sábado, 2 de marzo de 2024

PEPITA LLUYOT ARBUCIAS, LA ISLEÑA QUE EMIGRÓ DE NIÑA A LA ALMADRABA DE ROTA Y SE CONVIRTIÓ EN PINTORA.

 Artículo publicado en el Periódico La Higuerita 1-3-2024


Josefa Lluyot Arbucias  (Pepita)

La publicación de un libro  "Mis recuerdos heredados1", de José Ramón Pagés Lluyot, natural de Rota, y sobrino de Pepita, con un trabajo minucioso de archivo y recomposición, fruto de años de investigación y amor a su familia,  nos puso en el camino para dar con este curioso personaje, que siendo muy niña, emigró con sus padres y hermanos a la localidad gaditana de Rota para trabajar en la almadraba. 

La Almadraba de “Arroyo Hondo” en Rota (Cádiz), estaba regentada en su explotación  por entonces, por el isleño Juan Zamorano Columé, hermano este, de Rosa Zamorano Columé, abuela de Pepita Lluyot Arbucias, y madre de Rosa Arbucias Zamorano. 

Esta familia de Isla Cristina, conformada por el matrimonio Antonio Lluyot Gómez y Rosa Arbucias Zamorano, como muchas otras familias, emigró a principio del siglo XX entre los años de 1914-1918, instalándose con sus cinco hijos en las chozas y viviendas para los almadraberos que se integraban alrededor de la fábrica, con todos los adelantos de la época y  generando con el paso de los años, un gran arraigo en la localidad de Rota, repercutiendo en la vida social, cultural y comercial de aquel municipio. 

Por aquellos años, era muy común que los temporeros isleños, en los primeros días de mayo, se desplazaran por toda la costa andaluza y africana, para realizar las operaciones de la pesca y salazón del atún en las almadrabas. 

Pepita, llegó a Rota siendo muy niña, con 2 o tres añitos. Fue el propio Juan Zamorano, tío de la madre de Pepita, quién propone a su sobrino político  Antonio Lluyot, que era carpintero, que se hiciera cargo del economato y la ferretería, la cantina y el estanco,  y demás servicios que existían en el poblado en el entorno de la chanca  durante la temporada de pesca y que después, fijarían su residencia definitiva en la calle Gómez Ulla. 

Josefa Lluyot Arbucias, que había nacido2 en Isla Cristina el 14 de diciembre de 1914  realizó  sus estudios primarios en Rota, compaginándolos con un profesor particular de pintura. En la década de los años 30, la familia Lluyot Arbucias ya contaba con una buena situación económica, pudiendo dedicar su infancia y adolescencia al estudio y la formación, licenciándose en la carrera de Bellas Artes en Sevilla en 1940,  contrayendo  matrimonio3 con Miguel Soldán Pérez el 19 de septiembre de 1945, natural de Carrión de los Céspedes (Sevilla) a quién había  conocido  en la Facultad.

Sus hermanos  también fueron personas emprendedoras. Rosa, casada con Manuel Carlos Pagés detective privado, y que se convirtió en la primera mujer detective privado de España; su hermano Enrique se dedicó a la fotografía y regentó en el Rota dos cines; y su hermano Antonio Lluyot Arbucias, casado con Rosa Izquierdo Rizo regentó  el  mítico negocio “Ferretería Lluyot” en la Plaza España de la localidad roteña al menos,  desde 1935.

 


Pepita, ya casada, dedicó su vida a la docencia, primero en Jerez de la Frontera y después en Madrid, donde alquilaron una casa y montó su estudio de pintura. Es también en Madrid donde se desarrolla una extensa actividad profesional hasta la jubilación, continuando trabajando hasta bien entrado los 90 años, dejando firmados un número importante de obras. Se caracterizó desde su infancia por el gusto por la pintura realista, destacando en su primera época por estampas de Rota, donde había crecido y se había criado para evolucionar y especializarse en retratos, marinas, cacerías y bodegones, entre otros.

Conocedor del parentesco de Pepita,  con su primo hermano Jaime Casanova Lluyot, ya que su padre Antonio LLuyot Gómez era hermano de Bella Lluyot Gómez, madre de Jaime, recurrí a la hija de este, Cloti Casanova Abreu, para recabar alguna información sobre varios temas y pude contrastar los datos que estaba barajando. Cloti,  me mostró algunos cuadros que embellecen el salón de su casa,  pintados y firmados por la tía Pepita Lluyot.



En 2019 y a la edad de 105 años, Pepita falleció en Zaragoza, ciudad a la que decidió mudarse con su hijo4 Miguel Soldan Lluyot en la última etapa de su vida, manteniendo contacto con su familia isleña y de vez en cuando,  frecuentando Cádiz y Rota, junto a su hermana Rosi.

El Ayuntamiento de Rota, en el Castillo de Luna, en octubre de 2022, organizó una exposición con óleos pintados por Pepita Lluyot Arbucias y otros objetos personales, libros, muebles y retratos que forman parte de la historia de la familia Lluyot y de una mujer, que rompió moldes y que fue un ejemplo en una época muy difícil  de posguerra,  donde la figura la mujer,  quedaba circunscrita en los roles de esposa y madre, y que marchó a Sevilla para estudiar la Carrera de Bellas Artes.

 

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1.-  Pages Lluyot, José Ramón. “Mis recuerdos heredados”. Ediciones Punto Rojo, Sevilla 2002

2, 3, 4.- Bogarin Díaz, Jesús. Lluyot,  390 Linajes Isleños

jueves, 15 de febrero de 2024

Carta de Ventura Mirabent al escritor Émile Zola, por el caso Dreyfus.

Artículo publicado en el Periódico La Higuerita 13-2-2024

 

A finales de 1894, el capitán del Ejército francés Alfred Dreyfus, un ingeniero politécnico de origen judío-alsaciano, fue acusado de haber entregado a los alemanes documentos secretos. Enjuiciado por un tribunal militar, fue condenado a prisión perpetua y desterrado en la colonia penal de la Isla del Diablo, situada a 11 km de la costa de la Guayana Francesa (América del Sur), por el delito de alta traición. En ese momento tanto la opinión pública como la clase política francesa adoptaron una posición abiertamente en contra de Dreyfus.

“El caso Dreyfus”,  fue el proceso de acusación y condena con pruebas falsificadas del capitán del ejército francés Alfred Dreyfus por espiar para Alemania. Una vez se fueron conociendo los entresijos de la conspiración, que implicaba a altos mandos del ejército y los contraespionajes franceses, la justicia militar se negó a rectificar y a declarar la inocencia del acusado. La sociedad y la política se polarizaron en un debate entre defensores y acusadores del capitán con tintes antisemitas y anti alemanes, que equiparaban la exoneración de Dreyfus a una humillación para Francia.

La única prueba en  contra de Alfred Dreyfus, era la vaga similitud de su letra con la de una breve anotación en una hoja, recuperada de una papelera de la embajada de Alemania en París. El autor del documento se ofrecía a enviar informes sobre la artillería francesa a la embajada germana, lo que confirmó al servicio de contraespionaje francés sus viejas sospechas de la existencia de un traidor dentro de su ejército.

Dreyfus encajaba como un guante en el perfil que se elaboró: un oficial de artillería de origen alsaciano, provincia francesa de habla alemana, que los dos países se disputaban durante siglos. El origen judío del capitán fue también un factor determinante, puesto que el antisemitismo estaba muy arraigado en el país.

El capitán, seguro de su inocencia, se negó a confesar. Su condición de judío hizo que Dreyfus fuera acusado sin pruebas. Degradado en una ceremonia pública y humillante: tras arrebatarle sus insignias militares y quebrar su sable, fue conducido a la cárcel en medio de los insultos de miles de asistentes. Después partió a su destierro perpetuo en la isla del Diablo, un islote de la Guyana francesa. En ese momento todo el país estaba en su contra. Sólo la familia de Dreyfus mantenía la inocencia del condenado.

Un año más tarde, la Sección de Estadística interceptó un manuscrito del embajador alemán dirigido al comandante de infantería francés Ferdinand Esterházy. El jefe del contraespionaje francés, Georges Picquart, lo puso bajo vigilancia y descubrió que mantenía frecuentes contactos con la embajada alemana en París. Picquart pensó en un principio que había localizado a un segundo espía, pero cuando cotejó varias notas del comandante con el bordereau que había condenado a Dreyfus se dio cuenta de que el autor de todos los documentos era el mismo, Esterházy.

El ejército francés no quería reconocer su error y no podía permitir que  la verdad saliera a la luz, publicándose una carta falsificada del agregado militar italiano a la embajada francesa que incriminaba a Dreyfus y se destinó a Picquart jefe de los servicios secretos a Túnez para detener la investigación.

 El hermano de Alfred Dreyfus, Mathieu, halló nuevas pruebas de la culpabilidad de Esterházy. En diciembre de 1897, Scheurer-Kestner pidió la revisión del caso. Las pruebas contra Esterházy eran cada vez más evidentes pero el Ejército continuó su huida hacia delante. Esterházy fue absuelto en el consejo de guerra contra él, que se celebró al mes siguiente

El 13 de enero de 1898 apareció en la primera página del periódico L’Aurore el célebre artículo "Yo acuso". Estaba firmado por el escritor Émile Zola, entonces en la cumbre de su carrera, y en el que, en forma de una carta abierta al presidente de la República exponía todas las irregularidades del caso. Francia se dividió entre los partidarios de Deyfus, convencidos de la necesidad de reabrir el caso, y antidreyfusards, determinados a defender la honorabilidad del Ejército por encima de los derechos individuales.

En los meses siguientes se produjeron decenas de disturbios antisemitas, Zola fue condenado a un año de cárcel por difamación, pena que evitó huyendo a Gran Bretaña, y Picquart fue expulsado del ejército.

Las mentiras y falsificaciones acumuladas sobre el caso Dreyfus eran insostenibles. El ministro de la Guerra, Cavaignac, un convencido de su culpabilidad, descubrió que la carta al agregado italiano era una falsificación y se llegó a la conclusión que tanto ésta como otros documentos falsificados eran obra de un alto mando del contraespionaje francés, Hubert-Joseph Henry, que fue detenido y se suicidó al cabo de una semana. Un intento de golpe de Estado por parte del derechista Paul Deroulède y una agresión al nuevo presidente de la República, Émile Loubet, convencieron al gobierno de la necesidad de acabar con el caso para cerrar la brecha que éste había generado.  En junio de 1899, la Cámara de Casación anuló el veredicto de 1894 y decidió que Dreyfus compareciese ante un nuevo Consejo de Guerra. En 1906 su  inocencia fue reconocida oficialmente a través de una sentencia que anulaba el juicio de 1899 imposibilitando un nuevo juicio y decidió la rehabilitación en el ejército, reintegrándose con el rango de comandante,  participando en la 1ª Guerra Mundial y falleciendo en 1935. 

El caso Dreyfus, definió e impulsó las ideas del padre del Sionismo,  Theodor Herzlen.

Resumida la historia. Un mes justo después de la publicación del artículo “Yo acuso” firmado por el escritor Émile Zola, el 13 de febrero 1898, el isleño Ventura Mirabent, Buenaventura Mirabent Milá, remitió desde Isla Cristina,  una carta al Sr. Émile Zola para transmitirle su admiración por el tratamiento sobre el asunto Dreyfus. 

Esta carta, escrita en un perfecto francés, muestra el gran nivel cultural que atesoraba Ventura Mirabent. Hemos podido localizar la copia del manuscrito original en el Centro de Estudios de Zola y el Naturalismo e Instituto de Textos y Manuscritos Modernos, lo que nos ha producido una gran satisfacción.

Indagando un poco en el tema, también hemos localizado una publicación de Encarnación Medina Arjona “ZOLA y el caso Deyfus CARTAS DESDE ESPAÑA (1898-1899)” Servicio de Publicaciones Universidad de Cádiz 1999, donde se incluye un estudio las cartas dirigidas desde España a Émile Zola durante 1898 y 1899.

Traducción del texto remitido por Ventura Mirabent al castellano:

Isla Cristina (España), 13 de febrero de 1898 Sr. Émile Zola Sr. Permítame enviarle un sincero saludo de admiración por su noble conducta en el asunto Dreyfus. Todo el amor que siento por Francia se concentra en tu envidiable personalidad, personalidad que se vuelve más grandiosa a medida que aumenta la oposición que haces. Estoy seguro de que tiene pruebas suficientes para demostrar la inocencia del mártir de la Isla del Diablo. Todos aquellos que ahora os calumnian creyendo que vendisteis, reaccionarán, y entonces, desde lo más profundo de sus almas surgirá un grito de admiración por aquel que  sacrificó su paz y su fortuna para regresar a la sociedad como un ser inocente. Siga, señor, siga este camino hasta el final, seguro de encontrar al final la justa recompensa que merece su noble causa. Tengo el honor de ofrecerle la más sincera expresión de mi más distinguida consideración y respeto. Tu admirador.

Ventura Mirabent, nació en Isla Cristina1 en 1867 y falleció en Pozo del Camino2 el 7 de marzo de 1939, fue promotor y fomentador de la Hdad. Sacramental y del culto al Stmo. Cristo de la Vida, hijo de José Mirabent Pascual “El Cónsul de Isla Cristina” a quién dedicamos un artículo en LA HIGUERITA de 15-1-2021 y de Josefa Milá Botello.

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 1, 2.-  Bogarin Díaz, Jesús.  Mirabent. 390 Linajes Isleños.

Fuente del manuscrito: Ventura Mirabent, Carta de Ventura Mirabent a Émile Zola del 13 de febrero de 1898, 13 de febrero de 1898. Edición de cartas internacionales dirigidas a Émile Zola. Centro de Estudios de Zola y Naturalismo e Instituto de Textos y Manuscritos Modernos, CNRS-ENS; Proyecto EMAN (CNRS-ENS-Sorbonne Nouvelle)

domingo, 4 de febrero de 2024

MUELLE MARTÍNEZ CATENA, EN SU TRAMO DEL CASCO ANTIGUO.

Este muelle está situado en la parte Oeste del Casco Antiguo, antiguamente denominado como   Muelle de la Ribera,  orilla donde se asentaron los primeros pescadores que se implantaron en La Higuerita.   

Zona industrial y pesquera por excelencia,  pues es la zona portuaria de Isla Cristina, donde se ubica la Lonja del Pescado y atracan todos los barcos de las diferentes modalidades que existen en la localidad y los foráneos para  realizar la subasta, que la convierten en el Puerto Pesquero más importante  de Andalucía y el segundo de España en capturas en fresco.

En su franja y alrededores se ubicaron importantes fábricas de conservas y salazón, almacenes  y charangas para elaborar el pescado, la mayoría en desuso, aunque continúa con una gran actividad dirigida a la pesca y exportación en almacenes, bares, ferreterías, tiendas de elaborados de la pesca y zona residencial que poco a poco van cambiando su fisonomía de antaño con la construcción de una gran manzana de viviendas. También,  existe un gran aparcamiento en la zona donde antiguamente existían fábricas, almacenes y bares,  y que fueron expropiados en 1988, que facilitan el estacionamiento tanto del sector pesquero y visitantes, como de los vecinos y residentes de la zona.  

Este tramo se comprendía desde la confluencia con el Muelle de La Marina en el norte y finalizaba en la antigua Calle de San Juan, hoy Serafín Romeu Portas, a partir de ahí, cruzaba el estero de Santa Catalina o Caño del Cuquimán y finalizaba el casco antiguo con el baluarte o fortaleza militar “Castillo  de Santa Catalina”.

Esta importante y gran arteria, confluye con las Calles Cañavate (antigua Muela), Diego Pérez Milá, Angosta, San Francisco, Mácula, Diego  Pérez Pascual, Catalanes, Sierpes (antigua Culebra) y Serafín Romeu Portas (antigua San Juan)

A lo largo de los años se ha ido ampliando esta vía así como toda la zona portuaria según las necesidades del puerto haciendo límite con la Ría del Carreras en su parte izquierda al Oeste de la localidad.

El 18 de octubre de 1978,  en sesión plenaria, se aprobó el cambió de nombre de Muelle de la Ribera por el de Muelle Martínez Catena,  en reconocimiento al Director General de Puertos de España del último gobierno del General Franco, que llegó a visitar Isla Cristina. Los contactos casi diarios que mantenía don Marciano Martínez Catena con el alcalde de Isla Cristina don Emiliano Cabot del Castillo, propiciaron una configuración renovadora y más amplia desde la zona de la antigua “Lonja de Agadir” hasta donde actualmente se encuentran las oficinas de Puerto de Andalucía y estuvo la antigua “Lota para la venta del pescado desde los años 30 del siglo XX” siendo adaptada a los tiempos que corrían y tan necesitados por el puerto de Isla Cristina a los que se les sumaron las obras del dragado de la barra que por aquella fecha no existía y se hacía muy peligrosa la entrada de los buques y la construcción de dos espigones,  el de poniente y el de levante en Punta del Moral, colaborando estrechamente también con el Ministro de Obras Públicas don Federico Silva Muñoz.

Actualmente esta vía llega hasta la antigua Fábrica de Demófilo Vitorique, (Martin Dorado etc.) pasando por lo que fue el Consorcio Nacional Almadrabero,  actualmente una gran manzana de viviendas.


























sábado, 3 de febrero de 2024

MUELLE DE LA MARINA

Este muelle está situado en la parte norte del Casco Antiguo, conocido también popularmente como “Muelle de Agadir” ya que en esa zona es donde atracaban y descargaban los sardineros que pescaban en la zona sahariana y la franja marroquí, así como en las aguas  de las Islas Canarias en las décadas de los años 50, 60 y 70 del siglo pasado, llegando a tener su propia Lonja para la descarga denominada como “Lonja de Agadir”.

Se inicia en el Puente Infanta Cristina y finaliza en la parte más occidenteal, en la misma curva, conectando con el Muelle Martínez Catena y con acceso a las calles Nueva del Molino, Astilleros, Matías Cabot, Carreras, Agadir y Padre José Mirabent.

Bordea y linda con la Ría del Carreras en su parte sur.  Es una zona netamente industrial con almacenes y fábricas, la mayoría de ellas en desuso como la suntuosa Fábrica de San Antonio de los Sobrinos de Tomás López en casi un abandono absoluto, la Fábrica de Hielo, en las mismas condiciones y fuera de servicio desde hace años, el solar de los antiguos depósitos de combustible, el emblemático edificio GARUM, antigua fábrica de Conservas Mirabent así como talleres y ferreterías especializadas para la pesca y  bares con un sello tradicional.

Es una zona hermosa y de gran actividad, ya que en ese muelle atracan la mayoría de las embarcaciones isleñas, y es un puerto de refugio donde se  resguardan muy bien de los embates del viento y la mar.

Toda esta zona fue ensanchada en la década de los años 50 del siglo pasado, ganándole terrenos a la ría y ampliando la carretera, ya que anteriormente, el agua llegaba casi a las fachadas de las fábricas.

Su nombre se dedica a la Marina de Guerra Española. La Real Isla de La Higuerita, hoy Isla Cristina, estuvo regida en lo militar y en lo político por el gobierno de la Armada Española desde 1802 hasta 1833.