lunes, 28 de octubre de 2024

LAS DIFERENCIAS DE HISPANOAMERICANO, LATINOAMERICANO, IBEROAMERICANO Y SUDAMERICANO.

                  


Suele ser muy común que oigamos, como se denominan a las personas del continente americano de habla española, como latinoamericanas, un uso que cada vez es más extendido y que está mal utilizado.

Por ello, dejo estás observaciones, por si os pudiera interesar, y cuáles son las diferencias de cada una: Hispanoamericano, Latinoamericano, iberoamericano y Sudamericano.

Hispanoamericano: se refiere al ‘conjunto de países americanos de lengua española’, relativo a la América que fue española.

Latinoamericano: se les llama al conjunto de países del continente americano donde se hablan lenguas derivadas del latín: español, portugués y francés. Esta forma, fue introducida por el interés y el control de los franceses, cuando dominaban España por la ocupación en el siglo XIX.

Para referirse exclusivamente a los países de lengua española es más propio que usemos el término Hispanoamericano y sí se incluye a Brasil, país de habla portuguesa, el término es Iberoamericano.

Sudamericano no es correcto cuando se incluyen a los mexicanos, cubanos y puertorriqueños, etc., o Centroamérica, porque no pertenecen al sur de América sino al norte, al centro o a los países del Caribe.

Espero que nadie se ofenda, y pongamos un poquito de nuestra parte, sobre todo, los que que manejan los medios de comunicación. 

miércoles, 23 de octubre de 2024

UNA MUESTRA, 250 AÑOS

Nota: Artículo recuperado y publicado en el periódico La Higuerita, el 1 de septiembre de 2006

 
Según una anécdota que cuenta Pepe Biedma en su libro “Carnavales de Isla Cristina”, un día, un forastero que visitaba nuestra localidad, se acercó al establecimiento que Marcelino Fernández Concepción “Zoilo”, regentaba en el paseo de los Reyes y le preguntó: “oiga, por favor, ¿sabe usted cuando son los carnavales de Isla Cristina?”, a lo que Marcelino con mucha guasa le contestó: “¡los carnavales, aquí carnaval es todo el año, hombre!”. 

Esta respuesta llena de doble intencionalidad, tiene muchísimas lecturas. No sé, lo que aquel hombre pudo interpretar con aquella magistral respuesta pero, para los isleños, está más que clara; el Carnaval,  no es una fiesta cualquiera en el calendario sino un sentimiento colectivo, una forma singular de  exteriorizar y entender la vida, donde el entretenimiento y la diversión se conjugan perfectamente con un profundo matiz  cultural, donde todo ese cúmulo y amalgamas se conjugan para eclosionar cada febrero. Por eso, desde la “Asociación de Carnaveleros Isleños ACI”,  a la que me digno pertenecer como Vicepresidente,  y acudiendo a la llamada que nuestro Ayuntamiento nos hizo como asociación,  entendíamos que el Carnaval, nuestro Carnaval, no podía faltar en los actos conmemorativos del 250 Aniversario Fundacional de Isla Cristina. 

Puestos manos a la obra y tras un sin fin de reuniones, el pasado sábado día 19 a las 21,00 h. volvían las calles de Islas Cristina, a acoger esa  algarabía llena de un multicolor desbordante que caracteriza a  nuestra Cabalgata, plasmada para esta ocasión en una “Muestra”, muestra que desbordó todas las expectativas tanto en participación como en público. En mi opinión y como dijera nuestro amigo y  presidente Emilio Bogarín, creo que hasta ahora, ha sido el acto que más personas a convocado de todos los que se han organizado para dicha efemérides pues, podríamos contar por miles las  personas  allí congregadas. 

Es verdad, que  esta muestra carnavalesca de nuestra cabalgata,  ha sido un trampolín extraordinario para promocionar nuestros carnavales a todos los forasteros y visitantes que en estas fechas estivales disfrutan de nuestras playas y nuestro clima y, que por circunstancias,  no conocen o no pueden visitar Isla Cristina en febrero pero, también es verdad, que no estuvieron todos los carnavaleros  que debían haber estado, algunos por motivos laborales y otros por que sencillamente no creyeron (gentes de poca fe) o no quisieron estar (ellos se lo perdieron). 

Pocas han sido las voces, pero sí  algunas, las  que al parecer han intentado desestabilizar este proyecto, enviando globos sondas que equivocaban o liaban a la opinión pública, con fechas erróneas  o inventándose una crispación con la organización de las fiestas de la populosa barriada de Punta del Caimán que nunca existieron, a la que desde aquí tengo que agradecer su condicional apoyo a este proyecto y en su nombre, a su presidente Luís Fernández Álvarez,  así como a los vecinos de la Avenida Federico Silva Muñoz que nos cedieron los puntos de luz para conectar la megafonía. 

Nada hubiera sido posible, sin la entrega de todos los grupos participantes en esta cabalgata, “Mushindo Batuca”, “Parece que fue ayer”, “Cachondeo Caribeño”, “Las Matildas”, “Comparsa Increíble”, “Bolando boy bolando bengo”, Murga “Todo por la cabra”, “Vini vidi vini”, la Comparsa Infantil “Desde mi casa al teatro”, “María Figueroa”, “Akungele” “Isla Cristina Guiri tours”, Murga “Por culpa del azuquita”……., “Los últimos en apuntarse”,  “María Antonieta”, “Kasi ke me echao laka killo”, La Asociación “miércoles de Ceniza” con su grupo y Carroza, la ComparsaLa Fábrica” y las Carrozas municipales “250 Aniversario, Aventura, Reinas Infantil y Juvenil con sus respectivas Cortes de Honor”. A todos ellos,  nuestra gratitud, por conseguir que este inalcanzable proyecto para algunos hoy sea una realidad consumada, y con una única espectacular  beneficiaria, Isla Cristina. Gracias también  a  “Oli”,  ejemplar  carnavalero isleño y a su equipo, a quien vimos nervioso, expectante y entregado con nuestra causa, su causa y que nos hicieron sentirnos más isleños aún, también a la Policía Local y a Protección Civil. 

Isla Cristina, desde sus orígenes es sinónimo de carnaval, por eso, podemos sentirnos orgullosos de haber sido participes en estos 250 años de haber  escrito páginas de la historia de nuestra Ciudad y con nuestra aportación a dicha efemérides,  honrar la memoria del Zoilo, Clemente, Horacio Noguera, El Mellizo. El Cadáver, El Patitas, El maestro Cervantes de la Vega, Milá, Carmelo El Vergüenza, Juan Figuereo, Miguel Montera, Alonso, Borrero, El Hormiga, Juan Andrés, Joselillo el Cabo Tambor, El Marqués, Claudio Núñez, Jerónimo López, Luís El Carbonero, Cayetano Delgado, Rita Arnau, Manolo Cabot, José Frigolet, Rafael Flores y el del Lunar, El Choquito, El Mata, Bartolo Beltrán y un sin fin de isleños que se me haría difícil de enumerar y que estuvieron  presentes ese día, junto a nosotros y en nuestros corazones.

Según una anécdota que cuenta Pepe Biedma en su libro “Carnavales de Isla Cristina”, un día, un forastero que visitaba nuestra localidad, se acercó al establecimiento que Marcelino Fernández Concepción “Zoilo”, regentaba en el  paseo de los Reyes y le preguntó: “oiga, por favor, ¿sabe usted cuando son los carnavales de Isla Cristina?”, a lo que Marcelino con mucha guasa le contestó: “¡los carnavales, aquí carnaval es todo el año, hombre!”. 

Esta respuesta llena de doble intencionalidad, tiene muchísimas lecturas. No sé, lo que aquel hombre pudo interpretar con aquella magistral respuesta pero, para los isleños, está más que clara; el Carnaval,  no es una fiesta cualquiera en el calendario sino un sentimiento colectivo, una forma singular de  exteriorizar y  entender la vida, donde el entretenimiento y la diversión se conjugan perfectamente con un profundo matiz  cultural, donde todo ese cúmulo y amalgamas se conjugan para eclosionar cada febrero. Por eso, desde la “Asociación de Carnaveleros Isleños ACI”,  a la que me digno pertenecer como Vicepresidente,  y acudiendo a la llamada que nuestro Ayuntamiento nos hizo como asociación,  entendíamos que el Carnaval, nuestro Carnaval, no podía faltar en los actos conmemorativos del 250 Aniversario Fundacional de Isla Cristina. 

Puestos manos a la obra y tras un sin fin de reuniones, el pasado sábado día 19 a las 21,00 h. volvían las calles de Islas Cristina, ha acoger esa  algarabía llena de un multicolor desbordante que caracteriza a  nuestra Cabalgata, plasmada para esta ocasión en una “Muestra”, muestra que desbordó todas las expectativas tanto en participación como en público. En mi opinión y como dijera nuestro amigo y  presidente Emilio Bogarín, creo que hasta ahora, ha sido el acto que más personas a convocado de todos los que se han organizado para dicha efemérides pues, podríamos contar por miles las  personas  allí congregadas. 

Es verdad, que  esta muestra carnavalesca de nuestra cabalgata,  ha sido un trampolín extraordinario para promocionar nuestros carnavales a todos los forasteros y visitantes que en estas fechas estivales disfrutan de nuestras playas y nuestro clima y, que por circunstancias,  no conocen o no pueden visitar Isla Cristina en febrero pero, también es verdad, que no estuvieron todos los carnavaleros  que debían haber estado, algunos por motivos laborales y otros por que sencillamente no creyeron (gentes de poca fe) o no quisieron estar (ellos se lo perdieron). 

Pocas han sido las voces, pero sí  algunas, las  que al parecer han intentado desestabilizar este proyecto, enviando globos sondas que equivocaban o liaban a la opinión pública, con fechas erróneas  o inventándose una crispación con la organización de las fiestas de la populosa barriada de Punta del Caimán que nunca existieron, a la que desde aquí tengo que agradecer su condicional apoyo a este proyecto y en su nombre, a su presidente Luís Fernández Álvarez,  así como a los vecinos de la Avenida Federico Silva Muñoz que nos cedieron los puntos de luz para conectar la megafonía. 

Nada hubiera sido posible, sin la entrega de todos los grupos participantes en esta cabalgata, “Mushindo Batuca”, “Parece que fue ayer”, “Cachondeo Caribeño”, “Las Matildas”, “Comparsa Increíble”, “Bolando boy bolando bengo”, Murga “Todo por la cabra”, “Vini vidi vini”, la Comparsa Infantil “Desde mi casa al teatro”, “María Figueroa”, “Akungele” “Isla Cristina Guiri tours”, Murga “Por culpa del azuquita”……., “Los últimos en apuntarse”,  “María Antonieta”, “Kasi ke me echao laka killo”, La Asociación “miércoles de Ceniza” con su grupo y Carroza, la ComparsaLa Fábrica” y las Carrozas municipales “250 Aniversario, Aventura, Reinas Infantil y Juvenil con sus respectivas Cortes de Honor”. A todos ellos,  nuestra gratitud, por conseguir que este inalcanzable proyecto para algunos hoy sea una realidad consumada, y con una única espectacular  beneficiaria, Isla Cristina. Gracias también  a  “Oli”,  ejemplar  carnavalero isleño y a su equipo, a quien vimos nervioso, expectante y entregado con nuestra causa, su causa y que nos hicieron sentirnos más isleños aún, también a la Policía Local y a Protección Civil. 

Isla Cristina, desde sus orígenes es sinónimo de carnaval, por eso, podemos sentirnos orgullosos de haber sido participes en estos 250 años de haber  escrito páginas de la historia de nuestra Ciudad y con nuestra aportación a dicha efemérides,  honrar la memoria del Zoilo, Clemente, Horacio Noguera, El Mellizo. El Cadáver, El Patitas, El maestro Cervantes de la Vega, Milá, Carmelo El Vergüenza, Juan Figuereo, Miguel Montera, Alonso, Borrero, El Hormiga, Juan Andrés, Joselillo el Cabo Tambor, El Marqués, Claudio Núñez, Jerónimo López, Luís El Carbonero, Cayetano Delgado, Rita Arnau, Manolo Cabot, José Frigolet, Rafael Flores y el del Lunar, El Choquito, El Mata, Bartolo Beltrán y un sin fin de isleños que se me haría difícil de enumerar y que estuvieron  presentes ese día, junto a nosotros y en nuestros corazones.


martes, 22 de octubre de 2024

MI COLABORACIÓN EN EL PROGRAMA "CARNAVALEANDO" DE RADIO ISLA CRISTINA.

El pasado lunes 22 de octubre, fui invitado a participar en el programa "Carnavaleando" que dirigen Jesús Hermoso y Toni Riego en Radio Isla Cristina. Hablamos de muchas curiosidades relacionadas con el Carnaval de Isla Cristina y su historia.   



Si no lo pudiste oír, os dejo un enlace directo con el mismo:  CARNAVALEANDO CON PACO GONZÁLEZ 

jueves, 17 de octubre de 2024

LOS OLORES DEL CARMEN

Artículo recuperado,  publicado en la Revista de las Fiestas de Carmen 2003


 

Cuando se acercan las Fiestas del Carmen, un olor especial inunda mis sentidos, retornándome, hasta una época llena de añoranzas y de recuerdos infantiles. 

El olor a gasoil que impregnaba la ropa azul de mi abuelo Cristóbal y que aún después de jubilado, siempre desprendió su piel curtida por toda una vida de desvelos dedicada a la mar, en la sala de maquinas de aquellos barcos que pescaban en la zona de Agadir. Es ese, el olor que rememoro al llegar estos días, pues de niño, me llevaba a arrancar el motor de un barco que se llamaba “Virgen del Carmen”, a encender las luces y llenar la presión de las botellas de aire, que al paso de la patrona de los marineros, a quien siempre tuvo una gran devoción, las hacía sonar hasta agotarlas, entre la alegría de aquel chiquillo que quedó marcado para toda la vida con la visita de la Virgen y la devoción autentica que mostraban aquellos viejos pescadores hoy, desaparecidos. 

También, el olor a sal, que desprendían las redes secas en la draga de las calderas, entre las que sobresalía, la figura desgastada de mi otro abuelo Rafael, quién tuvo el honor de portar la vara de la Virgen durante la procesión, al serle concedido el Homenaje al Marinero, por toda una vida de lucha y entrega. Hombre temperamental y sin infancia, que intentaba ocultar sus  muestras de fe, emocionándose con gran facilidad cada vez que la Virgen del Carmen recorría las calles y sus ojos se iluminaban y humedecían mientras trataba, avergonzado, de esconder sus nobles sentimientos.

 Pero este Carmen de 2003, llegará con un nombre muy presente  en la mente y el corazón  de todos los isleños: el de Agustín García Cazorla y el de toda su familia, compañeros inseparables de la angustia y la oración. 

Y,  volverá ese momento cumbre y sublime de la fiesta, cuando esa Virgen Chiquita que anida en nuestro corazón, la Estrella de los mares, que como Patrona y Capitana, subirá en uno de nuestros barcos pesqueros, para mirarse en el espejo de plata de nuestra ría, bendiciendo sus aguas, desde la pescadería a la barriada hermana  de  Punta del Moral, en memoria de aquellos centinelas que encontraron la vida eterna bajo su manto protector, para el disfrute de nuestros observadores ojos, en ese instante gozoso y emotivo lleno de fervor popular, en el que las gentes se arremolinan en torno a Ella, mientras los pescadores y costaleros,  se unen en una piña fusionados en un solo corazón para alzarla al cielo, llevándola  a cada uno de los barcos amarrados a puerto y la paseen por la “Lota”, donde las sensaciones interiores florecen entre las sirenas y el color rojo intenso de las bengalas, el impresionante crepúsculo del atardecer, las explosiones multicolores y los estruendos de los cohetes. 

Isla Cristina, ya no es aquella que se echaba a vivir la fiesta intensamente, desde por la mañana en la caseta, la de las carreras de cintas del desaparecido Pepe Cañavate, la de las calles de arena, la de las casitas bajas y sencillas de encalada blancura en las azoteas y paredes deslumbrantes, de vecinos sentados en las puertas de sus casas, la de los estrenos en la víspera y las rozaduras en los pies, la de las filas interminables de velas en la procesión y escapularios carmelitas colgados al cuello a la altura del pecho. Isla Cristina, hoy es una ciudad moderna que ha evolucionado, que ha cambiado en su fisonomía y algunas de sus costumbres y que mira al futuro con alegría sin querer desprenderse de su pasado, con una buena calidad de vida y que a veces esto, hace que nos olvidemos de nuestra raíces y valores culturales, hasta tal punto, de acordarnos de la Virgen, sólo, en momentos de apuros y verdadero peligro. Pero aún así, se sigue y seguirá oyendo ese grito hondo y sentido del pescador que vitorea el nombre de la Stma. Virgen del Carmen con la desgarrada y autentica serenidad de su alma. 

Que así se perdure en el tiempo  y nuestros nietos lo cuenten. 

lunes, 14 de octubre de 2024

FESTIVAL CORAL DEL ATLÁNTICO



Finalizó la XXXVII edición del Festival Coral del Atlántico, quizás, de uno de los festivales en su especialidad más longevos de Andalucía y que a lo largo de su historia,  con sus altibajos, ha aglutinado lo mejorcito de la música polifónica de España, alcanzando, y gracias al empeño exclusivo de los directores, las corales isleñas y del Ayuntamiento, que lograron convertirlo en un referente y una cita obligada para  los amantes de la música y la cultura en la provincia de Huelva.

El mayor éxito de este festival, siempre fue, ha sido y será,  la asistencia del público que abarrota el templo de Ntra. Sra. de los Dolores cada función,  arropando a las agrupaciones, en este preludio otoñal que casi coincide  con el puente del Pilar y el día de la Hispanidad,  convirtiéndolo en un atractivo turístico-cultural.

En tiempos ha, cuando corría la moneda, este Festival Internacional, permitía que los hoteles y restaurantes funcionaran, ya que hospedaban a los participantes generando economía en la localidad, se les organizaban  rutas visitables, comían en restaurantes y se fomentaba a través de la música un intercambio cultural.

Actualmente, y por razones obvias, nada es igual, salvo que a trancas y barrancas se continúa celebrando por el pundonor de los coralístas isleños, verdaderos artífices de este logro,  que consigue año tras año atraer aficionados y visitantes de diferentes partes de la geografía comarcal, así como acompañantes de otras corales, que se desplazan para disfrutar  llenando diariamente el templo.

Isla Cristina, puede presumir sin complejos, de muchas cosas, y una de ellas es el gran sentido musical y la gran afición a la música que atesora,  y por ende, a la organización del Festival Coral del Atlántico, un referente para toda la provincia de Huelva y de Andalucía.

Quienes no lo entiendan así, están ciegos o miopes.

La política tiene que servir para sembrar y engrandecer a los pueblos, un festival único, de estas características en Andalucía, no puede seguir viviendo de espalda a las realidades institucionales provinciales y regionales.

Tenemos un marco incomparable, gracias a la cesión que realiza el Obispado de la Diócesis cada año para su celebración, unas corales propias magníficas, que realzan con sus repertorios y engrandecen el nombre de Isla Cristina y la provincia, allá donde van, además, de un selecto elenco de formaciones musicales, cada vez menos,  que vienen desde los diferentes lugares de la geografía a mostrarnos su arte.

Sé muy bien de lo que hablo, no he faltado casi a ninguna edición como público y también como coralísta, y tuve el honor de presidir su organización durante dos ediciones, dos años de verdadero sufrimiento e ingratitudes,  en la que no había dinero ni para comprar las estatuillas que se entregan, símbolos del festival, pero que pudimos sacar adelante.

El Festival Coral del Atlántico, que organiza el Ayuntamiento de Isla Cristina, con la participación imprescindible de las corales isleñas, es un lujo para nuestra localidad, la provincia de Huelva y Andalucía, no permitáis que el ego, los celos y la vanidad así como los intereses espurios o políticos acaben con él.

Felicidades a la Coral Polifónica Isla Cristina, a la Coral Stella Maris de Torre del Mar (Málaga) única participante invitada) a la Coral de Voces Blancas "Isaac Cueto Burgos" y a la Coral Padre José Mirabent, al Ayuntamiento y como no, a nuestro párroco Don Gregor Kozar. 

miércoles, 9 de octubre de 2024

EL ALTO RELIEVE DE LA VIRGEN DEL MAR

 Articulo recuperado y publicado en la Revista de las Fiestas de la Virgen del Mar en Punta del Caimán de Isla Cristina en 2006.

 

Cuando en la populosa barriada de la Punta del Caimán, se conmemora el 25 Aniversario de las fiestas en honor de Ntra. Sra. del Mar, quisiera, traer a las páginas de esta revista, una reseña histórica que aunque pasa desapercibida para muchos de nosotros, no deja ser importante y es digna de ser conocida por todos. 

Me refiero a la imagen de la Virgen del Mar, que preside los bajos del edificio Monteduna, donde estuvo la anterior Iglesia. 

Dicha imagen, fue una donación personal de Don Juan Ruiz, (de profesión practicante),  esposo de Dña. Mari Tere Mirabent Feu a la Parroquia, siendo encargada al escultor isleño D. Carlos Silva Escobar. 

Dada la provisionalidad de dicha parroquia en aquellos momentos de su inicio y aconsejado por el párroco de entonces Don Manuel Gómez Orta, el escultor, concibió y realizó  este alto relieve, para que un futuro, cuando la futura iglesia fuera construida presidiera la torre del campanario, de ahí la posición de la Virgen que aparece con los pies de puntillas para que pudiera ser observada desde abajo hacia arriba, ganando volumen y toda la importancia en su rostro y el de su hijo Jesús. 

 Modelada en barro y posteriormente vaciada en escayola, se realizó esta preciosa obra de arte en cemento. Fue terminada el 24-10-1973 con unas dimensiones de 1,58x1, 23cm. La pátina primitiva imitaba al barro cocido, apareciendo con una tonalidad mate y muy artística, que se ha perdido con el paso  del tiempo por el deterioro y la aplicación por algún devoto que, con buena intención pero sin ningún conocimiento ha aplicado productos no apropiados de un carácter doméstico y sin rigor técnico, perdiendo su color original. 

La devoción que de unos años acá se ha expandido por toda Isla Cristina, ha permitido que dicha imagen, sea un lugar importante en el corazón de los devotos a la Virgen del Mar, pues, siempre es visitada y donde además, nunca faltan las flores frescas como ofrenda del amor sencillo que los hombres y mujeres de la Punta del Caimán, profesan a su Madre. 

viernes, 4 de octubre de 2024

BAJO EL ANTIFAZ


Artículo recuperado y publicado en la Revista Oficial de la Semana Santa de Isla Cristina 2002


 Acabábamos de rezar la tradicional oración de hermandad, cuando la puerta se abrió de par en par y el murmullo expectante de la muchedumbre se hizo silencio.

 Una nube de incienso, formaba una cortina translúcida de humo que se esparcía por todo el templo y que huía hacia fuera,  inundando el cielo de Isla Cristina e impregnándolo todo de su aromático perfume. La Cruz de guía presidía  y se adueñaba del dintel de la puerta principal de la parroquia,  inicio de aquel cortejo, que pronto volvería a pisar suelo isleño, después de todo un año de espera. Y, entre tanto recogimiento, un estruendo  ensordecedor,  frío y seco, me hizo estremecer, al mismo tiempo que  el paso, donde el Dios Hombre se hallaba, se elevaba impulsado por el esfuerzo cervical y unánime de los costaleros, atendiendo a  la voz firme e imperiosa de su capataz, mientras,  se desplazaban lentamente enfilando la salida. 

           Comenzaron a andar los nazarenos con sus largos cirios encendidos y tras el Señor,  un mar de velas se agolpaban alumbrando los desvelos, las oraciones, los ruegos y peticiones de un pueblo que esa noche, no quiso dejar solo a Cristo en su agónico peregrinar hacia el Gólgota. El olor a clavel se hizo  patente más aún, cuando los zancos del paso volvieron a tierra  y la suave brisa marinera, desplegaba su cálido aroma casi, como acariciándonos. Milimétricamente y después de una ardua maniobra,  abandonábamos  la iglesia ante la atenta mirada de todo el público expectante. Algunos, curiosos y observantes, otros, con la oración en los labios  y  extasiados ante la belleza plástica de quién quiso sufrir como un hombre siendo encarnizado para la redención del mundo. Y de pronto, el aire se llenó de un lamento desgarrado que penetraba en mis sentidos como una flecha, saeta que cruzaba la noche, la oración del pueblo andaluz sonaba a gloria  desde un rincón cualquiera  y sin poder contener la emoción,  el gentío allí reunido,  aplaudía  fervorosamente lleno de entusiasmo,  incluso antes de que acabaran los últimos compases, rompiéndose  ese mágico momento al que fui transportado.

            Pasaron los penitentes entre el estremecedor ruido de las cadenas y el penitencial peso de las cruces. Los niños a los que observé desde mi privilegiada  posición en el cortejo,  miraban asustados a sus padres y abuelos mientras, señalaban con sus manitas, a los pies descalzos de los que se martirizaban, aún más,  en su anónima estación de penitencia, con un pesado madero. Y a lo lejos, escoltada por las luces esplendorosas y destellantes de las velas de la candelería, asomaba la belleza inconfundible y majestuosa de la Virgen en su hermoso paso de palio, rompiéndose de nuevo, ese silencio en el que la Virgen llora, al compás de las bambalinas, tan armónico, como si fuera el acorde musical de una marcha procesional.

           Junto a mi lado, una anciana se santiguaba y  rezaba  entre dientes, sin perderle la mirada  al Señor y en su rostro, denoté un agónico lamento peticional, que solo Dios,  entendería en aquellos momentos.

            La noche fue avanzando y la procesión llegó a su fin. De vuelta a casa, cansado pero con un universo de sensaciones vividas bajo mi túnica y antifaz de nazareno, continué observando a la gente,  pocos se percataron de ello y en sus rostros, denoté, que un soplo de esperanza, iluminaban a esos ojos que antes acompañaron, imploraron, rezaron y agradecieron, al ver pasar al Señor y a su Santísima Madre, tras abandonar su Templo Sagrado,  para acercarse más nosotros en una catequesis que se renueva cada primavera..    

 

miércoles, 2 de octubre de 2024

EL AYER Y EL HOY EN LAS CUADRILLAS.

Artículo recuperado, y que publiqué en 2003 en la Revista Oficial de la Semana Santa de Isla Cristina.

Cuadrilla de costaleros de Ntro. Padre Jesús del Gran Poder 1983


Al estruendo seco del llamador, el paso se eleva y avanza lentamente de costero a costero, impulsado por el esfuerzo cerviz y acompasado de los hombres que calzan bajo él.

Este hermoso espectáculo que revivimos constantemente durante todo el recorrido y que marca el devenir de la procesión, ha sido quizás, uno de los revulsivos que nuestra Semana Santa ha experimentado en los últimos años, pero no siempre fue así.

Desde la década de los años 20 del siglo pasado, los pasos de las Hermandades históricas de Isla Cristina, tanto las constituidas canónicamente como las que no; los de Ntra. Sra. de los Dolores, Gran Poder, Santo Entierro o Cristo de la Vida, fueron portados a la tradicional y antigua usanza gaditana, es decir: sobre el hombro, en andas o parihuelas, de manera improvisada, sin ensayos previos y utilizando para su descanso  y sostenimiento en el suelo, cuatro horquetas que apoyaban los cargadores en las cuatro esquinas de las andas.

Tras el paréntesis producido por la contienda bélica española (1936-1939) donde los dos templos locales fueron profanados y saqueados, las hermandades isleñas que fueron refundadas, así como las de nueva creación (Flagelación, Cautivo, Mulita y Buena Muerte), continuaron siendo portados en sus salidas -algunos desde fuera y otros desde dentro-, al estilo de los cargadores gaditanos, influencia esta, dada la cercanía por mar y los vínculos marineros y pesqueros de nuestra ciudad con la provincia de la "Tacita de Plata". Para tal menester se reclutaban a los hombres de "la coya" (descargadores de los muelles), que cumplían su cometido, previo el pago estipulado por el mecenazgo de algún que otro Hermano Mayor o miembro pudiente de las diferentes Juntas de Gobierno y quienes, para guardar sitio, anudaban un pañuelo en el costero donde más tarde habrían de cargar. En este periodo, los pasos tuvieron que ser agrandados.

Es en 1957, y tras el estreno del paso del Stmo. Cristo Yacente, cuando aparece la primera cuadrilla de costaleros (profesionales venidos de Huelva capital), que duró aproximadamente casi una década con grandes altibajos hasta su desaparición. Y es a partir de 1981, cuando la primera cuadrilla de Hermanos costaleros isleños, es introducida  en nuestra Semana Santa al mando de Francisco Eugenio como capataz  y portando la imagen de Ntro. Padre Jesús del Gran Poder, después de un largo periodo de decaimiento económico de los mecenas, de abandono y desidia que llevó a las mismas a adaptar los tronos con las antiestéticas ruedas para su desplazamiento salvándose así, las salidas procesionales y, aunque no nos guste a los cofrades este sistema de las ruedas, casi con total seguridad tenemos que reconocer que fue la supervivencia y evitó la desaparición de nuestras cofradías, al facilitar el cumplimiento con uno de los puntos más importantes de las reglas como es la salida y la protestación pública de fe en la calle. Por desgracia, solo una cofradía isleña continúa procesionando por este feo pero necesario sistema ante la dejadez y falta de interés de unos o la soberbia y tozudez de otros ¡no lo sabemos!. Es en 1991 cuando la mujer reivindica un lugar también como costalera, formándose una cuadrilla para portar a la preciosa imagen de la Stma. Virgen de la Soledad, que desde su fundación en 1975, lo venía haciendo a ruedas y que nos llega hasta hoy, aunque, al mando de un hombre como capataz.

Actualmente y en nuestros días, solo el paso de Stmo. Cristo de la Vida conserva aquel estilo primitivo y original de llevar los pasos en nuestra Semana Santa, habiendo introducido los hermanos cargadores, con la diferencia de antaño, en un refinamiento y la sobriedad que caracteriza a esta corporación. Huyendo si cabe, del "asevillanamiento" que todas nuestras cofradías han ido y están tomando desde hace años, estilo que en definitiva nos ha servido de motor para el engrandecimiento, auge y lucimiento de nuestra Semana Mayor.