Articulo publicado en el periódico La Higuerita 15-6-2021
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Aeroplano portugués accidentado en 1954. Foto Publicada en Facebook por Fernando Do Carmo |
La prensa antigua, a la que recurrimos a veces para
documentarnos, esconde una gran
información en sus páginas.
Hechos y sucesos que han pasado a la historia, y que al repasarlos nos hacen descubrir y
ampliar el conocimiento, revivir gestas, vicisitudes, circunstancias, acontecimientos y situaciones
desconocidas para las generaciones postreras,
en la que intentamos recuperar del olvido algunas de ellas para rememorar
el conocimiento de la historia.
Tenemos conocimiento de tres accidentes aéreos sin víctimas en
el término municipal de Isla Cristina.
El primero de ellos, fue el aterrizaje de un avión militar publicado
el 10 de mayo de 19341, en la dehesa del Taray, donde aterrizó un
aparato militar pilotado por el capitán Luis Roa Miranda, que iba de Madrid a
Tetuán. El aterrizaje se debió a la falta de combustible, sufriendo el aparato averías
y resultando ileso el piloto.
La prensa local2 es mucho más amplia en la
información, dando algunos detalles importantes del suceso y de las
características del avión “En un trigal
de la Dehesa del Taray próximo a La Redondela hizo un aterrizaje forzoso la
avioneta C.A.S.A 12.87 que quedó con la ruedas hacia arriba y el cuerpo del aparato
hacia abajo y rota la hélice”.
Según nos narra, a su rescate acudieron los Tenientes de la Guardia Civil y del Cuerpo de Carabineros
respectivamente, Antonio Guerrero y José Riera, siendo atendido por el médico
local José Baza Fuentes.
La avioneta procedía de Cuatro Vientos en viaje de inspección
a África, viéndose obligado a tomar
tierra antes de cruzar la mar, al percatarse
de la escasez de gasolina, aterrizando
en un trigal tan alto y frondoso, que al rodar las ruedas de aterrizaje, se empotraron de vegetación dando el aparato
la forzosa vuelta de campana debido a la velocidad que tan rápidamente le hizo
frenar al meterse la hierba en los cojinetes y los ejes de las ruedas, rompiéndose al volcar las aspas de la hélice.
“El aviador por
verdadero milagro resultó solo con erosiones saliendo a rastras de debajo del
aparato, siendo el primero en atenderle el carabinero de “El Hoyo” José Fuentes
y de “El Berdigón” Ángel Martín, por
cierto que el Fuentes le dio a beber un “candié” al capitán aviador, que dijo no saber que era aquel o, pero francamente –dijo- “me lo tome y por
cierto me sentó muy bien”.
Otro suceso3, tuvo lugar en agosto de 1940, cuando
sobre Isla Cristina, un aeroplano militar pilotado por el alférez de
aviación Javier Aladino Peralta, de la
base de Tablada de unos 20 años de edad, sufrió algunas lastimaduras en las
piernas sin otras consecuencias.
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Aeroplano portugués accidentado en 1954. Foto Publicada en Facebook por Fernando Do Carmo |
Destaca la prensa, que
Bartolomé Beltrán, dueño del kiosco “La Perla
del Atlántico” en su bicicleta “avisando a la guardia civil que sin pérdida
de tiempo se personó en el lugar donde estaba el aparato ya vigilado por
fuerzas de carabineros viniendo el piloto con uno de ellos ante el jefe militar
acreditando su personalidad”.
El tercer suceso4
se produjo a la 1 de la tarde del 15 de mayo de 1954. Cuando un aeroplano
sobrevoló Isla Cristina. La curiosidad general observó que su vuelo no era muy
alto, y como repetía y regresaba para
volver a cruzar durante unas tres o cuatro veces más. Cada vuelta venía más
abajo e hizo suponer que el aviador buscaba sitio donde
aterrizar por causas que no aceptaba el público a comprender.
En el sitio “Los Frailes” en pleno campo, un lugar impropio
para ello, produjo una gran polvareda el
aterrizaje violento. Al lugar, se desplazaron muchas personas en moto, en bicicleta y a pié, para curiosear el accidente.
“Después de los
labradores del contorno uno de los primeros en llegar fué don Antonio Pacheco y
a poco el Sr. Brigada de la Guardia Civil don José Jara Roca, con el Guardia Navas a sus órdenes y parejas
de La Redondela y Pozo del Camino……al chocar el avión en tierra,…… tuvo el
acierto el piloto de saltar del aparato,
lo cual –indudablemente- le salvó la vida, resultando solamente con una
herida en la frente, de poca
consideración”.
El joven motorista Enrique Bogarín Cadenas, que fue como curioso al lugar del accidente, fue quién en su motocicleta trajo hasta la
población al aviador, siendo presentado
a las autoridades locales y curado en la casa de socorro.
El aparato había quedado destrozado y con el ala rota por
entero, el piloto, el joven José Mario dos Santos, Cabo 1º
de las Mocedades portuguesas, de un carácter franco, abierto y con la natural alegría por haber
salido ileso, (tuvo la suerte de no ocurrirle nada), siendo agasajado por las autoridades
locales, donde visitó el Ayuntamiento,
el nuevo Templo Parroquial de Ntra. Sara. de los Dolores que se
encontraba en construcción y discurrió por la ciudad, ante la grata acogida de los isleños, en el
Pósito Marítimo un grupo de muchachas cantaron y bailaron aires regionales en
su honor y en todo momento se le ofreció el afecto y la hermandad que une a las
dos naciones que forman la península ibérica.
Al parecer partió de su patria volando a gran altura cuando
se desorientó por carecer de gráficos a tal respecto, y al notar que no tenía gasolina, empezó a buscar sitio donde aterrizar antes de
una caída brusca e inevitable.
La prensa nacional también se hizo
eco de la noticia5 desgranando sus detalles y en la que destacaba,
que el industrial, Sr. Ogarin (Bogarín) rescató al aviador portugués acudiendo “rápidamente con su motocicleta y logró
extraer al piloto del avión en el que se hallaba herido y conmocionado, llevándole a la casa de socorro, donde fue asistido de heridas en la cara y
brazo izquierdo, que han sido
calificadas de pronóstico reservado”.
1.- La Vanguardia,
10-5-1934
2.- La Higuerita, 14-5-1934
3.- La Higuerita
20-8-1940
4.- La Higuerita
17-5-1954
5.- La Vanguardia
15-5-1954