El 23 de noviembre de 2004, fallecía D. Sebastián Carrillo Escámez. Con la colaboración de su hijo José Antonio Carrillo Martín, escribí este artículo para una revista especializada de pesca en diciembre de 2004.
Ahora que se cumplen 20 años de su fallecimiento, lo recuperamos en su memoria.
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Sebastián Carrillo Escámez |
En la tarde noche del 23 de noviembre de 2004, en la
marinera ciudad de Isla Cristina y a la edad de 68 años, nos dejaba para
siempre, Don Sebastián Carrillo Escámez, presidente que fuera, de la Asociación
de Armadores de Isla Cristina. Hombre sencillo donde los haya, quién creció,
vivió en torno y para el mundo de la mar.
Nació en el Real de la Almadraba
en la Punta de Afuera, (Punta del Moral),
sexto hijo de una familia de pescadores, que conformaban ocho hermanos,
llegados de la hermana provincia de Almería. Sus padres José “el Moro” y María,
arribaron un día en esta desértica playa, donde se instalaron muchas familias
de pescadores procedente del levante
andaluz, llegados como mano de obra para
los galeones y las almadrabas y, como pequeños armadores, con sus
barquillas de velas para la pesca de la sardina, ubicándose en un almacén donde
se guardaban los enseres y las
redes.
Creció Sebastián, desde muy niño, impregnándose de agua, viento y sal,
correteando por aquellos arenales entre retamas, sin una infancia, ya que como
es sabido, en el mundo de la mar, no había tiempo para jugar y, sus brazos eran
importantísimos para colaborar en el sustento de la familia. Los varones,
embarcaron con su padre José “el Moro”,
a muy temprana edad. Antonio, su hermano
mayor, mucho antes que él, cuando contaba con solo 10 añitos y Sebastián, en su
primera vez lo haría con 8 años, mientras que las hembras quedaban en tierra en
las labores de aparejar, limpiar, preparar los botes y en el hogar. Al poco tiempo, se trasladaron
a esta orilla de la antigua Higuerita, concretamente a la barriada marinera
de Punta del Caimán, donde pasó la mayor
parte de su vida. En este periodo, su padre José, fue nombrado por el Alcalde
de Isla Cristina, representante o Alcalde pedáneo de los vecinos de esta
barriada, que durante muchos años, estuvo separada de la población isleña por
un caño de mar llamado del Cepo y que se unía por un puentecillo de madera en
el Miramar.
Durante estos años, Sebastián,
trabajó codo con codo con sus hermanos
e hicieron un poquito de capital, con
muchísimo esfuerzo y sudor, para poder construir una humilde vivienda para
vivir. En este lugar conoció a la guapa y joven María “La de Valentín”, hija
también de pescadores emigrados del vecino Algarve portugués, de quién se
enamoraría y con quién creó un hogar, obteniendo como fruto de su matrimonio
seis vástagos, conviviendo con ella,
hasta el ultimo minuto de su vida. La forma de vida y empresarial que
trajeron estos “levantinos o levantiscos” como por aquí le llamamos, era el
patriarcado jerárquico, es decir: que todo se movía en torno al cabeza de
familia; el padre, quién además de respetado, controlaba la economía de todos e
invertía los esfuerzos de cada uno de sus hijos sin diferenciar el sexo, en
mejorar sus pequeñas embarcaciones, un circulo cerrado, con el único fin de
mejorar día a día las técnicas que iban saliendo en el mercado, con lo que
conllevaba a hipotecar sus vidas y la de sus hijos en una misma empresa común
con el afán de superación y mirando por
el bienestar social de todos. Los años fueron pasando, falleciendo José “el
Moro”, de quienes heredaron todos y cada uno de sus hijos su apodo. La familia
de “los Moros”, se convertiría con el
tiempo, en una gran y populosa familia de Isla Cristina, ya que todos sus hijos
e hijas, habían contraído matrimonio y
se habían multiplicado, llegando el momento de que cada hijo se
independizara de este clan familiar, creado por José y María y que ellos mismos
creaban junto a sus hijos, volviéndose a
imitar ese mismo estilo de vida y sistema empresarial tan tradicional en la
zona.
De esta manera, Sebastián se convierte en un nuevo patriarca familiar y
todos sus hijos se van uniendo a él poco a poco
en las difíciles tatareas de la pesca. En un afán de superación e
impropio de una persona que nunca tuvo posibilidades de instruirse
culturalmente ya que pisaría la escuela muy poco tiempo, Sebastián, se integra
en el Cabildo de la Cofradía de pescadores “Nuestra Señora del Carmen” de Isla
Cristina, luchando incansablemente, por el bienestar de los pescadores, pasando
en él muchos años. No satisfecho con los logros que desde la Cofradía se hacían
y con una mentalidad de abarcar proyectos más ambiciosos y de futuro, junto con
un grupo de armadores, deciden fundar la Asociación de Armadores de Isla
Cristina, quienes deciden nombrarlo Presidente, intercalando su cargo en dicha
asociación, con el propio de empresario armador hasta el último día de su vida.
Durante
se mandato, demostró que era un gran negociador, con una inteligencia innata
digna de todos los elogios y difícil de ver en
un simple pescador sin estudios, codeándose con las altas esferas de la
política y el mundo empresarial pesquero.
Muchos han sido los logros que se
consiguieron en beneficio del sector pesquero durante su etapa, entre otros y
dada su importancia: La explotación de la Lonja de Isla Cristina junto con la
Cofradía de Pescadores, uno de los pilares fundamentales en la economía de la
localidad. Se acabó con el monopolio establecido con los carburantes,
consiguiendo el abaratamiento de los costes del
combustible. Se sanearon las deudas contraídas años atrás por el sector.
Se compró un local en propiedad, para ubicar la sede de dicha asociación que no
llegó a inaugurar y que muy pronto se llevará a cabo. Fomentó y relanzó los
productos más genuinos de nuestra costa;
el último de ellos fue en la ciudad de Alicante una semana antes de su
fallecimiento, donde tuvieron una gran acogida. Peleó incansablemente en las diferentes
negociaciones allí donde existía un
problema para el sector pesquero,
incluso, jugándose su integridad física y económica. Y además, tuvo el
alto honor junto al Patrón Mayor de a Cofradía, Mariano García, de imponer la
“Gamba de Oro”, galardón creado por “Lonja Isleña” a S.A.R. Don Felipe de Borbón, Príncipe de
Asturias, en su visita a la Lonja Isleña.
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S.A.R Don Felipe de Borbón, Principe de Asturias y actual Rey de España, en su visita a Isla Cristina, acompañado por Maríano García de Lonja de Isla, se dirigen a saludar a Sebatían Carrillo. |
Su talante, su espontaneidad, su capacidad de entrega y sacrificio,
siempre dispuesto a mejorar el mundo de la mar será difícil de igualar. Por
eso, marineros, armadores, pueblo en general y los medios de comunicación con
el que siempre colaboró, autoridades de todos los escalafones sin excepción,
despedimos a Sebastián, en el ultimo adiós, con el convencimiento, de una gran
labor cumplida y el honor de haber despedido para siempre a un sencillo y gran
hombre que vivió por y para el desarrollo de las gentes de la mar.
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Sebastián Carrillo hace entrega al Prince de Asturias de la Gamba de Oro en su visita a "Lonja de Isla". |
NOTA: El 15 de diciembre de 2005, Su Majesta el Rey Juan Carlos I, y en su nombre la Ministra de Agricutura, Pesca y Alimentación, en atención a las cualidades y circunstancias que concurrían en Don Sebastián Carrillo Escámez, le otorgó el Titulo de la ENCOMIENDA DE NÚMERO de la Orden del Mérito Agrario, Pesquero y Alimentício, Sección del Mérito Pesquero con los honores en insignias que le correspondían.
También, en sesión ordinaria de fecha 30 de enero de 2007, en su punto quinto, el Ayuntamiento de Isla Cristina, aprobó por unanimidad "Nominar con el nombre de D. Sebastián Carrillo Escámez y en su memoria, una calle en nuestra localidad".
Hace un par de años, sin aviso a los familiares, sin `publicidad y sin inauguración previa, se rotuló la antigua calle San Francisco en Punta del Caimán, calle donde Sebastián residió y tuvo su vivienda, con el nombre de Sebastián Carrillo Escámez.