martes, 17 de mayo de 2022
Momentos Hdad. de Ntra. Sra. del Rocío de Isla Cristina 1977-1978 Familia González Salgado

lunes, 16 de mayo de 2022
LA DEVOCIÓN, FUNDACIÓN E HIMNO A LA VIRGEN DEL ROCÍO EN ISLA CRISTINA.
Articulo publicado en el Periódico La Higuerita 15-5-2022
Finalizados los cultos preparatorios para la Romería de
Pentecostés 2022, y cuando la Hermandad de Ntra. Sra. del Rocío de Isla
Cristina se encuentra inmersa en los preparativos para su caminar hacia la
aldea almonteña, después de dos largos años de espera, motivados por la
pandemia, en la que el 14 de marzo de 2020 fue declarado el estado de alarma para
la gestión de la crisis sanitaria del COVID-19, y en la que la Stma. Virgen del
Rocío ha permanecido en el pueblo de Almonte desde agosto de 2019, parece que
la vida, lentamente va adquiriendo su normalidad.
La devoción rociera en Isla Cristina podríamos datarla, a finales del siglo XIX y principios del XX,
cuando algunos isleños, de forma individual se postraban a los pies de la
Virgen del Rocío.
Es a raíz de la Coronación Canónica de 1919, cuando se
produce una expansión devocional en el
llamado triangulo del rocierísmo que abarcaba las provincias de Huelva, Sevilla
y Cádiz, donde comenzaron a fundarse
muchas corporaciones rocieras.
Curiosamente, en 1880 se funda la Real e Ilustre Hdad. de
Ntra. Sra. del Rocío de Huelva, y un isleño, Don Manuel Martín Rodríguez, hijo
del empresario armador Don Juan Martín Cabet, se convertiría en un gran
colaborador de la misma, participando y viviendo la romería con dicha
hermandad.
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Bambalinas donadas por Don Manuel Martín Rodríguez en 1908. Con la siguiente descripción en su interior: ”Regalo de un devoto de Isla Cristina 1908”… |
También durante la década de los años 30 o 40, Doña Hermenegilda
Zamorano Soler (Gildita), colocó en el
interior del portal de su casa, dónde se ubicaba la escalera de acceso a la
planta alta, y con entrada por la Plaza de las Flores, un artístico retablo
cerámico de grandes dimensiones y espectacular belleza, que fue retirado antes
del derribo de la vivienda y que al parecer, custodian sus herederos.
No es hasta 1971, cuando comienza a fraguarse la creación de
una Hermandad en Isla Cristina que aglutine ese sentir devocional hacia la
Virgen del Rocío. Isleños y foráneos que llegaron a nuestra localidad desde
otros lugares de la geografía provincial, especialmente del Condado y Huelva
capital, comienzan a reunirse y a dar forma a la futura Hermandad isleña.
Fundada en 1973, son aprobados sus estatutos por el Rvdmo.
Sr. Obispo de la Diócesis de Huelva, Don
Rafael González Moralejo, el 7 de enero de 1974, siendo erigida canónicamente
en la Parroquia de Ntra. Sra. del Mar, parroquia de reciente creación, el 10 de
octubre de 1972, y dirigida
espiritualmente, por el sacerdote Don
Manuel Gómez Orta.
Tras escrito presentado por la secretaría de la hermandad, en
la que se solicitaba el traslado de
sede, el Sr. Obispo, tras las razones aducidas y estando conforme los dos
Párrocos interesados, dio consentimiento para
que la Hermandad del Rocío de Isla Cristina se trasladara a la Parroquia
de Ntra. Sra. de los Dolores, donde
quedó canónicamente establecida el 2 de octubre de 1975.
Durante los cultos preparatorios para la romería de 1976,
durante la sabatina organizada por dicha hermandad, tuvo lugar la inauguración
de la capilla-altar para el Simpecado de la Virgen, (actualmente, hoy puerta de acceso a la Capilla del Sagrario de
la Parroquia) “presentada de una manera
sencilla y sin embargo pletórica de divina belleza”1. Durante
aquel mismo acto, fue escuchado un himno dedicado a la Virgen del Rocío, con
letra de la apreciada y estimada Doña Antoñita Martín Tortosa y la música del
propio Director Espiritual Don Manuel Martín Gil.
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Tarjeta impresa con el himno publicado en 1976 |
Durante los cultos previos a la romería de 1998, coincidiendo
con la conmemoración del 25 aniversario fundacional, Doña Antoñita Martin
Tortosa, a instancias de este que suscribe, reunió a un grupo de mujeres, antiguas
componentes que habían pertenecido a los desaparecidos coros de Acción Católica
e Hijas de María, y que ella misma había
dirigido, recuperando e interpretando una vez más este himno, al que puso letra
y el párroco Martín Gil, dio forma musical,
y que hoy hacemos público.
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Primera página de la partitura del himno a la Virgen del Rocío. |
1.- La Higuerita, 20-6-1976
PD: Cuando ya se había publicado este artículo, durante el traslado de la Stma. Virgen del Rocío, el pasado 29 de mayo, estuve preguntando a las mujeres almonteñas que portan los enseres de la Virgen, sí tenían conocimiento de la existencia de una preciosa jarra de orfebrería, ya que en uno de los traslados tuve la dicha de toparme con ella, pero no la recordaba bien. Todas me respondieron con agrado, y me facilitaron el poder ojearlas.
Al final, ya entrada la tarde, tuve la suerte de
toparme con ella. Me llamó la atención las características y el diseño de una
jarra de plata que portaba una chica, que no era otra que la artista Macarena
de la Torre, estuve conversando un breve momento con ella y su marido, y me
confirmaron lo que presagiaba, la jarra que portaba, y que antes había portado
su madre muchas veces, era una de las
jarras que el isleño Manuel Martín Rodríguez donó a la Stma. Virgen del Rocío
el 17 de Agosto de 1922 en la víspera del Rocío Chico y que este año cumplirá
100 años.
Macarena, me comentó que existía otra exactamente igual.
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Macarena de La Torre portando la jarra donada en 1922 por Manuel Martín Rodríguez |
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Parte del texto que acredita dicha donación. |

domingo, 1 de mayo de 2022
COMPOSICIÓN Y FINES DE LA COMPAÑÍA INFANTIL DE DESEMBARCO DEL GRUPO ESCOLAR “NTRA. SRA. DE LOS ÁNGELES” (COLEGIO DE LA ERMITA)
Artículo publicado en el periódico La Higuerita 1-5-2022
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Los chiquillos de la escuela en la puerta de La Ermita con el uniforme de la Compañía de Desembarco y arropados por la bandera de España. 1922 |
El 15 de
enero del presente año, publicábamos un artículo en La Higuerita titulado:
“Cuando se cumplirán cien años de El Batallón Infantil de Desembarco”.
Hoy, tras
haber recopilado más documentación al respecto, quisiera ampliar algunos datos
que creo, pudieran ser interesantes para el conocimiento de lo que fue en su
momento, y qué fines tenía “La Compañía
Infantil de Desembarco” que se presentó a los isleños durante la celebración de
las fiestas en honor a la Stma. Virgen del Carmen en 1922.
Esta
entidad infantil, formada por niños, estaba constituida por tres secciones,
cada una de ellas al mando de un oficial, que tenía la graduación de alférez de
Navío, (empleo que se asimila al de sargento de las fuerzas de tierra) a cuyas
órdenes inmediatas se encontraban dos maestros, cuatro cabos y veinticuatro marinos.
Además, la integraban una escuadra de gastadores, formada por ocho números al
mando de un cabo; la banda de cornetas y tambores, constituida por ocho de los
primeros y cuatro de los segundos, formando parte de la misma un cabo de
cornetas y otro de tambores, todo bajo la dirección del maestro, que tenía
graduación de maestre.
Esta
agrupación imitaba a las de verdad, la escuadra y banda estaban bajo las
órdenes de un alférez de Navío, el cual se encontraba investido en funciones de
abanderado. El mando de todas estas fuerzas, lo asumía un teniente de Navío,
cuya asimilación a las fuerzas terrestres, tendría el empleo de capitán.
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Jefe: Teniente de Navío Antonio Aponte Martín. Alférez de Navío: Manuel Hernández Rubio Victoriano Aguilera Cabeza Tomás Méndez Escobar Alférez Abanderado: Manuel Cabot Milá |
Todos
estos niños fueron seleccionados entre los 402 alumnos distribuidos en los
cuatro grados con los que contaba el centro, y los empleos y categorías, se
proveían por los meritos contraídos en la propia escuela, siempre que pudieran
ser armonizados con las dotes de mando. En la compañía, se les enseñaba, además
de los movimientos y evoluciones en vigor en la táctica de las tropas de
infantería, la gimnasia sueca, por uno de los tratados más racionales en esta
materia de la época, del profesor Kumlien,
así como las señales de brazos con banderas para comunicarse a pequeñas
distancias, según lo tenía dispuesto nuestra Marina de guerra.
Esta
institución estaba dirigida a la formación y a acostumbrarlos a la disciplina social y el respeto, todos alumnos
del Grupo Escolar de Ntra. Sra. de los Ángeles, y se basaban en los criterios
de que se les hacía fuertes por medio de la gimnasia y los paseos militares, y
se les inculcaba la idea de que para conseguir puestos de honor y distinción,
había que ganárselo por su propio valor; pues ya para ostentar el nombramiento
de ser oficiales, se tenían en cuenta los méritos aportados por cada uno, que fueron
sus reales credenciales. Hasta el punto se llevó este criterio a la práctica,
que a dos de los cuatro oficiales se les
costeó el uniforme, por no encontrarse los padres en condiciones de
realizar dicho gasto.
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Don Juan
Acosta de la Torre, de profesión practicante y alma de la organización
infantil, afirmaba, “que cuando el niño
deja la escuela para dedicarse al aprendizaje de cualquier arte u oficio,
empieza a perder de manera insensible, una parte muy considerable del caudal de
conocimientos con que se le pertrechó en la escuela, a expensas la mayoría de
las veces de muy grandes sacrificios por parte del maestro, el cual ve con
verdadera pena, que toda la labor realizada se pierde sin que dé el fruto que
corresponde a una tarea tan ímproba como la constituida por la enseñanza (…) y
si antes que el niño abandone la escuela, le acostumbramos a concurrir a un
local en donde de forma amena, vayamos reforzando y aumentando conocimientos
adquiridos, si a medida que va creciendo, y con él su gustos, aficiones o
necesidades de saber más, vamos poniendo a su alcance, libros y revistas que le
instruyan y sirvan de alimento a su alma ( pues ya es sabido que no solo de pan
vive el hombre); si más tarde le inculcamos que para hacer frente a las
contrariedades y luchas que la vida trae consigo, no basta solamente ser
honrado, laborioso e instruido, sino que se necesitan muchas más virtudes
colectivas (independientes de las que individualmente posea) que son
indispensables a todo pueblo culto; si por último, le enseñamos a organizarse
socialmente para fines beneficios a la comunidad y con arreglo a las doctrinas
del Crucificado; entonces y sólo entonces será cuando hayamos derrotado a ese
despótico y temible imperio de la incultura”.
Aquellas
sabias y sanas enseñanzas impregnaron el germen a muchos de aquellos niños de
una generación humilde, culta y laboriosa,
que vestidos de soldaditos con sus blanqueadas cabezas rindieron sus
cuerpos a la acción del tiempo, y a este terruño que les vio nacer, teniendo como escenario una alegre plaza del
pueblo y la
multitud en las calles de una Isla Cristina entusiasmada que les aplaudía y que
sellaron con un beso el juramento de fidelidad a la sagrada bandera de la
Compañía Infantil.
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Fuente:
Argos 4-10-1922
