jueves, 17 de octubre de 2024

LOS OLORES DEL CARMEN

Artículo recuperado,  publicado en la Revista de las Fiestas de Carmen 2003


 

Cuando se acercan las Fiestas del Carmen, un olor especial inunda mis sentidos, retornándome, hasta una época llena de añoranzas y de recuerdos infantiles. 

El olor a gasoil que impregnaba la ropa azul de mi abuelo Cristóbal y que aún después de jubilado, siempre desprendió su piel curtida por toda una vida de desvelos dedicada a la mar, en la sala de maquinas de aquellos barcos que pescaban en la zona de Agadir. Es ese, el olor que rememoro al llegar estos días, pues de niño, me llevaba a arrancar el motor de un barco que se llamaba “Virgen del Carmen”, a encender las luces y llenar la presión de las botellas de aire, que al paso de la patrona de los marineros, a quien siempre tuvo una gran devoción, las hacía sonar hasta agotarlas, entre la alegría de aquel chiquillo que quedó marcado para toda la vida con la visita de la Virgen y la devoción autentica que mostraban aquellos viejos pescadores hoy, desaparecidos. 

También, el olor a sal, que desprendían las redes secas en la draga de las calderas, entre las que sobresalía, la figura desgastada de mi otro abuelo Rafael, quién tuvo el honor de portar la vara de la Virgen durante la procesión, al serle concedido el Homenaje al Marinero, por toda una vida de lucha y entrega. Hombre temperamental y sin infancia, que intentaba ocultar sus  muestras de fe, emocionándose con gran facilidad cada vez que la Virgen del Carmen recorría las calles y sus ojos se iluminaban y humedecían mientras trataba, avergonzado, de esconder sus nobles sentimientos.

 Pero este Carmen de 2003, llegará con un nombre muy presente  en la mente y el corazón  de todos los isleños: el de Agustín García Cazorla y el de toda su familia, compañeros inseparables de la angustia y la oración. 

Y,  volverá ese momento cumbre y sublime de la fiesta, cuando esa Virgen Chiquita que anida en nuestro corazón, la Estrella de los mares, que como Patrona y Capitana, subirá en uno de nuestros barcos pesqueros, para mirarse en el espejo de plata de nuestra ría, bendiciendo sus aguas, desde la pescadería a la barriada hermana  de  Punta del Moral, en memoria de aquellos centinelas que encontraron la vida eterna bajo su manto protector, para el disfrute de nuestros observadores ojos, en ese instante gozoso y emotivo lleno de fervor popular, en el que las gentes se arremolinan en torno a Ella, mientras los pescadores y costaleros,  se unen en una piña fusionados en un solo corazón para alzarla al cielo, llevándola  a cada uno de los barcos amarrados a puerto y la paseen por la “Lota”, donde las sensaciones interiores florecen entre las sirenas y el color rojo intenso de las bengalas, el impresionante crepúsculo del atardecer, las explosiones multicolores y los estruendos de los cohetes. 

Isla Cristina, ya no es aquella que se echaba a vivir la fiesta intensamente, desde por la mañana en la caseta, la de las carreras de cintas del desaparecido Pepe Cañavate, la de las calles de arena, la de las casitas bajas y sencillas de encalada blancura en las azoteas y paredes deslumbrantes, de vecinos sentados en las puertas de sus casas, la de los estrenos en la víspera y las rozaduras en los pies, la de las filas interminables de velas en la procesión y escapularios carmelitas colgados al cuello a la altura del pecho. Isla Cristina, hoy es una ciudad moderna que ha evolucionado, que ha cambiado en su fisonomía y algunas de sus costumbres y que mira al futuro con alegría sin querer desprenderse de su pasado, con una buena calidad de vida y que a veces esto, hace que nos olvidemos de nuestra raíces y valores culturales, hasta tal punto, de acordarnos de la Virgen, sólo, en momentos de apuros y verdadero peligro. Pero aún así, se sigue y seguirá oyendo ese grito hondo y sentido del pescador que vitorea el nombre de la Stma. Virgen del Carmen con la desgarrada y autentica serenidad de su alma. 

Que así se perdure en el tiempo  y nuestros nietos lo cuenten. 

lunes, 14 de octubre de 2024

FESTIVAL CORAL DEL ATLÁNTICO



Finalizó la XXXVII edición del Festival Coral del Atlántico, quizás, de uno de los festivales en su especialidad más longevos de Andalucía y que a lo largo de su historia,  con sus altibajos, ha aglutinado lo mejorcito de la música polifónica de España, alcanzando, y gracias al empeño exclusivo de los directores, las corales isleñas y del Ayuntamiento, que lograron convertirlo en un referente y una cita obligada para  los amantes de la música y la cultura en la provincia de Huelva.

El mayor éxito de este festival, siempre fue, ha sido y será,  la asistencia del público que abarrota el templo de Ntra. Sra. de los Dolores cada función,  arropando a las agrupaciones, en este preludio otoñal que casi coincide  con el puente del Pilar y el día de la Hispanidad,  convirtiéndolo en un atractivo turístico-cultural.

En tiempos ha, cuando corría la moneda, este Festival Internacional, permitía que los hoteles y restaurantes funcionaran, ya que hospedaban a los participantes generando economía en la localidad, se les organizaban  rutas visitables, comían en restaurantes y se fomentaba a través de la música un intercambio cultural.

Actualmente, y por razones obvias, nada es igual, salvo que a trancas y barrancas se continúa celebrando por el pundonor de los coralístas isleños, verdaderos artífices de este logro,  que consigue año tras año atraer aficionados y visitantes de diferentes partes de la geografía comarcal, así como acompañantes de otras corales, que se desplazan para disfrutar  llenando diariamente el templo.

Isla Cristina, puede presumir sin complejos, de muchas cosas, y una de ellas es el gran sentido musical y la gran afición a la música que atesora,  y por ende, a la organización del Festival Coral del Atlántico, un referente para toda la provincia de Huelva y de Andalucía.

Quienes no lo entiendan así, están ciegos o miopes.

La política tiene que servir para sembrar y engrandecer a los pueblos, un festival único, de estas características en Andalucía, no puede seguir viviendo de espalda a las realidades institucionales provinciales y regionales.

Tenemos un marco incomparable, gracias a la cesión que realiza el Obispado de la Diócesis cada año para su celebración, unas corales propias magníficas, que realzan con sus repertorios y engrandecen el nombre de Isla Cristina y la provincia, allá donde van, además, de un selecto elenco de formaciones musicales, cada vez menos,  que vienen desde los diferentes lugares de la geografía a mostrarnos su arte.

Sé muy bien de lo que hablo, no he faltado casi a ninguna edición como público y también como coralísta, y tuve el honor de presidir su organización durante dos ediciones, dos años de verdadero sufrimiento e ingratitudes,  en la que no había dinero ni para comprar las estatuillas que se entregan, símbolos del festival, pero que pudimos sacar adelante.

El Festival Coral del Atlántico, que organiza el Ayuntamiento de Isla Cristina, con la participación imprescindible de las corales isleñas, es un lujo para nuestra localidad, la provincia de Huelva y Andalucía, no permitáis que el ego, los celos y la vanidad así como los intereses espurios o políticos acaben con él.

Felicidades a la Coral Polifónica Isla Cristina, a la Coral Stella Maris de Torre del Mar (Málaga) única participante invitada) a la Coral de Voces Blancas "Isaac Cueto Burgos" y a la Coral Padre José Mirabent, al Ayuntamiento y como no, a nuestro párroco Don Gregor Kozar. 

miércoles, 9 de octubre de 2024

EL ALTO RELIEVE DE LA VIRGEN DEL MAR

 Articulo recuperado y publicado en la Revista de las Fiestas de la Virgen del Mar en Punta del Caimán de Isla Cristina en 2006.

 

Cuando en la populosa barriada de la Punta del Caimán, se conmemora el 25 Aniversario de las fiestas en honor de Ntra. Sra. del Mar, quisiera, traer a las páginas de esta revista, una reseña histórica que aunque pasa desapercibida para muchos de nosotros, no deja ser importante y es digna de ser conocida por todos. 

Me refiero a la imagen de la Virgen del Mar, que preside los bajos del edificio Monteduna, donde estuvo la anterior Iglesia. 

Dicha imagen, fue una donación personal de Don Juan Ruiz, (de profesión practicante),  esposo de Dña. Mari Tere Mirabent Feu a la Parroquia, siendo encargada al escultor isleño D. Carlos Silva Escobar. 

Dada la provisionalidad de dicha parroquia en aquellos momentos de su inicio y aconsejado por el párroco de entonces Don Manuel Gómez Orta, el escultor, concibió y realizó  este alto relieve, para que un futuro, cuando la futura iglesia fuera construida presidiera la torre del campanario, de ahí la posición de la Virgen que aparece con los pies de puntillas para que pudiera ser observada desde abajo hacia arriba, ganando volumen y toda la importancia en su rostro y el de su hijo Jesús. 

 Modelada en barro y posteriormente vaciada en escayola, se realizó esta preciosa obra de arte en cemento. Fue terminada el 24-10-1973 con unas dimensiones de 1,58x1, 23cm. La pátina primitiva imitaba al barro cocido, apareciendo con una tonalidad mate y muy artística, que se ha perdido con el paso  del tiempo por el deterioro y la aplicación por algún devoto que, con buena intención pero sin ningún conocimiento ha aplicado productos no apropiados de un carácter doméstico y sin rigor técnico, perdiendo su color original. 

La devoción que de unos años acá se ha expandido por toda Isla Cristina, ha permitido que dicha imagen, sea un lugar importante en el corazón de los devotos a la Virgen del Mar, pues, siempre es visitada y donde además, nunca faltan las flores frescas como ofrenda del amor sencillo que los hombres y mujeres de la Punta del Caimán, profesan a su Madre. 

viernes, 4 de octubre de 2024

BAJO EL ANTIFAZ


Artículo recuperado y publicado en la Revista Oficial de la Semana Santa de Isla Cristina 2002


 Acabábamos de rezar la tradicional oración de hermandad, cuando la puerta se abrió de par en par y el murmullo expectante de la muchedumbre se hizo silencio.

 Una nube de incienso, formaba una cortina translúcida de humo que se esparcía por todo el templo y que huía hacia fuera,  inundando el cielo de Isla Cristina e impregnándolo todo de su aromático perfume. La Cruz de guía presidía  y se adueñaba del dintel de la puerta principal de la parroquia,  inicio de aquel cortejo, que pronto volvería a pisar suelo isleño, después de todo un año de espera. Y, entre tanto recogimiento, un estruendo  ensordecedor,  frío y seco, me hizo estremecer, al mismo tiempo que  el paso, donde el Dios Hombre se hallaba, se elevaba impulsado por el esfuerzo cervical y unánime de los costaleros, atendiendo a  la voz firme e imperiosa de su capataz, mientras,  se desplazaban lentamente enfilando la salida. 

           Comenzaron a andar los nazarenos con sus largos cirios encendidos y tras el Señor,  un mar de velas se agolpaban alumbrando los desvelos, las oraciones, los ruegos y peticiones de un pueblo que esa noche, no quiso dejar solo a Cristo en su agónico peregrinar hacia el Gólgota. El olor a clavel se hizo  patente más aún, cuando los zancos del paso volvieron a tierra  y la suave brisa marinera, desplegaba su cálido aroma casi, como acariciándonos. Milimétricamente y después de una ardua maniobra,  abandonábamos  la iglesia ante la atenta mirada de todo el público expectante. Algunos, curiosos y observantes, otros, con la oración en los labios  y  extasiados ante la belleza plástica de quién quiso sufrir como un hombre siendo encarnizado para la redención del mundo. Y de pronto, el aire se llenó de un lamento desgarrado que penetraba en mis sentidos como una flecha, saeta que cruzaba la noche, la oración del pueblo andaluz sonaba a gloria  desde un rincón cualquiera  y sin poder contener la emoción,  el gentío allí reunido,  aplaudía  fervorosamente lleno de entusiasmo,  incluso antes de que acabaran los últimos compases, rompiéndose  ese mágico momento al que fui transportado.

            Pasaron los penitentes entre el estremecedor ruido de las cadenas y el penitencial peso de las cruces. Los niños a los que observé desde mi privilegiada  posición en el cortejo,  miraban asustados a sus padres y abuelos mientras, señalaban con sus manitas, a los pies descalzos de los que se martirizaban, aún más,  en su anónima estación de penitencia, con un pesado madero. Y a lo lejos, escoltada por las luces esplendorosas y destellantes de las velas de la candelería, asomaba la belleza inconfundible y majestuosa de la Virgen en su hermoso paso de palio, rompiéndose de nuevo, ese silencio en el que la Virgen llora, al compás de las bambalinas, tan armónico, como si fuera el acorde musical de una marcha procesional.

           Junto a mi lado, una anciana se santiguaba y  rezaba  entre dientes, sin perderle la mirada  al Señor y en su rostro, denoté un agónico lamento peticional, que solo Dios,  entendería en aquellos momentos.

            La noche fue avanzando y la procesión llegó a su fin. De vuelta a casa, cansado pero con un universo de sensaciones vividas bajo mi túnica y antifaz de nazareno, continué observando a la gente,  pocos se percataron de ello y en sus rostros, denoté, que un soplo de esperanza, iluminaban a esos ojos que antes acompañaron, imploraron, rezaron y agradecieron, al ver pasar al Señor y a su Santísima Madre, tras abandonar su Templo Sagrado,  para acercarse más nosotros en una catequesis que se renueva cada primavera..    

 

miércoles, 2 de octubre de 2024

EL AYER Y EL HOY EN LAS CUADRILLAS.

Artículo recuperado, y que publiqué en 2003 en la Revista Oficial de la Semana Santa de Isla Cristina.

Cuadrilla de costaleros de Ntro. Padre Jesús del Gran Poder 1983


Al estruendo seco del llamador, el paso se eleva y avanza lentamente de costero a costero, impulsado por el esfuerzo cerviz y acompasado de los hombres que calzan bajo él.

Este hermoso espectáculo que revivimos constantemente durante todo el recorrido y que marca el devenir de la procesión, ha sido quizás, uno de los revulsivos que nuestra Semana Santa ha experimentado en los últimos años, pero no siempre fue así.

Desde la década de los años 20 del siglo pasado, los pasos de las Hermandades históricas de Isla Cristina, tanto las constituidas canónicamente como las que no; los de Ntra. Sra. de los Dolores, Gran Poder, Santo Entierro o Cristo de la Vida, fueron portados a la tradicional y antigua usanza gaditana, es decir: sobre el hombro, en andas o parihuelas, de manera improvisada, sin ensayos previos y utilizando para su descanso  y sostenimiento en el suelo, cuatro horquetas que apoyaban los cargadores en las cuatro esquinas de las andas.

Tras el paréntesis producido por la contienda bélica española (1936-1939) donde los dos templos locales fueron profanados y saqueados, las hermandades isleñas que fueron refundadas, así como las de nueva creación (Flagelación, Cautivo, Mulita y Buena Muerte), continuaron siendo portados en sus salidas -algunos desde fuera y otros desde dentro-, al estilo de los cargadores gaditanos, influencia esta, dada la cercanía por mar y los vínculos marineros y pesqueros de nuestra ciudad con la provincia de la "Tacita de Plata". Para tal menester se reclutaban a los hombres de "la coya" (descargadores de los muelles), que cumplían su cometido, previo el pago estipulado por el mecenazgo de algún que otro Hermano Mayor o miembro pudiente de las diferentes Juntas de Gobierno y quienes, para guardar sitio, anudaban un pañuelo en el costero donde más tarde habrían de cargar. En este periodo, los pasos tuvieron que ser agrandados.

Es en 1957, y tras el estreno del paso del Stmo. Cristo Yacente, cuando aparece la primera cuadrilla de costaleros (profesionales venidos de Huelva capital), que duró aproximadamente casi una década con grandes altibajos hasta su desaparición. Y es a partir de 1981, cuando la primera cuadrilla de Hermanos costaleros isleños, es introducida  en nuestra Semana Santa al mando de Francisco Eugenio como capataz  y portando la imagen de Ntro. Padre Jesús del Gran Poder, después de un largo periodo de decaimiento económico de los mecenas, de abandono y desidia que llevó a las mismas a adaptar los tronos con las antiestéticas ruedas para su desplazamiento salvándose así, las salidas procesionales y, aunque no nos guste a los cofrades este sistema de las ruedas, casi con total seguridad tenemos que reconocer que fue la supervivencia y evitó la desaparición de nuestras cofradías, al facilitar el cumplimiento con uno de los puntos más importantes de las reglas como es la salida y la protestación pública de fe en la calle. Por desgracia, solo una cofradía isleña continúa procesionando por este feo pero necesario sistema ante la dejadez y falta de interés de unos o la soberbia y tozudez de otros ¡no lo sabemos!. Es en 1991 cuando la mujer reivindica un lugar también como costalera, formándose una cuadrilla para portar a la preciosa imagen de la Stma. Virgen de la Soledad, que desde su fundación en 1975, lo venía haciendo a ruedas y que nos llega hasta hoy, aunque, al mando de un hombre como capataz.

Actualmente y en nuestros días, solo el paso de Stmo. Cristo de la Vida conserva aquel estilo primitivo y original de llevar los pasos en nuestra Semana Santa, habiendo introducido los hermanos cargadores, con la diferencia de antaño, en un refinamiento y la sobriedad que caracteriza a esta corporación. Huyendo si cabe, del "asevillanamiento" que todas nuestras cofradías han ido y están tomando desde hace años, estilo que en definitiva nos ha servido de motor para el engrandecimiento, auge y lucimiento de nuestra Semana Mayor.

viernes, 27 de septiembre de 2024

UN ÚLTIMO EMPUJÓN

Artículo recuperado, y que publiqué en 2005 en el Boletín de la Hermandad de Ntro. Padre Jesús del Gran Poder.

Capilla Casa Hermandad
de Ntro. Padre Jesús del Gran Poder 

 

Me invita Julio de la Concepción, responsable de la edición  de este  boletín cofrade, a escribir en él. Y la verdad, dicha sea, que con este infernal verano de calor, la inspiración la tengo casi derretida y no encuentro un tema que se digne por su importancia, a robar unos minutos de vuestra  atención. 

Entiendo, que esta publicación ha nacido con alegría y con el fin de servirnos de vehículo y unión entre todos los hermanos y su Junta de Gobierno, para que se utilice como foro,  comunicación, convocatoria, cultos, sugerencias, exposición y ¿por qué no?, dar rienda suelta a la capacidad literaria, poética e histórica, recogiendo efemérides y un largo etc.

Me halaga, que mi hermandad, haya apostado por este medio para tener al tanto a sus hermanos y, además, que me haya ofrecido la posibilidad de llevar mi opinión a vuestros hogares en un momento tan crucial e importante como es el que vive nuestra corporación, inmersa en la construcción de la futura casa Hermandad. 

Quienes me conocéis, sabéis, que uno de mis tantos defectos, es mostrarme tal como soy y que defiendo mis ideas y pensamientos de una manera  pasional y desmedida cuando las creo justas. Por eso, quizás, al manifestarme libremente en estas líneas, mostrándoos mi opinión, que solo es eso, una opinión,  lo hago con la buena intención de que reflexionemos y nos  hagamos todos un examen de conciencia, sabiendo que no es mi intención la de herir la susceptibilidad de nadie y sí así fuera, de antemano  pido perdón. Sencillamente, creo que nuestra hermandad se encuentra: En un estado de  letargo y dejadez, incapaz de salir de donde está. 

Posiblemente esa empresa, en la  que un día, con más ilusión que cabeza nos llevó a la construcción de una maravillosa Capilla-Casa Hdad,  esté pasándonos su factura. Pienso, que este proyecto casi acabado, no fue cimentado en su momento, sobre los pilares del amor, el compañerismo y la hermandad. Sabido es, que muchos son los que han trabajado, desvivido y luchado para que este sueño sea una realidad, pero también es verdad reconocer, que son muchos los que han sido indiferentes ante tal obra. En estos momentos nos encontramos con una majestuosa casa inacabada, en la que creo, que equivocadamente acogimos la salida procesional de 2003, sin haber sido ni siquiera bendecida, conocida e  inaugurada y, una Junta que se ve impotente, inoperante, incapaz de involucrar a los hermanos en su finalización ante la falta de apoyos, los cuales y algunos muy validos,  se encuentran divididos por guerras absurdas y enfrentados por actitudes banales y personales. 

Por el contrario, tengo conocimiento de que algunos hermanos se han unido en comisión de manera espontánea e  independiente al margen de la Junta, para trabajar y recaudar fondos  en el sostenimiento de las bandas de música para las salidas procesionales de nuestros titulares, lo cuál me parece bien, aplaudo y respeto su dedicación y entrega pero, creo que si uniéramos todos nuestro esfuerzo en la finalización de la Capilla, todos saldríamos ganando y en unos años acometeríamos las obras en los pasos, tan necesarias. Once fueron  los años de austeridad y sin música, los que nuestra cofradía ha soportado y bien venidos sean,  si nos han servido para mucho aunque nos llevaran a un detrimento en el lucimiento de la procesión en la calle (según algunos), al sacrificio, al doble esfuerzo de nuestros costaleros y a un deterioro  artístico, ya que poco hemos podido avanzar en estrenos y patrimonio,  salvo en las donaciones extraordinarias que puntualmente algunos hermanos muy comprometidos han hecho.

El Señor de Isla Cristina, Ntro. Padre Jesús del Gran Poder, necesita y merece el esfuerzo de todos en comunión, UNIDOS en un último empujón para que SU CASA, nuestra casa de  HERMANDAD, sea muy pronto una autentica realidad en la que todos, Junta y hermanos, nos sintamos reflejados, importantes y muy validos, lejos de personalismos, vanidades y aires enfermizos de grandezas. Hagámoslo por nuestro SEÑOR DEL GRAN PODER.

martes, 24 de septiembre de 2024

LA VIDA SIGUE

Artículo recuperado,  y que publiqué en el Boletín de la Hermandad de Ntro. Padre Jesús del Gran Poder  en la Cuaresma de 2006.

Manuel Jesús Moreno Martín, "Pañero",  retocando
a la Stma. Virgen de las Mercedes y San Juan Evangelista. 

Cuando aún solo han pasado algunos meses del fallecimiento de nuestro amigo Pañero, me trae a esta líneas, la necesidad y la obligación imperiosa de rendirle este merecido recuerdo a través del boletín de nuestra, su querida Hermandad del Gran Poder. 

Sería fácil ahora, en tiempo pretérito, hablar de Manolo “Pañero”, pero para aquellos que lo conocimos de verdad, esos que compartimos muchos ratos y momentos con él, los que discutimos enzarzadamente por mil y una cuestiones, los que hemos reído y hemos  llorado a su lado en torno a una misma fe, se nos hace muy difícil hacerlo o por lo menos, así lo siento. 

El tiempo pasa rápidamente cicatrizando las heridas, borrando los recuerdos como hace el viento cuando sopla fuertemente alisando la tierra y borrando las huellas. La vida sigue, es como una corriente imparable en la espera de un final que no sabemos cuando llegará, en la desembocadura del río de nuestra existencia para fundirse con el mar de lo infinito. 

Y, Manolo se nos fue, lentamente tras haber sufrido lo suyo en este Valle de Lagrimas, acudiendo a su llamada, porque la Virgen de la Mercedes, su Virgen, necesitaba un artista del alfiler y los encajes para vestirla en el Cielo y quiso, llevárselo a su lado después de haber puesto todo el empeño del mundo en terminar la obra que un día se propuso, la que le costó enemistades y reconocimientos. 

Débil y delgado, tomé estas, sus últimas fotografías arriba del paso, mientras retocaba momentos antes de la salida procesional de 2005 a nuestra Madre de las Mercedes y a San Juan Evangelista. Con qué mimo, sabiendo que el tiempo se acababa, sus manos primorosas determinaban el rostrillo y las alhajas de la Señora, quizás, ¿le hablaba?,  con la resignación cristiana que Dios dota a los enfermos para aguantar estoicamente al lado de ellos. Pañero se nos fue, habiendo desempeñado varios cargos en nuestra Hermandad, Vestidor,  Prioste, Hermano Mayor, convirtiéndose en uno de los cofrades más representativos de nuestra cofradía y de la Semana Santa  isleña.

 Pero la vida sigue y una nueva Junta de Gobierno abandera los designios de nuestra cofradía, es ley de vida, con proyectos, ideas e ilusiones renovadas, parece haber pasado una inmensidad y solo hace unos meses de su ausencia. 

Este año, antes de la salida procesional, un sentimiento auténtico de Hermandad  flotaba en la capilla, parecía que su presencia era total. Desde mi privilegiado sitio junto a la Virgen,  cada año observo cuidadosamente cada movimiento en el palio, las velas, las flores, las miradas, las expresiones y el comportamiento de la gente. Pañero rondaba por allí, estoy convencido,  en la primera oración, en las primeras “levantás” de los pasos, y en el recuerdo de todos nosotros, aunque, al mirar detenidamente a nuestra Madre, me di cuenta de que su presencia era espiritual, porque otras manos habían vestido a la Señora, parece mentira, pero no parecía Ella.

En mis retinas quedaron grabadas esa noche alguna que otra lagrima, la de sus amigos y especialmente las de su madre Encarna, quién abatida y desconsolada, había vuelto a sentir y por segunda vez  en sus carnes,  el dolor de los dolores.  

“Pañero”, sé que estarás en un balcón preferente de la gloria cada madrugada del Viernes Santo, junto a ese otro gran hombre que fue para nuestra Hermandad, y que hace unos días nos ha abandonado “Juanichi” Estévez, mientras observáis por el paseo de Las Palmeras, el paso por Carrera Oficial  de la Hermandad de vuestros amores. Porque: “el que cree en mi, aunque muera vivirá; y todo el que vive en mi y cree en mi, no morirá jamás”. (Jn 11, 25-26).

jueves, 19 de septiembre de 2024

LA DEVOCIÓN MÁS ANTIGUA.

Artículo recuperado,  y que publiqué en el Boletín de la Hermandad del Cristo de la Vida (Los 33)  en la cuaresa de 2006.  


A su izquierda,  la imagen que esculpió Juan de Astorga.
A su derecha, la imagen que reprodujo Sebastián Santos


Junto con la primera choza o barraca  levantada como templo sagrado en La Higuerita, fue en 1757, la primera devoción mariana de nuestra localidad; aquí comenzó el culto en  nuestra población a la Virgen de los Dolores. 

 Desde los orígenes, fue colocada en una mesa de Altar y presidiendo en su frontil, la imagen de Ntra. Sra. de los Dolores pintada sobre una tabla de madera que duró hasta 1823, ya deteriorada y envejecida, y a  expensas de una devota, se renovó cubriendo la antigua con un lienzo nuevo en el que según el Padre José Mirabent, “un diestro pintor la copió imitándola perfectamente y se colocó sobre el arco de la capilla mayor adornado con una marco igualmente nuevo”. 

Curiosamente, ningún historiador local que yo sepa, ni siquiera el Padre Mirabent, nunca nos dijo la procedencia de esa primera devoción mariana. Y me he preguntado, ¿por qué de los Dolores y no otra?... Muchas han sido las veces que  he pensado en ello y en mis investigaciones, he llegado a la conclusión que esta antigua devoción mariana pudo venir con casi toda seguridad  de la vecina tierra de Portugal. Curioso, ¿verdad?,  el fundamento que da base a este criterio, no es otro que nuestros fundadores catalanes, antes de la fundación de La Higuerita, ya pescaban y salaban el pescado por estas costas, concretamente en la playa de Montegordo y, ¿saben cuál es la devoción principal y la patrona de Montegordo?, pues Ntra. Sra. das Dores. Por eso, este planteamiento no ilógico, me ha llevado a pensar que tras el terremoto-maremoto que dio origen a la fundación de la Real Isla de la Higuerita, cualquiera de ellos trajese dicho frontil para presidir aquella primitiva choza que nos sirviera de templo a los higuereteños. 

Ya en la nueva iglesia de material, en el año  1787, se realizó el Altar Mayor de la Iglesia y fue colocada  una imagen de bulto de nuestra Señora de los Dolores de muy mal gusto y escultura que duró hasta el año 1814, en el que el Padre José Mirabent, la retiró del culto definitivamente, dada lo poco agraciada y tras habérsele intentado corregir los defectos en el  rostro y las manos, que al no conseguirse,  decidió enajenarla. “En su lugar, fue colocada otra de vestido casi natural muy agravada y dolorida, obra de Juan de Astorga, escultor de Sevilla, cuya imagen se costeó por los devotos de este vecindario, abriendo una suscripción al intento”. 

En el año de 1819, de la Silla Apostólica se le concede el  “Patronato” en propiedad con todas las solemnidades y circunstancias que disponen las Bullas Pontificias con respecto a los patronos principales de todos los pueblos. ¿Por qué entonces dejó de ser Patrona en  favor de Ntra. Sra. del Rosario?   Las razones son sencillas; pues porque Ella así lo ha querido. (En otro momento lo ampliaremos) 

Sería en los fatídicos días primeros del alzamiento militar, posiblemente el 21  julio de 1936, cuando un grupo de exaltados, se introducen en el templo, destrozando y profanando las imágenes, perdiéndose casi todo incluido el archivo parroquial. Poco pudo salvarse de aquella salvajada, la Imagen de Ntra. Virgen del Rosario y poco más. 

De la hermosa efigie de Ntra. Sra. del los Dolores, solo parte de su mascarilla, y su ajuar pudo ser salvado ya que se encontraba en casa de su camarista y benefactora Doña Dolores Pérez Romeu; el manto de salida y  las bambalinas de estilo juanmanuelino, bordados por Juan Manuel Rodríguez Ojeda y la saya, algunas joyas, así como una antigua corona de plata de ley sobredorada que nos da fe de su antigüedad, ya que en su interior aparece dicha descripción: “Esta corona la donó Juan (sic) y su esposa Doña Teresa Rodríguez para que le sirva a la Virgen de la Higuerita en las fiestas del año y tenga en su (sic) y la tenga”. Año 1794 (Las lagunas en el texto son debidas a una soldadura posterior que deterioró el escrito). Es decir: esta corona es más antigua incluso que la dolorosa que esculpiera Juan de Astorga y Moyano y, fue regalada para aquella imagen que el Padre Mirabent nos relata como muy  poco agraciada. 

En plena Guerra Civil, es en el año de1938,  cuando la actual imagen de Ntra. Sra., es encargada al imaginero Sebastián Santos Rojas, intentando copiar la belleza de aquella que anteriormente las gubias de Juan de Astorga habían esculpido. 

Han pasado 250 años desde nuestra fundación como núcleo urbano, como  pueblo y en este año de conmemoraciones, no podemos olvidar la devoción  a  nuestra Madre María Santísima de los Dolores,  quién el próximo año 2007, cumplirá también 250 años presidiendo desde el Altar Mayor de nuestra Parroquia, el devenir de su pueblo Isla Cristina.


viernes, 13 de septiembre de 2024

¿POR QUÉ Y PARA QUÉ?

Artículo recuperado,  y que publiqué en el Boletín de la Hermandad del Cristo de la Vida (Los 33)  en la cuaresa de 2005. 


El  golpe duro y seco del llamador, rompió el silencio, dejándonos  la respiración entrecortada  y un hilo de melancolía en el corazón,  cuando los zancos,  volvieron  a tierra tras el último crujir de los costeros.

Y, Cristo y  su madre María, la Virgen, quedaron nuevamente expuestos  sobre sus tronos en la parroquia  a nuestros ojos,  tras recorrer las calles de una Isla Cristina convertida en Jerusalén,  cumpliéndose así, una vez más,  la profecía, para que el Dios hombre, escarnecido y humillado, escupido, ultrajado y condenado a muerte injustamente, se acercara  a nosotros.

 Así estaba escrito y así debía suceder, que el primer idealista de la humanidad, fuese vendido por Judas, para luego ser apresado, juzgado sin justicia,  jaleado e insultado por  un pueblo ciego y enfervorizado, que democráticamente le condenaba y a la vez indultaba  al delincuente Barrabás. Mientras, el gobernador Pilatos, lavaba sus manos en la sangre inocente que había de derramar  camino al Gólgota, para expirar en la agonía de la muerte.  (Una metáfora de la propia vida).

Isla Cristina, cada primavera vuelve a revivir el sufrimiento agónico de aquél Hombre que cambió a la humanidad y nos puso en el camino, la Esperanza de la Resurrección y La Vida eterna. “Quién cree en mi nunca morirá”.

Ese fue el nombre que recibió el cuadro del primer crucificado que el Padre José Mirabent colocó para presidir la capilla del primer cementerio isleño (Ermita). Con los años, pudiera ser esta, la misma imagen (¿)  que procesionó auspiciado por la Hdad. Sacramental de la Parroquia de los Dolores, hoy fusionada a la Hermandad de los 33 y que estaba presidida por Ventura Mirabent. El 15 de abril de 1960,  por una acción de gracia,  es fundada la actual  Hermandad del SANTÍSIMO CRISTO DE LA VIDA, el “canejito”, el mismo que actualmente procesiona como   titular de esta Cofradía.

Su cuerpo rendido y muerto, todavía en la cruz, es portado a hombros por cargadores, (a la antigua usanza gaditana), mientras que el aire trémulo vibra a su paso. El cristo de la Vida, es el señorío de las procesiones isleñas. Solo el ruido de las cadenas son capaces de robarnos la atención al pesado esfuerzo que como penitencias se imponen los anónimos penitentes, mientras que a su madre: Siete puñales de dolor le atraviesan el corazón Inmaculado.

Sin embargo, de vez en cuando, nos perdemos en el laberinto de la parafernalia estética y olvidamos su verdadero mensaje. Aún se persiguen y se siguen flagelando los derechos de millones de personas, humillados, ultrajados  y condenados a la hambruna,  mientras que los gobernantes del mundo, imitadores de Pilatos, lavan sus manos sin querer oír ni ver los lamentos agónicos de  un sub-mundo   que desfallece.

¡Bendita sea pues, la liturgia popular de los sentidos!, esa que nos emociona y nos encanta,  pero, nunca olvidemos SU MENSAJE, ni el por qué, ni para qué, fueron fundadas  nuestras Hermandades.

jueves, 12 de septiembre de 2024

FENÓMENO SOCIAL EN ISLA CRISTINA.


Entre mis cosas, he podido recuperar este artículo que escribí, hace ahora casi 22 años y que se publicó en el periódico Odiel el 16-11-2002


 

Hacía años que los nacidos en este terroncito de  tierra del sur de Andalucía, no vivíamos un   fenómeno social  como en el que actualmente se encuentra inmersa la provincia de Huelva y especialmente la Ciudad Isla Cristina,  gracias, a que un joven isleño, Manuel Carrasco, conocido  popularmente como “Lolito”, surca los mares de la ilusión embarcado en esa nave musical, con  rumbo al éxito.

 Manuel Carrasco, es un joven de profesión, pintor de brocha gorda, que con su guitarra a cuestas y  en su cabeza la única idea de ser artista, lo llevó a presentarse a la selección para el 2º Concurso de Operación Triunfo que emite T.V.E., siendo seleccionado y en estos momentos favorito de los teleespectadores por tercera vez.  Manuel, sin proponérselo y con su buen hacer, su gran sentido musical, las ganas de aprender y su sencillez, está haciendo estragos en los corazones de las quince añeras de toda España. Pero en Isla Cristina, más aún. Su pueblo se siente orgulloso de él, ocurra lo que ocurra, pues él solito, ha sido capaz de enamorarnos a todos y de llevar el nombre de su pueblo y el de su provincia, Huelva, a cotas de audiencia y publicidad que no sabríamos equiparar los beneficios que nos está reportando.

 Desde que Carrasco ingresó en la academia, es el gran  tema de conversación de todos sus paisanos, que vivimos intensamente cada minuto de su andadura televisiva, llegando a paralizar los lunes a todos, incluyendo los ensayos de las agrupaciones carnavalescas para la edición del Carnaval 2003, donde cuenta Manuel, con innumerables amigos de batallas, pues tenemos que recordar, que es el lugar de donde proviene su afición a la música, habiendo sido componente y director de algunas de ellas, a pesar de su juventud pues solo cuenta con 21 años.

 Los automóviles  y los comercios con su fotografía y eslogan, no se cansan de dar ánimos. Se agotan antes de llegar las revistas y los C.D relacionados con el programa en quioscos y librerías, han aumentado los clientes del canal satélite,  “La Higuerita” periódico decano de la provincia y la radio local nos proporcionan  y siguen facilitándonos cobertura diaria a lo que acontece en dicha academia, gracias a la improvisada colaboración de una oyente, que hace de comentarista improvisada y que posee el canal de Operación Triunfo, haciendo balance de lo acontecido y el Ayuntamiento, también ha querido unirse a este apoyo espontáneo que ha nacido de manera popular  instalando  el día de las actuaciones una pantalla gigante en el gimnasio del colegio Reina María Cristina, donde se desata el delirio cada vez que Manuel Carrasco aparece.  Los martes, solo existe un tema de conversación y una pregunta obligada: “¿Viste anoche a Lolito?”. Los cintillos se han puesto de moda, las camisetas con su rostro inundan la localidad y los temas interpretados en las galas, salen por las ventanas de las viviendas y ventanillas de los vehículos, logrando que todo el pueblo esté ilusionado con este acontecimiento.

   Este fenómeno sociológico que nos invade es motivo de alegría para una provincia y especialmente para un pueblo que harto de ver empañado su hermoso nombre con pequeñeces  que ensombrecen su nobleza, buen hacer y laboriosidad,  ve premiado su esfuerzo,  gracias a  este joven  que hoy por hoy, es uno de los  estandartes y el mejor escaparate de Isla Cristina ante los ojos de toda España y del mundo.