que tan rápidamente le hizo frenar al meterse la hierba en los cojinetes y los ejes de las ruedas,  rompiéndose al volcar las aspas de la hélice.

“El aviador por verdadero milagro resultó solo con erosiones saliendo a rastras de debajo del aparato, siendo el primero en atenderle el carabinero de “El Hoyo” José Fuentes y de  “El Berdigón” Ángel Martín, por cierto que el Fuentes le dio a beber un “candié” al capitán aviador,  que dijo no saber que era aquel o,  pero francamente –dijo- “me lo tome y por cierto me sentó muy bien”.

Otro suceso3, tuvo lugar en agosto de 1940, cuando sobre Isla Cristina, un aeroplano militar pilotado por el alférez de aviación  Javier Aladino Peralta, de la base de Tablada de unos 20 años de edad, sufrió algunas lastimaduras en las piernas sin otras consecuencias.      

Aeroplano portugués accidentado en 1954.
Foto Publicada en Facebook por Fernando Do Carmo


Cruzó la localidad diferentes veces haciendo giros extraños donde se denotaba la pericia del aviador, pasando muy cerca de los edificios  en las que se pudo observar claramente al piloto saludando con la mano a los que desde calles y azoteas ondeaban sus pañuelos en señal de salutación, mientras se percibía que de vez en cuando se oían extrañas explosiones que procedían del motor de forma  intermitente,  mientras se alejaba.

Destaca la prensa,  que Bartolomé Beltrán,  dueño del kiosco “La Perla del Atlántico”  en su bicicleta “avisando a la guardia civil que sin pérdida de tiempo se personó en el lugar donde estaba el aparato ya vigilado por fuerzas de carabineros viniendo el piloto con uno de ellos ante el jefe militar acreditando su personalidad”.

El tercer suceso4 se produjo a la 1 de la tarde del 15 de mayo de 1954. Cuando un aeroplano sobrevoló Isla Cristina. La curiosidad general observó que su vuelo no era muy alto,  y como repetía y regresaba para volver a cruzar durante unas tres o cuatro veces más. Cada vuelta venía más abajo e hizo suponer que el aviador buscaba  sitio donde aterrizar por causas que no aceptaba el público a comprender.

En el sitio “Los Frailes” en pleno campo, un lugar impropio para ello,  produjo una gran polvareda el aterrizaje violento. Al lugar, se desplazaron muchas personas en moto,  en bicicleta y a pié,  para curiosear el accidente.

“Después de los labradores del contorno uno de los primeros en llegar fué don Antonio Pacheco y a poco el Sr. Brigada de la Guardia Civil don José Jara Roca,  con el Guardia Navas a sus órdenes y parejas de La Redondela y Pozo del Camino……al chocar el avión en tierra,…… tuvo el acierto el piloto de saltar del aparato,  lo cual –indudablemente- le salvó la vida, resultando solamente con una herida en la frente,  de poca consideración”.

El joven motorista Enrique Bogarín Cadenas,  que fue como curioso al  lugar del accidente,  fue quién en su motocicleta trajo hasta la población al aviador,  siendo presentado a las autoridades locales y curado en la casa de socorro.

El aparato había quedado destrozado y con el ala rota por entero,  el piloto, el joven  José Mario dos Santos,  Cabo 1º  de las Mocedades portuguesas, de un carácter franco,  abierto y con la natural alegría por haber salido ileso, (tuvo la suerte de no ocurrirle nada), siendo agasajado por las autoridades locales, donde visitó el Ayuntamiento,  el nuevo Templo Parroquial de Ntra. Sara. de los Dolores que se encontraba en construcción y discurrió por la ciudad,  ante la grata acogida de los isleños, en el Pósito Marítimo un grupo de muchachas cantaron y bailaron aires regionales en su honor y en todo momento se le ofreció el afecto y la hermandad que une a las dos naciones que forman la península ibérica.

Al parecer partió de su patria volando a gran altura cuando se desorientó por carecer de gráficos a tal respecto,  y al notar que no tenía gasolina,  empezó a buscar sitio donde aterrizar antes de una caída brusca e inevitable. 

La prensa nacional también se hizo eco de la noticia5 desgranando sus detalles y en la que destacaba, que el industrial, Sr. Ogarin (Bogarín) rescató al aviador portugués acudiendo “rápidamente con su motocicleta y logró extraer al piloto del avión en el que se hallaba herido y conmocionado,  llevándole a la casa de socorro,  donde fue asistido de heridas en la cara y brazo izquierdo,  que han sido calificadas de pronóstico reservado”.

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1.- La Vanguardia, 10-5-1934  

2.- La Higuerita,  14-5-1934

3.- La Higuerita 20-8-1940

4.- La Higuerita 17-5-1954

5.- La Vanguardia 15-5-1954

miércoles, 2 de junio de 2021

EL DRAMA DE AMOR DE UN EMPLEADO DE ALMACENES ISLA CRISTINA.

 Artículo publicado en el periódico La Higuerita 1-6-2021

Publicidad de 1895 insertada en la revista Almanaque Bailly-Bailliere

Todo ocurrió un 2 de marzo de 18941. Cuando una señora viuda llamada Clotilde Martínez, habitante de la calle de La Palma en la capital de España, se dirigía hacia la Puerta del Sol, acompañada de su criada. Al llegar a la calle de Preciados,  se les acercó un individuo llamado Pablo Avedillo, y excitó a Clotilde a reanudar antiguos amoríos.

Clotilde se negó, y entonces él,  contrariado y dolido en sus pretensiones defraudadas,  despechado y lleno de ira,   le disparó dos tiros en la mejilla izquierda, que la hirieron gravemente. Posteriormente, él se disparó un tiro en el parietal y falleció enseguida.    

Aquel suceso macabro, motivado por el desamor,  finalizaba en tragedia amorosa.     

El suceso, según la prensa de la época, tuvo lugar a las once y cuarenta minutos de la mañana, en la esquina de la casa núm. 40 de la calle de Preciados, calificándolo como “un drama de esos en que juegan papel importante amores contrariados”.

Llama la atención, los adjetivos utilizados en la noticia por el medio para  describir la fisonomía de Clotilde, algo impensable en estos tiempos, dada la cosificación hacia la señora en cuestión, convertida en víctima. “Los personajes que en él han intervenido son dos. Una viuda de cuarenta años, jamona de buen ver, llamada Clotilde Martínez, y un joven de treinta, de menuda barba, dependiente de comercio, y de nombre Pablo Avedillo”.

Continúa diciendo  llegamos a  lugar del suceso, ya la manga municipal había intentado borrar las huellas el trágico suceso, consiguiéndolo sólo en parte, pues sí el agua limpió la sangre que en el suelo hubiera, aún quedaban salpicados de ella los muros de la casa junto a la cual se desarrolló el drama".

“La versión2 más próxima a la verdad que del suceso podemos dar, es la siguiente:

Pablo Avedillo amaba, a lo que parece, ciegamente á Clotilde Martínez; ésta, bien porque no le hubiera llegado hasta lo hondo la pasión de Avedillo, bien que por el momento se negara a acceder a ciertas pretensiones del enamorado galán, es lo cierto que entre los amantes no reinaba la mejor armonía.

Hoy, Avedillo levantose decidido a resolver de cualquier modo la cuestión que le absorbía por completo, y se fue en busca de Clotilde.

Empezó entre los dos la escena más de una vez repetida. Él ofreciéndolo todo a cambio de un poco de calor para su amor, que ya era locura. Ella resuelta a mantenerse en sus trece.

Por la calle de Preciados iba la enamorada pareja a la hora en que más arriba decimos, cuando convencido Avedillo de que los propósitos de Clotilde eran inquebrantables, arrojose a ella, y sujetándola con el brazo disparándola a quemarropa su revólver.

La bala le entró a Clotilde por la región temporo-malar izquierda, produciéndola con el de entrada tres orificios, uno de los cuales se cree pueda haberla causado uno de los colmillos, arrancado violentamente por el proyectil.

Clotilde, al sentirse herida, se agarró a las rejas de la casa núm 11,  pues la conmoción y lo inesperado de la situación temió que diera con su cuerpo en tierra.

Al ver en este estado a Clotilde, y creyéndola herida de bastante  gravedad, Avedillo volvió el arma hacia sí, y, disparándola, se produjo  una herida gravísima en la región parietal derecha, penetrante con la cavidad craneal.

En el lugar del suceso presentaronse los guardias municipales números 57 y 157 y los de seguridad 226 y 216.

Clotilde fue por su pie a la Casa de Socorro del distrito de Palacio, únicamente sostenida de los brazos.

Avedillo fue conducido en brazos de dos sujetos al mismo establecimiento benéfico.

Avisado el juez del distrito de Palacio, señor Pozo, presentose diligentemente en la Casa de Socorro, y tomó declaración a los heridos.

El estado de Clotilde, aun cuando declarado grave por los médicos Sres. Gómez Herrero y Marín, que han auxiliado a los heridos, no era desesperado, y pudo ser trasladada a su domicilio, Palma 4, tercero centro, en un coche de punto, y acompañada de un dependiente de la Casa de Socorro.

Clotilde es mujer de buena estatura y de bastantes carnes. Viste traje negro.

Al salir para tomar el carruaje, multitud de curiosos acechaban, por lo que ella tapose con la mano la parte de cara que no cubrían los vendajes.               

Iba llorando amargamente.

Pablo Avedillo expiró a las dos menos veinte”.

Pero,  ¿Qué tiene que ver este trágico suceso de amor, más propio de una novela negra, para convertirse en  uno de mis artículos? Pues bien, el susodicho Pablo Avedillo, era dependiente de un comercio de Madrid, dedicado a la venta al por mayor y menor de tejidos y confecciones para señoras y niños,  llamado ALMACENES ISLA CRISTINA.

Dicho negocio estaba regentado por Formosa y Hernández,  con central  en Barcelona3,  y se ubicaba en la calle Montera 14 de Madrid.  

El primer dato, de los Nuevos Almacenes al por Mayor y Menor  ISLA CRISTINA, los encontramos en 18924. Tres tiendas, Montera 14, Clavel 1,  y Caballero de Gracia, 19 y 21

18945, un anuncio nos participa el traslado de ubicación a las Calles  Clavel,  1 y  Caballero de Gracia 19 y 21 de Madrid, al parecer, se había cerrado la de Calle Montera 14.  En 1895 en la revista Almanaque Bailly-Bailliere (pequeña enciclopedia popular de la vida práctica)  aparecen en esos mismos lugares.

En 18896, 18907-8-9-10, 189111,  la publicidad en prensa lo ubican nuevamente  en la calle Montera, 14 de Madrid y desaparecen las anteriores direcciones. 

En 189212 se produce una nueva reapertura de los  Nuevos Almacenes al por Mayor y menor,  ISLA CRISTINA,  en las calles originarias Montera 14,  Clavel  1 y  Caballero de Gracia 19 y 21 de Madrid.

Este desgraciado y triste suceso, que propició el fallecimiento de un enamorado Pablo Avedillo, y que le llevó a atentar contra la vida de su amada Clotilde Martínez,  dejándola grandes secuelas y que desconocemos su final, nos puso en la órbita de un negocio  con el nombre de Isla Cristina.

Ahora,  nos quedan algunas puertas abiertas con muchas preguntas  que resolver.  ¿Desde cuándo, y hasta cuándo estuvieron abiertos los Almacenes Isla Cristina en Madrid?, ¿a quién o a quiénes pertenecieron los Almacenes Isla Cristina?, ¿Qué vínculos con la localidad de Isla Cristina tenían sus propietarios?, ¿la central en Barcelona, también se llamaba Isla Cristina?, ¿Quiénes fueron los señores o el señor Formosa y Hernández?

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1.- La Vanguardia,  3 marzo 1894

2.- Heraldo  de Madrid,  2 de Marzo de 1894 

3.- La Época 8 de junio de 1889

4.- el Siglo Futuro, 9 junio de 1892              

5.- El Liberal, 8 de abril  de 1894

6.- La Época, 9  de junio de 1889

7.- El día, 7 de febrero de 1890

8.- El imparcial, 7 de enero de 1890

9.- El Liberal, 28 de enero de 1890

10.- Unión Católica, 7 de febrero de 1890

11.- Heraldo de Madrid, 11 de enero 1891

12- El Siglo Futuro, 9 junio de 1892