El aguador Luciano Rodríguez. Foto coloreada, década de los años 60 |
En tiempos pretéritos, el emprendimiento, casi siempre vino
de la necesidad, las circunstancias y el ingenio. A lo largo de los siglos,
finales del XIX y XX, pero sobre todo tras la Guerra Civil española, muchos ciudadanos
tuvieron que ingeniárselas para poder sobrevivir, convirtiéndose muchos de
ellos en verdaderos profesionales en muchas materias imprescindibles y que hoy,
han pasado a ser historia.
Con el paso de los tiempos muchas de aquellas profesiones fueron
desapareciendo de nuestro entorno social, la evolución y los adelantos técnicos
así como las normas sanitarias, hicieron
que muchos de aquellos empleos artesanos, vinculados al sector industrial o
pesquero, y otros, dedicados al servicio
de la sociedad, hoy no existan, y sean
un vago recuerdo que añoramos con cariño como fueron los llamadores, los tenderos
de carburo, zapateros, lancheros, lateros, caleros, carboneros, diteros, y un
largo etc.
Una de las profesiones que han desaparecido entre otras, es
la figura del aguador, cuya misión era la de distribuir el tan preciado líquido,
por falta de una red que llevara el agua
a las viviendas. Podríamos aseverar, a modo jocoso, que el primer aguador de La
Higuerita, fue José Faneca Zaragoza, quién por la necesidad, al quedarse de
guardián, solo en su choza, encontró un pozo junto a una pequeña higuera de la
cual se benefició tanto él como la colonia durante algunos años, hasta que la salinidad de la tierra corrompió el manantial y se abrieron nuevos
pozos.
El aguador, podríamos aseverar que es una de las profesiones más antiguas de la humanidad, aún
en los territorios del tercer mundo, observamos como las mujeres acarrean el
agua haciendo kilómetros diarios con cantaros sobre sus cabezas y cinturas,
como en antaño lo hicieron también las mujeres isleñas que llenaban sus vasijas
en los grifos habilitados por el ayuntamiento para tal menester en la Plaza de
Abastos, el colegio de La Ermita, la calle Sevilla, calle Extremadura, calle
General Mola (Del Prado), el Hospital, etc., todo mucho antes de que el agua corriente
llegara por las tuberías a nuestras casas.
En Isla Cristina, fueron
varios los emprendedores que ofrecieron ese servicio a la población para
aquellas personas que no podían o no querían desplazarse hasta aquellos grifos,
así como a las pilas y fuentes que se fueron instalando en la localidad. La
gran mayoría de las viviendas carecían de agua corriente y eran muy pocas, las
que contemplaban aljibes subterráneos que recogían y almacenaban el agua de la
lluvia para el propio suministro, por ello, la figura del aguador, fue además
de necesaria, imprescindible, y se
convirtió en una forma interesante de ganarse vida y generar puestos de
trabajo.
Entre otros aguadores, podríamos destacar a varios empresarios
que durante el siglo XX prestaron estos
servicios, y que se servían para ello de un grupo de trabajadores qué, con
carros de tracción animal trasportaban
la cuba o los cantaros de barro y hacían el reparto casa por casa.
Dos de aquellos emprendedores fueron Rafael Munell Fragoso y
Francisco Ramos Bueno.
Rafael Munell Fragoso, tenía su base en Pozo del Camino,
donde posteriormente, también instaló una fábrica de gaseosas junto al “paso
nivel” que denominó, de marca “Miloja”. Allí encontró un manantial de agua potable de
donde se surtía y que según cuentan, a su descubrimiento al golpear la tierra,
brotó el agua con una gran presión hacia arriba, dando las analíticas que se
hicieron en Madrid, una calidad
exquisita, superando a otras aguas minerales. También regentó un taxi, así como uno de los
puestos más grandes del antiguo mercado de abastos.
El aguador Luis "Bienvenida", en la década de los años 60 |
Para este empresario trabajaron entre otros: Bonifacio
Carrasco, un señor que era de la Punta del Caimán, y antes de él un tal Juan.
También Luis Contioso Lanza “Luis Bienvenida” quién apodó el nombre de su
esposa Bienvenida Elías Jabares1
a quién les sucedieron sus hijos Luis y Paco.
Francisco Ramos Bueno, tuvo su negocio y las cuadras para el
ganado donde guardaba los barriles en un huerto que existió con entrada por la
C/ Cervantes, lugar que ocupó
posteriormente el Cine Victoria y que abarcaba también hasta el Paseo de las
Palmeras y la C/ Norte (Jesús del Gran
Poder).
Este emprendedor, que posteriormente fue encargado de los camiones
del servicio de limpieza en el Ayuntamiento de Isla Cristina, llegó a tener más de un carro en los que trabajaron entre otros Manuel Martín Guerrilla,
que vivía pasando la Bardilla junto a la bodega de Realito y Nena. Antonio Anastasio Mora, hermano del Guardia
Municipal José Anastasio Mora, más conocido como “El Cabo Mora”, ambos de Pozo del Camino. También Luciano
Rodríguez Torres, que vivía en la Barriada de Román Pérez, hermano de Trinidad,
conocido por “Trini el albañil”.
Así mismo, tenemos conocimiento de dos hermanos, llegados de algún que otro pueblo del
interior de la provincia que se llamaban Manuel y Francisco, y que durante algún tiempo, también se
dedicaron a esta noble labor.
En la fotografía restaurada a color, observamos a Luciano
Rodríguez conduciendo uno de esos carros tirado por un mulo en la calle Serafín
Romeu Portas. El niño que aparece detrás, subido en el carro es Domingo Acosta
Beltrán. Curiosamente, justo detrás, observamos también un vehículo estacionado
de la marca NASH, cuyo propietario era el sargento de las Fuerzas Áreas de los
Estados Unidos Víctor Ivan Clement, quien
falleció en Isla Cristina en 19702, esposo de Purificación Sánchez Rodríguez,
y hermana de Jaime y José, “El Sánchez”,
quien fuera cantinero de la Sociedad “La Unión”.
En la fotografía en blanco y negro de los años 60, realizada
en la Barriada de Román Pérez en el otro lado del puente, podemos observar al
aguador Luis “Bienvenida”, a su derecha a Josefa de los Santos Rodríguez,
esposa de José Vélez Mascareña “El Merengue” y a su izquierda, su hermana Manuela de los Santos Rodríguez
esposa de Cristóbal Pérez Pereira.
A principio de los años 2000, en la zona nueva de Ronda Norte, a instancias de la empresa Islanorte, el
Ayuntamiento de Isla Cristina, reconoció la importancia que tuvieron los
aguadores, otorgando y rotulando una de sus calles con este nombre en
reconocimiento a una gran labor, concretamente, en una zona muy cercana a donde
estuvo uno de los grifos que mejor agua proveían, y que se ubicaba cerca del
matadero y junto al hospital y la
fábrica de luz (Ntra. Sra. de las Mercedes)
1.- Bogarín Díaz, Jesús. 180 linajes
isleños
2.- La Higuerita 21-9-1970
No hay comentarios:
Publicar un comentario