Articulo publicado en el periódico La Higuerita 1-10-2022
El niño Laureano Irazazabal durante la entrevista con Gregorio Corrochano, publicada en ABC |
Con la acción militar que
desencadenó en el “Desastre de Annual”, se produjo una de las peores derrotas
que el ejército español sufrió en las diversas campañas que desarrolló en el
protectorado del Sultanato de Marruecos, en el norte de África. La retirada de
la guarnición española de Annual, con el derrumbamiento de la Comandancia Militar de Melilla el día 22 de
julio de 1921, (puesto de mando del que dependían las operaciones militares de
la zona oriental del frente español, bajo la dirección del general Silvestre)
por la fuerte presión del enemigo rifeño, comandado por el caudillo Abd-El
Krim, provocó el colapso de la
estructura de mando y la caída de la moral del Ejército español en esta zona de
operaciones.
Las consecuencias desde el punto de vista político, produjo la dimisión
del gobierno de Manuel Allendesalazar y Muñoz de Salazar en agosto de 1921, siendo sustituido por el de Antonio Maura,
mientras las consecuencias sociales fueron la desmoralización de la ciudadanía
ante la guerra africana, que se extendía desde 1907, pero a su vez, se acentuó
el crecimiento del espíritu nacional y un alistamiento masivo de muchos jóvenes
para combatir en África.
En los carnavales de 1922 una comparsa de Isla Cristina dirigida por
Clemente Rodríguez, “Del Tercio Extranjero” plasmó en una de sus letras este doloroso
suceso histórico, refiriéndose a la posterior batalla que dio lugar a la
reconquista de la zona. En 2001, tuve la suerte y el privilegio de recuperar para la Antología “Carnaval de
Antaño” esta copla que pudimos interpretar aquel mes de
octubre en el desaparecido Teatro Gran Vía y que dejamos perpetuada en una
grabación.
El texto dice así: “Cuánto trabajo costó entrar en Monte-Arruit / para
buscar a Navarro prisionero de Ab-El-Krim. / Se convirtió aquel poblado en un
triste cementerio / de los héroes de España que en el hecho perecieron. /
Encontraron mil cadáveres y a doscientos prisioneros / las calles llenas de
sangre y la bandera en el suelo. / Nuestro general gritaba con rabia y valentía,
/ al mismo tiempo lloraba en ver tan grande carnicería, / le dijo a los
artilleros: Manos al gatillo, bravos leones, / desplieguen en guerrilla por la
derecha los batallones. / La noche, qué tenebrosa noche, / que hasta el cielo
temblaba por los estruendos de artillería / las trincheras volaban/ las cabilas
ardían / y numerosas bajas el enemigo tuvo aquel día/ y salimos victoriosos el
Tercio con valentía”.
Isla Cristina no fue ajena a aquellos acontecimientos que copaban los
diarios nacionales, (incluso aportando
soldados a las batallas), donde la
prensa resaltaba la figura de un niño de 9 años que había sido testigo de la muerte de su padre, capitán del Melilla
59 y la posterior masacre de todos sus hombres.
Su nombre era Laureano Irazazabal y Hevia. Nadie esperaba el levantamiento de las tribus
del Rif, y la guerra le sorprendió cuando se encontraba de vacaciones en la posición de Bu Ermana en Terbiben, acompañando
a su padre, Cándido Irazábal Jaquetot, capitán del Regimiento de Melilla 59 y Jefe de
aquel campamento, en el que estaba con la 4ª compañía del III Batallón.
Dicha posición de los soldados españoles fue asaltada por el enemigo
siendo el pequeño Laureano, herido de bala en el pecho y testigo directo de la
muerte de su padre, siendo posteriormente apresado por los moros. Dris Ben Said, buen amigo de muchos oficiales
españoles, negoció el rescate del niño, trasladándolo en sus brazos, muy débil y enfermo, que fue entregado a los marinos de las
barcazas del cañonero «Lauria1» pudiendo liberar a más personas, y a
quienes acompañó para que fueran evacuados por la Armada desde la fastuosa, y
todavía ensangrentada, playa de Sidi Dris.
El suceso del joven Irazazabal se convirtió en uno de los casos más mediáticos aparecidos en
los periódicos, «el niño que había sobrevivido a Annual», mientras que toda
España seguía muy atenta las noticias del Protectorado, especialmente las del
personal rescatado. Muchas familias
tenían esperanzas de que los suyos estuvieran presos y no muertos.
Tras la publicación en el periódico ABC2 de una entrevista
exclusiva al niño héroe de Annual, Ángel Grinda, en agosto de 1921, lanzó en el periódico ARGOS la idea de
colocar una placa de mármol en las recién inauguradas escuelas a través de
suscripción popular, posteriormente se informó3 “que
se han encargado tres placas, dos de ellas a los señores Andreu y Sanz, de
Valencia, a través de su representante en ésta, Joaquín Nieto Perele, y otra al
marmolista Manuel Gil de Montes, de Huelva”.
Actualmente, una de esas placas realizada en Valencia, fue recuperada
tras una donación realizada a tres directivos de la Asociación de estudios
históricos “El Laúd”, hoy se encuentra
en una de las fachadas del antiguo colegio Ntra. Sra. de los Ángeles (La
Ermita) dando a la plaza Manuel Carrasco de los Santos (Manolito el de los
Santos).
Placa recuperada y que fue sufragada por suscripción popular en 1922 |
Quiero comunicar, que el pasado mes de julio, una persona contactó conmigo para hacerme entrega de una hermosa y artesanal placa de mármol de 51 X 46 cm. de la que él desconocía su procedencia y significado. Su estado de conservación es muy bueno, salvo un golpe que le ha producido una grieta que habrá que subsanar con una pequeña restauración. Tras las averiguaciones realizadas, y tras comprobar la firma, esa centenaria placa, corresponde a una de las dos realizadas por los señores Andreu y Sanz en la C/ Caballeros 12 de Valencia y que fue sufragada por suscripción popular, y que desde este momento, pongo a disposición del Excmo. Ayuntamiento de Isla Cristina para su recolocación en el lugar más idóneo, dónde mejor luzca, para engrandecimiento de nuestra historia y nuestra ciudad.
El general Luís Aizpuru, Ministro de la Guerra, al conocer la historia del niño mártir y héroe Laureano Irazazabal, (herido y victima de guerra, quién había perdido a su padre, y apresado durante 15 días, llevado ante Ab-El-Krim, éste le preguntó: ¿Eres tú el hijo del capitán Irazazábal?, respondiéndole: Sí señor, Y... ¿Tienes miedo? ¿Qué miedo voy a tener si han matado a mi padre?), solicitó la «Medalla de Sufrimiento por la Patria» mediante instancia personal al Rey Alfonso XIII en 1923. La tardanza para este reconocimiento, ya que el suceso ocurrió en 1921 fue debido a que las bajas y desaparecidos durante el “Desastre de Annual” fueron tan grandes que tardaron años en procesar y enumerar todos los caídos, quedando muchos de ellos sin anotar además de los que se ocultaron de ahí el nombre de “Desastre”, una de las páginas más trágicas la historia militar de España. En julio de 1924, en Palma de Mallorca le fue impuesta la medalla por el Marqués de Garantía.
Antes, en 1922, Isla Cristina ya le había
reconocido su gesta, con la colocación de tres placas que perpetuaron su hazaña
y hoy, recuperamos una de ellas.
1.- Según entrevista del semanario ARGOS de 8 de enero de 1922, el
marinero isleño Manuel Joaquín Viega, participó en la recogida de los heridos
más graves donde se encontraba el niño Laureano Irazazabal (El Laúd Nº 10 Agustín P. Figuereo)
2.- Entrevista del corresponsal de ABC Gregorio Corrochano, al niño
Laureano Irazazabal, en Melilla. Publicada el 15 de agosto de 1921
3.- ARGOS de 4 de diciembre de 1922 (El Laúd Nº 10 Agustín P. Figuereo)
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