viernes, 2 de diciembre de 2022

Isla Cristina, por el periodista y escritor José Rico de ESTASEN en su conferencia en el Ateneo Popular.

Articulo publicado en el periódico La Higuerita 1-12-2022

  

José Rico de Estasen 

Durante casi toda la década de los años 20 del siglo pasado, Isla Cristina, vivió una eclosión cultural y económica de gran nivel, la pesca de la sardina y el atún, convirtieron a la localidad en un referente de empleo para la zona y una referencia nacional e internacional en la exportación de sus productos transformados de la pesca, además,  se conjuntó con una élite social de regios personajes y buenos empresarios que promovieron el mecenazgo cultural.

La creación del Grupo Escolar Ntra. Sra. de los Ángeles, el Ateneo Popular, la Biblioteca Municipal y un largo etc. hicieron posible que un número importante de escritores de fama reconocida, académicos y literatos,  visitaran Isla Cristina para ofrecer sus ponencias, conferencias literarias  y juegos florales. Es el caso de la conferencia que el escritor Rico de Estasen,  ofreciera en la localidad dentro de los actos organizados por el Ateneo.

Esa estética visual de la Isla Cristina de aquellos años, es la que el periodista, escritor y miembro de la Real Academia de San Carlos de Valencia, José Rico de Estasen, colaborador entre otros del semanario tradicionalista La Defensa, La Hormiga de Oro, articulista de otros periódicos y revistas como Festa d'Elig o ABC, y gran aficionado a la fotografía, plasmó en un artículo casi gráfico, un retrato literario que nos transporta en su lectura y al que titula: Isla Cristina. (Imaginamos que dentro de una sección  titulada “Senderos de Ilusión”) 

Comienza su periplo literario diciendo: “Isla Cristina es una de las ciudades más pintorescas de España. Hija predilecta de Huelva y de quien la provincia entera se enorgullece, con sus bellezas naturales, sus campos verdes y fecundos, sus casitas blancas coronadas de azoteas de traza morisca, es como una paloma que hubiese posado sus alas sobre el océano para hallar descanso en su arrogante vuelo.

Rodeada de mar para responder ampliamente a su condición de isla, unida al continente por la lengua de tierra en que se halla emplazada la carretera de Huelva de la que dista 54 kilómetros, junto a la costa que forma el confín de la península entre la mencionada capital y Ayamonte, la antigua “Higuerita” nombre por el que vulgarmente se conoce en la comarca a Isla Cristina, aparece convertida en una gran ciudad limpia y modernizada que tiene la virtud de su trabajo y el noble gesto de dispensar siempre, al viajero un recibimiento acogedor”.

Estasen,  cuenta como la evolución de Isla Cistina con su industria, sus adelantos modernos, con su nombradía, era de origen bien reciente y que hasta cercanas edades no fue otra cosa que guarida de viejos lobos de mar (“fantástico escenario para situar una novela de Emilio Salgari”).

Al mismo tiempo,  se jacta de que todo este desarrollo se debe al esfuerzo de un hombre de buena voluntad en cuyo espíritu diríase que se había encarnado la pujanza de la raza, este hombre no era otro que Román Pérez Romeu,  por aquel momento, Presidente de la Diputación Provincial de Huelva  y a quién se le debía todo cuanto ciudad es, atribuyéndole los logros en su alcaldía de: los paseos públicos de que Isla Cristina se enorgullecía, y las cuatro bibliotecas al aire libre, “como las del Retiro, como las de la Moncloa de Madrid, como las de Sevilla en el Parque de María Luisa, que hallamos en Isla Cristina en el paseo de Cánovas del Castillo”, y suyas también las escuelas graduadas que importaron 3.000.000 de pesetas gastadas de su bolsillo particular y la gran Biblioteca Popular del Ayuntamiento compuesta por 4.000 volúmenes.

Resalta la circunstancia que ponía de manifiesto lo recio de su personalidad, ya que al producirse el golpe de estado del 13 de septiembre de 1923 y hacerse cargo de las riendas el Poder del Directorio Militar de Primo de Rivera, el único alcalde de España que quedó y fue repuesto en su cargo fue el alcalde de Isla Cristina Don Román Pérez Romeu.

Afirma,  que  la vida de la ciudad dependía exclusivamente de la pesca. Durante el invierno, sus artes de pesca se dedicaban al arte de “pareja” que arrancaban a la mar el tesoro de los mariscos. En las restantes épocas del año sus treinta galeones salían diariamente al Atlántico, donde se  elevaba al cielo el humo de sus cincuenta almacenes y fábricas, que se convertían en hormigueros humanos de donde salían las pesquerías convertidas en conservas que se distribuían en Francia e Italia, sardinas estibadas que constituían el principal alimento de invierno de la mitad de las provincias que integraban el territorio español.

Continúa con un hermoso relato: “Para penetrar en Isla Cristina hay que atravesar un puente de madera tendido sobre su ría. A su terminación se abre a los ojos del turista, animada como una capital, la calle Carreras que nos lleva, por la del Recuerdo a la Plaza de la Constitución donde asienta sus reales el magnífico y moderno edificio del Ayuntamiento con la biblioteca (…..) con el Depósito y Juzgado Municipal, con la Casa de Socorro frente a la Iglesia de sencilla y artística construcción, frente al Ateneo que ha organizado en el día de nuestra visita un acontecimiento literario y artístico (…) espléndidas calles, lindos paseos, anchurosas plazas y, aquí y allá, el Casino Isleño y el de la Unión regiamente instalados. En el Paseo de las Palmeras lleno de mujeres lindas, junto a los bancos de azulejos y los rosales trepadores, las cuatro bibliotecas al público con diversos lectores que hojean los “Episodios Nacionales”, las Comedias de los Álvarez Quintero, los versos de Campoamor, las Rimas de Bécquer…..”

Destaca, que este paseo por tenerlo todo, nos muestra las cantarinas notas de una fuente, (la que había diseñado el prestigioso arquitecto Aníbal González,  así como los bancos bibliotecas y farolas)  y que por la calle Baja, se iba a la playa pequeña, de una circunferencia de unos cuatro quilómetros y seguidamente,  por otro paseo de quinientos metros a la gran playa de Isla Cristina, hermosísima y de grande extensión.

Como dato curioso, destaca, que varios proyectos estaban por realizarse en la población y afirma,  que aquí en Isla Cristina, nació Don Roque Barcia, el autor famoso del Diccionario Etimológico y que además de la explotación de su espléndida playa, estaba pendiente el dragado de su ría y de su barra y  la construcción del ferrocarril Huelva-Ayamonte. 

Exaltación de la Mujer Andaluza, 1927. 
 Ateneo de Isla Cristina presidido por los escudos de España, centro,
Andalucía izquierda  e Isla Cristina derecha. 

Según escrito1 publicado el 25 de septiembre de 1927 por José Rico de Estasen, ofreció conferencia en el Ateneo aquella misma tarde en el Salón Circo Victoria en un original festejo literario del que fue mantenedor el Presidente del Ateneo de Sevilla, el ilustre abogado y elocuente orador Sr. Blasco Garzón. En aquel mismo acto, se representaron a las ocho capitales de Andalucía más la de España, Isla Cristina y Ayamonte a quién se le había concedido este honor por la proximidad.

Cada provincia había enviado un regalo y un poeta, y el Ateneo organizó el festejo para que antes de la lectura sonara la música característica de cada provincia, destacando  qué, al terminar de leerse los versos de Manuel Siurot que cantan a España, sonó la Marcha Real y más tarde el fandanguillo de Huelva y el “Sevilla” de Albéniz.

Tras su conferencia, en su canto final a Isla Cristina,  a sus lindas mujeres, a su pasado y su porvenir, el escritor escribió: “Por el amor que me has dispensado en tu regazo perfumado y fecundo; por tu belleza inmaculada, Isla Cristina, ciudad blanca, limpia, trabajadora, noble……. cordial y apasionadamente, mi pluma de poeta te rinde pleitesía..

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1.- Rico de ESTASEN, José. La voz de Lepe 25/9/1927

jueves, 17 de noviembre de 2022

22 de junio de 1923, día de la anexión eclesiástica de la “Barriada de Román Pérez” a la Parroquia de Ntra. Sra. de los Dolores de Isla Cristina.

             Articulo publicado en el periódico La Higuerita 15-11-2022 

Iglesia Parroquial de El Salvador de Ayamonte.

18 de julio de 1922,  el Ministerio de la Gobernación a través de una Ley, resolvía a favor de la segregación solicitada  por  la mayoría de los vecinos y moradores del barrio denominado “Puente Carreras” en el otro lado del puente, hasta aquel momento, término municipal de Ayamonte,  y que venían reclamando desde el 20 de noviembre de 1920, cuando solicitaron  a la Diputación Provincial de Huelva la segregación del mismo, y por ende, la agregación al término municipal de Isla Cristina1. 

En el aspecto jurídico, desde esa misma fecha, 18 de julio de 1922, y por un Proyecto de Ley, toda la extensión superficial de 258,75 hectáreas, y cuyos límites son: al Norte, el camino de Pozo de la Vera Baja; al Sur, el término de Isla Cristina; al Este, el mismo término y el Estero Placerón, y al Oeste, con Estero Tamujar Grande, pasaron al termino y la jurisdicción de Isla Cristina. 

Sin embargo, en el aspecto eclesiástico, no se produjo hasta casi un año después, es decir,  hasta el 18 de junio de 1923, cuando desde el Arzobispado de Sevilla se formula un Decreto sobre el expediente canónico para la desmembración de la barriada “Puente Carreras” y terrenos señalados según la ley de 18 de julio de 1922 de la Parroquia de El Salvador de Ayamonte y su  incorporación de los mismos a la Parroquia de Isla Cristina, que resultaba que por aquellos años, sólo existía una, la erigida como parroquia independiente el 7 de enero de 1823, Ntra. Sra. de los Dolores, aunque anteriormente, primero choza desde 1757 y después edificio desde 1775,  con dependencia de la Parroquia de los Doce Apóstoles de La Redondela. (El 7 de enero, la Parroquia de Ntra. Sra. de los Dolores,  cumplirá 200 años como Parroquia independiente) 

El argumento esgrimido en el expediente canónico para que se consumara esta desmembración fue,  que la aldea o barrida en cuestión, que pertenecía a la Parroquia de El Salvador de Ayamonte, distaba de ella a unos ocho kilómetros, mientras que de la población de Isla Cristina, sólo distaba a unos ciento cincuenta metros. Además se argumentaba, que esta misma barriada, había sido segregada por la ley de 18 de julio de 1922 del Ayuntamiento de Ayamonte e  incorporándose al de Isla Cristina de la cual estaba separada por un puente tendido sobre la ría, como actualmente lo hace. 


Parroquia de Ntra. Sra. de los Dolores de Isla Cristina.
Foto coloreada por José M. Figuereo.

Considerando que existían grandes dificultades entre Puente Carreras y Ayamonte para que los feligreses pudieran comunicarse con el párroco de El Salvador de Ayamonte y por el contrario, les era sumamente más fácil hacerlo con el párroco de Isla Cristina, y que existía causa bastante y canónica para proceder a la desmembración de la Parroquia de El Salvador de Ayamonte, agregándola a la de Isla Cristina, considerándose además, y teniéndose en cuenta que desde un año antes, el 18 de julio de 1922 dicha barriada  había sido agregada en lo civil y en lo judicial al Ayuntamiento de Isla Cristina en virtud de la ley publicada en la Gaceta de 19 del mismo mes y año. 

Al mismo tiempo se consideraba que en dicho expediente se habían oído a los párrocos de El Salvador e Isla Cristina y ambos habían dado su información sobre la desmembración y agregación. 

Además, el Excmo. Cabildo Catedral había informado favorablemente.

 Visto los cánones 1427 y demás pertinentes del código de Derecho Canónico y la Real Cédula Auxiliatoria de 16 de diciembre de 1909, y el dictamen del Promotor de justicia se decretó2 en dos puntos: 

1º.- “que la barriada de Puente Carreras, de la parroquia de El Salvador de Ayamonte queda desmembrada de la misma y se agrega a la Parroquia de Isla Cristina con los terrenos de marismas señalados en la ley de 18 de julio de 1922, que tienen una extensión superficial de 258 hectáreas 65 area y cuyos límites son: Al Norte, el camino del Pozo de la Vera Baja; al Sur, el término de Isla Cristina; al Este, el mismo término y el estero Placerón, y al Oeste, el estero Tamujar Grande". 

2º.- “dese traslado de este Nuestro decreto a los Sres. curas Párrocos de El Salvador de Ayamonte y de Isla Cristina, y hágase la oportuna anotación de la demarcación parroquial de esta diócesis” 

Lo decretó y firma S.Excía. Rma. en Sevilla. Manuel Navarro, Vicario. 

Dicho decreto fue trasladado a los curas párrocos de las parroquias de El Salvador de Ayamonte y de Isla Cristina. Firmado en Sevilla el 22 de junio de 1923.  (El 22 de junio de 2023, se cumplirán los 100 años de aquel acontecimiento)

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 1.- De Puente Carreras a Barriada de Román Pérez, 18 de Julio de 1922. Artículo publicado en el periódico La Higuerita de 1-6-2020.  González Salgado, Francisco. 

2.- Decreto 18 de junio de 1923, sobre desmembración y anexión canoníca de la Barriada “Puente Carreras”. Remitido a los párrocos de El Salvador de Ayamonte e Isla Cristina. Arzobispado de Sevilla

miércoles, 2 de noviembre de 2022

LA APORTACIÓN DE ISLA CRISTINA A LA GUERRA DEL RIF EN MARRUECOS

Articulo publicado en el periódico La Higuerita  1-11-2022 

Bendición en Tablada de los Bréguet XVI A2
por el Arzobispo de Sevilla, Eustaquio Ilundain  15-1-1922  Foto Mundo Gráfico

La II guerra de Marruecos tras la sorpresiva y violenta insurrección liderada por Mohamed Ben Abd-El Krim el Jattaby, en julio de 1921 y que duró hasta 1927,  última guerra de larga duración que España, una potencia venida a menos a principios del siglo XX tuvo que librar contra una tribu de bereberes, que supuso miles de vidas humanas españolas e innumerables cuantías económicas,  hicieron que se tambaleara la propia estructura del Estado y que según el  historiador Guillermo Serrano Sáenz de Tejada, acabaría desembocando en el estallido de la Guerra Civil en 1936. La falta de consenso en torno a la gestión de la guerra de Marruecos aceleró la inestabilidad política del régimen de Alfonso XIII que tuvo que someterse primero a un levantamiento militar en 1923 para finalmente terminar por colapsar en 1931.

Esta guerra, provocó una conmoción en toda la nación, llena de dolor y a su vez, desató  un  gran sentimiento patriótico.  Isla Cristina, desde el inicio de la contienda, en julio de 1921, estuvo atenta a todo lo que aconteció y se realizaron actividades y colectas en favor de los soldados que luchaban en el frente. Tras el desastre de Annual, el semanario La Higuerita1, publicaba una nota haciéndose eco de los sucesos con el título de “sentido pésame a las familias de los soldados muertos en África, cuya reciente hecatombe ha cubierto de luto a nuestra nación, sembrando de dolor el suelo hispano”.

Una carta abierta publicada2 por el Oficial de Infantería en pasivo, Miguel López Rodríguez, que había soportado la Guerra de Cuba, y a la que se sumaba  su amigo Bautista, proponía, se iniciara una suscripción popular a beneficio del valiente y sufrido ejército que peleaba en suelo africano, en la que proponía que además de lo recaudado, se recurriera al Gremio Tarrafero para que dispusieran de todas las sardinas que se vendieran en la lota hasta una fecha que se determinara, con el recargo del 1% que pagaran los compradores, y lo hacía extensivo con la intención de involucrar al Alcalde-Presidente y los Concejales del Ayuntamiento, al potente Gremio de Tarraferos, a los Compradores, a los Círculos “Juventud”, “Progreso” y “La Unión”, los grupos artísticos teatrales y demás entidades e intentar lograr el propósito,   lo que calificaba el “semanario La Higuerita” como una “magna idea”.  También,  anunciaba la “Despedida de Soldados”, y criticaba la actitud del Ayuntamiento, de quien se esperaba una despedida, un acto grande, algo que se grabara en el corazón de los que se ausentaban de su hogar. Un grupo formado por “los chicos de la prensa”, el presidente del “Circulo La Unión” y don Juan Noya que por iniciativa del veterano Jerónimo Delgado, lanzaron una hoja de despedida invitando al pueblo a acompañar en manifestación a los soldados que se ausentaban. Al parecer, asistió el alcalde en unión de las demás autoridades civiles y militares que despidieron a los soldados en representación de los jóvenes Pedro Soler, Diego Zarandieta y Juan (intuimos, que Zarandieta también), mientras una nutrida manifestación acompañó a los jóvenes soldados hasta “Puente Carreras” (otro lado del puente) donde se gritaron vivas entre la multitud a la patria española, mientras  los vehículos partían hacia la capital.

Por iniciativa del alcalde, Román Pérez Romeu, se proyectaron varios festejos para recaudar fondos y mejorar la cifra que enviar a África3. Uno de esos actos consistió en una velada-patriótica en el Teatro Victoria en el que tomarían parte como organizadores los jóvenes Luis Calle, Serafín Soler y Juan Cárdenas junto a otros jóvenes aficionados artísticos. Cardoso, con la banda de música portuguesa ofreció  un concierto, descontando los gastos del desplazamiento, todo lo recaudado sería para la causa así como  una novillada para allegar dinero a los soldados de África.   

Ese mismo periódico4 publica que el día 13 de agosto, en sesión plenaria el alcalde Román Pérez, acordó abrir una suscripción pública encabezándola él con 1500 Ptas., a favor de los soldados, creándose una Junta Local de Autoridades a cuyo cargo estaría dicha recaudación, y el total de los importes de las listas nominativas parciales, y la iniciativa y realización de cuantos actos se pudieran organizar en la localidad con el mismo objeto, contando con la colaboración del Semanario “La Higuerita” a fin de dar mayor publicidad y todo el impulso posible. Ente los actos organizados por el ayuntamiento para recaudar5: las autoridades con una banda de música, recorrieron  casa por casa, recaudando los donativos que cada cual entregaba. Distinguidos jóvenes con pianos de manubrios costeados por ellos, salieron a tocar y a pedir. Los Sres. tarraferos, contribuyeron con el 2% de la venta bruta de sus artes de pesca de sardinas. Distinguidas damas de la ciudad se hicieron cargo de organizar “La Fiesta de la Bandera” y una “Velada Patriótica” en el Teatro Victoria. La representación de la obra de Muñoz Seca “Pastor y Borrego” en la que tomaban parte bellas señoritas isleñas y muchachos de la localidad, y el estreno del “Apropósito” obra de José Frigolet Soldevila finalizando la velada con la “Canción del Soldado”.  Las entradas se vendieron en el Ayuntamiento: Platea 50 ptas., Butaca 5 ptas., y General 1 ptas.  La propietaria del Café Siglo XX, Dolores González por ente de su hijo Rafael Flores, donó integra la venta, mientras los jóvenes camareros donaron su trabajo. El Semanario La Higuerita solicitó cuartillas con textos patrióticos para que fueran incluidos en un especial dedicado a los soldados de África y puso a la venta 750 ejemplares de lo que llamó “Número Patriótico”,  para cuantos quisieran, y  hacer recaudación para la causa.  Un grupo de voluntarios se ofrecieron a recaudar lo que dieran por cada ejemplar para esta patriótica iniciativa. Colecta en La Redondela 307 ptas. También Fernando García residente en Pozo del Camino se había ofrecido al alcalde para hacer una recogida.

En el “Número Patriótico” dejaron sus firmas el músico Francisco Cervantes de la Vega, el periodista Ángel Grinda, el secretario del ayuntamiento Juan Prieto Mora, Jaime Casanova (Secretario Judicial), Jerónimo Delgado (director de Vox Populi de Huelva), el Cura Salvador Sánchez, Rafael García Morales (Ayudante de Marina), el Primer Teniente de los Carabineros retirado Eladio Romero Machacón, Luis Calle (Oficial de Telégrafos). JOMEPE, José Frigolet y Francisco Mirabent, teniéndose que compartir las publicaciones en el número siguiente6: Antonio Martín Villate (Presidente del Club Artístico Isleño), Alberto Sánchez, Manuel Rodríguez, La Sociedad de Maquinistas “Habilitados”,  Andrés Vázquez, José Soler, Emiliano Cabot, Fernando Rodríguez, José Alzaga (Teniente de los Carabineros),  Miguel López Rodríguez y J.C Ruiz.

Bréguet XVI A2, modelo idéntico al aeroplano Huelva, 



Al mismo tiempo, que se había iniciado la campaña para recadar fondos para la Guerra de África, la Capitanía del Puerto de Isla Cristina, dirigida por el Ayudante de Marina Rafael García y en cargo del Sr. Oficial Comandante de la Provincia había comenzado otra campaña paralela en nuestra localidad con una amplia lista de donantes abierta e iniciada por las fuerzas vivas de la capital, para la adquisición de  un aeroplano militar para reforzar las cuadrillas que combatían en la guerra y que llevaría el nombre de “Huelva” y qué a fecha de 25 de septiembre de 1921 habían recaudado la cantidad de 12.909,20 ptas6. El 14 de octubre, Rafael García, remite escrito7 haciendo pública las muestras de agradecimiento por dicha recaudación a todos los donantes en nombre del Oficial Comandante de la provincia. 

Con el título de “Patriotismo”8 se hizo público el acta de la recaudación por los actos organizados en Isla Cristina: “Reunida la junta de autoridades compuesta por los señores don Román Pérez, alcalde; don Rafael García, Ayudante de Marina;  don José Alzaga, Teniente de Carabineros; don Salvador Sánchez, Cura propio; don Fernando Rodríguez, Juez;  don Toribio Lázaro, Teniente alcalde; don Luis Calle, Jefe de telégrafos don Bartolomé Rodríguez, comerciante;  y la prensa local, se acordó enviar el importe de la recaudación pro-Marruecos,  que asciende a 12.263,75 pesetas a S.M la Reina Victoria por conducto del Sr. Presidente del Consejo de Ministros. Además se han ofrecido 100 camas para los heridos de la guerra, las cuales serán colocadas en el grupo escolar de Nuestra Señora de Los Ángeles (Intuimos que con este último ofrecimiento, se puso a disposición el Grupo Escolar, como hospital para los heridos)

El soldado de cuota de Isla Cristina, Diego Serrano, escribió desde la guerra una carta de agradecimiento y también recogemos9 la existencia de dos isleños destinados a filas en África, los jóvenes Manuel Olías y Aurelio Martín.

Tres fueron las campañas solidarias y de apoyo que se realizaron desde Isla Cristina en los primeros años de contiendas para ayudar a los soldados de La Guerra de Marruecos: Recaudación para el sostenimiento de la guerra. La campaña “Los aeroplanos del pueblo”10  que recaudó para la compra de un aeroplano militar Bréguet XIV  A2,  que llevaría el nombre de “Huelva” y que su bendición y entrega tuvo lugar en el Aeródromo Militar de Tablada (Sevilla) el 15 de enero de 1922 con un total de 17 aparatos, asignándose el nº 16  “Huelva” a la primera escuadrilla11  al mando del capitán Jacobo  Armijo Fernández Alarcón, junto al teniente Veliño, contando además, con un mecánico y un ayudante. Y la realización de tres placas conmemorativas en reconocimiento al niño héroe y mártir Laureano Irazazabal. 

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1.- Semanario La Higuerita 31-7-1921

2.- Semanario La Higuerita 14-8-1921

3. 4- Semanario La Higuerita 21-8-1921

5.- Semanario La Higuerita 28-8-1921 

6, 8.- Semanario La Higuerita 2-10-1921

7.- Semanario La Higuerita 23-10-1921 

9.- Semanario La Higuerita 9-10-1921

10.- Los aeroplanos del pueblo Álvaro Fernández-Matamoros Scott. Aeroplano Revista de Historia Aeronáutica. Año 2015, nº 33.

11.- Huelva buenas noticias 21-1-2022

 

 

sábado, 15 de octubre de 2022

MANUEL RAMOS ASENCIO Y SU HERMANO ANTONIO, DOS ISLEÑOS EN LA HISTORIA DEL REAL BETIS BALOMPIÉ Y DEL PATRIMONIO CULTURAL DE BAENA.

Artículo publicado en el periódico La Higuerita  15-10-2022 

Primera vez que el Betis vistió su camiseta 13-11-1910 
El Sevilla Balompié derrota 6-1 al Betis Football Club en un partido amistoso
disputado en el Prado de San Sebastián.

Tanto el equipo de Heliópolis como la prensa deportiva, han escrito, y se han hecho eco de los orígenes que dieron lugar a la actual equipación del Real Betis Balompié, nada que ver, con el blanco y verde, de los colores de Andalucía y sí,  con la determínate influencia de un joven nacido en Isla Cristina y que hizo posible que desde Escocia, donde tenía contactos gracias a sus estudios, se exportaran las camisetas y posteriormente las telas con  los colores que a día hoy, viste el Club bético.

Según su acta de nacimiento1 que fue registrado dos días después por su padre, nace a la una de la tarde el 9 de enero de 1892  en la calle Progreso de Isla Cristina (Huelva) inscrito como Manuel Emilio Tomás Ramos Asencio, uno de los fundadores del Sevilla Balompié que posteriormente derivó en el actual Real Betis Balompié, e hijo del Interventor de Aduanas José Mª Ramos Oliva natural de Morón (Sevilla) y de Dolores Asencio Orijuela natural de Sevilla.

En 1904, con 12 años, fue enviado por sus padres a estudiar a Escocia al colegio marista de St. Josephs de Dumfries, las casualidades del destino hicieron que este colegio, que había sido fundado por el irlandés  Andrew Kerins “el Hermano Walfrid”,  era la misma persona que había creado en 1887 el  Celtic Football Club, Celtic de Glasgow,  en el barrio obrero de East End.

Desde sus orígenes, el Celtic vestía de verde y blanco con rayas verticales hasta que en 1903, las cambia por las horizontales que viste hasta hoy.

Manuel Ramos, allí se inició en la práctica del fútbol, y tras su vuelta formó parte del núcleo que había fundado el Sevilla Balompié en 1907, este equipo vestía hasta entonces, camiseta azul y calzón blanco.

La relación comercial que unía al puerto de Sevilla con los de Escocia fueron claves para en la gestión de Manuel Ramos, quién hablaba un perfecto inglés y era quién  concertaba partidos de fútbol con las tripulaciones de los barcos de vapor, algunos de ellos: el Farraline, Glenmore, Carsilile o Adamton, por donde conseguía camisetas y  balones.

Manuel Ramos Asencio
 Foto: manquepierda.com historia Real Betis Balompié


En noviembre de 1910, el Sevilla Balompié viste por primera vez la camiseta verdiblanca en el amistoso con el que inicia la temporada 1910-1911 frente al Betis Football Club y es Ramos Asensio,  quien gestiona la llegada de las telas procedentes de Escocia para la confección de camisetas.  

El 8 de diciembre de 1914 el Sevilla Balompié celebra una asamblea extraordinaria de socios en los altos del Pasaje del Duque en la que se aprueba la fusión-absorción con el Real Betis Football Club, ya que el Betis F. C. había recibido en agosto de manos del rey Alfonso XIII el título de “Real”, tras un resurgimiento de la entidad, volviendo en 1916 a la indumentaria azul que se iba alternando, ya que la Primera Guerra Mundial había impedido la llegada de los cargueros a Sevilla. Finalizada la contienda bélica, en 1921, se impone como color titular y definitivo el color verdiblanco.

Manuel Ramos Asencio, estuvo vinculado como futbolista y entrenador hasta la temporada 1917/1918 trasladándose a vivir a Cazalla de la Sierra donde contrae matrimonio con la joven Consuelo Lorenzo, colaboró también en la creación en 1921 del Club local, el Cazalla Sporting que también viste de blanco y verde. El 25 de diciembre de 1954 fallece en Cazalla de la Sierra (Sevilla), a la edad de 62 años, quien fuera uno de los precursores del Sevilla Balompié y posteriormente fundador del Real Betis Balompié.

En la búsqueda de esta información, nos encontramos con la grata sorpresa de otro interesante personaje, hermano menor de Manuel, que según acta de nacimiento2 fechado el 21 de junio, fue inscrito por su padre con el nombre de Antonio Manuel María José Emilio Tomás Ramos Asencio, también nacido en Isla Cristina, en la calle Ribera el 19 junio de 1896, ambos por línea paterna nietos de los moronenses José Ramos Calderón, notario de Morón y de Emilia Oliva López,  y por la línea materna,  de Manuel Asencio Toledo y Tomasa Orijuela Prieto naturales de Sevilla.

Manuel Ramos Asencio.  Foto Historia Real Betis Balompié 
 Antonio Ramos Asencio.  Foto Archivo Francisco Expósito


Intuyo, que el destino posterior y los vínculos familiares los llevarían a Sevilla, de ahí los vínculos futbolísticos de Manuel,  pero si puedo afirmar3, que en noviembre de 1920, su hermano Antonio fijó su residencia en Baena (Córdoba) al contraer matrimonio con Julia Eguílaz Santaella una chica de buena posición social y económica,  y participar de manera significativa en la actividad cultural de la localidad a través de la sociedad Amigos del Arte.

Antonio Ramos Asencio4, fue un académico español de la Real Academia de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes de Córdoba y de la Real Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría de Sevilla, además de empresario bodeguero. En los últimos años de su vida se dedicó con ahínco a su inquietud por el arte y la cultura en su pueblo de adopción, a través de la Sociedad de Amigos del Arte de Baena y en la revista «Tambor», difusora de la cultura local, qué  presidía.

Durante 50 años se convirtió en uno de los grandes defensores del Patrimonio artístico de Baena y luchó por la recuperación del convento Madre de Dios y por la restauración y la declaración de Bien de Interés Cultural de la iglesia de Santa María La Mayor hasta que finalmente, logró su propósito. De ahí que se le conociera con el sobrenombre de “Protector del Arte”.

Por todo ello, en 1971 fue reconocido por el Ayuntamiento como hijo adoptivo de Baena y se le concedió la Medalla de Plata de la ciudad. Medalla que también le fue otorgada en Montilla por su contribución a la restauración de la casa del Inca Garcilaso, falleciendo Baena (Córdoba) en 1975.

Rafael Ruiz Arjona, en su libro ‘Baena: testimonios de su historia’ considera que la recuperación de Santa María la Mayor se debió “tal vez, al tesón y fe de don Antonio Ramos”, para lo que involucró a personalidades de las artes y la cultura e implicó a su amigo y consuegro José María Pemán (su hijo5 Joaquín Ramos Eguilaz casó con la hija de Pemán, Mercedes Pemán Domeq).

Juan Antonio Bailén6 publicó en 1973 en la revista ‘Tambor’: “Llevaba un año preparado, esperando su última hora. El tiempo que ha durado su penosa enfermedad”, cuenta Bailén, que recoge su esfuerzo para recuperar la iglesia de Santa María la Mayor: “Incansable en sus viajes a Madrid, incansable en su correspondencia con los personajes que podían salvar nuestra joya arquitectónica hasta conseguir la declaración oficial de Monumento Histórico Artístico. Ese día lloró emocionado al ver que su esfuerzo había hallado eco en los organismos oficiales… Por todo esto y muchísimo más, Baena ha perdido un hijo ilustre. Y la Sociedad Cultural Amigos del Arte, un gran presidente. Y la revista ‘Tambor’ un gran pilar. Sí, su muerte, ha sido una pérdida irreparable. Somos muchos los que estamos de luto porque somos muchos los que le debemos algo”.

Manuel y Antonio, dos personajes que nacieron en Isla Cristina, y que forman parte de la historia del R. Betis y de Baena.

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1,  2- Partida de nacimiento, Registro Civil de Isla Cristina.

3, 6.- Texto extraído del libro ‘Personajes baenenses del siglo XX’. Antonio Ramos Asencio. Expósito, Francisco.

4.- Pares Portal de Archivos Españoles. Ramos Asencio, Antonio.

5.- Información facilitada por su nieto Antonio Ramos Pemán.

Fuente: manquepierda.com

realbetisbalompie.es

 

sábado, 1 de octubre de 2022

RECUPERADA UNA SEGUNDA PLACA QUE ISLA CRISTINA ERIGIÓ EN RECONOCIMIENTO AL NIÑO HÉROE Y MÁRTIR DE BU-ERMANA-ANUAL, LAUREANO IRAZAZABAL.

Articulo publicado en el periódico La Higuerita 1-10-2022 


El niño Laureano Irazazabal durante la entrevista
con Gregorio Corrochano, publicada en  ABC

Con la acción militar que desencadenó en el “Desastre de Annual”, se produjo una de las peores derrotas que el ejército español sufrió en las diversas campañas que desarrolló en el protectorado del Sultanato de Marruecos, en el norte de África. La retirada de la guarnición española de Annual, con el derrumbamiento de la Comandancia Militar de Melilla el día 22 de julio de 1921, (puesto de mando del que dependían las operaciones militares de la zona oriental del frente español, bajo la dirección del general Silvestre) por la fuerte presión del enemigo rifeño, comandado por el caudillo Abd-El Krim,  provocó el colapso de la estructura de mando y la caída de la moral del Ejército español en esta zona de operaciones.

Las consecuencias desde el punto de vista político, produjo la dimisión del gobierno de Manuel Allendesalazar y Muñoz de Salazar en agosto de 1921,  siendo sustituido por el de Antonio Maura, mientras las consecuencias sociales fueron la desmoralización de la ciudadanía ante la guerra africana, que se extendía desde 1907, pero a su vez, se acentuó el crecimiento del espíritu nacional y un alistamiento masivo de muchos jóvenes para combatir en África.

En los carnavales de 1922 una comparsa de Isla Cristina dirigida por Clemente Rodríguez, “Del Tercio Extranjero” plasmó en una de sus letras este doloroso suceso histórico, refiriéndose a la posterior batalla que dio lugar a la reconquista de la zona. En 2001, tuve la suerte y el privilegio de  recuperar para la Antología “Carnaval de Antaño”  esta copla que pudimos  interpretar aquel   mes de octubre en el desaparecido Teatro Gran Vía y que dejamos perpetuada en una grabación.  

El texto dice así: “Cuánto trabajo costó entrar en Monte-Arruit / para buscar a Navarro prisionero de Ab-El-Krim. / Se convirtió aquel poblado en un triste cementerio / de los héroes de España que en el hecho perecieron. / Encontraron mil cadáveres y a doscientos prisioneros / las calles llenas de sangre y la bandera en el suelo. / Nuestro general gritaba con rabia y valentía, / al mismo tiempo lloraba en ver tan grande carnicería, / le dijo a los artilleros: Manos al gatillo, bravos leones, / desplieguen en guerrilla por la derecha los batallones. / La noche, qué tenebrosa noche, / que hasta el cielo temblaba por los estruendos de artillería / las trincheras volaban/ las cabilas ardían / y numerosas bajas el enemigo tuvo aquel día/ y salimos victoriosos el Tercio con valentía”.

Isla Cristina no fue ajena a aquellos acontecimientos que copaban los diarios  nacionales, (incluso aportando soldados a las batallas),  donde la prensa resaltaba la figura de un niño de 9 años que había sido testigo  de la muerte de su padre, capitán del Melilla 59 y la posterior masacre de todos sus hombres.

Su nombre era Laureano Irazazabal y Hevia.  Nadie esperaba el levantamiento de las tribus del Rif, y la guerra le sorprendió cuando se encontraba de vacaciones  en la posición de Bu Ermana en Terbiben, acompañando a su padre, Cándido Irazábal Jaquetot,  capitán del Regimiento de Melilla 59 y Jefe de aquel campamento, en el que estaba con la 4ª compañía del III Batallón.

Dicha posición de los soldados españoles fue asaltada por el enemigo siendo el pequeño Laureano, herido de bala en el pecho y testigo directo de la muerte de su padre, siendo posteriormente apresado por los moros.  Dris Ben Said, buen amigo de muchos oficiales españoles, negoció el rescate del niño, trasladándolo  en sus brazos,  muy débil y enfermo,  que fue entregado a los marinos de las barcazas del cañonero «Lauria1» pudiendo liberar a más personas, y a quienes acompañó para que fueran evacuados por la Armada desde la fastuosa, y todavía ensangrentada, playa de Sidi Dris.

El suceso del joven Irazazabal se convirtió en  uno de los casos más mediáticos aparecidos en los periódicos, «el niño que había sobrevivido a Annual», mientras que toda España seguía muy atenta las noticias del Protectorado, especialmente las del personal rescatado.  Muchas familias tenían esperanzas de que los suyos estuvieran presos y no muertos.

Tras la publicación en el periódico ABC2 de una entrevista exclusiva al niño héroe de Annual, Ángel Grinda, en agosto de 1921,  lanzó en el periódico ARGOS la idea de colocar una placa de mármol en las recién inauguradas escuelas a través de suscripción popular, posteriormente se informó3  que se han encargado tres placas, dos de ellas a los señores Andreu y Sanz, de Valencia, a través de su representante en ésta, Joaquín Nieto Perele, y otra al marmolista Manuel Gil de Montes, de Huelva”.

Actualmente, una de esas placas realizada en Valencia, fue recuperada tras una donación realizada a tres directivos de la Asociación de estudios históricos  “El Laúd”, hoy se encuentra en una de las fachadas del antiguo colegio Ntra. Sra. de los Ángeles (La Ermita) dando a la plaza Manuel Carrasco de los Santos (Manolito el de los Santos).

Placa recuperada y que fue sufragada por suscripción popular en 1922


Quiero comunicar, que el pasado mes de julio, una persona contactó conmigo para hacerme entrega de una hermosa y artesanal placa de mármol de 51 X 46 cm.  de la  que él desconocía su procedencia y significado.  Su estado de conservación es muy bueno, salvo un golpe que le ha producido una grieta que habrá que subsanar con una pequeña restauración. Tras las averiguaciones realizadas, y tras comprobar la firma, esa centenaria placa,  corresponde a una de las dos realizadas por los señores Andreu y Sanz en la C/ Caballeros 12 de Valencia y que fue sufragada por suscripción popular,  y que desde este momento,  pongo a disposición del Excmo. Ayuntamiento de Isla Cristina para su recolocación en el lugar más idóneo,  dónde mejor luzca,  para engrandecimiento de nuestra historia y nuestra ciudad. 

El general Luís Aizpuru, Ministro de la Guerra, al conocer la historia del niño mártir y héroe Laureano Irazazabal, (herido y victima de guerra, quién había perdido a su padre, y apresado durante 15 días,  llevado ante  Ab-El-Krim,  éste le preguntó: ¿Eres tú el hijo del capitán Irazazábal?, respondiéndole: Sí señor, Y... ¿Tienes miedo? ¿Qué miedo voy a tener si han matado a mi padre?),  solicitó la «Medalla de Sufrimiento por la Patria» mediante instancia personal al Rey Alfonso XIII en 1923. La tardanza para este reconocimiento, ya que el suceso ocurrió en 1921 fue debido a que las bajas y desaparecidos durante el “Desastre de Annual” fueron tan grandes que tardaron años en procesar y enumerar todos los caídos, quedando muchos de ellos sin anotar además de los que se ocultaron de ahí el nombre de “Desastre”, una de las páginas más trágicas la historia militar de España. En julio de 1924, en Palma de Mallorca le fue impuesta la medalla por el Marqués de Garantía.

Antes, en 1922, Isla Cristina ya le había reconocido su gesta, con la colocación de tres placas que perpetuaron su hazaña y  hoy,  recuperamos una de ellas.   

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1.- Según entrevista del semanario ARGOS de 8 de enero de 1922, el marinero isleño Manuel Joaquín Viega, participó en la recogida de los heridos más graves donde se encontraba el niño Laureano Irazazabal (El Laúd Nº 10  Agustín P. Figuereo)

2.- Entrevista del corresponsal de ABC Gregorio Corrochano, al niño Laureano Irazazabal, en Melilla. Publicada el 15 de agosto de 1921

3.- ARGOS de 4 de diciembre de 1922 (El Laúd Nº 10  Agustín P. Figuereo)

 

jueves, 15 de septiembre de 2022

LA CARTA CRUZADA DE MANUEL CASANOVA Y EL PADRE ANTONIO FIGUEREO POR UNA HERENCIA.

 Artículo publicado en el periódico La Higuerita 15-9-2022
Encabezamiento de la copia del texto remitida
 por Manuel Casanova al sacerdote Antonio Figuereo 

Es común y sabido que en algunas ocasiones, el reparto de las herencias, pueden llegar a crear conflictos entre familiares, y que son complejas de discernir, llegando incluso y en ocasiones,  a requerirse la intervención de la justicia para imponer la ley, más cuando no existe acuerdo,  o no se respetan las últimas voluntades.   

También, en ocasiones suelen aparecer algunos parientes con poca relación o descendientes indirectos, (sobrinos, primos, amigos etc.) que pueden reclamar “su parte de la herencia”. La complicación aumenta, cuando no existe testamento o el difunto no deja descendencia.

El hecho en cuestión que nos trata, es el intercambio de cartas entre  dos isleños, Manuel Reinero Casanova Zarandieta, quién fuera secretario del Juzgado de Isla Cristina y el Presbítero Antonio Figuereo Yaque, con motivo de una “herencia” que al parecer, el primero reclamó en 1906, tras el fallecimiento en 1895 de su tío, el también sacerdote Práxedes Zarandieta Pérez.

Dichas misivas a las que hemos accedido no tienen desperdicio por su calidad literaria y su contenido cargado de recelo e ironía.

La primera de ellas está fechada en Isla Cristina, el 7 de enero de 1906 y firmada por Manuel Casanova, quién afirmaba qué, dada la insignificancia de la herencia 16,25 Ptas., en un principio quiso renunciar a ella, pero vista la actitud, las reclamó por el interés en el bien entendido de su procedencia que era legítima y no admitir bajo concepto alguno que su digno tío, fuera deudor suyo  (el sacerdote Práxedes Zarandieta),  ya fallecido,  “que en Santa Gloría se haya, mientras no lo demuestre en su competente forma”.

Al parecer, el Sr. Casanova, justificaba que al enterarse de que obraba en poder del Padre Figuereo “alhajas y otros objetos de aquella pertenencia”, se dispuso como uno de tantos herederos del finado a gestionar el derecho que según él, le correspondía.

Por el contenido del texto, se denota las diferencias personales que arrastraban y que dieron a este escrito: “La hidrofobia que en todos tus actos relacionados con mi persona te devora, ¿es por ventura causa de creerme con autoridad suficiente para haberte traído de Cura a esta Parroquia, y llevado después a la de Santa Olaya? No, y mil veces no, pues todo es obra de la Providencia. Valgo yo muy poco para hacer lo que la mayoría de esta población considera de gran importancia pues de este modo se ven libres de que dirija la Educación Cristiana, quién no se puede reprimir los ímpetus contrarios a la bondad mansedumbre de un Ministro del Señor”. Continuaba diciendo: “Nada no creas que yo tuviera la menor participación en ello, como ya te dije en cierta ocasión que tu violento carácter me llamó Caín y de ello te vanagloriaste cuando yo te perdonaba confesándolo al hoy Eminentísimo Sr. Cardenal”.

Al mismo tiempo dejaba a entrever que esta actitud podía haber sido alentada por persona de su familia a la que según él, el cura le había proporcionado un rato de solaz con los chistes que le atribuían,  y afirmaba: que llegaría el día que lo reconociera, que no lo debían haber permitido,  y que todo fuera por amor a Dios.

La respuesta del Padre Antonio a Casanova no se hizo esperar, y al día siguiente el 8 de enero de 1906,  remite su escrito desde San Juan del Puerto cargado de ironía  “Queridísimo Manolo: He recibido tu grata carta al estilo del Kempes y que como todas tus cosas me edifican por tu piedad y caridad cristiana”, aceptando la decisión de reclamar las  16 Ptas. que le había tocado en la herencia de su tío Don Práxedes “al fin tendrás un recuerdo del que tanto te quiso y de mí que tanto te quiero” .

Por su respuesta, intuimos, que (las alhajas y otros objetos de aquella pertenencia)  a las que Casanova se refería, no eran otras que la píxide o ciborio que Don Práxedes usaba en sus misas. “El Cáliz que por iniciativa de tu prima Pilar me regalaron para que aplicara misa por el alma del difunto cura,  las misas de San Gregorio, las misas cantadas de todos los meses, ese Cáliz te repito lo pongo ahora a tu disposición por si alguno de tus hijos quiere seguir la carrera de la iglesia (Dios lo permita) porque si salen al padre serían Apóstoles que es lo que se necesita en estos calamitosos tiempos, sacerdotes santos hijos de padre santo de carácter dócil, de índole humilde, benéfico, caritativo que todo lo da a los pobres”.

Al mismo tiempo, respecto a su salida de la Parroquia, afirmaba que  decía muy bien que su salida fue providencial, porque hasta entonces no se vieron libres los pobres de Isla Cristina de tener que pagar hasta doscientos reales por mi consejo paterno,  y que tú,  en tus entrañas de padre de los pobres y buen cristiano lamentabas en lo más hondo de tu pecho”, y  le informaba,  que con esta fecha le escribía también a su primo Diego para que le entregara esas pesetas que habían querido dejarle y las repartiera entre los pobres de su antigua Parroquia de La Redondela, “donde tú tanto bien haces, dónde tanto te quieren, donde tienes un altar en cada corazón y un tabernáculo en cada pecho,  donde tu memoria será eterna debido a tu caridad inagotable como el océano”.

Concluye con un deseo: “Adiós Manuel, consérvate bueno, mis cariñosos recuerdos a todos los tuyos y encomendándome a tus oraciones más poderosas, que los brazos de Moisés manda a tu Afmo. SS y humilde capellán”.   

Algunos detalles nos llaman la atención en  este conflicto personal  y que ha quedado plasmado en las comunicaciones que se intercambiaron, así como la rapidez del sacerdote a responder en menos de 24 horas dado los tiempos que corrían, posiblemente,  se le hubiera entregado en mano en Isla Cristina y la respondiera,  ya desde San Juan del Puerto, al día siguiente,  donde ejercía como párroco.

No deja de ser una anécdota y que según las anotaciones que hemos podido recabar por una tercera persona1,  el conflicto pudo surgir,  cuando el mismo año del fallecimiento del Padre Práxedes Zarandieta en 1895, el Rvdo. Padre Antonio Figuereo, predicó la misa en la función en honor de los Dolores de Isla Cristina y el Sr. Manuel Casanova, lo acusó de quedarse con los derechos del sermón que él los consideraba suyos así como el importe económico.

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1.- Copia de las cartas, así como la anotación, que guarda uno de los  descendientes de la tercera persona que las custodió. 

jueves, 1 de septiembre de 2022

JUAN BAUTISTA RUBIO SANTAMARÍA, PADRE DEL FUNDADOR DE LA HIGUERITA.

Artículo publicado en el periódico La Higuerita 1-9-2022

Portada de la escritura a favor de don Juan Bautista Rubio Santamaría

El 13 de febrero de 1915, veía la luz la primera edición del periódico LA HIGUERITA, fundado por el isleño Juan Bautista Rubio Zamorano, hijo de Juan Bautista Rubio Santamaría y de Antonia Zamorano Columé.

Con el afán de averiguar las raíces de Bautista y cuadrar algunas piezas y detalles, emprendimos la búsqueda de los ancestros de este personaje tan curioso y peculiar, que si así lo fue, “de casta le vino al galgo”, ya que el Sr. Rubio Santamaría, su padre, merecía también un estudio a su figura.

Juan Bautista Rubio Santamaría, nació en Relleu, (Alicante) en la comarca de la Marina Baja, en 18571 de profesión comerciante, y falleció en Isla Cristina el 2 de mayo de 19082 a la edad de 51 años.

Se desconoce concretamente cuando pudo llegar a Isla Cristina, pero sí sabemos que lo hizo a caballo, ya que se dedicaba a la venta de especias, hospedándose en la posada de Isabel Yáñez Rodríguez, que anteriormente había sido de su cuñada, la viuda de Miguel Yáñez Rodríguez y desde allí, recorría los pueblos vecinos vendiendo dichas especias3.

En esos menesteres del comercio, es donde conoce a su futura esposa Antonia Zamorano Columé, natural de Isla Cristina que nació el 29 de junio de 18494 y que falleció a los 72 años el 25 de septiembre de 19215.

Antonia quedó viuda en primeras nupcias de Juan Virella López en 1876,  cuando contaba 27 años de edad, dejándola con una hija de pocos meses. Vivía en una casa de su propiedad en la calle Gómez Jaldón, nº 23 (hoy Del Prado) que heredó de sus padres José Francisco Zamorano Rodríguez y Antonia Columé Arbucias.

Al enviudar, se encontró casi sin recursos económicos y su hermano, el empresario y pudiente Juan Zamorano Columé, casado en segundas nupcias con Hermenegilda Soler Barcia (sobrina de Roque Barcia Martí y padres de Gildita) le instaló en su domicilio una tienda de comestibles con la que poder subsistir que hacía esquina con la calle Astilleros. Las coincidencias del destino hicieron que Juan Bautista visitara la tienda de Antonia para venderle sus especias y se continuaran viendo, también lo hacían a través del patio de la casa de ella y el corral de la Posada de los Yáñez con la que lindaba en la misma calle Gómez Jaldón nº 21 (donde actualmente está ASIDEM).

Anuncio insertado en la Guía General de Huelva y su Provincia de 1917

Desconocemos la fecha del enlace matrimonial, pero sí sabemos que el Bazar Bautista se fundó en 18826 en la propiedad de Antonia, por tanto, si se pudieron casar en 1881, él tendría 24 años y ella 32, enclavando su residencia en la casa anexa al Bazar7. De este matrimonio nacieron cuatro hijos: en 1883 Josefa Ramona y Antonia (mellizas), en 1887 Juan Bautista (fundador del periódico La Higuerita) y en 1889 Enriqueta.

Se le conocen algunas anécdotas8 que mostraban su gran personalidad. El primer encuentro con Antonia, cuando fue a venderle sus especias,  resultó  bastante desafortunado, él pidió un vaso de agua para beber que accidentalmente cayó al suelo rompiéndose, la reacción de ella fue reñirle severamente, no queriendo escuchar sus disculpas ante lo cual, le pidió otro vaso de agua que en esta ocasión,  arrojó de forma intencionada al suelo partiéndose en mil pedazos. Otra de las anécdotas cuenta que tras muchos años fuera de su tierra de origen, decidió ir a visitar a una hermana que allí había dejado. Cuando llegó a la puerta de la casa encontró a una muchacha joven que barría y que él supuso que era su sobrina ya crecida, le pidió un vaso de agua, preguntó por la familia y cuando se informó bien, se marchó sin identificarse. Después les escribió contándoles lo sucedido.  Otra curiosa anécdota, es que cuando viajaba para vender sus especias, y se hospedaba en las posadas, en habitaciones compartidas con desconocidos, portaba en su equipaje un tricornio que colocaba de modo que se viera para hacer creer que era Guardia Civil, a fin de evitar ser robado.

Juan Bautista Rubio Santamaría, fue un hombre bondadoso, que llegó a ostentar cargo público de concejal en el Ayuntamiento de Isla Cristina y además,  trató a su entenada María del Pilar Virella Zamorano 9-2-1876/23-10-19359, como a una hija propia, y cuando hizo testamento, le legó los mismos bienes que a sus propios hijos de sangre.


Postal del Bazar Bautista 1912

También, destacar la curiosidad sobre un dato erróneo bastante difundido,  sobre una postal del Bazar Bautista que hemos visto publicada en alguna que otra ocasión y  que nada tiene que ver con la Imprenta Bautista, y  que corresponde al año 1912, ya fallecido Juan Bautista Rubio Santamaría y no a 1885 como se ha llegado a  publicar, ya que el personaje más alto que se aprecia en la puerta es su hijo Juan Bautista Rubio Zamorano que ya regentaba el negocio desde la muerte de su padre en 1908, y el niño del triciclo es Juan Bautista Hernández Rubio (nieto, quien posteriormente se convirtiera en empresario y alcalde de Isla Cristina), e hijo de Josefa Ramona Rubio Zamorano.

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1, 4, 5, 6, 9.- Bogarin Díaz, Jesús. 180 Linajes Isleños.

2.-Según Escritura de aceptación de herencia, aprobación y protocolización de operaciones particionales por fallecimiento de D. Juan Bautista Rubio Santamaría y Doña Antonia Zamorano Columé por el notario de Ayamonte Enrique Blázquez Sánchez 26-5-1923.  

3, 8.- Datos facilitados por su hija Enriqueta Rubio Zamorano a miembros de su familia.

6.- Según anuncio insertado en la Guía General de Huelva y su Provincia de 1917.

7.- Según Biedma Viso,  José. Periódico La Higuerita, 15-7-2009. Fotos del ayer,  Imágenes para el recuerdo 167,